Rojo sobre Blanco

Álvaro Aguarón Turrientes
Veterinario – Jefe Servicio Técnico de Porcino.
Laboratorios Syva, S.A.U.
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El Mal Rojo Porcino, patología bacteriana causada por Erysipelothrix rhusiopathiae, bien podría parecer que, aunque todavía presente en las explotaciones, está totalmente superado. A lo largo del presente artículo se entenderá cómo esta enfermedad “clásica” está cada vez más “de moda” dentro de la producción moderna y actual

¿Por qué se asocia la enfermedad al cerdo ibérico?

El Mal Rojo se suele relacionar con el cerdo ibérico y, dentro de su cuadro clínico, con una de sus expresiones más características como son las lesiones cutáneas eritematosas poligonales. Aunque no existe ninguna evidencia de que haya una predisposición especial de índole racial, las particularidades que rodean a la producción porcina del cerdo ibérico han conseguido que exista una clara asociación entre la patología y esta raza porcina.

La erisipela es una bacteria que no forma esporas, crece y se desarrolla en un amplio rango de temperaturas, es tolerante a muchos productos químicos y resiste moderadamente a la desecación. Todo esto hace que su supervivencia en el medio ambiente sea un factor importante en la epidemiología de la enfermedad. Las condiciones que se dan en la producción extensiva, más propia del cerdo ibérico, implican presiones de infección mayores.

Por otro lado, las situaciones de estrés a las que están sometidos los cerdos ibéricos, en lo que se refiere a cambios de dieta y cambios de temperatura, hacen que muchos animales portadores asintomáticos presenten signos de enfermedad cuando su status inmunitario se ve afectado.

Por último, como consecuencia de la mayor edad al sacrificio de los animales destinados a sacrificio, la exposición tanto a la bacteria como a las situaciones de estrés comentadas anteriormente es mayor y, por tanto, mayor es la probabilidad de sufrir esta patología.

Breve repaso a la patogenia

Cuando un animal se infecta con Erysipelothrix rhusiopathiae puede presentar un cuadro agudo y/o quedar como portador de la enfermedad. En un animal portador la bacteria queda acantonada en dos localizaciones: amígdalas y válvula ileocecal.

El portador asintomático puede “reactivarse” y pasar a ser eliminador de bacterias al exterior a través de fómites (saliva, vómitos, heces, orina…) bajo condiciones que comprometan su estado general, como por ejemplo:

  • Recirculaciones víricas (PRRS, Circovirus, Influenza…).
  • Concomitancia con otros procesos bacterianos (Estreptococias, Pasterelosis, Clostridiosis, Mycoplasma suis…).
  • Altas cargas parasitarias en los animales.
  • Cambios bruscos en la alimentación y en las condiciones ambientales.
  • Otras situaciones estresantes como vacunaciones, transportes, micotoxicosis, tratamientos…

Cuadro clínico del Mal Rojo

El nuevo animal infectado por la erisipela presentará signos de Mal Rojo en función de su sensibilidad individual, de la dosis infectiva a la que ha sido expuesto y al serotipo de Erysipelothrix implicado.

El cuadro agudo de Mal Rojo se caracteriza por muertes súbitas, fiebre alta (entre 40° y 42°), temblores y movimientos envarados, lesiones cutáneas características en forma de diamante y, en el caso de cerdas gestantes, abortos debidos al cuadro febril.

Debido a la inmunización que vía vacunal se proporciona a los animales, es habitual encontrarse con un cuadro crónico de la enfermedad caracterizado por artritis y cojeras, intolerancia al ejercicio por la insuficiencia cardiaca consecuencia de la endocarditis valvular que promueve la infección por Erysipelothrix rhusiopathiae, y un fallo reproductivo en reproductoras definido por fallos en la fertilidad, abortos más frecuentes a mitad de gestación y, en verracos, esterilidad transitoria.

:: Esquema básico de la patogenia del Mal Rojo Porcino. ::

Mal Rojo en cerdo blanco

La mayor correlación que cualquiera pueda pensar que existe entre esta patología y el cerdo blanco industrial, serían los decomisos en mataderos de canales de cerdos afectados que esporádicamente se producen.

Bien es cierto que estas situaciones son excepcionales en cerdo blanco por distintos motivos:

  • En primer lugar, por la larga duración de la inmunidad maternal frente a este patógeno. Ésta se extiende hasta las 12 semanas de vida. Por la corta edad con la que se realiza el sacrificio en el cerdo blanco, el periodo “susceptible” para el desarrollo de la enfermedad se reduce, al contrario de lo que ocurre en cerdo ibérico en el que la edad al sacrificio es mayor y, por lo tanto, mayor tiempo de exposición.
  • Por otro lado, la práctica habitual de “todo dentro – todo fuera” implica que los cebaderos donde se alojan los animales, en principio, estarían libres de la bacteria.

Por todo ello, estos decomisos son esporádicos y por lo general tienen un componente estacional bastante acusado, coincidente con las condiciones favorables al desarrollo de la bacteria y su persistencia en la materia orgánica del ambiente.

Fallo reproductivo en cerdo blanco… ¿Mal Rojo?

Existen fallos reproductivos en la explotación en los que, a pesar del diagnóstico laboratorial habitual en estos casos, no se encuentra una causa clara. En concreto hay episodios de abortos que no siempre trastocan de manera drástica los ratios que tenemos marcados en la explotación pero que, sin duda, alteran el buen ritmo reproductivo.

Mes ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC
No abortos 3 5 5 4 5 6 4 5 6 6 4 3

Ejemplo A. Granja con un reparto de abortos uniformes a lo largo del año.

Mes ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC
No abortos 3 1 9 8 5 0 4 2 10 8 4 2

Ejemplo B. Granja con un reparto de abortos con marcada estacionalidad a lo largo del año.

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:: Decomiso de canal por lesiones cutáneas de Mal Rojo. ::

¿Puede estar Erysipelothrix rhusiopathiae detrás de este hecho? La respuesta es sí. Aunque para llegar a esta respuesta es necesario primero descartar causas más “lógicas”. Cuando nos encontramos brotes de abortos no achacables a otras patologías y la serología no evidencia seroconversión a agentes como PRRS, Leptospira, Chlamydia, e incluso no se ven involucrados otros favorecedores como Influenza o Circovirus, la sospecha de Mal Rojo debería tenerse en cuenta.

El mayor inconveniente que tenemos para asegurar la sospecha de Mal Rojo es que la serología no es útil como herramienta diagnóstica en casos agudos. Sí que es útil para diagnosticar casos crónicos a nivel de población. En este caso, la comparación de los datos serológicos de un ELISA entre animales afectados (cerdas abortadas) y animales no afectados puede ser un primer punto de partida.

Además, el aislamiento del patógeno en estos animales infectados crónicamente es sencillo a partir de fetos abortados y placentas.

Otro punto a tener en cuenta que caracteriza el fallo reproductivo debido a Mal Rojo es la estacionalidad de dichos episodios.Esto está relacionado con la mayor presencia y persistencia de la erisipela en determinadas épocas del año. Los picos de abortos suelen coincidir en estaciones favorables como principio de primavera y principio de otoño.

En las gráficas adjuntas se puede ver un ejemplo comparativo de dos explotaciones ficticias con el mismo censo y con igual número de abortos a lo largo del año. En el ejemplo A, el reparto es más homogéneo y, en la gráfica del ejemplo B, la estacionalidad de los abortos está claramente definida.

A día de hoy, cada vez son más las granjas de reproductoras de cerdo blanco en las que se acaba diagnosticando Mal Rojo en su fase crónica como causante de un fallo reproductivo que fundamentalmente cursa con episodios de abortos.

¿A qué puede ser debida esta situación?

En primer lugar al escenario que se presenta tras la adaptación de las explotaciones a la Ley de Bienestar Animal. El contacto con materia orgánica potencialmente infectada con la bacteria es muy estrecho y la posibilidad de contagio es elevada; algo que no difiere mucho con la situación existente en explotaciones extensivas de cerdo ibérico.

En segundo lugar puede haber, y de hecho hay fallos en el establecimiento de la inmunidad específica frente al Mal Rojo. Estos fallos pueden deberse a la presencia de serotipos con poca o nula inmunidad cruzada con el serotipo 2 presente en la totalidad de las vacunas comercializadas en la actualidad. Pero lo más habitual es que ese “déficit” de inmunidad sea debido a la aplicación de planes erróneos de vacunación o a errores de concepto en dicha vacunación.

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:: Las cerdas en grupo están en contacto continuo con fómites potencialmente contaminados por Erysipelothrix. ::

¿Cómo solucionar el problema?

Como en todos los procesos patológicos podremos actuar en dos vías: bajando la presión de infección o incrementando los niveles de inmunidad.

En cuanto a la opción de bajar la presión de infección, jugamos con la ventaja de la alta sensibilidad de Erysipelothrix rhusiopathiae a la acción de los betalactámicos. Blanqueos estratégicos con estas moléculas en las épocas que por condiciones climatológicas hay mayor riesgo de contagio puede ser una buena medida de control.

En lo referente a la inmunidad, hay que considerar si la utilización de vacunas bivalentes combinadas frente a Parvovirus Porcino y a Mal Rojo, es “lógica” porque, obviamente, desde el punto de vista de manejo la justificación de su uso no tiene discusión.

Si se detecta una problemática asociada a Mal Rojo en la explotación, parecería más lógico, desde el punto de vista técnico, hacer vacunaciones a las reproductoras en ciclo con vacunas monovalentes de Parvovirus en los primeros días de la lactación y hacer vacunaciones en sábana con vacunas monovalentes de Mal Rojo adelantándonos a las épocas de año de más riesgo.

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:: Posible plan vacunal alternativo con vacunas monovalentes frente al plan vacunal tradicional con vacunas bivalentes (PPV: Parvovirus Porcino; MR: Mal Rojo). ::

Adaptación de la reposición

Así como en las reproductoras el uso de vacunas bivalentes está justificado por cuestiones de manejo siempre y cuando no haya una problemática severa de Mal Rojo agudo o crónico, en el caso de la adaptación vacunal de las futuras reproductoras, no hay lugar esta discusión.

La inmunidad maternal frente a Mal Rojo se sitúa entorno a las 12 semanas. En el caso del Parvovirus, esta inmunidad adquirida vía calostral se extiende hasta los 6-7 meses.

El establecer primovacunaciones frente a Mal Rojo más allá de estas 12 semanas de vida implican un alto riesgo de infección de las futuras madres que, en la mayoría de los casos, quedan infectadas como portadoras entrando como tal a la rueda de madres. De esta manera se acaba perpetuando la infección en la granja. Por lo tanto, en la adaptación de futuras madres, la vacunación con vacunas monovalentes frente a Mal Rojo está plenamente justificada

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:: El riego de no inmunizar a las futuras reproductoras a su debido tiempo fren- te a Mal Rojo, perpetúa el problema en las explotaciones de madres. ::

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno Enero- Febrero

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