Programas de gestión ambiental en granjas artesanales

La Importancia de los programas de gestión ambiental en granjas Semi-tecnificadas y artesanales para el control en la trasmisión de enfermedades y la emisión de contaminantes.

Mauricio Silva Rodríguez
Departamento de Medicina y Zootecnia de Cerdos.
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Universidad Nacional Autónoma de México

Roberto G. Martínez Gamba
Departamento de Medicina y Zootecnia de Cerdos.
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Universidad Nacional Autónoma de México

Introducción

La porcicultura mexicana ha sufrido cambios en su estructura, ya que anteriormente se producía sólo para autoconsumo o para satisfacer al mercado de la región en que se habitaba. Actualmente se sabe que es factible intervenir en diversos factores que permiten alcanzar los parámetros esperados para poder competir en diversos mercados, como son: el ambiente de la zona, el nivel de bioseguridad, la alimentación, los dispositivos de trabajo o el sistema de producción, la genética de los animales y el mercado. La idea de conocer todos estos factores es para poder aprovecharlos a favor de los productores y poder satisfacer las demandas actuales de la población: poder producir carne de la más alta calidad al menor precio posible y conservando el ambiente.

El nivel de tecnificación es fundamental para la producción porcina, ya que permite optimizar los parámetros productivos de dichas granjas y lograr así los estándares del mercado local, nacional o internacional. La porcicultura nacional se divide en tres tipos de producción en relación a su nivel de tecnificación: tecnificada, semitecnificada y a pequeña escala o artesanales. La participación del estrato tecnificado en la producción se ha incrementado en los últimos años; se estima que la participación de esta producción en el mercado doméstico es aproximadamente del 50%. El sistema semitecnificado participa con el 20% de la producción en el mercado doméstico, su mayor significado en abasto se presenta en el centro y sur del país.

La producción a pequeña escala o artesanal se practica en todo el territorio nacional. Se estima que esta porcicultura aporta el 30% de la producción nacional y se destina para el abasto de mercados micro-regionales, regionales y en algunos casos parcialmente al autoabastecimiento. Como se mencionó con anterioridad, los medianos y pequeños productores constituyen una parte importante de la comercialización de cerdo en el país.

El comportamiento de la producción de carne de cerdo ha sido afectado por factores internos y externos. En el ámbito nacional, uno de los principales factores se relaciona con las crisis recurrentes de la economía, situación que les obligó a abandonar sus granjas. Por otra parte, la disminución del poder adquisitivo de la población trajo consigo que los consumidores se orientaran hacia la carne de pollo debido a su precio más bajo y menor contenido en grasa. En el contexto internacional, sus limitantes se encuentran en la sobreoferta de productos porcinos (principalmente estadounidenses) que con precios menores ingresan fácilmente al mercado mexicano. La grave situación por la que atraviesa el sector ha sido generada además por el encarecimiento de los insumos y por la falta de liquidez para comprarlos, hecho que desplazó a muchos productores, principalmente semitecnificados desapareciendo algunos del mercado mientras que otros se unieron a las granjas tecnificadas para sobrevivir.

Producción a pequeña escala

Sin embargo, en cuanto a la producción a pequeña escala, conocida también como de traspatio, artesanal o familiar, se observa que sigue siendo una de las principales abastecedoras en el contexto nacional, sin que se detecte -aparentemente- una disminución en el número de pequeños productores que intervienen en el mercado con una producción “hormiga”. Pero este tipo de porcicultura es cuestionada ampliamente por diversos sectores de la cadena de producción del cerdo, achacándole una serie de males como la transmisión de enfermedades a otras granjas porcinas como PRRS, Circovirosis, APP, Diarrea Epidémica Porcina e Influenza Porcina, entre otras; contaminación ambiental a través de descargas de CO2, metano, nitritos, nitratos y sulfuro de hidrógeno; falta de bienestar animal y sobre todo efectos sobre la salud pública. Algunos de estos conceptos no dejan de ser muy reales, pero en otros casos son conceptualizaciones irresponsables que no están sustentadas en ningún análisis o investigación.

En general este tipo de productores adolece de un sistema de producción planificado, de espacio para un diseño adecuado de instalaciones que en muchos casos terminan siendo copias mal hechas de sistemas industriales, los sistemas de alimentación que emplean no son los indicados para ellos por lo que no los aprovechan elevando sus costos, carecen de asesoría en aspectos genéticos, no implementan programas de medicina preventiva y no tienen sistemas de mitigación ambiental para sus desechos, tanto excretas como otros elementos (frascos, jeringas, costales, cadáveres, etc.). Todas estas condiciones pueden hacer que en algunos casos la producción de estas granjas no sea redituable para el productor y en otros que no sea amigable con el medio.

La mejor manera de cambiar estas condiciones deficitarias de producción es la incorporación de tecnología, la cual debe estar adecuada a las condiciones de producción que se dan en esta tipo de granjas. Pero… tecnología no significa crecimiento o industrialización, sino que implica la implementación de una serie de medidas diversas que hagan de la producción a pequeña escala algo eficiente y rentable. En algunos países de Asía existe la experiencia de tecnificar a pequeños productores sin integrarlos en una sola unidad productiva, sino integrarlos desde un punto de vista administrativo con el apoyo de gerentes que se encargan de gestionar las condiciones de crianza en las pequeñas granjas, en la compra de insumos, en la mejora genética, en los servicios veterinarios y en la comercialización, dando como resultado una producción a pequeña escala pero tecnificada.

Es importante tener un diagnóstico correcto de la situación real de las granjas porcinas a pequeña escala especialmente relacionados a aspectos sanitarios y de impacto ambiental, ya que para avalar la producción de este tipo de granjas es indispensable estar seguros de sus efectos sobre el ambiente y la salud animal. Una de las mejores formas de hacerlo es el seguimiento de programas de gestión o control ambiental.

Gestión ambiental

La gestión ambiental es definida como la acción y el efecto de administrar el ambiente e implica el manejo del ambiente en cada granja y de los problemas que generan éstas sobre el medio; además, debe incluir la participación concertada y articulada de los productores con una meta común que es mejorar las condiciones de las granjas. La gestión ambiental permite la combinación de variables económicas, productivas, ambientales, sanitarias y sociales con las que se logran producir resultados dirigidos al desarrollo sustentable a corto y mediano plazo. La gestión o control ambiental en una granja es un todo que implica prácticas de manejo, bioseguridad, instalaciones, medicina preventiva, alimentación y manejo de residuos.

La implementación de un sistema de gestión ambiental permitirá tener una visión de la empresa porcina en el marco de acciones comprometidas con el medio, la sanidad, el desarrollo productivo y económico, pudiendo generar procesos estratégicos, que le permitan posicionarse de mejor manera en mercados cada vez más exigentes con respecto a las condiciones de producción de los bienes producidos (ambiente) y la calidad de los mismos (inocuidad).

Un sistema de gestión ambiental implica considerar todas las fases de un proceso productivo, el medio como un todo y cuyo fin ulterior es impedir la contaminación del aire, agua y suelo, y por último las particularidades de cada granja y del medio ambiente donde se encuentran ubicadas las mismas. En el caso de programas sanitarios se ha comprobado que una adecuada gestión ambiental reduce el impacto de la mortalidad, aumenta el peso al sacrificio y aumenta el número de lechones por hembra al año en granjas afectadas por problemas virales.

Se conoce que existen factores que inciden en la presentación y difusión de las enfermedades y que deben ser incluidos en los programas de control de las mismas, estos factores son fácilmente identificables cuando se establece una evaluación a través un programa de gestión ambiental.

Algunos de los factores que se deben tomar en cuenta para el establecimiento de este tipo de programas de evaluación se pueden ejemplificar en los siguientes puntos:

  • El lugar de localización de la granja, las condiciones de aislamiento y las condiciones ambientales de la región, así como la existencia potencial de vecinos (compartimento o zona) son altamente significativas.
  • Las medidas de bioseguridad existentes en la granja y especialmente aquellas que impiden la entrada de nuevos patógenos a la población. El protocolo de entrada (ropa, baño, lavado de manos, el uso de áreas limpias y grises) son importantes en la presencia de la enfermedad, especialmente en granjas con reproductoras.
  • El tamaño del hato es un factor de riesgo importante, a medida que el hato es mayor aumenta la posibilidad de sufrir la enfermedad y el potencial epidémico de la misma para granjas cercanas.
  • El tipo de granja es importante y difiere si es lechonera, engordadora o de sitio completo parcial o totalmente.
  • La estructura censal de la granja; disminuyendo el riesgo en granjas con 70% de hembras entre 2 y 7mo parto y pérdidas intra-parto menores del 12%.
  • El porcentaje de reposición, siendo mayor a medida que la tasa de reemplazo aumenta. El origen genético y el flujo de compra de reemplazos es fundamental en los programas de control de enfermedades.
  • El empleo de semen contaminado es uno de los factores más importantes en la transmisión de la enfermedad.
  • El origen del alimento, las materias primas usadas en éste y el desecho de alimento contaminado, sucio o viejo, representan un riesgo para la salud de los animales.
  • El flujo de los animales dentro de la granja, específicamente el empleo de flujos de todo dentro y todo fuera reduce los signos en la granja y evita una retransmisión “hacia atrás” en el ciclo de producción.
  • La edad del destete y las variaciones existentes en ésta, durante el tiempo se pueden relacionar con la severidad de los casos respiratorios en los destete.
  • La densidad del hato y de los cerdos de línea tiene una relación de 64 y 37% respectivamente con la intensidad de la enfermedad y son factores a evaluar en cualquier problema clínico.
  • Se ha demostrado que la eliminación fecal de virus y bacterias puede ser una de las fuentes primarias de la difusión de enfermedades en la zona, especialmente cuando los residuos sólidos y líquidos se retiran y eliminan de la granja sin un tratamiento.
  • La eliminación de cadáveres sin un tratamiento de incineración o composteo duplica el riesgo de transmisión de la enfermedad fuera de la granja en comparación con las granjas donde esto se lleva a cabo.

Las variables que se registran en este tipo de programas de control o gestión de identificar áreas de la granja o procesos de producción que presenten inconsistencias en un esquema de buenas prácticas y que permitan relacionarlos con la incidencia de la enfermedad o con la severidad de los signos clínicos, para poder después emitir recomendaciones específicas a los productores de una región o compartimento interesados en controlar la enfermedad e incorporarse a un programa nacional. Además este tipo de información permitirá conocer a los productores las condiciones de las granjas.

Dentro de las variables que considera un programa de gestión ambiental y a manera de resumen, se pueden citar:

  • Localización de la granja.
  • Descripción de los procesos productivos.
  • Sistemas generales de manejo.
    • Alimentación por etapas.
    • Reproducción.
    • Manejo por etapas o fases.
    • Sanidad de las instalaciones.
    • Manejo de personal.
    • Protocolo de visitas.
  • Descripción de las instalaciones.
    • Instalaciones por área de producción o sitio.
    • Instalaciones generales o de servicios.
    • Área de alimentación.
  • Manejo y procesado de desechos.
  • Almacenamiento de productos químicos.
  • Capacidad de producción, inventarios e indicadores de producción
  • Estado ambiental.
    • Clima.
    • Situación geográfica.
    • Determinación de los efectos sobre el medio ambiente
  • Efecto de suspensión de actividades.
  • Recursos empleados.
    • Materias primas.
    • Agua.
    • Energía utilizada/generada.
  • Tipo y cantidad de emisiones.
    • Contaminantes.
    • Manejo de excretas.
    • Desechos sólidos.
    • Desechos líquidos.
  • Residuos.
    • Envases y materiales sanitarios.
    • Cadáveres.
    • Reproductores de desecho.
  • Ruidos en general.

El establecimiento de programas de evaluación por medio del control ambiental permitirá conocer más a fondo la condición de las granjas a pequeña escala y establecer medidas correctivas que mejoren las condiciones tecnológicas y por lo tanto la viabilidad de estas microempresas, incluso el poder implementar de manera adecuada un programa de gestión ambiental nos puede generar un valor añadido.

En el caso de los productores a pequeña escala tener un sistema de gestión ambiental certificado supone para la empresa una serie de beneficios de mercado, económicos, de mejora de la imagen de la empresa y también de su situación reglamentaria, como por ejemplo:

  • La eliminación de barreras en mercados internacionales (ISO 14001 es un referencial reconocido int
    rnacionalmente).
  • El cumplimiento de requisitos de algún cliente, (por ejemplo, para suministrar productos al sector de la automoción es bastante habitual que se exija al proveedor tener una certificación ambiental).
  • La posibilidad de captar clientes sensibles al tema ambiental.
  • Reducción del gasto en energía eléctrica, combustibles, agua y materias primas.
  • Ahorro en el tratamiento de emisiones, vertidos o residuos mediante planes de reducción.
  • La posibilidad de obtener méritos (puntos) en concursos públicos (en algunos casos la certificación es requisito obligatorio).
  • Aseguramiento del control y cumplimiento del gran número de requisitos legales relacionados con temas ambientales.
  • Disminución de importes de determinados seguros.

A manera de conclusión se puede plantear que la evaluación de las granjas a pequeña escala permitirá identificar las áreas en las cuales son deficitarias y así poder implementar medidas tecnológicas específicas para mejorar sus condiciones de producción y su impacto sobre el medio.

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entono

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