Cambios en el alojamiento de las cerdas reproductoras.

Una Situación que nos Está Alcanzando

Roberto G. Martínez Gamba
Departamento de Medicina y Zootecnia de los Cerdos Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia UNAM
[email protected]

A raíz del proceso de industrialización de las empresas porcinas en México, que se inicia realmente en los años 70, se establecen cambios en la forma de crianza de los cerdos, específicamente de las cerdas reproductoras; este proceso se basó en el empleo de líneas genéticas especializadas, alimentos balanceados específicos por etapa, medidas de bioseguridad estrictas y sistemas de gestión para las granjas, y al que venía anexado el uso de sistemas del confinamiento para las hembras reproductoras en jaulas individuales. En ese momento el empleo de confinamientos individuales parecía el método adecuado de producción y al que se le adjudicaban beneficios con respecto a un control estricto de la alimentación, la reducción de peleas, la disminución de mano de obra, la reducción de problemas locomotores de las nuevas líneas genéticas y sobre todo en el aprovechamiento del espacio, lo que permitía el crecimiento del inventario de la granjas.

Cambios en el alojamiento de las cerdas reproductoras. alojamiento cerdas reproductoras 1Ha existido durante los últimos años mucha controversia al respecto de este tipo de alojamientos. Estudios recientes han encontrado dificultades para establecer diferencias entre hembras alojadas en jaulas con aquellas mantenidas en corrales; por ejemplo, no se ven diferencias en aspectos reproductivos, en niveles de cortisol o proteínas plasmáticas e incidencia de lesiones, sin embargo sí existen diferencias en diversas medidas de conducta que hacen sugerir que las hembras alojadas en jaulas encuentran condiciones menos confortables y manifiestan esquemas de mayor frustración y estrés (Chapinal et al., 2010).

Por otra parte se ha establecido que la vida productiva de las hembras alojadas en confinamientos es mucho menor y por consiguiente la amortización de estas hembras es más difícil (Martínez, 2009). También se conoce que la restricción de movimiento y la imposibilidad de desarrollar patrones sociales y de alimentación normales causa problemas de bienestar como son el desarrollo de estereotipos, estrés crónico y úlceras en los hombros por la prolongada permanencia en decúbito (Chapinal et al., 2010).

Aunado a lo anterior se ha sugerido que se requiere cierto grado de ejercicio para mantener la composición de huesos y la dureza de los mismos, y cuando dicho ejercicio es insuficiente el calcio es movilizado de los huesos aumentando la debilidad de los huesos; por otra parte la disminución de la masa muscular comúnmente observada en las hembras enjauladas, dificulta el levantado y acostado de la hembras haciéndolas más susceptibles a lesiones (Gonyou et al., 2011).

Todo lo anterior ha originado que grupos de protección a los animales, científicos y el público en general de países industrializados presionen a las autoridades para la modificación de este tipo de sistemas. Resultado de esto, las jaulas de gestación han dejado de usarse en el Reino Unido desde 1999, a partir de este año su empleo ha sido prohibido en el resto de la Unión Europea, excepto en las primeras cuatro semanas de gestación; en Estados Unidos y Canadá los principales productores y empacadores han anuncia do el cambio a alojamientos en grupos en los próximos 8 años y las empresas número uno de esos dos países se han comprometido voluntariamente a limitar el uso de jaulas de gestación en sus granjas para el año 2017 (Maes, 2012).

En México algunos grupos porcícolas en diferentes partes del país, han empezado a explorar sistemas alternativos de alojamiento para sus reproductoras, en los crecimientos que están planeando o desarrollando. Esta es una situación que si bien se veía lejana, cada vez está más cerca de nuestro sistema de producción, ya que se vislumbra que algunos países pondrán requerimientos de bienestar animal para poder tener acceso a sus mercados, y en el caso de la porcicultura las jaulas de gestación son el punto álgido.

Por tanto será necesario pensar en el tipo de alternativa que se desarrollará para alojar a las hembras considerando las condiciones climatológicas, sanitarias, sociales y económicas de la producción porcina nacional.

Este tipo de cambio implicará recordar que cuando las cerdas son alojadas en grupos existen una serie de situaciones que se nos han “olvidado” entre ellas se pueden citar:

  • El primer punto es que se tienen que diseñar sistemas de alojamiento en grupo que reduzcan el estrés en las hembras, ya que los incrementos de cortisol tienen un efecto negativo sobre la LH y la FSH, lo que eventualmente origina menores cantidades de estrógenos y progesterona liberados y retarda el desarrollo embrionario desde la ovulación hasta el día 12 de gestación. Esto indica que el sistema que se elija deberá estar diseñado para evitar la reagrupación de las hembras durante las primeras dos o tres semanas de gestación.
  • El nuevo diseño de alojamientos deberá evitar, especialmente en muchas regiones de México, los efectos del estrés térmico o estacional, lo que también altera los patrones de LH y progesterona y repercute en mayor número de repeticiones y abortos. Por lo tanto, no se habla de corrales al aire libre.
  • Deberá considerar la relación del animal con los operadores tratando de no incrementar la carga de trabajo de éstos, para que no se establezca un patrón de maltrato en las hembras por la frustración de los humanos al tener que manejar a éstas o durante el proceso de limpieza.
  • Será necesario desarrollar un sistema que evite lesiones en las hembras ocasionadas por las condiciones del suelo o piso. Además, este tipo de sistemas deberá conseguir cierto tipo de confort para las hembras y así ser concordante con la idea de bienestar.
  • Y el principal punto crítico, es el sistema de alimentación y la condición corporal de las hembras. El sistema de alimentación deberá prevenir en lo posible una subalimentación de las hembras menos dominantes o agresivas durante la primera parte de la gestación y por el contrario, la sobrealimentación de las hembras dominantes con la posibilidad de muerte embrionaria por exceso de energía. En la parte final de la gestación también deberá ser tomada en cuenta la posibilidad de hembras con excesiva pérdida de grasa dorsal o bien de hembras obesas que no consumirán el suficiente alimento en la etapa de lactancia.
  • Por último, es importante el pensar que el diseño de los sistemas tome en cuenta la agresión entre las hembras, el tamaño de los grupos de hembras, la densidad de población que se va a manejar por corral, la forma de retirar las excretas del corral y la higiene del corral. Punto aparte en el diseño de los corrales será la condición sanitaria de la piara reproductora y el porcentaje de reposición planeado al que debe estar aunado el proceso de adaptación o aclimatación de las primerizas.

Sin embargo, si bien los investigadores no han llegado a un consenso en cuál sistema de alojamiento en grupo tienen los mayores beneficios en producción/bienestar, los aspectos citados anteriormente deben ser tomados en consideración, y que son condiciones que realmente no han sido un problema en los sistemas de jaulas de gestación. Se ha determinado que existen 72 posibles opciones de manejo y alojamiento en grupo de cerdas gestantes y lo que tienen en común es que consideran prioritarios el manejo de las hembras, la densidad de población y el sistema de alimentación, todo con el fin de reducir la agresión entre las hembras (Bench et al., 2013).

La complicación que representa el sistema de alimentación en corral tiene dos aspectos: el número de comederos por corral y el nivel de aislamiento de la hembra al momento de comer. Los sistemas de alimentación individuales con comederos electrónicos reducen al mínimo el número de comederos y le dan a la hembra el aislamiento necesario, pero son relativamente caros y susceptibles de sufrir desperfectos o desajustes (Gonyou et al., 2011).

En la alimentación en piso o canaletas en grupo, siempre se corre el riesgo de peleas y está asociada a daño en la cerda e incluso la muerte de algunas, por tanto estos sistemas deben de procurar cierto grado de protección para las hembras al momento de comer; esto puede ser con separadores parciales o de preferencia totales y considerar el aumento de la frecuencia de alimentación, lo que reduce la mortalidad (Jensen et al., 2012).

El espacio por cerda en corrales se debe establecer en un mínimo de 3.6 m2 por animal, independientemente del área de alimentación, aunque algunos autores recomiendan hasta 4.8 m2 por animal para reducir al mínimo agresiones, lesiones y muerte de hembras. En los sistemas de alimentación electrónica se ha establecido que 1.9 m2/ hembra o más es adecuado (Strawford et al., 2008). El tamaño del grupo debe ser limitado a 20 hembras por corral en el caso de alojamientos con corrales convencionales y 40-60 animales en sistema de alimentación electrónica (Bench et al., 2013).

El tipo de grupo puede modificar las condiciones de espacio y número de animales; en los sistemas de grupos se han desarrollado además de los sistemas donde se aloja un grupo de hembras en un corral durante su gestación y permanece ahí hasta la gestación (grupos estáticos), los corrales donde hembras con diferentes momentos de gestación entran al corral y cada una es sacada al momento de su parto (grupos dinámicos). En los grupos grandes o en los sistemas dinámicos donde existe una predisposición a más altercados entre las hembras, el enriquecimiento del medio mejora las condiciones de bienestar; el uso de cama es señalado por los expertos en bienestar como una de las medidas de atenuación de agresiones, pero la cama que generalmente significa paja encarece el sistema, aumenta la mano de obra, dificulta la higiene y es incompatible con los sistemas de drenaje convencionales. Una alternativa sencilla y barata a esta opción de enriquecimiento son las cuerdas de algodón que se colocan sobre las hembras para que las muerdan, y otra pueden ser los tapetes de hule, aunque esto puede originar cierto costo si se dejan sueltos y las hembras los destruyen (Bench et al., 2013).

Cambios en el alojamiento de las cerdas reproductoras. alojamiento cerdas reproductoras 2
FIGURA 1. Sistema de jaulas de libre acceso en configuración “I” con mamparas en la zona comunal. Foto cortesía del Dr. Jorgen Svensen.

A manera de resumen se puede plantear que las opciones de alojamiento en corral convencionales son: corrales con alimentación en comederos de tolva a libre acceso durante cierto período del día, corrales con jaulas de alimentación completas y con trampa en la parte posterior, corrales con divisiones de alimentación parciales, corrales con alimenta- dores individuales sin separaciones de alimentación, jaulas de libre acceso con áreas de descanso con slats o cama, y corrales para grupos pequeños con un alimentador con sensor o alimentación por llamada.

El sistema de jaulas de libre acceso, tanto en su versión de grupos estáticos como en la de grupos dinámicos parece ser una buena opción para granjas de cierto tamaño en México. Este sistema básicamente no altera el manejo que se hace hoy en día en jaulas ni la forma de alimentación, y mejora substancialmente las condiciones de bienestar de las hembras. El sistema es más caro que un sistema de jaulas de confinamiento por el espacio que se emplea, ya que entre las filas de jaulas de alimentación hay un espacio comunal más ancho que el antiguo pasillo de manejo.

El sistema permite a las hembras elegir interactuar como un grupo en un área comunal o permanecer sola en una jaula de libre acceso; a la hora de alimentación cada cerda entra en una jaula y al ocupar el espacio, la parte móvil que funja como puerta trasera de la jaula, impide que otra cerda más dominante o que come más rápido ingrese y pueda morder a la que ya está adentro. En la parte de en medio o área comunal se pueden colocar unas mamparas que permiten a cualquier cerda protegerse de una agresión, y son muy recomendables en los corrales de grupos dinámicos.

Se ha observado que el 95% de las cerdas usan el área comunal mientras que un 5% de las hembras permanece dentro de la jaula donde se sienten más seguras, mientras que un 48% de las hembras sólo entran a la jaula a la hora de la alimentación. Las hembras más pesadas y las más viejas usan el área comunal preferentemente. Aunque muchas hembras usan el área común mucho menos de lo esperado y prefieren ingresar a las jaulas (Gonyou et al., 2011).

Existen dos configuraciones de diseño del corral, una con más espacio en medio (I) y otra con mayor espacio en uno de los extremos del área o corral a donde algunas de las hembras se desplazan y permanecen más tiempo (T).

Cambios en el alojamiento de las cerdas reproductoras. alojamiento cerdas reproductoras 3

Este tipo de sistema es muy adaptable a nuevos desarrollos, con la opción de establecer flujos semanales en granjas de mayor población, pero también es adaptable a granjas de nivel medio empleando el uso de corrales dinámicos, aunque en este último caso sería necesario un buen programa de capacitación para los operadores. Este tipo de sistemas sería perfectamente adaptable a pequeños productores simplificando el diseño de las jaulas y empleando un área central con piso de cemento.

En el caso de hembras de reemplazo en este tipo de alojamientos será necesario tener una adecuada proyección para formar los grupos de reposición de una manera que se adecuen al número de plazas en estos corrales.

Cambios en el alojamiento de las cerdas reproductoras. alojamiento cerdas reproductoras 4El empleo de la electrónica en el diseño de instalaciones para hembras ha traído el desarrollo de los comederos electrónicos para hembras alojadas en los corrales; mucho se ha descrito sobre las ventajas del sistema y sus costos de operación, y de problemas asociados al funcionamiento del equipo y del software. Este tipo de elementos son opción real especialmente para granjas de nivel medio de población.

Recientemente se ha propuesto otro tipo de sistema que suena muy interesante para granjas de nivel medio a pequeño y son los sistemas de “alimentación por llamada”. Estos se emplean en corrales pequeños para 3 ó 4 cerdas en donde existe un sólo comedero equipado con un sensor electrónico que genera un orden de alimentación no competitivo que es dictado por un estímulo acústico específico para cada cerda y controlado por un software diseñado a ex profeso.

El comedero sólo suministra alimento a la cerda que reacciona a su señal, que se emite en una forma secuencial y después de un tiempo de adiestramiento las cerdas esperan su propia señal para ir a comer, lo que inhibe cualquier tipo de agresión. El sistema es perfectamente aplicable en un ambiente de granja y ha demostrado tener ventajas en conducta, bienestar y salud de las hembras (Manteufell et al., 2011).

Existen muchas alternativas para el alojamiento y manejo de las hembras en corrales, la frase “no es posible cambiar de sistema”, no es válida hoy en día. Con base en lo anterior se puede ver que la tecnología para adaptar las nuevas granjas a sistemas de alojamiento de hembras en grupo está disponible, sólo es necesario recordar el comportamiento de las hembras, su fisiología y re-capacitar a los operadores en función de esto. Los productores a pequeña escala llevan ventaja en este aspecto, pero requieren adoptar tecnologías de manejo y alimentación específicas.

El empleo de estas formas de crianza es decisión de los porcicultores; aquellos que estén dispuestos a enfrentar los cambios sociales, las perspectivas de los nuevos consumidores y las exigencias de nuevos mercados, aquellos que no sólo preocupados en la venta per se, sino por la forma de producción, tendrán éxito adaptándose a “antiguas” formas de producción que se adaptan hoy en día a las nuevas necesidades.

BIBLIOGRAFÍA

  1. Bench CJ, Rioja-Lang FC, Hayne SM, Gonyou HW. (2013) Group gestation sow housing with individual feeding. Livestock science 152: 218-227.
  2. Chapinal N. (2010) Evaluation of welfare and productivity in pregnant sows kept in stalls or in 2 different group housing systems. Journal of Veterinary Behavior 5, 82-93.
  3. Gonyou H, Lang F, Hayne SM, Heron V. (2011). Free space utilization of sows in free access stalls. Pig Progress 27 (2): 12-13.
  4. JensenTB,ToftN,BondeMK,KongstedAG,KristensenAR,Sorensen JT. (2012). Herd and sow related risk factors for mortality in sows 103: 31-37.
  5. Maes D. (2012) 2013 approaches: What are the alternatives? Pig Progress 28 (4): 28-29.
  6. Mauntefell C, Schön PC, Manteufell G. (2011) Beyond electronic feeders: The implementation of call feeding for pregnant sows. Computers and electronics in Agriculture 79: 36-41.

Artículo publicado en
Los Porcicultores y su Entorno Vol. No. 94

Fernando Puga
Fernando Pugahttps://bmeditores.mx/
Editor en BM Editores, empresa editorial líder en información especializada para la Porcicultura, Avicultura y Ganadería.
×
BM Editores We would like to show you notifications for the latest news and updates.
Descartar
Permitir Las Notificaciones