Alejandro Romero Herrera
Director General
Geolife Swiss México
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De acuerdo a la SIAP, México creció en cuanto a producción de alimentos en el segmento de 2012 a 2017 en un 17.6%, posicionándose como el décimo productor del mundo. En lo que representa exportaciones, se presenta la balanza comercial un superávit con un crecimiento de 42.9% en los seis años arriba mencionados.
Si bien en nuestro país contamos con empresas muy bien establecidas en carnes, huevos, lácteos y productos agrícolas, existen aún muchas oportunidades de mejora en las cuales es necesario enfocarse con el fin de mantener e incrementar la posición privilegiada de liderazgo que actualmente ostenta México.
Se espera que para el año 2050 seamos alrededor de 163 millones de personas en nuestro país, con un 50% de la población perteneciente a la clase media, esto quiere decir con una alta demanda de proteína de calidad y por supuesto con una importante participación en el mercado de exportación.
Estas buenas noticias en cuanto al crecimiento de la demanda vienen de la mano con una alta responsabilidad y reto. De acuerdo a la ONU para satisfacer esta demanda debemos duplicar la producción de alimento de 2010 pero con la exigencia de usar los mismos recursos, el mismo espacio y además a precios competitivos. Esta situación viene anudada a las demandas del mercado el cual exige seguridad alimentaria, respeto al trato animal, buenas condiciones para los trabajadores, menos uso de químicos, cuidado al agua, suelos, manejo de residuos y medio ambiente.
Es por esto que es momento de pensar fuera de la caja, romper paradigmas y buscar prácticas de producción de economía circular en donde se puedan aprovechar al máximo todos los recursos con el fin de lograr un sistema no solo sustentable sino a la vez rentable.
Es importante establecer programas de trabajo integrales que aborden todas las áreas del sistema de producción como un todo y no por separado como actualmente se manejan. Se generan entonces muchas interrogantes:
¿Cómo lograr granos de calidad para alimentar a los animales con una producción suficiente para satisfacer la demanda sin necesidad de apelar al uso de fertilizantes químicos que afectan los suelos obligando al uso excesivo de plaguicidas e insecticidas disminuyendo año con un año su productividad?
¿Cómo mejorar los problemas de sanidad en granjas evitando el uso indefinido de desinfectantes y promotores de crecimiento manteniendo la productividad?
¿Qué hacer con el estiércol y mortalidades para disminuir los focos de contaminación y vectores de enfermedades?
¿Cómo poder aprovechar las aguas residuales para poderlas reutilizar en riego de cultivos o incluso limpieza de corrales?
Los agro-empresarios deben empezar a elaborar modelos de trabajo que propendan a la solución de éstas, las cuales son por supuesto algunas de las interrogantes que se pueden llegar a presentar para pensar en el sistema de producción como un todo de manera realmente integral. La buena noticia es que la industria se está preparando para atender estas demandas con el fin de ofrecer soluciones reales. Es importante entonces estar atentos y ser muy selectivos con la selección de aliados comerciales que realmente van a apoyar en el alcance de los retos y demandas que el mercado exige.
Quiero con este articulo generar incomodidad e inquietud para precisamente salir de lo tradicional e identificar cómo lograr hacer más con más.
Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno Abril-Mayo 2019
