Incubación con Bio Respuesta

Rudy Verhelst
Roger Banwell
Paul Degraeve
Petersime

La incubación de huevos a escala industrial es un proceso que requiere cuatro principios básicos: Mantener los huevos a la temperatura adecuada, proporcionarles suficiente ventilación, crear la humedad apropiada en el entorno y voltear periódicamente los huevos. En este artículo, se explican detalladamente los factores de temperatura, ventilación y humedad, tanto de la incubadora como de la nacedora.

Antes, la incubación a gran escala se realizaba sobre todo en función de la experiencia: El éxito de los nacimientos dependía en gran medida de la experiencia y la destreza que tuviera el jefe de la planta de incubación. Con el método de ensayo y error, se fueron logrando mejoras en el proceso. Algunos jefes de planta modificaban los ajustes de calefacción, refrigeración y ventilación de forma muy precisa a partir de su experiencia, y obtenían una buena incubabilidad. Sin embargo, muchos otros no entendían realmente por qué debían cambiar estos factores para optimizar la incubabilidad, ni en qué medida debían hacerlo. Por otra parte, ajustar manualmente cada incubadora de acuerdo con la duración del proceso, la edad del lote, la fertilidad, etc., requiere mucho tiempo. En las plantas de incubación pequeñas, aún puede ser viable, pero actualmente las plantas de incubación no dejan de aumentar su capacidad, por lo que optimizar manualmente los ajustes de cada incubadora todos los días es prácticamente imposible.

Por este motivo, los jefes de las plantas de incubación suelen automatizar el ajuste de las incubadoras. Para ello, es necesario que la incubadora obtenga información de los embriones. De este modo, la incubadora puede «escuchar» al embrión y dejar que él determine los ajustes de la incubadora: El embrión indica si necesita enfriamiento, calefacción o ventilación. Este método de trabajo se denomina Incubación con Bio Respuesta, y se aplica tanto a la incubadora como a la nacedora.

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La incubadora puede «escuchar» al embrión y dejar que él determine los ajustes de la incubadora este método de trabajo se denomina Incubación con Bio Respuesta, y se aplica tanto a la incubadora como a la nacedora.

I. Incubadora

a. Temperatura

Lo primero que necesita un embrión en desarrollo es ser incubado a la temperatura correcta. Si se produce una desviación respecto a la temperatura adecuada, la incubabilidad disminuirá, el momento de nacimiento variará, etc. Por la literatura y la práctica, se sabe que la temperatura ideal del embrión es de unos 37,8°C (100,0°F) a lo largo de todo el proceso de incubación (Visschedijk, 1991; Aviagen, 2011a). Dado que es imposible medir la temperatura del embrión de forma no invasiva, una buena alternativa consiste en medir la temperatura de la cáscara del huevo (Tazawa & Nakagawa, 1985; French, 1997).

Sin embargo, en las incubadoras convencionales, la única medición de temperatura que se realiza es la del aire en un punto concreto de la incubadora. Esta temperatura no es la de la cáscara de los huevos de la incubadora.

Por ejemplo:

  • En los primeros días de incubación, para que la cáscara del huevo alcance una temperatura de 37,8°C, la temperatura del aire puede ser de 38,1°C. Esto se debe a que, en la primera fase de la incubación, el aire debe calentar los huevos por convección.
  • A mitad del proceso de incubación, es posible que la temperatura del aire de esa misma incubadora tenga que estar a 37,8°C para que la cáscara de los huevos permanezca a 37,8°C. En esta fase, el embrión comienza a producir calor por sí mismo, de modo que no es necesario aportarle tanto calor.
  • En la última fase de la incubación, para mantener la temperatura de la cáscara de los huevos a 37,8°C, la temperatura del aire de la máquina se debe reducir hasta 36,9°C, por ejemplo, en el caso de un lote joven. En esta etapa, el embrión produce mucho calor, que es necesario disipar mediante el efecto enfriador del aire. Si el lote es de mayor edad, la temperatura del aire se debe reducir hasta 36,4°C, puesto que los huevos de mayor edad generan más calor.

Podemos concluir que no hay una relación clara entre la temperatura del aire de la incubadora y la temperatura de la cáscara del huevo, ya que depende de diversos factores, como la duración del proceso o la edad del lote, entre otros.

En la práctica, esto significa que el jefe de la planta de incubación tiene que consultar periódicamente la temperatura de la cáscara del huevo y modificar en consecuencia los ajustes de calefacción y enfriamiento de la máquina, con cada uno de los lotes que desee incubar. La temperatura de la cáscara del huevo se puede consultar de forma manual, pero en las plantas de incubación de gran tamaño, hacerlo así requiere mucho tiempo. Por ejemplo, en una planta de incubación con 40 incubadoras, un jefe quiere medir la temperatura de la cáscara de los huevos dos veces al día en cada máquina. Para obtener resultados fiables, mide la temperatura de la cáscara de 12 huevos en cada máquina, anota los resultados, calcula la temperatura media de la cáscara de los huevos y cambia los ajustes de la incubadora siempre que sea necesario. Si tardara 10 minutos con cada máquina, necesitaría 40 × 10 × 2 = 800 minutos, es decir, casi 13 horas al día.

Por esto, se desarrolló un dispositivo con tecnología de infrarrojos para medir la temperatura de la cáscara del huevo: OvoScan. En cada incubadora, 3 de estos dispositivos miden, cada uno, la temperatura de la cáscara de 4 huevos cada 10 segundos. Así, OvoScan automatiza el largo proceso de medir la temperatura de la cáscara del huevo; con ello, evita el riesgo de errores humanos y la necesidad de abrir las puertas de la incubadora cada vez que se ha de medir la temperatura de la cáscara del huevo.

En la práctica, si la temperatura de la cáscara del huevo que indica OvoScan es demasiado alta, se envía información al controlador de la incubadora para que disminuya la temperatura del aire. Del mismo modo, si la temperatura de la cáscara del huevo llega a ser demasiado baja, se aumenta la temperatura del aire de la incubadora. De esta forma, OvoScan «escucha» lo que necesita el embrión, y es dicho embrión quién decide cuánta calefacción o cuánto enfriamiento quiere recibir.

Incubación con Bio Respuesta Incubacion Bio Respuesta 3b. CO2

Lo segundo que necesita el embrión para desarrollarse es un suministro correcto de oxígeno (O2) y un equilibrio adecuado entre O2 y CO2. Sobra aclarar que debe haber suficiente O2 disponible para que los embriones respiren. Como las incubadoras son entornos más o menos cerrados, se debe proporcionar suficiente ventilación. El nivel de O2 y el de CO2 están relacionados: Si una incubadora está cerrada, su nivel de O2 disminuirá y el de CO2 aumentará a medida que respiren los embriones. Al ventilar el interior de la incubadora, aumentará el O2 y disminuirá el CO2 según vaya entrando el aire fresco.

Tanto el nivel de O2 como el de CO2 influyen en el desarrollo de los embriones.

Antes, la ventilación de la incubadora se ajustaba basándose en la experiencia. La cantidad de aire fresco que entraba no se medía con precisión, y el jefe de la planta de incubación no podía saber el nivel de O2 y CO2 de la incubadora en las distintas fases del proceso. Para aumentar la incubabilidad, fue necesario empezar a medir esos valores. Medir el oxígeno es bastante caro, pero los sensores de CO2 que se comercializan son considerablemente precisos y se pueden adquirir a un precio razonable. Dado que el nivel de O2 y el de CO2 están relacionados, basta con medir únicamente los niveles de CO2.

Con la medición del CO2, el jefe de la planta de incubación puede controlar mejor el proceso de incubación, ya que puede optimizar la ventilación de la máquina. Según los estudios científicos, durante la primera mitad de la incubación, a los embriones les convienen mayores niveles de CO2 (Willemsen et al, 2008), porque mejoran el desarrollo de su sistema cardiovascular. Para aplicar estos niveles mayores de CO2, la ventilación se reduce al mínimo; esto requiere una incubadora cerrada herméticamente. Durante la segunda mitad de la incubación, se necesita menos CO2 (es decir, más O2) para que el desarrollo de los embriones sea óptimo. En esta fase, los embriones producen más CO2, por lo que se necesita mayor ventilación.

Este es otro ejemplo del principio en el que se basa la incubación con Bio Respuesta. A medida que respira el embrión, los niveles de O2 y CO2 de la incubadora cambian. Al medir el nivel de CO2, se proporciona información a la incubadora y la ventilación se ajusta según corresponda. De nuevo, el embrión decide cuánta ventilación quiere recibir.

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A medida que respira el embrión, los niveles de O2 y CO2 de la incubadora cambian.

c. Humedad

En tercer lugar, los huevos que se están incubando deben ser capaces de perder suficiente peso (agua). La cantidad de agua que pierden depende de la humedad del aire que rodea a los huevos. Antes, como en los casos que hemos comentado, el jefe de la planta de incubación se basaba en su experiencia para controlar este factor: Ajustaba la ventilación de la incubadora para lograr una pérdida de peso adecuada, o incluso aumentaba la humedad pulverizando agua en el interior de la máquina.

Para entender lo que de verdad necesita el embrión, tenemos que analizar primero el proceso de pérdida de peso. Un huevo pierde peso porque se evapora agua por los poros de la cáscara. La humedad relativa en el interior del huevo es del 100%, por lo que el huevo pierde más agua si la humedad de su entorno es baja (Visschedijk, 1991). Si, por ejemplo, la incubadora tiene una humedad relativa del 35%, el huevo perderá más agua que si la humedad relativa de la incubadora es del 80%.

Pero ¿cuánto peso necesita perder el embrión? Si la pérdida de peso es demasiado alta, el embrión se deshidratará. Si es demasiado baja, será más difícil incubar el embrión, porque la cámara de aire será demasiado pequeña y podría, incluso, ahogarse (Visschedijk, 1991). En el caso de los huevos de gallina, la pérdida de peso ideal tras 18 días de incubación es del 11–12% (Aviagen, 2011 b).

Para medir la pérdida de peso del huevo, se ha desarrollado un dispositivo específico de pesaje: Dynamic Weight Loss System, una báscula instalada en la incubadora que registra la pérdida de peso de una bandeja de 150 huevos pesándola cada hora. Comparando su peso en cada momento con el peso inicial, se puede averiguar la pérdida de peso y es posible predecir el porcentaje de pérdida de peso a los 18 días de incubación. Como en los casos anteriores, el jefe de la planta de incubación puede «escuchar» al embrión. Si la previsión de pérdida de peso para el día 18 es demasiado alta, se aumentará la humedad relativa reduciendo la ventilación (o pulverizando agua, en casos extremos). Si la pérdida de peso prevista para el día 18 es demasiado baja, se reducirá la humedad relativa aumentando la ventilación.

La ventilación necesaria para mantener los niveles de CO2 afecta a la humedad, y viceversa. Si la incubadora se cierra en la primera fase del proceso de incubación para aumentar el nivel de CO2, aumentará la humedad; por otra parte, ventilar más en la segunda mitad del proceso de incubación reducirá el nivel de CO2 y la humedad. En ensayos de campo a gran escala, se ha observado que de esta manera se incrementa la incubabilidad, se reduce la mortalidad en la primera semana y se mejora el índice de conversión de alimento.

II. Nacedora

En los últimos días de la incubación, cuando los huevos se transfieren a la nacedora, se aplican los mismos principios. El principal reto de la nacedora es conseguir que los nacimientos se sincronicen. Al reducir la ventana de nacimiento (el período durante el cual nace la mayoría de los pollitos), se mejora la uniformidad de los pollitos y disminuye el tiempo que están sin agua ni alimento los primeros en nacer.

Para reducir la ventana de nacimiento, se ha desarrollado un dispositivo específico llamado Synchro-Hatch. Este dispositivo detecta el momento en el que los embriones pasan a la fase de picaje interno y empiezan a usar sus pulmones. A partir de esta señal, la nacedora empieza a modificar parámetros como la temperatura y el CO2 con el fin de sincronizar más el proceso de nacimiento.

Synchro-Hatch es otra herramienta que permite a los jefes de plantas de incubación escuchar a los embriones. En cuanto el embrión está listo (picaje interno), se inicia el proceso de nacimiento. El embrión decide cuándo deben empezar a cambiar la temperatura y el nivel de CO2 de la nacedora, del mismo modo que, en la naturaleza, el embrión empezaría a llamar a la madre para que ésta supiera cuándo comienza el nacimiento.

A modo de conclusión, aplicar la tecnología de incubación con Bio Respuesta permite que el jefe de la planta de incubación pueda escuchar al embrión. Los ajustes de la incubadora, como la calefacción, la refrigeración y la ventilación, se pueden optimizar con dispositivos como OvoScan, Dynamic Weight Loss System o Synchro-Hatch, para que el embrión pueda decidir el nivel de temperatura, CO2 y humedad que necesita, o para dar la señal cuando esté listo para el nacimiento. Al aplicar estos principios, aumenta la incubabilidad, disminuye la mortalidad en la primera semana y mejora el índice de conversión de alimento.

Referencias:

  • Aviagen, How to measure eggshell temperature. http://en.aviagen.com /assets/ Tech_Center/ BB_Resources_Tools /AviagenHatcheryHowTos6.pdf (2011).
  • Aviagen, How to measure egg water loss. http:// en.aviagen.com/ assets/Tech_Center/ BB_Resources_Tools/ AviagenHatcheryHowTos6.pdf (2011).
  • French, N. A., Modelling incubation temperature: The effects of incubator design, embryonic development, and egg size. Poult. Sci. 1997, 76, 124–133.
  • Tazawa, H. y Nakagawa, S., Response of egg temperature, heart rate and blood pressure in the chick embryo to hypothermal stress. J. Comp. Physiol, 1985, 155B, 195–200.
  • Visschedijk, A. H. J., Physics and physiology of incubation. British Poultry Science 1991; 32, 3-20.
  • Willemsen, H., Tona, K., Bruggeman, V., Onagbesan, O. y Decuypere, E., Effects of high CO2 level during early incubation and late incubation in ovo dexamethasone injection on perinatal embryonic parameters and post-hatch growth of broilers. British Poultry Science, 2008, 49, 2, 222-231.

Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno

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