El impacto que tiene el peso del lechón al nacer y el tamaño de la camada, sobre su desempeño productivo

El impacto que tiene el peso del lechón al nacer y el tamaño de la camada, sobre su desempeño productivo

MVZ. Guadalupe Edgar
Beltrán Rosas
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El objetivo principal de esta revisión es analizar las asociaciones entre la variación del tamaño de la camada y su peso al destete como la base para la capacidad de desarrollo de los lechones recién nacidos y el tamaño de la piara, pues el retraso del crecimiento intrauterino se produce dentro de un subgrupo discreto de fetos.

Recientemente se informó que los bajos pesos al nacimiento son efectos de la selección genética por aumentar el tamaño de la camada, lo que a su vez, limita la disponibilidad de nutrientes para el embrión durante el periodo de gestación dando lugar a un retraso del crecimiento y la reducción del número de fibras musculares; también la interacción de diversos factores que afectan el peso, en especial la interacción Animal – Animal tiene una importante relevancia que afecta el crecimiento post-natal. Se concluye que parte de las estrategias para mejorar el tamaño de camada, la vitalidad, el peso y la calidad de la carne es el empleo de sementales Duroc debido a que dicha mezcla se traduce en mejoras de la carne en cuanto a color, sabor, grasa entreverada y por ende, en la jugosidad así como en la precocidad además de que se mejoren las prácticas de destete y manejo de los lechones.

Introducción

En la industria porcina, se han logrado incrementos significativos en el tamaño de la camada a través de la selección genética y la introducción de líneas de hembras hiperprolíficas, junto con mejoras en la nutrición, instalaciones y la salud de la piara; camadas más grandes dan como resultado un peso bajo al nacer (0.75 a 1.25 Kg), este peso se ha asociado con la mortalidad precoz y con la disminución en el rendimiento del crecimiento (Beaulieu et als., 2010) por lo que la falta de uniformidad en el peso corporal en las camadas son una preocupación. Es probable que se altere con facilidad el manejo de los cerdos en etapas posteriores de la producción, lo cual puede resultar en pérdidas de ingresos para el porcicultor (Canario et als., 2010).

El peso de la camada al nacer son rasgos importantes en la producción porcina (Beaulieu et als., 2010) ya que se deben implementar estrategias para producir cerdos más uniformes; en términos generales se considera que al destete exis- te una variabilidad del 20%; en el crecimiento del 12 al 15% y en finalización del 8 al 12%, considerándose aceptable, sin embargo, en la mayoría de los casos este valor se encuentra por niveles que oscilan de entre un 40 y 50%, con casos extremos (presencia de enfermedades respiratorias, coccidiosis o ileitis), en donde la variación es mayor al 50% (Borbolla 2005).

Los factores listados a continuación ocasionan el 25% de variación al momento del destete y existen reportes que indican que hasta el 50% del potencial genético puede ser perdido al final del periodo de engorda, además, el sistema de manejo afecta también la homogeneidad en el crecimiento: 1) Tamaño de la camada, 2) Edad al destete, 3) Peso al nacer, 4) Estado sanitario de la camada, 5) Sobrepoblación (Borbolla, 2005), entre otras.

Efectos del tamaño de la camada

En las especies domésticas entre las que se incluye al cerdo, el número de crías nacidas es una característica económica importante ya que los componentes del tamaño de la camada (tasa de ovulación, supervivencia embrionaria y capacidad uterina) responden a la selección genética; sin embargo, la selección de la tasa de ovulación se ha asociado con la selec- ción contra la supervivencia embrionaria además de que el peso al nacer disminuye a medida que aumenta el tamaño de la camada, por lo cual la selección por capacidad uterina podría ser el enfoque más productivo en los programas de selección genética (Foxcroft et als., 2006).

El éxito de la selección del tamaño de la camada al nacer (Damgaard et als., 2003) se inició hace aproximadamente 15 años mientras que el crecimiento de los lechones fue incorporado recientemente con en el objeto de mejorar el crecimiento (Canario et als., 2010); sin embargo, se ha demostrado que la productividad de la cerda es medida por el número de lechones producidos por año, que también depende de la capacidad de sobrevivencia de los mismos, además de la vitalidad en el destete, la correlación genética indica que la selección de la capacidad de las cerdas para dar un mayor número de lechones nacidos vivos en el parto puede al mismo tiempo, poner en peligro su capacidad de dar camadas homogéneas (Damgaard et als., 2003) lo cual es importante para la supervivencia postnatal de los lechones (Damgaard et als., 2003; Rehfeldt y cols, 2011).

Las cualidades neonatales pueden determinar la rentabilidad económica de la producción porcina. Una combinación importante entre el tamaño de la camada, da pocas pérdidas neonatales, grandes ganancias diarias de peso corporal, son los objetivos importantes en la producción y aunque los factores de manejo son probablemente los más importantes con respecto a la minimización de las pérdidas neonatales, se ha demostrado que los factores genéticos también influyen en forma significativa esta variable (Rootwelt et als., 2012).


Capacidad uterina como la limitante sobre el tamaño de la camada

El concepto de capacidad uterina fue establecido usando diferentes enfoques experimentales para estudiar los efectos de hacinamiento uterino en el cerdo, estos incluyeron la ligadura de útero, resección del oviducto, la histerectomía, ovariectomía unilateral (OMU por su siglas en inglés), superovulación y transferencia de embriones, lo que llega a la conclusión de que al superarse el número 14 de embriones, el hacinamiento intrauterino fue un factor limitante para el tamaño de la camada además de que involucró una mayor pérdida embrionaria; esto es, se asocia con un mayor número de embriones en el útero debido a las limitaciones maternas y no a las limitaciones inherentes del embrión. Por ende, se sugiriere que dos mecanismos fisiológicos podrían estar involucrados: inicialmente la selección de embriones podría ser el resultado de la competencia entre algún factor bioquímico de éstos en el útero, o bien, más tarde en la gestación la competencia intrauterina para el establecimiento de un área superficial adecuada para el intercambio de nutrientes entre las circulaciones fetales y maternas pueden actuar para limitar el tamaño de la camada (Foxcroft et als., 2006).

Las genéticas actuales han sido seleccionadas por una mayor prolificidad por parto, lo que incrementa el número de fetos presentes en un útero del mismo tamaño básicamente; el menor espacio relativo asignado a cada feto reduce las posibilidades de una alimentación a plenitud durante la gestación, repercutiendo sobre la ganancia de peso durante esta etapa (Canario et als., 2010); cuando el tamaño de la camada aumenta el flujo de sangre en el útero se incrementa en menor medida que el número de fetos, dando lugar a un reducido flujo sanguíneo uterino y por lo tanto, a una reducción del suministro de nutrientes para el mismo. Hay evidencia que el hacinamiento intrauterino está vinculado a un retraso del crecimiento de los fetos (Bérad et als., 2010).

Existe poco efecto del nivel nutricional de la madre sobre el peso del lechón al nacer, esto es, una vez que la camada es establecida en el útero (Borbolla 2005; Canario et als., 2010) la mayor parte de los nutrientes ingeridos en la dieta o de los provenientes de las reservas corporales son utilizados para mantener el crecimiento logarítmico al final de la gestación; cabe mencionar que una sobrealimentación materna podría incrementar las reservas tanto de grasa y de glucógeno en el lechón recién nacido, y el efecto positivo de esto es reducido en comparación con los problemas de parto y durante la lactancia que se tendrían en una cerda gorda (Borbolla 2005).

Asimismo el crecimiento del lechón debe considerarse desde la concepción hasta la madurez o el sacrificio, según sea el caso. En el día 70 post-concepción los fetos pesan entre 150-200 g, la mayor parte del crecimiento fetal ocurre en los últimos 30 días de gestación doblando su peso en los últimos 15 días ya que, justo antes del nacimiento, los lechones crecen 75 g al día (Kitchen y Pérez, 2003), también se ha encontrado relación entre la disminución en el peso al nacimiento y el aumento del tamaño de la camada de 8,4 a 15,4 lechones,traduciéndose en un decremento de la media del peso al nacimiento de 300 g o 43 g por cada lechón al nacimiento (véase figura 1) (Beaulieu et als., 2010).

Asimismo, la producción de leche de una cerda a menudo se convierte en una limitante para el crecimiento de los lechones a los 8 a 10 días de edad, por lo que la necesidad entre la oferta aumenta progresivamente. Las cerdas con un potencial genético para el aumento del número de lechones nacidos vivos registran un aumento de peso corporal a las 3 semanas de edad, teniendo camadas heterogéneas que en consecuencia, comprometerán la ganancia de peso logrado en promedio de crecimiento de los lechones ante el aumento de la heterogeneidad dentro de la camada,sin embargo, la producción de leche con el tamaño de la camada no es proporcional al número de lechones adicionales, por lo tanto la selección del tamaño de la camada aumenta la inversión de la cerda en la lactancia, lo cual está limitado por las necesidades de la cerda para el mantenimiento y crecimiento (Canario et als., 2010).

Peso del lechón y su relación con las fibras musculares.

La optimización de las condiciones de producción postnatales puede ayudar a mejorar el crecimiento muscular y por tanto la producción de carne de animal. Sin embargo, no se reconoce que la nutrición recibida por el feto cuando está en el útero pueda tener una influencia significativa en el potencial de crecimiento postnatal del individuo; podría pensarse que el potencial magro del animal esté determinado prenatalmente y que postnatalmente solamente puede expresarse ese potencial predeterminado (Stickland, 2007).

El potencial magro está determinado por dos factores claves: uno es la genética y el otro son las “condiciones ambientales” del útero. El músculo se produce a partir de los mioblastos que se dividen rápidamente en el feto en desarrollo (Stickland, 2007) llegando a los 35 – 50 días post-concepción, muchas de estas células se alinean y fusionan para formar fibras musculares largas primarias, caracterizando así, la primera fase en la formación de la fibra muscular; entre los días 55 y 95 de gestación los mioblastos se alinean en la superficie de las fibras primarias para formar una población más grande de pequeñas fibras musculares secundarias (véase figuras 2 y 3) (Nissen et als., 2004; Foxcroft et als., 2006; Stickland, 2007). Las fibras musculares se desarrollan en la etapa fetal y este número de fibras en la mayoría de los mamíferos está fijado prenatalmente (Nissen et als., 2004).

Se ha sabido desde hace muchos años que el peso al nacimiento, entre los lechones ligeros o con bajo peso (0,75 a 1,25 Kg), medianos o promedio (1,30 a 1,70 Kg), difieren biológicamente de sus compañeros de camada más pesados (1,75 a 2,05 Kg) (Beaulieu et als., 2010). Se ha demostrado que hay variación en el número total de las fibras musculares dentro de una camada de cerdos y que los cerdos con la menor tasa de crecimiento postnatal (bajo peso al nacimiento) tienen un menor número de fibras musculares totales de sus compañeros de camada más grandes (lechones pesados) (Nissen et als., 2004; Foxcroft et als., 2006; Beaulieu et als., 2010) dando como resultado canales con mayor cantidad de grasa dorsal (Buxadé y Sánchez, 2008; Beaulieu et als., 2010) y un descenso en el contenido de carne magra, una proporción menor de jamón y lomo, atribuyendo estos resultados a un menor número total y mayor tamaño de las miofibrillas (Beaulieu et als., 2010), esto es debido a que la tasa de crecimiento del músculo, después del nacimiento se correlaciona positivamente con el número de fibras musculares y la tasa de crecimiento de la fibra muscular individual (Nissen et als., 2004); sin embargo, no hubo efectos relevantes relacionados al peso al nacimiento con la calidad de la carne del cerdo (pérdida por goteo o por sabor) (Beaulieu et als., 2010).

La variación en el tamaño de la camada al nacer se ha atribuido a una desnutrición en el útero en lechones de bajo peso al nacimiento, lo que indica una reducción del número de fibras musculares desarrolladas antes del nacimiento y, por lo tanto, da lugar a una menor tasa de crecimiento postnatal (Nissen et als., 2004); también se ha reportado el mismo número de las fibras primarias en lechones de diferentes pesos pero un menor número de fibras secundarias en los lechones más pequeños en comparación con los lechones más grandes (Beaulieu et als., 2010). Se cree que la variación en el número de fibras musculares primarias es más controlada genéticamente que la variación de las fibras secundarias debido a que las fibras primarias se desarrollan tempranamente en la etapa fetal, consecuentemente, se puede sugerir que los nutrientes no
son limitantes para el desarrollo en esta etapa, así, la variación de las fibras primarias es probablemente una variación normal en el potencial genético dentro de la camada mientras que la variación en el número de fibras secundarias, es más variable y es afectada tanto por factores genéticos y ambientales, tales como el suministro de nutrientes. Debido a que el crecimiento del feto es mayor durante el último trimestre, podría ser que el suministro de nutrientes se vea limitado para algunos fetos en esta etapa, impactando en la proliferación de células y por lo tanto, el potencial de crecimiento posnatal (Nissen et als., 2004).

El impacto que tiene el peso del lechón al nacer y el tamaño de la camada, sobre su desempeño productivo impacto lechon peso 4

Factores que afectan el peso del lechón al nacimiento

El pleno desarrollo de cada individuo dentro de una camada rara vez se logra, ya que éste es el resultado de múltiples interacciones, entre factores genéticos y ambientales (Canario et als., 2010); estas interacciones se describen en la figura 4, misma en la que se amplia la información a detalle de los factores que afectan tanto la producción láctea como el crecimiento y/o peso al nacimiento, tanto de cerda como de los lechones.

A continuación se mencionan los factores más destacados que afectan el peso del lechón al nacimiento:

  1. El tipo genético de la reproductora o efecto materno (Lisazo, 1995; Fernández, 2000; See, 2003a; Canario et als., 2010), éste explica la mayor parte de la variación genética en el peso al nacer (Canario et als., 2010).
  2. La alimentación que ha recibido la cerda en la gestación (Buxadé y Sánchez, 2008).
  3. Niveles adecuados de energía y proteína en la ración (Pluske y cols., 1995; Lisazo, 1995).
  4. El nivel de absorción intestinal de la reproductora.
  5. Una inadecuada provisión de líquido amniótico y de nutrientes.
  6. El consumo de sustancias tóxicas por parte de la reproductora (Buxadé y Sánchez, 2008). En este caso son más relevantes las micotoxinas en los granos, tanto en forma individual como la del sinergismo entre ellas (Gimeno, 2005; Sala y cols., 2008; Fierro y cols., 2008).
  7. La insuficiencia o disfunción del útero, endometrio o placenta (Buxadé y Sánchez, 2008).
  8. Temperatura ambiente inadecuada durante la gestación.
  9. Situaciones generadoras de estrés en la madre.
  10. Un manejo inadecuado de la reproductora (Buxadé y Sánchez, 2008).
  11. Interacción Animal – Animal (Efecto o Interacción social) (Bouwman et als., 2010; Canario et als., 2010; Beltrán, 2010a, b), de los cuales resalta:
  12. Número de partos (Pluske y cols., 1995; Lisazo, 1995).
  13. Tamaño de la camada (Pluske y cols., 1995; Lisazo, 1995; Buxadé y Sánchez, 2008).
  14. Interacción Animal – Animal (Efecto o interacción social)

Los rendimientos de las piaras mantenidas en grupos pueden estar afectados por las interacciones sociales entre individuos (Bouwman et als., 2010). Las interacciones sociales pueden verse comprometidas debido a la competencia por recursos los cuales se encuentran limitados (Bouwman et als., 2010; Canario et als., 2010) tales como espacio y alimento. Por lo tanto, el pleno desarrollo de cada individuo dentro de la camada rara vez se logra (Canario et als., 2010) debido a la conducta social puede resultar en la reducción del crecimiento y/o a la producción, lesiones o muertes (Bouwman et als., 2010), que en estas condiciones se traduce en que los lechones más grandes son más eficientes en el acceso a la leche que sus compañeros de camada más pequeños (Canario et als., 2010).

Estas interacciones sociales entre lechones o entre hermanos, posiblemente afectan la ganancia media diaria (GMD),supervivencia en el pre-destete, desde el nacimiento hasta el destete (Milligan et als., 2001; Bouwman et als., 2010). La producción de leche de la cerda es potencialmente un recurso limitante debido a que empieza la competencia entre lechones debido a que el consumo

diario de alimento no deja de aumentar, mientras que la producción de la leche de la cerda alcanza un nivel bastante constante después del 8o al 10o día; otra fuente potencial que altera la interacción es el establecimiento en el orden del pezón (ya que los lechones tienden a posicionarse en un orden específico en los pezones durante la lactancia); durante las primeras horas después del nacimiento los lechones empujan y muerden a los otros para capturar un pezón, pero la competencia se reduce tan pronto como el orden del pezón se ha establecido (Bouwman et als., 2010).

Consecuentemente, los lechones de bajo peso al nacimiento pueden morir en los primeros días presumiblemente porque no pueden establecer la propiedad de un pezón funcional,posteriormente, los lechones más pesados son más capaces de estimular su pezón para producir más leche y así obtener más hormonas y nutrientes disponibles de la cerda (Milliga et als., 2001).

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entono Mayo-Junio 2013

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