¿Qué está pasando allí? Dentro del proceso de fermentación del ensilado de maíz

La comprensión del proceso de fermentación en el ensilado de maíz puede ayudar a los productores a mantener los ojos en el objetivo global, que es el de producir un alimento de alta calidad.

El primer factor determinante de la calidad de ensilado es, por supuesto, la calidad del material en el momento de la cosecha. Idealmente, los productores deberían tener el objetivo de obtener una cosecha de maíz de alta calidad, sin estrés, sin enfermedades, ni insectos o daños climáticos, cortada al nivel de humedad y etapa de madurez óptimos. Luego, hacerla picar, procesar e inocular correctamente y ponerla en el montón lo más pronto posible, asegurándose de que el material sea empaquetado para lograr al menos la densidad mínima recomendada. Una vez terminado el empaquetado, cubrir y sellar completamente a la brevedad posible.

En el momento de la cosecha, la población microbiana de la planta puede variar considerablemente: es muy recomendable el uso de un inoculante comprobado por la investigación a fin de asegurar que domine la “población microbiana favorable”. En esta etapa, el objetivo es asegurar una rápida producción de ácido láctico, el ácido de fermentación más potente, para ayudar a reducir con rapidez el pH debajo de 5. Es allí cuando detenemos el crecimiento de clostridios y E. coli,entre otros microbios, y desactivamos las enzimas degradativas de la planta.

Durante esta primera etapa de fermentación, la composición química del material cambia drásticamente a medida que la cosecha se transforma en ensilado. Una vez terminada la fermentación activa, comienza el período de almacenamiento. Siempre que el material permanezca bien sellado, el único cambio importante durante el almacenamiento prolongado es un aumento en la degradabilidad ruminal del almidón. Lo ideal es que el ensilado debe reposar durante unos ocho meses antes de suministrarlo como alimento para dar tiempo de que alcance la máxima digestibilidad. Si el forraje tiene que ser suministrado antes, hay que poner a prueba la digestibilidad del almidón por lo menos una vez al mes para hacer los ajustes de raciones.

Una vez que se inicia la extracción del alimento, el ensilado se expone nuevamente al aire. Esto “despierta” las levaduras de deterioro que se encontraban en el cultivo en el momento de la cosecha y crecen, consumen los nutrientes y ocasionan el calentamiento y el deterioro. Cuanto mayor sea la población de levadura, menor será la estabilidad del ensilado, y mayor la tasa de deterioro. Si existe la probabilidad de que las levaduras representen un problema, o si existen antecedentes de calentamiento del ensilado, considere el empleo de un inoculante comprobado para controlarlo y reduzca el calentamiento y el deterioro.

Aunque puede parecer un proceso sencillo, existe mucha actividad y el proceso necesita ser controlado. El empleo de las mejores prácticas de manejo, incluido el uso de inoculantes comprobados, puede ayudar a lograr una buena fermentación y producir ensilados estables.

Para obtener consejos adicionales sobre el ensilado, visite www.qualitysilage.com.

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