Bioseguridad en cunicultura

PM. en C. Miguel Ángel Martínez Castillo
M. en C. Luis Vicente Jiménez Castillo
Departamento de Medicina y Zootecnia de Abejas, Conejos y Organismos Acuáticos
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, U.N.A.M.
[email protected]

Toda granja debe procurar mantener y/o mejorar la salud de los animales que contiene a través de programas de Bioseguridad apropiados. El concepto de Bioseguridad es relativamente reciente, pero está sustentado en las medidas preventivas antiguas más simples, pero funcionales denominadas en conjunto durante tanto tiempo: Profilaxis. Actualmente la Bioseguridad se define como: “un conjunto de medidas y procedimientos orientados a evitar la introducción, el contacto y la dispersión de agentes infectocontagiosos y parasitarios hacia los animales que constituyen una granja, así como la aplicación de estrategias para impedir la salida de los microorganismos contenidos en esa población hacia otras unidades de producción”. Para comenzar, es pertinente enfatizar que en toda granja la aplicación de un programa eficiente de bioseguridad debe ser considerado siempre una inversión y no un gasto.

Un programa de bioseguridad es eficiente si interrumpe las vías de transmisión de enfermedades, si reduce a su mínima expresión a los microorganismos patógenos, si estimula la resistencia de los animales ante ellos (mejora su sistema inmune) y si favorece el bienestar general de los conejos. Para su ejecución, un Programa de Bioseguridad se divide en dos partes importantes: I. Medidas de Bioseguridad Externas y II. Medidas de Bioseguridad Internas.

  1. Medidas de bioseguridad externas en la granja:
  2. Ubicación geográfica y aislamiento de la granja.
  3. Control del flujo de personal y de las visitas necesarias.
  4. Control del tránsito vehicular.
  5. Introducción de animales y de semen.

Medidas de bioseguridad internas en la granja:

  1. Sistema de Barreras y calidad de las instalaciones.
  2. Lavado y desinfección.
  3. Control de fauna nociva y plagas.
  4. Control de calidad de insumos (alimento, agua y material de cama).
  5. Capacitación del personal contra riesgos zoosanitarios.
  6. Medidas preventivas generales (tratamientos suplementarios, desparasitaciones, antibioterapia, etc.).

Medidas de bioseguridad externas en la granja.

  1. Ubicación geográfica y nivel de aislamiento de la granja.

Si bien es posible la crianza de conejos en pequeñas proporciones aun en ambientes urbanos, las granjas grandes deberán ubicarse fuera de la ciudad y estarán suficientemente aisladas de otras granjas, tanto de conejos, como de otras especies. En general se considera que una distancia de 5 km entre granjas es conveniente y cuando menos 500 metros de distancia con respecto a una carretera. Se recomienda que el acceso a la granja sea exclusivo y no una vía de tránsito común para otros lugares importantes de la comunidad; el camino preferentemente debe estar asfaltado. La orientación geográfica de las naves debe ser acorde al clima para que el mantenimiento de las condiciones ambientales internas se logre al menor costo y para evitar la afluencia de agentes infectocontagiosos por vía aérea.

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Fig. 1. Malla protectora en ventanas de una nave de conejos. Fuente: Miguel Ángel Martínez Castillo.

La granja debe estar delimitada por una barda perimetral de cuando menos 2 metros de altura, preferentemente construida con paredes sólidas y con cimientos profundos (0.6-0.8 m) que permita aislar a los animales del medio externo. Cabe recordar que los conejos son muy susceptibles al estrés. Si la granja está constituida por más de una nave, éstas deben estar separadas entre sí con una distancia de 5 a 10 m y deberá respetarse la misma distancia con respecto a la barda perimetral. Las naves y los edificios complementarios de la granja deben contar con una banqueta alrededor y evitar el crecimiento de maleza y arbustos que favorezcan el ocultamiento, la protección y la multiplicación, tanto de diversos insectos, como de ratas y ratones; también debe evitarse la existencia de charcos y agua estancada. Las paredes de los edificios deben ser de mampostería aplanada con mortero, con la menor porosidad posible para que se facilite su limpieza y desinfección; es recomendable encalar las paredes para reducir la porosidad, aunque la cal, en solución, estrictamente no sea el mejor desinfectante. Las ventanas deberán contar con una malla metálica de trama suficiente para evitar la introducción de roedores y aves (Fig. 1). En México, por el momento no es imprescindible utilizar malla de tipo mosquitero ya que, por un lado, no existe la Mixomatosis (enfermedad transmitida por mosquitos). Además de que las puertas de acceso a las naves deben estar orientadas adecuadamente para evitar la entrada de vientos y polvos, también es recomendable que cuenten con cortinas plásticas tipo “hawaiano” que refuercen el aislamiento del ambiente interno.

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    Fig. 2. Personal técnico con indumentaria de trabajo.
    Fuente: Miguel Ángel Martínez Castillo

    Control del flujo de personal y de las visitas necesarias.

El personal que labore en la granja ingresará exclusivamente a la oficina de control, en el área de control, en donde quedará asentada su asistencia y recibirá instrucciones de trabajo. Inmediatamente después se desplazará hacia el área de vestidores para cambiarse su ropa de calle por la indumentaria apropiada: overol, botas de piel o de hule (Fig. 2); cubrebocas y gorro o cubrepelo desechables, y usará guantes y googles, cuando la situación lo amerite; sólo podrá dirigirse al área de labor que le corresponda. La ropa de trabajo utilizada por el trabajador debe ser reemplazada semanalmente por otra limpia. La empresa debe proporcionar la indumentaria apropiada a cada trabajador de manera puntual y periódica (c/6 meses), pues en esta medida tendrá el derecho de exigir su uso correcto, bajo lineamientos específicos preestablecidos.

De ser posible, la granja debe contar con un área comedor o cuando menos con un lugar exclusivo, limpio y confortable donde el trabajador pueda consumir sus alimentos, y no tenga que salir a la calle para obtenerlos. Al concluir su jornada laboral, el trabajador deberá dirigirse al vestidor para asearse o, si es posible, ducharse, y volver a portar ropa de calle. Es imprescindible que el trabajador esté consciente de que esta rutina es importante, no solo para la bioseguridad de los animales albergados en la granja, sino también y, sobretodo, para mantener la salud propia y la de su familia. Asimismo, debe prohibirse a los trabajadores la crianza particular de conejos en su casa.

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Fig. 3. Descontaminación de un automóvil por aspergeo.
Fuente: Luis Vicente Jiménez Castillo.

Con respecto a las visitas, sólo deberán autorizarse aquellas estrictamente necesarias. Toda persona que ingrese, deberá hacerlo portando ropa apropiada proporcionada por el responsable técnico de la granja y utilizando cubrebocas, cubrepelo y cubrebotas desechables; únicamente podrá entrar al área que le corresponda, según el propósito de su visita y deberá permanecer el menor tiempo posible, siempre respetando la dirección de flujo interno y las normas de bioseguridad establecidas en la granja. Es conveniente contar con una libreta de visitas en la que queden registrados sus datos.

  1. Control del tránsito vehicular.

Solamente tendrán acceso los vehículos de la granja y los de las empresas que proporcionen un servicio técnico necesario. Todo vehículo que entre a las instalaciones   deberá ser descontaminado convenientemente a través de un vado sanitario y/o mediante la aplicación de una solución desinfectante por asperjado. El vado, también llamado rodaluvio cubrirá con una solución desinfectante la llanta del vehículo hasta el ring, aunque su efectividad es relativa. La descontaminación integral del vehículo a través de un arco sanitario es mucho más eficiente pues se aplica casi sobre toda su superficie externa, pero debe reconocerse que esta medida implica una mayor inversión técnica y económica (Fig. 3); también existen arcos sanitarios para reducir la carga microbiana en el personal (Fig. 4). De ser posible el vehículo de suministro de alimento tendrá una vía de acceso exclusiva y alejada del área de producción, o bien, tendrá muelles externos para descargar sin necesidad de entrar al predio de la granja. Es recomendable recibir solo bultos bien cerrados.

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Fig. 4. Descontaminación del personal por aspergeo.
Fuente: Miguel Ángel Martínez Castillo.
  1. Introducción de animales y de semen.

Los reproductores que terminen su ciclo productivo deberán ser sustituidos. El reemplazo puede llevarse a cabo mediante la adquisición externa de animales o mediante la autogestión, y debe ser muy eficiente para evitar huecos en el área de maternidad, lo cual resulta antiproductivo y antieconómico. Puesto que lamentablemente en nuestro país no existen granjas productoras de pie de cría con mejoramiento genético certificado y con calidad microbiológica comprobable, por el momento será mejor que el cunicultor seleccione objetivamente animales de su propia granja para efectuar los reemplazos y que solo después de varias generaciones, para evitar la consanguinidad, introduzca animales de granjas externas. La introducción de animales de otros centros de producción implica el riesgo sanitario. Los animales adquiridos deberán someterse a cuarentena, un periodo de observación y valoración del estado de salud, así como una etapa de adaptación paulatina al nuevo entorno; cualquier alteración o signo de enfermedad deberá ser anotado y ponderado clínica y sanitariamente. El área de cuarentena deberá ubicarse por separado de las naves de producción y será manejada bajo estrictas medidas de seguridad. Si los recursos lo permiten, durante la cuarentena es deseable practicar exámenes clínicos y obtener muestras biológicas (sangre, suero, orina, heces, raspados de piel, etc.) de los animales para enviarlas al laboratorio y solicitar pruebas diagnósticas; algunos autores recomiendan desparasitar durante este periodo. La duración de la cuarentena dependerá de las circunstancias sanitarias. Al término de esta valoración, si el animal está sano, se le integrará al resto de los conejos de la granja para cumplir con el propósito zootécnico para el cual fue adquirido.

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Fig. 5. Inseminación artificial en conejas.
Fuente: José Luis Catana León.

Respecto a la participación de la empresa cunícola en eventos diversos con la exhibición de sus ejemplares (exposiciones ganaderas, festivales agropecuarios, reuniones gastronómicas) es importante respetar una regla elemental: todo animal que salga de la granja, jamás deberá regresar; los riesgos son diversos, las contaminaciones, muy frecuentes.

Tomando en cuenta que en los últimos años ha comenzado a utilizarse la inseminación artificial en nuestro país (Fig. 5), más como moda que con propósitos técnicamente justificados, es relevante hacer notar el riesgo sanitario que representa la introducción de semen de una granja a otra. A través del semen pueden transmitirse los virus de la Mixomatosis y de la Enfermedad Hemorrágica Viral; bacterias como Pasteurella sp, Staphylococcus sp, Salmonella sp, Chlamydia psittaci; microsporidios como el Encephalitozoon cuniculi. En países con mayor capacidad técnica se aplican controles que garantizan la calidad sanitaria apropiada del semen; desafortunadamente en México no existe esta posibilidad.

Medidas de bioseguridad internas de la granja.

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Fig. 6. Uso de un tapete sanitario al ingresar a una nave de conejos.
Fuente: Miguel Ángel Martínez Castillo.
  1. Calidad de las instalaciones e implementación de un sistema eficiente de barreras. Idealmente una granja de conejos deberá ser diseñada específicamente para lograr sus objetivos, pero desafortunadamente, en México y en muchos otros países, lo más común es aprovechar la infraestructura de un local originalmente destinado para otros propósitos, lo cual demanda hacer adaptaciones diversas para que funcione la granja y grandes dificultades para llevar a cabo el control de su ambiente interno.

Los edificios que constituyan la granja deben ubicarse estratégicamente y orientarse según las condiciones climáticas particulares. Si el espacio y los recursos lo permiten, los animales deben separarse por fases: reproducción (o maternidad) en una nave y engorda (o crecimiento) en otra; evidentemente, si es el caso, puede haber más de una nave para cada fase, según la proporción de la granja. La separación física por fases facilita el control y particulariza los problemas. Si el sistema productivo aplicado lo admite, debe practicarse el vaciado sanitario para tener oportunidad de lavar y desinfectar apropiadamente las instalaciones y así poder romper los ciclos biológicos de los microorganismos presentes en la granja. Cuando las paredes de las naves estén edificadas con tabique o tabicón y aplanadas con cemento mortero y arena, son relativamente fáciles de limpiar, pero si sólo están construidas en “obra negra” o son de adobe, las posibilidades de higienizarlas adecuadamente son precarias; lo mismo ocurre con los pisos: si son de concreto, podrán ser lavados y desinfectados con suma facilidad, pero si son de tierra o de superficies multisegmentadas, entonces su higiene se dificulta. Las uniones pared-piso y pared-techo deben confluir en curva (sin formar ángulo) para así facilitar las labores de limpieza. Es recomendable que cada 6-12 meses las paredes sean aseadas escrupulosamente y que se les aplique una “enlechada” con una solución de cal comercial.

Las naves deben estar eficientemente aisladas del ambiente externo de la granja, no solo para dificultar la entrada de vectores diversos que trasmitan agentes infecciosos, sino también para separar el ambiente interno del entorno externo de la calle. Tanto el cuarto de cuarentena, como el de aislamiento deberán ubicarse atrás de las naves, tomando en consideración la dirección de los vientos. El área de aislamiento (o de segregación) es un cuarto separado en la que se confinará a todo animal de la granja que muestre una alteración en su comportamiento que haga sospechar el inicio de alguna enfermedad, o bien, cuando haya manifestación franca de alteración de su salud. El o los animales sospechosos permanecerán en observación hasta comprobar la presencia o ausencia de enfermedad, lo cual obligará a tomar medidas de precaución, primero, y de medicación, después; una vez concluido el tratamiento con medicamentos y recuperado, el animal podrá regresar a su lugar dentro de la granja. Cuando el cuarto de aislamiento sea desocupado, deberá lavarse y desinfectarse a fondo. Por otro lado, cada vez que se ingrese a una nave deberá portarse una bata exclusiva del área y utilizarse un tapate sanitario cuya solución deberá renovarse tan frecuentemente como sea necesario, dependiendo del tipo de desinfectante utilizado y de su estabilidad (Fig. 6). Es probable que la eficacia del tapate sanitario sea relativa, pero es preferible su uso como táctica de bioseguridad y como acto de disciplina. Si la granja carece de un cuarto o área de segregación, será recomendable, cuando menos, separar a los animales sospechosos y ubicarlos en las jaulas dispuestas en la parte final de la línea o fila de jaulas, donde termine también la línea de bebederos automáticos, si es el caso.

La granja debe contar también con un programa apropiado para la disposición final de cadáveres y desechos orgánicos acordes a las disposiciones sanitarias locales y/o federales.

  1. Limpieza y desinfección.

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Fig. 7. Aplicación de la denominada limpieza húmeda en los comederos.
Fuente: Miguel Ángel Martínez Castillo.

Todo material y equipo utilizado en la granja preferentemente deberá ser fácilmente desmontable para que pueda ser lavado fuera de las naves. La limpieza consiste en retirar eficientemente todo material depositado en las superficies de la jaula y del equipo. La limpieza se aplica en dos fases: la denominada limpieza en seco y aquella llamada limpieza húmeda. La limpieza en seco, consiste en retirar físicamente, a través de cepillos y espátulas, cualquier depósito, desecho o secreción instalado en las superficies de contacto con los animales: jaulas, comederos, bebederos, reposapatas, nidales, etc. Inmediatamente después deberá aplicarse la limpieza húmeda a través de cepillo, fibras o esponjas sumergidas en soluciones jabonosas o con detergentes que permitan retirar por fregado o frotamiento todos los residuos y enjuagar con suficiente agua potable todas las superficies (Fig. 7). Los productos químicos utilizados durante las labores de limpieza deben ser compatibles con las sustancias desinfectantes, para evitar su neutralización o reacción química adversa. La limpieza adecuada reduce más del 90% de los microbios que pueden representar un peligro para la salud de los animales.

La frecuencia con que se limpien y desinfecten las instalaciones y el equipo depende de las circunstancias particulares; sin embargo, por recomendación general, las jaulas deben limpiarse dos veces por semana; los comederos deben lavarse y desinfectarse una vez por semana. Si los bebederos son de botella, complementados con tapón de hule y pipeta metálica, deberán lavarse y desinfectarse cada semana; los interiores de los bebederos y de las pipetas deben ser aseados auxiliándose de escobillones apropiados. Si los bebederos son automáticos, se asearán y desinfectarán, junto con los tinacos de almacenamiento y las líneas abastecedoras, cada vez que tenga lugar el vaciado sanitario (si es posible practicarlo) o cada cuatro meses; también será recomendable purgar las líneas internas de abastecimiento una vez por semana.

Por otro lado, los nidales recién retirados de las jaulas de maternidad deben desplazarse al exterior de las casetas y a una distancia prudente (5-10 metros) llevar a cabo su limpieza; debe retirarse la cama sucia mediante una espátula adecuada; después se procederá a lavarlos con solución jabonosa, cepillo y agua caliente, para finalmente desinfectarlos por inmersión en soluciones desinfectantes o por aspergeo y después asolearlos antes de que sean utilizados en las conejas próximas al parto. Los nidales limpios y desinfectados deben almacenarse temporalmente en un área limpia y sin acceso de fauna nociva. Asimismo, al terminar el ciclo productivo en maternidad y destetar a la camada, la coneja reproductora debe desalojarse momentáneamente para limpiar y desinfectar la jaula, haciendo énfasis en el piso y en los rincones que son los sitios más susceptibles de contaminación; solo después de lavada y desinfectada la jaula podrá regresarse la coneja a su lugar. Cuando una jaula haya sido desocupada porque el o los animales que estaban alojados enfermaron y fallecieron, será necesaria la limpieza inmediata y la desinfección complementaria. Si el sistema productivo no permite practicar el vacío sanitario (ver más adelante), es recomendable lavar y desinfectar a profundidad todas las instalaciones de la granja cuando menos una vez al año.

Desinfección. Consiste en el exterminio de los microorganismos o en la inhibición de su multiplicación en las superficies de contacto mediante agentes físicos o químicos. Cuando el desinfectante destruye solo bacterias puede ser denominado bactericida; si solo deprime su crecimiento, bacteriostático. Si el desinfectante actúa sobre diferentes tipos de microorganismos, suele llamársele germicida. La eficacia de los desinfectantes está en función de su correcta dosificación, del volumen de aplicación y del tiempo de exposición. Si bien la aplicación de vacunas en otros países ha contribuido al control de las enfermedades en los conejos, desafortunadamente, en México no se dispone de ellas, por esta razón la limpieza y la desinfección adquieren mayor importancia.

Los desinfectantes químicos disponibles en el mercado son diversos y se clasifican de acuerdo a sus principios activos y a sus propiedades. Los desinfectantes líquidos se aplican en disolución o en spray (con una bomba de aspergeo) y en su mayoría actúan apropiadamente a 20-22°C. Es fundamental consultar la ficha técnica del fabricante del desinfectante para utilizarlo adecuadamente. Si bien el desinfectante ideal tiene muchas propiedades deseables, aquellas imprescindibles son: elevada eficiencia germicida, compatibilidad con jabones y detergentes, y ser barato. Cuando los problemas sanitarios en la granja sean recurrentes será recomendable desplazar a los conejos a otras jaulas y/o áreas para después desmontar las jaulas, lavarlas y desinfectarlas profundamente fuera de la nave; otra opción sería aplicarles fuego directo mediante un quemador de gas tipo soplete. Existen lámparas de luz ultravioleta para desinfectar superficies diversas y material de cama. Si los recursos son limitados muchos materiales pueden ser expuestos directamente a las radiaciones solares para disminuir significativamente su carga microbiana y prácticamente sin ningún costo económico.

Vaciado Sanitario. Si el ciclo de producción practicado y el manejo de los animales permiten aplicar el vaciado sanitario, las acciones de limpieza y desinfección serán más efectivas; el vaciado sanitario tiene lugar cuando termina el ciclo de engorda y se vende una gran cantidad de animales, por lo que al quedar vacías muchas jaulas es posible practicar limpieza y desinfección profundas. Es recomendable que el vaciado sanitario dure entre 24 y 48 horas para que el desinfectante actúe el tiempo suficiente y para romper los ciclos biológicos de las bacterias y los parásitos que pudieran estar afectando a los animales. Hay muchos microbios que permanecen en el ambiente si se les proporciona suficiente calor, humedad y oxigenación; por esta razón debe procurarse la desinfección apropiada, aunada a mejorar la ventilación, disminuir el calor y la humedad.  Es recomendable practicar la rotación periódica de los desinfectantes cada 6-8 meses.

  1. Control de fauna nociva y plagas.

Se considera fauna nociva a todos los organismos que pueden constituir un riesgo para la salud humana o un peligro evidente para su integridad y su economía. La fauna nociva es potencialmente dañina por constituir vectores para la transmisión de enfermedades infectocontagiosas, o por causar directamente daño a los conejos. Cuando las condiciones ambientales lo permiten y se incrementa significativamente la fauna nociva se transforma en plaga. Para la cunicultura, la fauna nociva más importante está representada por: moscas, mosquitos, ratones, ratas, pájaros, gatos y perros, por lo que deben aplicarse programas específicos de bioseguridad para su control en las granjas. Debe evitarse la presencia de perros y gatos en el interior de la granja y no permitir que se alimenten a través de los animales muertos pues se convertirán en portadores-transmisores de enfermedades diversas. Los insectos constituyen vectores en la transmisión de enfermedades por simple contacto o a través de mordeduras o picaduras; también pueden contaminar heridas y orificios naturales, así como contaminar la carne y las pieles expuestas al ambiente. Los insectos más comunes en una granja son las moscas domésticas, las moscas de los establos, los mosquitos, las cucarachas y algunos escarabajos; cuando se permite la presencia de perros y gatos en las granjas, es posible identificar pulgas en los conejos. Para evitar la presencia de insectos en las granjas, es necesaria la limpieza frecuente de las jaulas y sus implementos, así como de las instalaciones en general; cerrar las puertas, proteger apropiadamente el alimento, evitar oquedades en las paredes, eliminar correctamente las vísceras, cadáveres y estiércol; evitar el crecimiento de maleza alrededor de las casetas y verificar el buen funcionamiento de barreras especialmente diseñadas para contrarrestarlos. La desinsectación es el término utilizado comúnmente para referirse al programa de control de insectos en la granja y debe ser aplicado mediante la asesoría de un MVZ. Es importante hacer notar que las moscas visibles en una granja sólo representan el 20% del problema pues el 80% restante está latente en fases de huevo, larva y pupa. Las moscas pueden transmitir virus, bacterias y parásitos. Para el control eficaz de las moscas deben utilizarse de manera combinada insecticidas específicos para las adultas y para sus larvas. En general, un plan de desinsectación debe ser aplicado de manera estricta, preestablecida y documentada.

Por otro lado, las ratas y los ratones constituyen también fauna nociva muy frecuente en las granjas cunícolas y su impacto adverso puede ser muy grave, tanto sanitariamente, como económicamente. Los roedores domésticos se instalan más fácilmente en lugares poco frecuentados, desordenados, sucios, poco ventilados y donde tienen acceso al agua, al alimento y al material conveniente para anidar; por estas razones será recomendable mantener limpias las áreas de trabajo, barrer el piso, proteger los accesos al agua y alimento, eliminar frecuentemente la basura, dejar siempre limpio el equipo utilizado, eliminar de manera eficiente los cadáveres, evitar la proliferación de maleza en el perímetro inmediato de las casetas, sellar todos las posibles accesos para los roedores en puertas, paredes y techos, etc. La erradicación de los roedores domésticos es de antemano una batalla perdida, por lo que un programa de desratización debe enfocarse a procurar su control, nada más. Son tres las especies de roedores más comunes en las granjas: 1. El ratón doméstico (Mus musculus), 2. La rata noruega (Rattus norvegicus) y 3. La rata de los tejados (Rattus rattus). La presencia de ratas y ratones en la granja representa toda una serie de situaciones potencialmente problemáticas: a) Consumo del alimento balanceado, directamente en comederos y bodegas, o indirectamente al ingerir el alimento pulverizado y cualquier otro producto comestible a su alcance; b) Contaminación del alimento balanceado como tal, así como del material de cama (paja, viruta de madera) y de todas las superficies por las que transitan eliminando excretas, orines y pelo; c) Transmisión de enfermedades tales como: Salmonelosis, Leptospirosis, Triquinelosis, Disentería, Colibacilosis, Tifoidea, Tiñas, etc.; d) Agresión y daño en materiales, equipo e instalaciones eléctricas, hidráulicas y estructurales; e) Depredación de gazapos muertos en el interior de las jaulas y/o ataque y muerte de gazapos débiles; f) Gastos significativos en reparaciones y en programas especializados de control de fauna.

Pueden aplicarse diversos métodos para el control de los roedores, algunos físicos y otros químicos. Los métodos físicos más comunes están representados por trampas, diseño especial de instalaciones y aparatos acústicos. Los métodos químicos consisten en la utilización de rodenticidas. Los rodenticidas pueden presentarse comercialmente de dos formas: 1. cebos y 2. Líquidos. Es conveniente tomar precauciones al manejar los rodenticidas, puesto que muchos rodenticidas son venenos potentes; la estrategia utilizada y el uso correcto de los mismos deberá ser asesorada por un profesional.

Debe evitarse también la presencia de pájaros en el interior de las naves debido a que contaminan agua y alimento, pueden ser portadores de ectoparásitos y constituir vectores de enfermedades. Deben colocarse mallas apropiadas en las ventanas y sellarse los posibles accesos a través de los techos. Su presencia es más peligrosa si hay granjas cunícolas cercanas.

  1. Control de calidad de insumos (alimento, agua y material de cama).

Calidad del alimento. Los conejos deben consumir alimentos formulados acordes a su etapa productiva y a su función zootécnica. El alimento balanceado debe ser provisto por una empresa responsable, con buena capacidad de abastecimiento y con apropiados sistemas de control de calidad; la preferencia por una empresa de balanceados no debe sustentarse solo en sus precios. Si se reciben varios tipos de alimento debe organizarse la recepción y preverse su ubicación precisa dentro del almacén para controlar su utilización y prevenir el desabasto. Si se suministran alimentos naturales (forrajes, ensilados, cultivos hidropónicos, etc.), la exigencia sobre su manejo sanitario es mayor.

Calidad del agua de bebida. El agua que beban los animales debe ser comprobadamente potable. El agua puede venir contaminada de origen (pozo o red pública contaminados) o contaminarse dentro de las instalaciones de la granja (depósitos, tuberías, bebederos). Es necesario realizar exámenes periódicos al agua disponible en la granja. Es recomendable instalar filtros distribuidos estratégicamente en las líneas de abastecimiento de agua: al ingresar de la red pública, al ingresar a los tinacos generales, y al entrar a las naves específicas; su limpieza periódica y su mantenimiento será imprescindible.

Calidad del material de cama. El material de cama es aquel que se deposita en el interior del nidal para ser proporcionado a una coneja 2-3 días antes del parto y así ella prepare el nido, sitio en el que parirá a su camada. El material de cama comúnmente está representado por paja de trigo o cebada, o por viruta de madera. Nunca debe utilizarse viruta que provenga de maderas tratadas con solventes o con pinturas, pues podrían intoxicarse los animales, especialmente la reproductora que suele comer parte del material de cama. El material de cama proporcionado deberá estar limpio y desinfectado. Todo esfuerzo por proveer de un material higiénicamente adecuado (seleccionar, tamizar, asolear, desinfectar, esterilizar, etc.) no debe ser escatimado, pues la “cama” es probablemente el principal vehículo utilizado por los ectoparásitos para introducirse a las conejeras.

  1. Capacitación del personal contra riesgos zoosanitarios.

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Fig. 8. Curso de capacitación para el personal técnico de las granjas de conejos.Fuente: Miguel Ángel Martínez Castillo.

Los trabajadores deben recibir capacitación periódica sobre la importancia de la bioseguridad. Es primordial que el trabajador de una granja esté consciente de que una parte importante de su jornada de trabajo estará orientada a la aplicación correcta de medidas de bioseguridad y acostumbrarse a registrar cualquier hecho relacionado con ésta. La capacitación del personal acerca de los riesgos sanitarios podrá recibirla a través de cursos formales fuera de la empresa (Fig. 8) o mediante sesiones internas impartidas por el responsable técnico de la granja.

  1. Medidas preventivas generales y específicas.

Medidas Preventivas Generales:

  1. Verificación mensual del acondicionamiento general del conejar. Debe constatarse que todas las instalaciones y el equipo estén funcionando adecuadamente: que los inyectores y/o extractores, si es que los hay, estén operando en forma correcta y a toda su capacidad; que las mallas de las ventanas no tengan rotura alguna; que los bebederos automáticos no permitan fugas de agua; que las jaulas no presenten barrotes desoldados ni superficies punzocortantes; que la iluminación artificial sea la adecuada, que los techos carezcan de goteras, etcétera.
  1. Evitar, hasta donde sea posible, la exposición de los animales a agentes ambientales que les provoquen estrés. Muchos de los trastornos del comportamiento conocidos como “Etopatías” (canibalismo, aplastamiento de gazapos, abandono de camadas, etcétera) son producto del estrés padecido por las reproductoras. En el caso de los animales de engorda, preferentemente deben mantenerse juntos por camada para aminorar el impacto del destete; machos y hembras pueden convivir hasta alcanzar el peso al mercado; posteriormente, si son retenidos algunos animales como futuros reemplazos deberán separarse por sexo para evitar agresiones.
  1. Habrá de procurase en todo momento la manipulación adecuada de los animales, pues muchas fracturas y luxaciones son producto de técnicas de sujeción y de transporte inadecuadas.
  1. Atención y supervisión especial durante las situaciones o etapas críticas: periparto, lactancia y destete. Durante la semana previa al parto debe procurarse un ambiente tranquilo para la hembra reproductora; poner a su disposición un nidal limpio, desinfectado y bien acondicionado y debe verificarse que esté consumiendo el alimento proporcional a su estado grávido. Procurar que el parto acontezca sin contratiempos pues de lo contrario la coneja se estresará y podría experimentar canibalismo o abandono de camada. Con respecto a los gazapos, la primera semana de vida es fundamental para su supervivencia pues deben estar protegidos del ambiente y ser alimentados adecuadamente; superada esta primera semana, es casi seguro que serán gazapos destetados.
  2. Manejo del Estiércol. Las excretas retiradas diariamente del interior de las naves deben ser almacenadas en un sitio (“estercolero”) preferentemente alejado de las casetas, para así evitar las moscas y otros insectos. Si posteriormente se mezcla el estiércol seco con hojarasca, puede producirse un abono orgánico de excelente calidad, el cual puede ser agregado directamente a los campos de cultivo. Cuando se utilizan fosas para el almacenamiento de las excretas, se puede agregar la lombriz roja de California (Eisenia foetida) para evitar la humedad excesiva, acelerar la biotransformación del excremento y aminorar la presencia de insectos. La lombricomposta permite generar un abono de excelente calidad y, por lo tanto, potencialmente de alto valor comercial.

Programas de vacunación.

Debido a que varias de las principales enfermedades que afectan a los conejos en México son de carácter exótico y aunado al desinterés que los laboratorios de biológicos tienen para elaborar vacunas en volúmenes comercialmente inconvenientes para ellos, actualmente no se aplica ninguna vacuna a los conejos producidos en nuestro país. Por esta razón, la limpieza, la desinfección y la bioseguridad adquieren mayor importancia. En los países con mayor tradición cunícola definitivamente sí se aplican esquemas de vacunación complejos.

Desparasitaciones.

La desparasitación solo debe aplicarse si se realizan pruebas de diagnóstico que verifiquen el padecimiento en los animales; no es conveniente desparasitar solo por rutina. Existen diversos medicamentos para los parásitos y su eficacia depende de su especificidad, su dosificación y su tiempo de exposición. Su uso correcto y su repetibilidad es responsabilidad del MVZ asesor de la granja.

Medidas terapéuticas.

Consisten básicamente en la aplicación de medicamentos con el propósito de controlar o de eliminar las enfermedades. La mayoría de estos productos están representados por antibióticos. La antibioterapia aplicada específicamente a conejos debe ser bajo estricta prescripción de un MVZ. Un antibiótico es una sustancia capaz de matar o inhibir el crecimiento de microorganismos, especialmente bacterias, a dosis terapéuticas inferiores a la dosis tóxica para el animal (paciente). No deben aplicarse antibióticos a las hembras-vientre en el lapso comprendido entre el día del apareamiento y los 6 días posteriores para evitar teratogénesis; en los animales de engorda debe suspenderse la aplicación de cualquier medicamento, antibiótico o no, cuando menos 7 días antes del sacrificio. Toda aplicación terapéutica deberá estar reforzada con medidas higiénicas adecuadas. Es importante reconocer que algunos antibióticos comunes para otras especies animales deben ser evitados en cunicultura por provocar disbiosis (alteración del equilibrio de la flora digestiva): ampicilina, cefalexina, clindamicina, eritromicina, espiramicina, lincomicina, penicilina, tilosina, vancomicina; sin embargo, a pesar de su toxicidad potencial, muchos de estos antibióticos constituyen el tratamiento adecuado contra infecciones bacterianas específicas, por lo que es posible su aplicación si se complementa con otros productos. Algunos medicamentos de uso seguro en cunicultura son: enrofloxacina, oxitetraciclinas, sulfa-trimetoprim y cloranfenicol.

Para concluir debe reconocerse que es mejor prevenir que remediar; es mejor evitar enfermedades que curarlas; es preferible invertir en bioseguridad que gastar en terapéutica.

Literatura recomendada.

  1. Carrizo J. Equilibrio de la flora intestinal del conejo. Cunicultura 2003; 28:323-326.
  2. Clemente P y Moreno B. La hidrolización de cadáveres en la propia granja: una alternativa económica y fácil. Cunicultura 2005; 30 (175): 171-175.
  3. Díaz J. Principios básicos de la bioseguridad en Cunicultura. Cunicultura 2010; 35 (203): 23-26.
  4. Fernández G y Panadero R. Medicina preventiva en la producción de conejos. Boletín de Cunicultura, 2007; 149: 6-18.
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Fernando Puga
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Editor en BM Editores, empresa editorial líder en información especializada para la Porcicultura, Avicultura y Ganadería.
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