Complejo Entérico Porcino

Fisiopatología y tratamientos de las enfermedades del tractodigestivo en cerdos

Los actuales sistemas de producción han modificado gradualmente los programas de manejo en las distintas etapas de la producción porcina, esta modificación se ha observado en mayor magnitud en las primeras etapas productivas.

En este sentido e indistintamente del sistema de destete que se adopte (precoz o convencional), el lechón es sometido a un estrés, resultante de la separación abrupta de la madre y cambio de ambiente, junto con un estrés nutricional debido a la reducción del periodo de lactación y cambio de dieta, de ser altamente digestible y fácilmente degradable por las enzimas del tubo digestivo (leche materna), a una dieta sólida, no siempre adecuada a las necesidades de un aparato digestivo inmaduro. Aunado a esto, el lechón no tiene el sistema inmunitario totalmente desarrollado, por lo que es más sensible a infecciones, capaces de perturbar la función normal del aparato digestivo y así promover la aparición de diarreas.

Desarrollo fisiológico del aparato digestivo.

A partir de la cuarta semana de gestación y hasta el momento del parto, las tasas de crecimiento del estómago, intestino y páncreas se relacionan directamente con el crecimiento del feto; sin embargo, al nacimiento, el aparato digestivo tiene un carácter prioritario en su desarrollo con relación a otros órganos, y se observa que, después de los diez días de vida, hay un aumento espectacular del volumen, longitud y peso de estos órganos, los cuales no tienen una relación proporcional con el peso del lechón. Esto se acentúa, especialmente, a la edad del destete.

Durante el periodo inmediato al destete, el tracto gastrointestinal no sólo debe adaptarse a una dieta con composición física y química diferente, sino que también tiene que aumentar su capacidad para procesar y aportar nutrientes de forma que el cerdo joven pueda duplicar su tasa de crecimiento desde 200 a 250 g por día a 500 a 550 g por día a las 8 semanas de vida. Esto implica, por ejemplo, que el páncreas aumenta 12 veces su tamaño, la mucosa gástrica 15 veces su peso del nacimiento a las 6 semanas de vida y el peso corporal del lechón aumenta alrededor de 7.5 veces en el mismo intervalo.

Este efecto se presenta claramente en la figura 1 donde se observa que la capacidad intestinal de un lechón aumenta aproximadamente 7 veces entre su nacimiento y los 20 días de edad, e incluso es mayor el aumento en su capacidad digestiva durante el periodo posterior al destete, debido a que la ingestión de alimento sólido, complementario a la leche, estimula el desarrollo del tracto digestivo, de ahí que es de gran importancia esta transición.

Desarrollo enzimático y proceso de la digestión.

Los lechones al nacer cuentan con las enzimas necesarias (pepsinas, reninas, lactasa, lipasas) para realizar el proceso digestivo de la leche, pero no son suficientes para lograr la adecuada digestión de otros productos alimenticios.

Se ha observado que los niveles enzimáticos van cambiando conforme el aparato digestivo del lechón se desarrolla, esto es:

• La digestión de proteínas de la leche se realiza por la acción de la quimosina (renina) que es capaz de coagular a la caseína; esta enzima disminuye rápidamente durante los primeros 10 días de vida del lechón, y posteriormente se compensa por la aparición de la pepsina que posee el 72% del poder coagulante de la quimosina, pero la capacidad proteolítica es mayor al 98%.

• La lactasa, presente en el intestino delgado, rompe los carbohidratos de la leche (lactosa), se encuentra en niveles muy altos durante la primera semana de vida, pero decrece durante las dos siguientes semanas

La lactasa presenta una relación inversa con la amilasa, sucrosa, isomaltasa, maltasa 2, 3 y trehalasa. Estas enzimas se incrementan considerablemente alrededor de los 16 a 22 días de edad y son necesarias para pasar de una dieta líquida a una sólida, en un claro ejemplo de que el grupo de enzimas requeridas para digerir el alimento cambia. Con las enzimas pancreáticas sucede algo similar ya que éstas juegan un papel similar al digerir proteínas de origen vegetal. Estas enzimas no son funcionales sino hasta las 3 semanas de edad y el destete incrementa la actividad de éstas. En realidad, los tres primeros días después del destete constituyen un periodo difícil para el lechón; ya que durante ese tiempo la actividad de las enzimas pancreáticas y su presencia en el yeyuno no responde ágilmente a las diferentes fuentes de proteína o al consumo de alimento.

La principal actividad hidrolítica, para digerir los carbohidratos, proteínas y lípidos es proporcionada por el jugo pancreático. Gran parte de estas enzimas están presentes en el feto porcino a un nivel bajo. Así, al nacimiento, el aparato enzimático del páncreas está prácticamente completo pero la actividad enzimática está débil y estable.

Estrés y destete (repercusión).

El estrés trae como consecuencia que la adrenalina inhiba los procesos anabólicos -incluyendo la síntesis proteica a través de la reducción en la secreción de insulina, y el aumento de la hormona cortico- tropina (ACTH), cuya acción -a través de los corticosteroides- reduce las defensas inmunitarias y produce, entre otras cosas, una pérdida de masa muscular. Estos fenómenos se reflejan en la pérdida de peso observada en los primeros días después del destete y repercuten directamente en los días al mercado.

El estrés ocasionado por el ambiente y principalmente por el frío, puede ocasionar un aumento en el peristaltismo intestinal y/o la interrupción abrupta de la síntesis de algunas enzimas, lo que puede propiciar la presencia de diarrea el mismo día del destete.

En resumen, el estrés puede ser clasificado por su origen en:

• Ambiental: Es provocado por cambios en la temperatura, instalaciones, condiciones de transporte y sanitarias.

• Social: Es ocasionada por la separación de los lechones de su madre, así como una alteración en la jerarquización social que se establece durante la lactancia y destete.

• Nutricional: Surge por el cambio de dieta y frecuencia de comidas ya que antes del destete el lechón consume leche 24 veces al día (casi de manera continua) que contiene alrededor de 35% grasa, 30% proteína y 25% lactosa. Después del destete, el lechón se alimenta de una dieta seca de composición variable, sin número de comidas iguales al día, además con este tipo de alimentos no se logra una digestión adecuada.

Interacción lechón-enfermedad.

En el vientre materno el feto está libre de patógenos específicos, pero una vez que inicia el proceso de parto y el lechón nace, sufre una serie de modificaciones en su aparato digestivo debido a la colonización por bacterias, en especial, las que se eliminan en el excremento de la cerda. A diferencia de otras especies, en el lechón recién nacido se observa una gran cantidad de bacterias en el estómago e intestino delgado; las cuales, generan fermentaciones microbianas a nivel del íleon, a la vez que reducen la velocidad de tránsito y aumentan la proporción, tanto de las bacterias benéficas (lactobacilos), como de las patógenas (p. ej: E. coli).

Durante la etapa de lactación, el lechón tiene una alta presión de infección, que aumenta la posibilidad de infectarse con alguna bacteria que llegue a desencadenar un proceso mórbido, aunque la más común en esta etapa es la diarrea.

a incidencia de las diarreas se manifiesta desde la primer semana de edad, aunque se observa con mayor frecuencia entre la primera y tercera semana después del destete. Esto sucede, sobre todo, cuando el destete es brusco; los lechones con mayor susceptibilidad (los más pequeños) alimentados con ingredientes diferentes al adaptado fisiológicamente (leche), presentan un periodo de ayuno, acompañado por algunas alteraciones en el tracto digestivo, tanto en estructura como en la cantidad y composición de su flora intestinal. Los lactobacilos, que previamente eran los microorganismos dominantes en el intestino delgado, reducen su número drásticamente durante la primera semana después del destete, mientras que el número de bacterias coliformes, en especial Escherichia coli, aumentan, dejando al lechón más susceptible a la proliferación de bacterias patógenas causantes de las típicas diarreas infecciosas.

Estas enfermedades se asocian con la colonización y proliferación de bacterias, virus o parásitos intestinales; o bien, por un desequilibrio nutricional, que puede causar irritación y/o un incremento en la presión osmótica luminal. La diarrea tiene lugar a causa de la inflamación del tracto intestinal, de la interrupción de los procesos de absorción y secreción de las células del epitelio digestivo, o de la alteración en la motilidad intestinal.

La diarrea se hace visualmente reconocible cuando el contenido en el agua de las heces supera alrededor del 80%. La diarrea causada por la acción de las enterotoxinas bacterianas en el intestino delgado es alcalina y acuosa (p. ej. diarrea “secretora” por Escherichia coli) mientras que a la asociada con daño y pérdida en la funcionalidad del epitelio y de la parte más superficial tiende a ser ácida y voluminosa (p. ej. Diarrea “osmótica” por rotavirus o Escherichia coli enteropatógena). En el caso de que la infección se ubique en el intestino grueso, las heces aparecen frecuentemente con moco y pueden, o no, presentarse acompañadas de sangre (p. ej. disentería porcina). Una hemorragia procedente de un segmento previo en el tracto digestivo, se observan heces oscuras como el alquitrán (p. ej. úlcera gástrica), debido a la presencia de sangre que se ha expuesto a los procesos de digestión.

Las bacterias asociadas en la etapa del destete, se muestran en la figura 2 e incluyen Escherichia coli (colibacilosis post- destete/ diarrea post-destete, enfermedad de los edemas) y especies del genero Salmonella en particular S. entérica serovariedad Typhimurium. Los cerdos normalmente se infectan con Salmonella después de consumir ingredientes contaminados (harina de carne, pescado, etc.). En cerdos en las etapas de crecimiento y finalización se observan diarreas por espiroquetas intestinales como pueden ser Brachyspira hiodysentereiae (disentería porcina) y la Brachyspira pillosicolli (espiroquetosis intestinal porcina), asimismo, la bacteria intracelular Lawsonia intracelularis (enteropatía proliferativa porcina); todas ellas pueden ocasionar una diarrea leve y con tendencia a la cronicidad. Por su parte, la salmonelosis y la disentería porcina, pueden causar una diarrea con sangre, signología sistémica e incluso la muerte.

Los virus, por lo general, no son una causa de mortalidad importante después del destete, pero en el área de maternidad son altamente mortales, tal es el caso de los rotavirus (diarrea por rotavirus), coronavirus (gastroenteritis transmisible, diarrea epidémica porcina) que proliferan en el intestino delgado. Cuando se presentan después del destete, pueden exacerbar otro problema, más que ser la causa inicial de la diarrea.

La infestación por parásitos, en especial la coccidiosis causado por Isospora suis tiene mayor prevalencia en los cerdos jóvenes; los coccidios, invaden al enterocito provocando descamación, y erosión de las vellosidades intestinales, generando mala absorción intestinal y la aparición de diarrea con una tonalidad de entre amarillenta a grisácea; con una consistencia de entre pastosa a acuosa. Por otro lado, Trichuris suis puede infestar a la mucosa intestinal, destruyendo a los enterocitos del ciego y colon, facilitando la infección de otros patógenos tales como Salmonella spp o Brachyspira hyodysenteriae. La manifestación clínica es la diarrea catarral con restos de fibrina, se observa en lechones que son destetados en suelos sucios y con mal drenaje.

Tratamiento de las enfermedades digestivas.

Para el tratamiento de las enfermedades digestivas presentes en el destete y en algunos casos en las etapas de crecimiento y finalización, se recomienda utilizar la medicación por poblaciones, vía oral, mediante el agua de bebida.

Esta medicación puede realizarse al ingreso de la etapa problema (preventivo) o
bien en el momento de la manifestación clínica. Uno de los antibióticos de primera elección en casos de enfermedades digestivas es el uso del florfenicol (NF-180® NFL solución oral) que se debe utilizar a razón de 5 a 10 mg por kg de peso por un lapso de 5 a 7 días. En algunos casos donde también se requiera minimizar la presencia de alguna enfermedad respiratoria se puede apoyar con Valsyn NF®, que gracias al espectro de acción amplio de la Doxiciclina y la ayuda del ambroxol es un antibiótico ideal para atacar tanto problemas respiratorios como los digestivos, utilizando 15 mg por kg de peso por un lapso de 5 a 7 días.

Otra opción es el uso de medicamentos con acción bactericida como es el caso del A.M.X. 50%® polvo soluble cuyo principio activo es la Amoxicilina trihidratada que se utiliza a razón de 20 mg por kg de peso. Otra opción es el uso de la Fosfomicina disódica, compuesto activo de Fosfodica 10%® que a diferencia de la fosfomicina cálcica sí tiene buena absorción intestinal, con la ventaja de atacar bacterias tanto a nivel del tracto digestivo, como sistémico, tal es el caso de la salmonelosis; se utiliza a razón de 4 a 8 mg por kg de peso. En ambos casos se utilizan por un lapso de 5 a 7 días.

Para los casos de disentería porcina, diarreas por espiroquetas e ileítis, es recomendable la utilización en el alimento del Fumarato hidrogenado de Tiamulina ingrediente activo de la Carebumina® 25%, a dosis de 30 ppm, desde el destete hasta los 45 kg de peso. En caso de requerir un “choque” más contundente, se recomienda incrementar la dosis a 120 ppm por un lapso de 10 a 14 días consecutivos.

En el caso de sospechar que el agente etiológico es de origen viral, se deberán utilizar coadyuvantes para evitar la deshidratación y/o disminuir la temperatura corporal, así como bajar el dolor. Una opción es el uso de electrolitos -que controlan eficazmente los casos de deshidratación-, adicionados con glutamina, que ayuda a restablecer las vellosidades intestinales, al ser fuente importante de energía para los enterocitos-; ambos (electrolitos y glutamina), componen- tes esenciales de Electrodex Becerros®, que además contiene dextrosa para incrementar la energía corporal, cuyo uso es crucial en la etapa crítica de la diarrea, utilizando un sobre por cada 40 a 180 litros de agua, durante un lapso de 5 días consecutivos. Otra alternativa es el uso del Electrodex®
cuya formulación es a base de electrolitos para prevenir o tratar la deshidratación, vitamina C que ayuda a incrementar el sistema inmunitario y ácido acetilsalicilico que ayuda a disminuir la temperatura corporal, la inflamación y el dolor; utilizando, 1 g por cada litro de agua por un lapso de 5 a 7 días.

Para prevenir la coccidiosis en lechones deberán proporcionarse oralmente una suspensión a base de Toltrazuril (Coccitrak® 5%) por vía oral entre el tercer y quinto día de edad. Por otro lado, para prevenir y tratar el resto de las parasitosis puede proporcionarse choques con ivermectina 0.6% (Ectosin® premix) a una dosis de 333 g por tonelada de alimento para cerdos de hasta 40 kg de peso corporal, 400 g por tonelada de alimento en cerdo de hasta 100 kg de peso corporal y para reproductores 1.6 kg por tonelada de alimento; o bien Fenbedazol a razón de 750 g por tonelada de alimento. Ambos productos deberán utilizarse por un lapso de 7 días y repetir el choque 21 días después.

Por último y no menos importante, en caso de utilizar algún antibiótico, de los arriba señalados, se recomienda complementar con un producto que tenga la acción analgésica y antiinflamatoria, como es el caso de Evitemp®, que combina la acción del paracetamol y la dipirona, que se utiliza a razón de 1 gramo por cada 2 litros de agua (un sobre de 500 g por 1000 litros de agua) por un lapso de 5 a 7 días.

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno Marzo-Abril 2014

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