El recuento de células somáticas

Dr. Mario Lopez Benavides
Gerente de Servicio Técnico y Pruebas Clínicas
Portafolio Calidad de Leche
y Salud Animal DeLaval

En la industria lechera, el conjunto de células somáticas (y su cuantificación, el recuento de células somáticas, RCS), ha sido usado como un buen indicador de mastitis, la inflamación de la glándula mamaria.

Estas células del sistema inmune, cuya función es la de vigilar y de actuar en caso de infección, se han usado por varias décadas como un buen indicador del estado de salud de la vaca.

En la leche bovina normal, y cuando no existe inflamación, el RCS está compuesto primordialmente por macrófagos (∼80%), seguido por poblaciones de glóbulos blancos (también llamados leucocitos). La mayoría de estos leucocitos son los linfocitos (∼15%), y en mínimas proporciones por glóbulos blancos polimorfonucleares (<5%). Generalmente cuando la vaca está libre de infección, el RCS es <100,000 células/ml.

Cuando existe infección, las células inmunes actúan rápidamente. La infección ocurre cuando una bacteria supera las barreras naturales de protección del pezón y entra a la glándula mamaria. En esta instancia, el microorganismo invasor se encuentra en un medio ideal para colonizar y multiplicarse. Los macrófagos, haciendo alusión a su nombre griego, son los encargados de fagocitar (comer) estos organismos y evitar que su población aumente. Este proceso se conoce con el nombre de inmunidad innata. Su trabajo es sumamente importante, ya que aunque quizás los macrófagos no sean capaces de eliminar por completo una invasión microbiana, sí son capaces de promover el proceso de inflamación. La actividad de estas células conlleva a la secreción y reconocimiento de sustancias químicas por otras células, las cuales a su vez desencadenan la inmunidad celular adquirida.

El proceso de inflamación es una alarma para el organismo. En este momento, se desencadenan mecanismos que permiten que poblaciones celulares del sistema inmune entren a la glándula mamaria desde la sangre. El objetivo es claro, identificar y eliminar lo más rápido posible al enemigo. Cuando hay inflamación, la proporción de células inmunes en la leche se incrementa en forma exponencial.

Fácilmente, el RCS puede pasar de 100,000 células/ml a >1’000,000 células/ml en cuestión de pocas horas. Las proporciones de células también varían enormemente durante esta etapa. En su mayoría (>90%), las células son neutrófilos (parte del grupo de los glóbulos blancos polimor- fonucleares). Este grupo de células es más especializado en su función de reconocer y de fagocitar los elementos foráneos.

Dependiendo de la eficacia de la respuesta inmune y del tipo de microorganismo, el RCS puede volver a su estado normal en cuestión de horas o días. Cuando el RCS es moderado, i.e. >200,000-400,000 células/ml, se considera que existe mastitis subclínica, y se asume que hay inflamación debido a una infección bacteriana. En un estado subclínico, no hay un cambio físico evidente en la leche, pero la vaca sí puede ser una fuente de contagio hacia otra si no es identificada adecuadamente. La mastitis clínica, en cambio, se caracteriza por cambios visibles en la leche. Lo más usual en estos casos es tratar a la glándula mamaria con antibióticos para apoyar a la vaca en su lucha para eliminar al patógeno. Un RCS de este tipo de casos será usualmente >1’000,000 celulas/ml y es fácilmente distinguible por los ordeñadores. Es importante resaltar que existe una asociación muy fuerte entre el aumento en RCS y calidad y producción de leche. En pocas palabras, un alto RCS es sinónimo con pérdidas en calidad de leche, pérdidas en producción de leche y pérdidas asociados con los gastos de tratamiento. Es por eso que es importante monitorear en forma precisa cambios en RCS, tanto a nivel de hato como a nivel de vaca.

Existen varias formas de medir el RCS. Algunos métodos son más antiguos y poco exactos (ejemplo California Mastitis Test), mientras que otros son más precisos y a la vez prácticos de usar (ejemplo DeLaval DCC). Otros sistemas permiten que el RCS se pueda medir mientras la vaca se ordeña, requiriendo poca intervención humana. Estas herramientas ayudan a que el nivel de compromiso que el ganadero tenga con la salud de la vaca y las metas de calidad de leche por hato se cumpla apropiadamente. Sin embargo, como objetivo específico, el ganadero debe tratar de identificar aquellas vacas que pueden estar en estado subclínico y evitar llegar a un estado clínico o crónico, y
tener protocolos establecidos para actuar con rapidez.

Artículo publicado en Entorno Ganadero Agosto-Septiembre 2013

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