Movimiento sin Estrés

Temple Grandin, Jennifer Lanier y Mark Deesing.
2005. Rev.Angus,Bs.As.,227:64-70. Departamento de Ciencia Animal Colorado State University.
Traducción: Dr. Marcos Giménez-Zapiola. www.produccion-animal.com.ar

Introducción

Es función de los especialistas en comportamiento animal interpretar y traducir a un lenguaje claro la causa de las conductas y de las motivaciones que están detrás de cada una de ellas.

Durante años, hemos estado interesados en el método de Bud Williams para mover el ganado, porque los métodos de bajo nivel de estrés en el manejo de los animales mejoran tanto su productividad como su bienestar.

Por ejemplo, en una explotación de cría vacuna, cuando se lleva a los animales de la pastura a los corrales, o cuando se los mueve dentro de una rotación de parcelas en pastoreo, las vacas que se ponen nerviosas y corren descontroladas cuando se las arrea pueden perder sus terneros, o bien éstos pueden sufrir mucho estrés y tener menores ganancias de peso hasta el destete.

El movimiento descontrolado y alocado del ganado provoca estrés a los animales, desgasta y rompe las instalaciones y los alambrados, y genera una mayor incidencia de lesiones tanto a los trabajadores ganaderos como a los animales. El movimiento lento y calmo del ganado en los corrales de engorde también puede aminorar el estrés, reducir las enfermedades y permitir que los animales retornen rápidamente a su régimen de alimentación. El ganado que corre descontroladamente por los callejones hacia los corrales de trabajo ya está estresado, antes de ser expuesto a un nuevo estrés cuando se lo inmoviliza para someterlo a los tratamientos veterinarios habituales. Si se quiere disminuir el estrés y aumentar la productividad, es muy importante que el ganado reciba un tratamiento calmo y tranquilo en todos los aspectos del manejo.

Los métodos desarrollados por Bud Williams para el movimiento calmo y lento del ganado en las pasturas pueden ser definidos como una relación de estímulo y respuesta. El “estímulo” es una persona que simula un comportamiento de acecho propio de un predador, el cual suscita en el ganado el comportamiento de evitar al predador. El comportamiento de acecho representado por la persona se asemeja a la conducta de un predador de ganado, como el león o el lobo. En primer término, el predador localiza a la manada. Luego, comienza un lento relevamiento de la manada, caminando en sentido circular alrededor de ella para detectar a los miembros más débiles o viejos. La conducta del predador, dando vueltas alrededor de la manada, provoca ansiedad a sus integrantes. El ganado se torna incómodo, mientras espera un ataque del predador, y comienza a juntarse.

La incomodidad y leve ansiedad antecede al miedo y a la fuga que suscita un ataque concreto. Es importante tener presente, antes de intentar el uso de estos métodos, que éstos funcionan sobre la base de la ansiedad y no del miedo. Los métodos utilizados por Bud Williams para mover manadas de ganado vacuno en pasturas, o para mover lotes de animales en grandes corrales para engorde, son fáciles de aprender si se tiene paciencia y se toma el tiempo necesario. El trabajador ganadero se debe mover a la velocidad normal con que camina (como lo haría un predador al acecho), y no debe haber ningún ruido, ya sea silbidos, gritos o golpes de látigo. Si los animales comienzan a correr, estos métodos no funcionarán, pues sólo dan resultado si los animales están levemente ansiosos, y no asustados al extremo de fugarse a la disparada para alejarse de uno. Si los animales se ponen nerviosos y comienzan a correr al primer intento, se los debe dejar tranquilizarse durante no menos de 30 minutos antes de volver a intentarlo. Las maniobras del trabajador ganadero deben ser regulares y controladas, sin incurrir en movimientos bruscos ni sacudir los brazos.

Estos métodos funcionan mejor con animales que tienen una zona de fuga amplia. Hemos tratado de aplicarlos en un lote grande de animales amansados por el engorde a corral, sin éxito alguno. Es muy difícil suscitar una conducta evasiva en ganado manso, que ha tenido contacto prolongado con la gente. El ganado manso puede a menudo ser movido poniéndose a la cabeza de ellos. Los movimientos de los vaqueros pueden ser facilitados por algunos fenómenos que varían según la hora del día. Por ejemplo, cuando el ganado pastorea activamente tiende a dispersarse, mientras que el ganado que está descansando entre comidas tiende a agruparse.

Hay tres pasos en el proceso de mover ganado en pasturas grandes:

Juntar los animales en un grupo abierto

Este paso es el más importante. La mayor parte de la manada debe haberse juntado en un grupo abierto antes de intentar moverlo hacia algún lado. Según el tamaño de la manada, el carácter arisco o manso del ganado, y la topografía, se necesitarán entre 5 y 20 minutos para inducir a la manada a formar un grupo abierto. Esto se consigue aplicando una presión muy leve en el límite de la zona de fuga colectiva, para inducir a los individuos a juntarse en un grupo abierto. El trabajador ganadero deberá localizar el núcleo mayoritario de la manada, y comenzar a hacer una serie de movimientos hacia atrás y hacia adelante contra el borde de la manada. El movimiento se asemeja al de un limpiaparabrisas de automóvil.

El trabajador ganadero puede inducir a moverse a los animales que están en la parte de atrás de la manada clavándoles la mirada con una postura de predador. Esto simula la conducta inicial del predador al acecho, que le toma la medida a la manada. Al mismo tiempo, la persona debe mantenerse en constante movimiento hacia un lado y hacia el otro, pues si se deja de moverse o permanece demasiado tiempo en el punto ciego de los animales, éstos podrán darse vuelta para tenerlo a la vista. En pasturas abiertas, es importante tomarse todo el tiempo necesario. Para juntar la manada en un grupo abierto, se pueden necesitar entre seis y veinte movimientos amplios en zig-zag, de 100 metros o más cada uno. Los patrones de movimiento de un ganadero en una pastura grande o en otro tipo de espacio abierto son mucho más amplios que los de una persona que trabaja en espacios reducidos, como los callejones o corrales de engorde. Los animales dispersos en grandes superficies requieren movimientos mayores que los que ya están juntos en espacios peque- ños. Los movimientos de ida y vuelta del ganadero deben ser constantes, y deben extenderse hacia los costados lo suficiente como para que puedan verlo los animales que van adelante (Figura l).

Figura 1: Movimiento del vaquero para inducir el agrupamiento abierto del ganado.

Los animales que están apartados hacia los costados de la pastura serán atraídos por la manada a medida que se va formando el grupo abierto. Los animales escondidos en el matorral o el monte también van a ser atraídos hacia la manada, pues buscarán la seguridad que ésta les ofrece. No hay que salir a perseguir a los animales dispersos.

Es muy importante que el ganadero resista la tentación de presionar al ganado para que se agrupe rápidamente. Es bueno recordar que en esta etapa se procura causar una ansiedad leve a los animales mediante la simulación de una conducta predatoria de acecho. Esta conducta provoca ansiedad, y ésta hace que los animales busquen juntarse para estar seguros. Tal ansiedad surge antes del miedo y la reacción de fuga que provocan los ataques del predador. Hay que tomarse el tiempo necesario para permitir que los animales se junten, y que los terneros encuentren a sus madres.

Iniciar el movimiento de la manada

Una vez que la mayor parte de la manada se ha juntado en un grupo abierto, se puede aumentar la presión sobre la zona colectiva de fuga para iniciar el movimiento en la dirección deseada.

El ganadero prosigue su movimiento de ida y vuelta, pero presiona a la manada desde más cerca para inducirla a moverse hacia adelante. Este movimiento hará que la manada comience a extenderse a lo largo.

Figura 2: Iniciación del movimiento en la dirección deseada.

El ganadero debe diferenciar entre el movimiento “bueno” y el movimiento “malo” del ganado. Cuando el movimiento es “bueno”, el ganado puede ser arreado fácilmente en la dirección deseada, pues todos los animales están encaminados en un mismo sentido y se mueven suavemente. Se parecen a un grupo de animales que camina hacia una aguada, o que hace cualquier otro movimiento grupal voluntario en medio de una pastura amplia. En un grupo grande de animales, el movimiento “bueno” comienza con un animal, y otros animales lo siguen gradualmente. El movimiento “bueno” atrae a los otros animales a seguirlo, y el malo, por el contrario, impide que otros animales lo sigan de manera ordenada. Hay dos tipos de movimiento “malo”:

1) Los animales se disparan, se cortan hacia atrás, y otros movimientos nacidos del pánico.
2) Los animales dejan de moverse como una corriente ordenada en la dirección deseada.

Figura 3: Para mantener el movimiento en la dirección deseada, el ganadero sigue trabajando en zig-zag sobre la retaguardia de la manada.

Las señales iniciales de mal movimiento son las frenadas, los vaivenes hacia donde hay movimientos, o los animales que comienzan a darse vuelta hacia el ganadero, en vez de seguir en la dirección deseada. La forma extrema del mal movimiento es el remolino. El buen movimiento puede interrumpirse cuando los animales tratan de ubicar la posición del ganadero. Esta es una reacción natural de las especies de presa para protegerse de los predadores: quieren saber dónde está el atacante y cuáles son sus intenciones. Los animales se darán vuelta para mirar a la persona o al perro que se ubique en su punto ciego, detrás de su cola, o que quede afuera de su zona de fuga. Las personas no deberían estar más que momentáneamente en el punto ciego de cualquier animal, para lo cual la solución es caminar atravesándolo (figura 2).

Movimiento sin Estrés Movimiento sin Estres 4Para que el grupo se mueva, la presión debe ser aplicada a la vez sobre la zona de fuga colectiva y sobre los animales que integran la manada en movimiento. Cuando un animal responde a la presión del ganadero sobre la zona de fuga, éste debe cesar inmediatamente su presión o cambiar la dirección de su movimiento para aflojar la presión. Esto recompensa al animal por moverse en la dirección deseada, de modo que es más probable que el animal continúe ese movimiento. Cuando el movimiento deseado se debilita, el ganadero deberá aplicar presión nuevamente. Cada vez que se trabaja con los animales, se les está enseñando a moverse. Se les puede enseñar a ser fáciles de trabajar, y a tener buen movimiento, o se les puede enseñar a ser difíciles y a tener mal movimiento.

Figura 4: Para que el ganado no se dispare al cruzar una puerta, una persona puede controlar el movimiento desde atrás de dicha puerta.

Los animales deberán estar todos marchando en la misma dirección antes de hacer cualquier intento de cambiar la dirección de avance de la manada. Una vez que se ha iniciado un buen movimiento, el ganadero podrá controlar la dirección del mismo, moviéndose hacia la izquierda cuando quiera que el ganado gire hacia la derecha, y viceversa.
Un principio básico es alternar entre la penetración y la retirada de la zona de fuga del animal (figura 3).

Movimiento sin Estrés Movimiento sin Estres 6Controlar la Dirección del Movimiento

Cuando el ganado debe pasar por una puerta, el ganadero debe retroceder para aliviar la presión sobre la zona de fuga colectiva. El movimiento de salida de animales de parcelas pequeñas y corrales puede ser controlado usando un movimiento en forma de T.

El ganadero se debe mover acercándose y alejándose alternadamente de los animales, cerca de la puerta por donde deben pasar. Primero entra en la zona de fuga, al acercarse o al caminar hacia los animales en sentido contrario al de su avance, y luego, sale de la zona de fuga al alejarse de los animales o al caminar en el mismo sentido en que ellos avanzan.

En esta posición, el ganadero actúa como una válvula que regula el movimiento de la manada, y así previene la rotura de cercos. El control del movimiento de los animales al pasar por una puerta también contribuirá a impedir que las madres pierdan a sus crías, y a enseñar al ganado a aceptar que las personas controlen sus movimientos (Figuras 4 y 5).


Entorno Ganadero Octubre-Noviembre 2010

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