Estrategias de alimentación en la primera semana de vida del pollo

En este artículo

Primera Parte

G. Mateos,
E. Jiménez-Moreno,
J.M. González Alvarado
D.G. Valencia
Departamento de Producción Animal.
Universidad Politécnica de Madrid

INTRODUCCIÓN

La productividad del pollo broiler ha aumentado de forma extraordinaria en los últimos 40 años gracias en gran medida a mejoras en la genética.

De hecho, en el año 1985 los pollos necesitaban 49 días para alcanzar un peso de 1,9 kg mientras que hoy con esa misma edad se aproximan a los 3 kg de PV (cuadro 1).

El progreso genético ha logrado que los pollos precisen 1 día menos cada año para alcanzar un peso dado y se estima que este ritmo se mantendrá en los próximos 5-10 años. Como consecuencia, la alimentación en los primeros días de vida cobra una especial relevancia ya que puede suponer hasta un 20% de la vida de un pollo comercial.

Existe una correlación positiva entre el peso del pollo a los 7 días de edad y el peso al sacrificio. De hecho, diversos autores estiman que 10 g de peso extra a los 7 d de edad representan hasta 45-100 g más de peso a 47 d. Por ello, un objetivo actual de la industria es conseguir cuadruplicar el peso al nacimiento en 7 días para lo que se precisa que el pollito consuma en ese periodo un mínimo de 150 g de pienso. Por tanto, un punto clave en la alimentación del pollito es potenciar el consumo voluntario formulando piensos con características nutricionales óptimas.

El pollito recién nacido carece de capacidad para producir cantidades suficientes de jugos digestivos, enzimas y ácidos biliares que le permitan utilizar eficientemente los nutrientes del pienso. Sin embargo, la mayoría de las tablas de recomendaciones (INRA, 1986; NRC, 1994; Leeson y Summers, 2005) asumen que la digestibilidad de los nutrientes es independiente de la edad. Por tanto, la práctica actual de suministrar un pienso prestarter único de 1 a 21 d de vida, probablemente limite el desarrollo digestivo y corporal del pollito en los primeros días de vida. A pesar de ello, la utilización de piensos de preiniciación (0 a 7 d de vida) no es frecuente en nuestro país aunque sí en otros países productores de pollos, tal como Brasil (Vieira, 2007).

CUADRO 1. Histórico de productividad de broilers (varias fuentes).

1925

1955

1985

2008

Edad, d

110

70

49

45

Peso vivo, kg

1,03

1,50

1,91

2,79

I conversión, g pienso/g ganancia

4,7

3,0

2,0

1,8

Ganancia de peso, g/d

9,2

21,4

38,9

62,0

Mortalidad, %

18

7

5

4

Pechuga, %

<10

<12

14,5

19,3

En cualquier caso debe tenerse en cuenta que para optimizar el crecimiento, factores tales como manejo y nutrición de la reproductora, tamaño del huevo, manipulación en incubadora, programa de vacunación y manejo del pollito en granja (higiene, disponibilidad de agua, temperatura, humedad o intensidad luminosa) han de tenerse en cuenta porque son probablemente más importantes que la alimentación “per se”. Sólo cuando estos factores relacionados con el manejo y la sanidad están controlados, tiene sentido utilizar un pienso de preiniciación para maximizar el consumo y la productividad. Los objetivos de este trabajo son: 1) estudiar la influencia de las características del aparato digestivo sobre la utilización de los alimentos en primeras edades y 2) proponer recomendaciones sobre características y niveles nutricionales lógicos en piensos de preiniciación (0 a 7 d).

FISIOLOGÍA DEL APARATO DIGESTIVO DEL POLLITO

Al nacimiento la yema supone aproximadamente un 20 a un 25% del peso del pollito y proporciona energía y proteína de forma inmediata para satisfacer las necesidades de conservación y crecimiento. Los nutrientes del saco vitelino pueden utilizarse mediante dos mecanismos diferentes: 1) fagocitosis o endocitosis del contenido de la yema hacia la circulación y transporte y 2) paso directo del contenido al tubo digestivo. En contra de lo aceptado hasta hace pocos años, la yema no supone un acúmulo de reservas importantes para el pollito desde el punto de vista energético. Sell et al. (1991) y Murakami et al. (1992) indican que en el mejor de los casos el aporte de nutrientes a partir de la yema apenas dura 4 a 5 días. Por otro lado, la utilización de los nutrientes de la yema es muy superior en pollitos con acceso al consumo de pienso sólo nacer que en pollitos ayunados (Noy et al., 1996). En ausencia de pienso, el tracto gastrointestinal (TGI) no se desarrolla, en parte debido a la falta de estímulo mecánico y en parte a la actuación de mecanismos hormonales que deciden “no gastar” (reducción de la producción enzimática y del desarrollo de las microvellosidades intestinales) en ausencia de “ingresos” (bajo consumo). Por tanto, el pollito precisa un abundante aporte exógeno de nutrientes desde el mismo momento de la eclosión.

El TGI del pollito recién eclosionado es anatómicamente completo pero su escasa funcionalidad limita la digestibilidad de proteínas, lípidos e hidratos de carbono (Sell, 1996). Así, la capacidad de digerir la grasa es limitada en el ave joven, problema que parece deberse más bien a una baja producción de ácidos biliares que a una baja producción de lipasa. De hecho, la secreción de lipasa por g de pienso se mantiene constante entre los 4 y 10 d de vida, disminuyendo a partir de esta edad (Noy y Sklan, 1997). La digestibilidad de la grasa a los 4 días en dietas con un 6% de inclusión es superior al 85%, valores similares a los encontrados para el almidón por estos mismos autores. En cualquier caso, los pollitos recién nacidos no responden bien a dietas con aportes excesivos de grasa (Noy y Sklan, 2002). También, la digestibilidad de la fracción proteica es baja y en el ensayo anterior fue inferior al 78% a una edad similar. Además, en el pollito recién nacido la producción de ácido clorhídrico es reducida lo que afecta a la solubilidad de las sales inorgánicas y, por tanto, a la digestibilidad de los minerales.

En el momento actual, los piensos para pollitos durante la primera semana de vida no se diferencian de los piensos de pollos de mayor edad. Sin embargo, hay notables diferencias en las características del aparato digestivo de pollitos de una y pollitos de dos a tres semanas de vida (Batal y Parsons, 2002; Mateos et al., 2002). Por ejemplo, al nacer, el aparato digestivo del pollito está libre de microorganismos y además no está preparado para digerir con eficacia alimentos exógenos de origen vegetal, lo que no ocurre en el pollo adulto. La digestión y absorción de los nutrientes depende principalmente de la actividad pancreática pero este órgano es inmaduro en el momento del nacimiento y, como consecuencia, los nutrientes son pobremente utilizados (Nitsan et al., 1991). Por otro lado, la composición de la dieta influye de forma notable sobre el desarrollo del (TGI) y la utilización de los nutrientes en el pollito recién eclosionado (Noy y Sklan, 2002).

El peso relativo de los órganos del aparato digestivo aumenta de forma significativa en los primeros días tras la eclosión; buche, esófago e intestino delgado alcanzan el máximo desarrollo relativo en torno a los 6-8 d de vida pero la molleja y el proventrículo lo hacen antes (3-4 d) (Dror et al., 1977). Gracia et al. (2003) observaron que la edad a la que ocurre el máximo crecimiento relativo de los diversos órganos del aparato digestivo (g por kg del peso vivo) fue de 4,1 d para el proventrículo, 3,9 d para la molleja, 8,1 d para el páncreas, 4,6 d para el hígado y 7,9 d para el intestino delgado (cuadro 2). Datos similares han sido publicados por Sell (1996) y Jiménez-Moreno et al. (2008) (cuadro 3).

CUADRO 2. Peso relativo de los órganos digestivos (% peso vivo) en función de la edad del brioles (Gracia et al., 2003).

Órgano

0

4

8

15

21

n=20

Proventrículo

0,87

1,446

1,19

0,98

0,75

0,04

Molleja

5,28

5,75

4,34

3,37

2,72

0,14

Páncreas

0,15

0,57

0,59

0,49

0,40

0,023

Hígado

2,55

4,36

4,22

3,74

3,17

0,144

Intestino delgado

2,74

6,09

6,87

4,80

4,33

0,19

CUADRO 3. Edad del pollito (d) a la que se alcanza el máximo crecimiento relativo de los diversos órganos digestivos (% peso vivo).

Órgano

Gracia

ET AL.

(2003)

Sell (1996)

Jiménez-Moreno

ET AL.

(2008)

Proventrículo

4,1

3-5

3,7

Molleja

3,9

3-4

<3,0

Páncreas

8,1

8-9

6,3

Hígado

4,6

6-8

5,4

Intestino delgado

7,9

5-7

5,3

El pollito que tiene acceso rápido a pienso y agua presenta un mejor desarrollo de las vellosidades intestinales que los ayunados lo que facilita la utilización de los nutrientes. Noy y Sklan (1999) compararon el efecto del acceso a agua, viruta o pienso, de pollitos recién eclosionados sobre la productividad a diversas edades y observaron que la ingestión de agua inmediatamente después del nacimiento mejoró el peso de los pollitos en los primeros días de vida pero no a partir de los 8 d de edad. El acceso a la viruta también mejoró el crecimiento en los primeros días de vida pero el efecto desapareció a partir de los 14 d de edad. Además, el acceso a alimento sólido mejoró el peso vivo, sin afectar al índice de conversión al sacrificio, y al mismo tiempo aumentó el porcentaje de pechuga. Bigot et al. (2003) también observaron que una limitación del consumo voluntario de pienso durante los dos primeros días de vida redujo de forma significativa el desarrollo muscular. Por tanto, el acceso rápido a un pienso palatable y de calidad es clave durante la primera semana de vida.

El pollito recién nacido presenta un pH relativamente alto a nivel del proventrículo y de la molleja lo que perjudica la solubilización de las fuentes minerales y la calcificación del esqueleto. Valores de pH excesivamente altos reducen la capacidad de desdoblar las proteínas vegetales y, por tanto, afectan negativamente al crecimiento y a los índices de conversión. En el cuadro 4 se presentan datos de González-Alvarado et al. (2005a) sobre la variación del pH del proventrículo y de la molleja en función de la edad del pollito. El pH de la molleja bajó de 3,25 a 3,06 de 4 a 9 días de edad, subiendo a continuación de forma significativa hasta 3,46 a 21 d de edad. Parte de esta variación con la edad puede explicarse en base a diferencias en la cantidad de digesta presente en este órgano.

CUADRO 4. Influencia de la edad sobre el pH del proventrículo y molleja en pollos (González-Alvarado et al., 2005a).

Edad

Proventrículo

Molleja

4

4,15

3,25

9

4,03

3,06

21

3,99

3,46

EEM (n=15)

0,091

0,083

P

NS

***

UTILIZACIÓN DE LOS NUTRIENTES

La capacidad digestiva del pollito en la primera semana de vida es limitada pero depende del nutriente considerado, de la edad y calidad del pollito, y del tiempo que transcurre desde la eclosión hasta el acceso a pienso y agua. En general, la capacidad de digestión aumenta con la edad pero se observan notables diferencias entre nutrientes y entre autores. Así, piensos ricos en almidón aceleran la producción de amilasa pancreática, situación parecida a la que ocurre con piensos ricos en grasa y producción de lipasas (Hulan y Bird, 1972). Zelenka (1973) indicó que los coeficientes de retención de los nutrientes eran muy reducidos entre 2y6 d de edad pero que aumentaban en un 20 a 25% entre los 8 y 14 días. Así, la digestibilidad de la grasa pasó de 68,5 a 82,6% y la de la materia orgánica de 63,4 a 84,7% de 6 a 14 d de edad. Murakami et al. (1988) observaron que la EMAn pasó de 2.600 kcal a los 4 d de edad, a 3.120 kcal a los 7 d. Por otro lado, Batal y Parsons (2002) observaron que la relación EMAn:EB mejoraba con la edad en piensos basados en maíz y harina de soja(66% a 0-2dy73%a14d)o en maíz-harina de colza (63% a 0-2 y 68% a 14 d) pero no en piensos basados en dextrosa-caseína (88% a ambas edades) (cuadro 5). De forma similar, González-Alvarado et al. (2005b) no observaron efecto alguno de la edad sobre la digestibilidad de dos tipos de grasa que variaban en el contenido en ácido linoleico entre 5 y 19 días de edad (Cuadro 6).

CUADRO 5. Influencia de la edad sobre la metabolicidad de la energía (EMAn:EB) de diversos tipos de dietas en pollitos (Batal y Parsons, 2002).

Edad (días)

Maíz Hna Soja

Maíz Hna Canola

Dextrosa Caseína

Maíz Aminoácidos

EEM

0-2

66

63

88

84

0,8

3-4

68

64

88

84

0,6

7

70

65

89

87

0,4

14

73

68

89

88

0,2

21

73

69

89

89

0,4

EEM

0,6

0,7

1,0

0,5

CUADRO 6. Influencia del tipo de grasa y de la edad del pollito sobre la digestibilidad del extracto etéreo (González-Alvarado et al., 2005b).

Edad (días)

Grasa, 5%

EEM (n=6)

P

Aceite vegetal

Grasa animal

5

91,4

85,4

0,60

0,001

15

91,6

87,4

0,58

0,001

19

90,2

85,9

0,47

0,001

 

Necesidades energéticas y digestibilidad de las fuentes de energía.

Un principio básico en alimentación es que las aves comen a fin de satisfacer sus necesidades energéticas. La genética actual ha logrado producir pollitos que se adaptan fácilmente a un amplio rango de energía de los piensos. Se estima que entre 2.850 y 3.180 kcal EMAn/kg, el pollito joven no tiene dificultades para adaptar su consumo. Por tanto, el nivel energético a utilizar dentro de este rango depende fundamentalmente de los precios relativos de las materias primas aunque, en general, los crecimientos diarios son superiores con los piensos más energéticos.

La digestibilidad del almidón y de la grasa son claves en la utilización de la energía en pollitos ya que una dieta típica de iniciación contiene 35 a 40% de almidón y 2 a 5% de grasa añadida. Las diferencias más notables en digestibilidad según la edad se observan para las grasas, especialmente para aquellas de carácter más saturado. El proceso de digestión y absorción de las grasas es complejo y precisa de una serie de pasos intermedios (ácidos grasos biliares, colipasas, formación de micelas, acción de la lipasa pancreática, etc.) difíciles para un sistema digestivo inmaduro. Aranibar et al. (2000) observaron que la digestibilidad de piensos con un 6,8% de grasa añadida dependía del tipo de grasa utilizada, siendo más alta para las insaturadas (aceite de girasol y pescado) que para las más saturadas (manteca). Además, entre 4 y 10 d de edad la EMAn del pienso aumentó en un 7% en los piensos con aceite de girasol, un 4% en los piensos con aceite de pescado y un 8% en los piensos con manteca (cuadro 7).

Salado et al. (1999) observaron que el pollito joven utilizaba mejor los aceites de soja y linaza que las grasas más saturadas como la grasa animal. De hecho, los pollitos que recibían piensos con 6% de aceite presentaban una GMD un 3% superior y un IC 8,9% mejor que los pollitos que recibían piensos con grasa animal a los 21 d de edad (cuadro 8). Carew et al. (1972) observaron que la digestibilidad del aceite de maíz y del sebo (20% de inclusión) en pollitos de 2 a 7 d de edad fue del 83,7% y del 40%, respectivamente. Asimismo, Noy y Sklan (1995) encontraron que la digestibilidad del aceite de soja fue del 85% tanto en pollitos de 4 d como de 21 d de vida. Lilburn (1998) indica que la digestibilidad de los lípidos insaturados en pollitos de 1 a 7 días de edad es superior al 80% y que los aceites poliinsaturados son ingredientes de elección en piensos de primeras edades.

En uno de los trabajos de nuestro departamento antes citados (González-Alvarado et al., 2005b; ver cuadro 6), comparamos la digestibilidad de dos tipos de grasa (aceite vegetal vs grasa animal) en pollitos de 1 a 19 d de edad. La digestibilidad fue superior para el aceite vegetal que para la grasa animal a todas las edades (91,1 vs 86,2%; P < 0,001). Sin embargo, en contra de lo esperado, no se observaron diferencias en digestibilidad según la edad del ave para ninguna de las dos grasas. La producción de amilasa no parece limitar la digestibilidad del almidón en el pollito recién nacido (Moran, 1992) pero diversos informes indican que la digestión del almidón a nivel del íleon es incompleta (Shi-Hou et al., 1998). Aranibar et al. (2000) compararon dietas que incluían grasas a niveles del 6,8% con dietas que sustituían la EMAn de esas grasas por cantidades similares de energía en base a almidón o sacarosa (15% de inclusión). En estos casos la EMAn del pienso mejoró con la edad (4 vs 10 d) en un 14% en el caso de la sacarosa y en un 8% en el caso del almidón. Las diferencias en digestibilidad observadas con la edad en este ensayo fueron similares para los lípidos y el almidón. Por tanto, este estudio indica que los pollitos muy jóvenes utilizan con eficacia ambos nutrientes. De hecho, en términos relativos, la sacarosa fue el ingrediente que peor se utilizó a edades muy jóvenes (cuadro 7). La mejor digestibilidad de los piensos basados en aceites insaturados dio lugar a mejores crecimientos e índices de conversión de los pollitos a los 10 d de vida (cuadro 9).

CUADRO 7. Influencia de la fuente de energía sobre el contenido en EMAn (kcal/kg) de los piensos experimentales (Aranibar et al.,2000).

Teórica

4d

7d

10d

Media

A. girasol1

3,15

2,79

2,89

2,99

2,89a

A. pescado1

3,11

2,85

2,69

2,85

2,82b

Manteca1

3,12

2,68

2,70

2,89

2,76b

Almidón2

2,92

2,62

2,71

2,83

2,72c

Sacarosa2

2,90

2,41

2,69

2,75

2,61d

Media

2,68b

2,74b

2,86c

CUADRO 8.Influencia del tipo de grasa sobre la productividad en broilers de 1 a 21 d de edad1 (Salado et al., 1999).

GMD, g

IC, g/g

Grasa animal

28,9

1,58

Aceite oliva

28,8

1,51

Aceite soja

29,8

1,44

Aceite linaza

30,3

1,39

Aceite pescado

28,0

1,47

Almidón

23,4

1,74

Significación

Almidón vs grasa

0,05

0,05

Grasa animal vs aceite soja

0,05

0,01

CUADRO 9. Influencia de la fuente de energía sobre la productividad de pollitos de 0 a 10 d de vida1 (Aranibar et al., 2000).

CMD, g

GMD, g

IC, g/g

Aceite girasol2

23,8

18,4a

1,29a

Aceite pescado2

22,7

17,1ab

1,33b

Manteca2

22,2

16,7b

1,33b

Almidón3

23,3

16,8b

1,39c

Sacarosa3

25,4

18,3a

1,39c

Todos estos trabajos indican que los aceites poliinsaturados son ingredientes de elección en piensos de preiniciación y que su utilización relativa por parte del pollito es bastante similar a la del almidón de los cereales. Esta informac
ón confirma los resultados de Plavnik et al. (1997), indicando que en situacio- nes prácticas la respuesta en crecimiento y eficacia es similar para las grasas y los hidratos de carbono.
González-Alvarado et al. (2007) compararon piensos para pollitos de 1 a 21 d de vida basados en arroz o maíz y observarán que la utilización del arroz mejoró los índices de conversión a 21 d de edad, pero los crecimientos diarios fueron similares (cuadro 10). Estos resultados indican que el arroz tiene aproximadamente un 3 a 6% más de EMAn que el maíz. Jiménez-Moreno et al. (2006a) compararon la digestibilidad de los nutrientes en piensos para pollitos que contenían un 50% de arroz o de maíz comprobando que el arroz era más digestible que el maíz (cuadro 11).

CUADRO 10. Influencia del tipo de cereal, procesado del cereal e inclusión de fibra sobre la productividad en pollitos de 0 a 21 d de edad (González-Alvarado et al., 2007)1.

Ganancia de peso, g/d

Consumo de pienso, g/d

Índice de conversión, g/g

0a4d

Maíz

13,4B

17,1b

1,27

Arroz

13,1a

16,6a

1,26

0a21d

Maíz

32,6

44,4

1,37b

Arroz

33,1

43,6

1,32a

CUADRO 11. Influencia del cereal (maíz vs arroz) sobre la digestibilidad ileal aparente (DIA)1 o fecal aparente (DFA)2 de los nutrientes.

CD, %

DIA

DFA

DIA

DFA

MS

65,6

71,6

70,9

77,3

MO

69,3

76,2

74,6

81,7

PB

63,7

67,5

64,7

69,7

Cenizas solubles

31,0

34,9

Estos resultados eran de esperar puesto que el arroz se caracteriza por su alto contenido en almidón, en gránulos de pequeño tamaño, con una proporción reducida en amilosa y con bajo contenido en polisacáridos no amiláceos y otros factores antinutricionales (González-Alvarado et al., 2007). Sulistiyanto et al. (1999) por su parte indican que el almidón de maíz es mejor utilizado por el pollito que el almidón del trigo o del sorgo, probablemente debido al contenido en estos cereales en polisacáridos no amiláceos y taninos, respectivamente. Se estiman valores de digestibilidad en los 10 primeros días de vida en torno al 80 a 88% para el almidón de leguminosas, 85 a 90% para el de trigo, 90 al 95% para el de maíz, y 93 a 97% para el de arroz.Por tanto, arroz y maíz parecen ser los cereales (hidratos de carbono) más recomendables por disponibilidad, precio y digestibilidad en piensos de preiniciación.

Diversos autores han especulado con las ventajas de la inclusión de azúcares en piensos de preiniciación. La glucosa, en cantidades reducidas, es utilizada bien por el pollito (Batal y Parsons, 2002) ya que se absorbe directamente a través de la pared intestinal. Además, el pollito tiene una alta capacidad para degradar la sacarosa en la mucosa digestiva sólo nacer (Uni et al., 1998). Por otro lado, las reservas de glucógeno al nacer son prácticamente nulas y por tanto el suministro de azúcares, tipo glucosa o sacarosa, podría aumentar rápidamente las reservas del pollito (Lilburn, 1998). De hecho, en caso de ayuno o aporte insuficiente de pienso, los lípidos del saco vitelino se utilizan como fuente de energía lo que puede dar lugar a cetosis, con la consiguiente disminución del consumo. Sin embargo, desde el punto de vista práctico no se han observado grandes mejoras con la utilización de azúcares en piensos de preiniciación. Así, Aranibar et al. (2000) observan que la digestibilidad de la sacarosa se veía más penalizada con la edad que la digestibilidad del almidón o del aceite de soja en pollitos de 1 a 10 d de edad (cuadro 7). Lilburn (1998), en base a diversas referencias bibliográficas, señala que se alcanzan niveles aceptables de glucógeno hepático a los 2 días post-eclosión tanto con piensos basados en almidón (subida de 10 mg/g al nacer hasta 100 mg/g de glucosa a 2 d de edad) como administrando cantidades variables de glucosa o sacarosa.

Varios trabajos han comparado la eficiencia energética de grasas e hidratos de carbono en pollitos según la edad. Batal y Parsons (2002) encontraron que la EMAn y la digestibilidad fecal del almidón, grasa y aminoácidos de un pienso basado en maíz y harina y aceite de soja eran reducidas en pollitos recién nacidos pero que aumentaban rápidamente con la edad hasta alcanzar una meseta a los 14 d (cuadro 12). En este estudio, la digestibilidad de todos los nutrientes estudiados aumentó desde el nacimiento hasta los 14 d de edad pero en términos relativos el mayor efecto se observó para la grasa (21% de mejora) y el menor para el almidón (6% de mejora) lo que no concuerda con los resultados del trabajo de Aranibar et al. (2000) anteriormente comentado. Probablemente la calidad de la grasa utilizada por unos y otros autores podría explicar estas diferencias en digestibilidad. De hecho, la digestibilidad de la grasa utilizada por Batal y Parsons (2002) no pasó del 73% a los 21 d de edad.

En el cuadro 13 se ofrecen datos de Gracia et al. (2003) sobre la digestibilidad del almidón y de la grasa a nivel fecal en función de la edad del pollo; con el almidón la digestibilidad aumentó de 95,0 a 97,2% entre los 4 y 15 días de edad, mientras con la manteca pasó de 60,1% a 74,7%.

CUADRO 12. Influencia de la edad sobre la digestibilidad aparente fecal (CDFA, %) de los nutrientes de un pienso maíz- harina de soja1 (Batal y Parsons, 2002).

Edad días

EMAn Mcal/kg

CDFA, %

Almidón

Grasa

Lys

Met

0-2

2,97d

93c

61b

78d

80c

3-4

3,08c

93c

58b

81c

82c

7

3,18b

97b

59b

85b

87b

14

3,43a

99a

74a

89a

92a

21

3,43a

99a

73a

89a

92a

EEM

26

0,4

1,3

0,7

0,9

Fernando Puga
Fernando Pugahttps://bmeditores.mx/
Editor en BM Editores, empresa editorial líder en información especializada para la Porcicultura, Avicultura y Ganadería.
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