Cojera en Vacas de Leche: Investigaciones Recientes en Diagnóstico y Tratamiento

Giuliana G. Miguel-Pacheco MV MSc PhD.
Investigadora asociada de la Escuela de Medicina y Ciencia Veterinaria.
Universidad de Nottingham, Reino Unido.

Después de la mastitis, la cojera es una de las enfermedades más importantes del hato lechero, particularmente de alta producción (FAWC, 2009). Esta enfermedad afecta gravemente el bienestar, la salud y la producción de las vacas de leche. Se considera que 3 a 4 de cada 10 vacas sufren de cojera al menos una vez por lactancia (Barker et al., 2010; Tadich et al., 2010). El dolor causado por la cojera ocasiona que estas vacas modifiquen su comportamiento al intentar disminuir el dolor en el miembro afectado (Miguel-Pacheco et al., 2013). Al reducir su actividad las vacas disminuyen su consumo de alimento, lo cual genera pérdida de peso y reducción en la producción de leche.

El impacto económico de la cojera se manifiesta no sólo en el costo directo debido a los tratamientos y manejo de los animales afectados, también por el impacto indirecto en la producción lechera. Se ha observado una asociación negativa entre la producción de leche y el grado de cojera, lo cual es relevante ya que los hatos de alta producción lechera son los que presentan una prevalencia alta de cojeras (Green et al., 2014). La cojera también se ha visto asociada a una reducción en la actividad reproductiva del hato lechero, esto probablemente debido a que las vacas cojas reducen su actividad por lo cual las montas durante el celo no son tan evidentes, además que presentan baja actividad ovárica y tienen 3.5 veces más probabilidad de presentar ciclos ovulatorios más largos en comparación con vacas sanas (Garbarino et al., 2004; Walker et al., 2008; Morris et al., 2011).

Por muchos años la investigación en cojera se ha centrado en la prevención e identificación de los factores de riesgo, pero poco se sabía sobre el adecuado diagnóstico y tratamiento. El presente artículo resume la investigación más reciente en estas áreas.

HACIA UN ADECUADO DIAGNÓSTICO

El uso de observación directa de las vacas en movimiento, se ha convertido en el método más popular en muchos países (Tadich et al., 2010). Se ha observado que este método ayuda a diagnosticar hasta un 90% de las lesiones más graves como úlceras palmares. Para que este método ayude en el diagnóstico temprano de las cojeras se ha recomendado que se utilice por lo menos cada quince días en todo el hato y de preferencia se realice un entrenamiento del personal a cargo, tratando que sean las mismas personas las que realizan el diagnóstico (Leach et al., 2012). En la figura 1, se puede apreciar el método usado por la asociación de ganaderos de leche en el Reino Unido. Este método se desarrolló en conjunción con los productores lecheros, veterinarios e investigadores, y se simplificó de tal modo que fuese de fácil entendimiento y aplicación en las granjas de leche (DairyCo, 2009).

Se ha sugerido que cambios en el comportamiento de las vacas podrían ayudar en el diagnóstico de las cojeras. Es necesaria más investigación en esta área pero estos son los principales cambios observados (Weary et al., 2009; Miguel- Pacheco et al., 2013):

  • El tiempo que las vacas invierten en comer está negativamente asociado a la severidad de la claudicación.
  • Las vacas cojas tienden a ser las últimas en entrar a la ordeña.
  • Se ha observado un incremento en el tiempo de descanso, en especial se observó un incremento en la duración de cada episodio de descanso.
  • En granjas con ordeño automático, las vacas cojas visitan menos las unidades de ordeño.

Como se mencionó, esta área aún sigue en investigación ya que lo que se intenta es encontrar métodos más objetivos y automatizados de identificación de vacas cojas, entre algunos de los métodos sugeridos están la observación de desviaciones del comportamiento normal de las vacas o el uso de básculas en la zona de ordeño que identifiquen qué miembro no está completamente apoyado (Pastell et al., 2010). Sin embargo, existe un método aún en investigación que es la comparación de la temperatura entre las pezuñas anteriores y posteriores mediante termómetros infrarrojos el cual está dando resultados prometedores para la identificación de las pezuñas afectadas (Wood et al., 2015).

El identificar una vaca coja se ha convertido en un reto en las granjas, por que para algunos dueños una vaca coja puede ser una vaca que necesita tratamiento ya que presenta una claudicación severa y no reparan en aquellas que quizás presentan una claudicación menos intensa (Horseman et al., 2013). Por lo cual es necesario un entrenamiento adecuado a todos los niveles, desde el veterinario a cargo del hato, hasta el personal de granja (ordeñadores, vaqueros, etc.), haciendo uso de métodos sencillos de identificación de los animales con cojera o claudicación.

Figura 1. DairyCo Puntuación de Movilidad: para el diagnóstico de cojera en el hato lechero. Adaptado y traducido de la página de AHDB (http://dairy.ahdb. org.uk/technical-information/ animal-health-welfare/lame- ness/husbandry-prevention/ mobility-scoring/#.VfTq2HsiyTf)

TRATAMIENTO OPORTUNO Y EFECTIVO

En los últimos 5 años, estudios realizados en Inglaterra han identificado que el diagnóstico temprano y la aplicación de tratamientos dentro de los primeros 2 días después de observar a la vaca con claudicación, ofrece el mejor pronóstico clínico (Leach et al., 2012; Thomas et al., 2015). El retraso en tratar cojeras incrementa el riesgo de que la incidencia de la misma incremente dentro del hato, y se ha observado que mientras más crónica sea la cojera a tratar, es decir mientras más se tarde en identificar a un animal cojo, existen menos posibilidades que el animal se recupere. Así mismo, se ha observado que casos severos y agudos de cojera son raros; usualmente los casos severos observados en granja fueron en algún momento casos moderados o leves que debido a que no se identificaron a tiempo progresaron a un estado severo (Alawneh et al., 2012).

Por otro lado se ha identificado que pocas granjas realizan diagnóstico o examen de movilidad a su ganado de manera regular y que además aplican tratamientos hasta 65 días después de haber observado al animal cojo (Leach et al., 2012). Esto se debe, a que la mayoría de los productores manifiestan que una vaca coja es aquella con dificultad para desplazarse mientras que aquellas que presentan cojeras leves a moderadas no son consideradas aún para tratamiento inmediato (Horseman et al., 2013). Esto último es alarmante desde el punto de vista ético y de bienestar animal, además del punto de vista productivo, ya que es muy probable que estos animales estén reduciendo lentamente su producción de leche así como su condición corporal.

Algunos de los principales problemas a los que se enfrentan veterinarios y productores para tratar oportunamente la cojera es la falta de conocimientos para identificar adecuadamente las lesiones de pezuña (diferencia entre hemorragia plantar o úlcera plantar), falta de protocolos científicamente probados para el tratamiento de la cojera (la mayoría son tratamientos empíricos), falta de equipo adecuado dentro de las granjas (por ejemplo mangas y mesas de manejo) y falta de entrenamiento en el corte y limpieza de pezuñas (la mayoría aprende por sí solo) (Horseman et al., 2014).

Tratamientos recomendados.

Entre los tratamientos recomendados para las lesiones de casco de la pezuña están:

  • Casqueo correctivo.
  • Bloques de madera o goma.
  • Analgésicos.

Es importante recordar y hacer hincapié que los cambios tanto de comportamiento como la reducción en la producción están asociados al dolor que esta enfermedad causa a los animales, por lo cual es importante el uso de analgésicos como parte del protocolo de manejo de la cojera. Un estudio reciente observó que animales con cojera aguda que recibieron casqueo correctivo, bloque de madera y analgésico tuvieron mayor probabilidad de recuperación que aquellos que sólo recibieron uno de los tratamientos más el casqueo correctivo (Thomas et al., 2015).

CONCLUSIÓN

El diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado dentro de las primeras 48 horas es el mensaje que se debe compartir tanto entre veterinarios como productores. No sólo por las consecuencias en la producción del hato lechero si no también para el bienestar de los animales que como veterinarios tenemos la obligación de atender.

REFERENCIAS

  1. Alawneh, J.I., Laven, R.A., Stevenson, M.A., 2012. Interval between detection of lameness by locomotion scoring and treatment for lameness: a survival analysis. (Special Issue: Bovine lameness.). Veterinary Journal 193, 622-625.
  2. Barker, Z.E., Leach, K.A., Whay, H.R., Bell, N.J., Main, D.C.J., 2010. Assessment of lameness prevalence and associated risk factors in dairy herds in England and Wales. Journal of Dairy Science 93, 932-941.
  3. DairyCo, 2009. Mobility Score-Instructions.
  4. FAWC, 2009. Farm animal welfare in Great Britain: Past, present and future, In: DEFRA (Ed.), Farm Animal Welfare Council, London, United Kingdom.
  5. Garbarino, E.J., Hernandez, J.A., Shearer, J.K., Risco, C.A., Thatcher, W.W., 2004. Effect of lameness on ovarian activity in postpartum Holstein cows. Journal of Dairy Science 87, 4123-4131.
  6. Green, L.E., Huxley, J.N., Banks, C., Green, M.J., 2014. Temporal associations between low body condition, lameness and milk yield in a UK dairy herd. Preventive Veterinary Medicine 113, 63-71.
  7. Horseman, S.V., Roe, E.J., Huxley, J.N., Bell, N.J., Mason, C.S., Whay, H.R., 2014. The use of in-depth interviews to understand the process of treating lame dairy cows from the farmers’ perspective. Animal Welfare 23, 157-165.
  8. Horseman, S.V., Whay, H.R., Huxley, J.N., Bell, N.J., Mason, C.S., 2013. A survey of the on-farm treatment of sole ulcer and white line disease in dairy cattle. Veterinary Journal 197, 461-467.
  9. Leach, K.A., Tisdall, D.A., Bell, N.J., Main, D.C.J., Green, L.E., 2012. The effects of early treatment for hindlimb lameness in dairy cows on four commercial UK farms. Veterinary Journal 193, 626-632.
  10. Miguel-Pacheco, G.G., Kaler, J., Remnant, J., Cheyne, L., Abbott, C., French, A.P., Pridmore, T.P., Huxley, J.N., 2013. Behavioural changes in dairy cows with lameness in an automatic milking system. Applied Animal Behaviour Science.
  11. Morris, M.J., Kaneko, K., Walker, S.L., Jones, D.N., Routly, J.E., Smith, R.F., Dobson, H., 2011. Influence of lameness on follicular growth, ovulation, reproductive hormone concentrations and estrus behavior in dairy cows. Theriogenology 76, 658-668.
  12. Pastell, M., Hanninen, L., de Passille, A.M., Rushen, J., 2010. Measures of weight distribution of dairy cows to detect lameness and the presence of hoof lesions. Journal of Dairy Science 93, 954-960.
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  14. Thomas, H.J., Miguel-Pacheco, G.G., Bollard, N.J., Archer, S.C., Bell, N.J., Mason, C., Maxwell, O.J., Remnant, J.G., Sleeman, P., Whay, H.R., Huxley, J.N., 2015. Evaluation of treatments for claw horn lesions in dairy cows in a randomized controlled trial. J Dairy Sci.
  15. Walker, S.L., Smith, R.F., Routly, J.E., Jones, D.N., Morris, M.J., Dobson, H., 2008. Lameness, Activity Time-Budgets, and Estrus Expression in Dairy Cattle. Journal of Dairy Science 91, 4552-4559.
  16. Weary, D.M., Huzzey, J.M., von Keyserlingk, M.A.G., 2009. BOARD- INVITED REVIEW: Using behavior to predict and identify ill health in animals. J. Anim. Sci. 87, 770-777.
  17. Wood, S., Lin, Y., Knowles, T.G., Main, D.C.J., 2015. Infrared thermometry for lesion monitoring in cattle lameness. The Veterinary record 176.

Artículo publicado en Entorno Ganadero Agosto-Septiembre 2016

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