Daniel Mota-Rojas
Fabio Napolitano
Marcelo Daniel Ghezzi
Ismael Hernández-Ávalos
Isabel Guerrero Legarreta
*EL ARTÍCULO ORIGINAL EN INGLÉS PODRAS CONSULTARLO EN LA SIGUIENTE LIGA: MOTA-ROJAS D, GUEZZI M, NAPOLITANO F, ET AL., (2021) QUALITY OF DEATH IN THE RIVER BUFFALO (BUBALUS BUBALIS). JOURNAL OF ANIMAL BEHAVIOUR AND BIOMETEOROLOGY 9:2115. HTTP://DX.DOI.ORG/10.31893/JABB.21015
Introducción
El búfalo de agua (Bubalus bubalis) ha estado ocupando la misma infraestructura en instalaciones que el ganado vacuno del género Bos tanto en ranchos como en rastros o mataderos, lo cual ha comprometido negativamente su bienestar. Sin embargo, las etapas ante-mortem importantes en el abasto de carne son aquellas vinculadas con el traslado al matadero como el embarque, transporte y desembarque. Para llevar a cabo la pérdida de consciencia se emplean dispositivos de perno cautivo convencionales, en la posición frontal, los cuales tienen la limitante de producir lesiones cerebrales severas para la pérdida de consciencia, independientemente de su sexo y edad (Schwenk et al., 2016). Schwenk et al. (2016), sugieren que, es posible usar los dispositivos convencionales penetrando más fácilmente desde el punto de contacto occipital, en la depresión ventral a la protuberancia intercornual y en dorsal de los puntos de inserción del ligamento nucal (HSA, 2014). Esta propuesta surge porque anatómicamente la cabeza de los búfalos es muy diferente a la del bovino doméstico del género Bos.
Una de las consecuencias de que los búfalos sean sacrificados por métodos religiosos sin ningún tipo de aturdimiento o método de insensibilización, es el incremento en el intervalo de tiempo en que estos individuos pierden la función cerebral y por ende, en que manifiesten signos de muerte encefálica (Mota-Rojas et al., 2019a,b). Esto se ha demostrado experimentalmente, monitorizando las respuestas somatotensoras del cerebro hasta que el animal colapsa (Blackmore, 1984). Al momento del sacrificio, el dolor y el miedo son las principales fuentes de estrés en el animal y para evitarlo se emplean, en la mayoría de los casos, dos técnicas: 1. El aturdimiento, el cual debe inducir la pérdida de consciencia y 2. El desangrado, que conduce a la muerte por choque hipovolémico. Por medio del aturdimiento se logra que el búfalo quede inconsciente e insensible a los estímulos del ambiente, debido a que el cerebro ya no es capaz de lidiar con la información sensorial (Farouk, 2013; Terlow et al., 2016a; Mota-Rojas et al., 2019a,b).
En este sentido, estos procedimientos normativos buscan especificar que el sacrificio no humanitario puede provocar dolor, angustia, miedo u otras formas de sufrimiento a los animales, incluso en las mejores condiciones técnicas disponibles. Por ello, es importante vigilar la pérdida de la consciencia del búfalo al momento del sacrificio. Salvando algunas excepciones, como la electroinmovilización u otras parálisis provocadas, un animal puede considerarse inconsciente cuando pierde su posición natural de pie, no despierta y no presenta signos de emociones positivas o negativas como el miedo o la excitación. Los métodos contemplados que no provoquen la muerte instantánea (denominados en lo sucesivo «aturdimiento simple») irán seguidos lo más rápidamente posible de un procedimiento que provoque irremediablemente la muerte, tal como el desangrado, la electrocución o la exposición prolongada a la anoxia (Mota-Rojas et al., 2019a,b).
En el caso del búfalo de agua, es importante darle una connotación especial y por lo que no debe intentar aturdirse como bovino doméstico del género Bos. La cabeza del búfalo de agua evita que los pernos cautivos con una longitud de 90 mm lleguen a la cavidad craneal, debido a que tiene más ancho el seno frontal, presenta placas óseas más duras y hay mayor engrosamiento de la piel. Inclusive los pernos más largos (hasta 180 mm) pueden no resultar efectivos en la pérdida de consciencia (Mota-Rojas et al., 2019a,b). Por ello, Meichtry et al. (2018), evaluaron una pistola de bala específicamente desarrollada para el aturdimiento de búfalos de agua. El dispositivo consta de una escopeta doble de 9 mm, con un dispositivo de seguridad, en caso de ser necesario un segundo disparo, utilizando municiones calibre 357. Este tipo de equipamiento es efectivo en la pérdida profunda de la conciencia, excepto para búfalos longevos. Por ello, es importante no dar por hecho que la alimentación, el sistema de manejo, las instalaciones y los métodos de aturdimiento usados para el bovino del género Bos, deben ser los mismo que para el búfalo de agua.
En países como la India, debido a sus creencias religiosas, la matanza de las vacas (Bos indicus) no está permitido, sin embargo, se acepta el sacrificio de los búfalos (Bruckert, 2020). En contraposición a lo estipulado por el bienestar animal, para la religión musulmana, las técnicas de aturdimiento no son bien vistas y el sacrificio de los animales para consumo humano debe realizarse degollando al animal sin ningún tipo de aturdimiento (método halal) (Gregory et al., 2008).
Por otro lado, recientemente ha llamado mucho la atención el lento aumento del consumo de carne de búfalo, debido a que tiene ciertas ventajas sobre la carne de res. Por ejemplo, los niveles de colesterol y grasas saturadas son más bajos (Irurueta et al., 2008), su color es más atractivo, pues es más rojo y su textura es más suave (Spanghero et al., 2004), además de que los búfalos tienden a desarrollar una producción de carne más elevada y con menor inversión económica que el ganado del género Bos (Kandeepan et al., 2013). Sin embargo, el bienestar de estos animales, no se ha desarrollado a la par de su popularidad y es por ello que, a la fecha no se tienen bien reguladas las normas al momento de su crianza, transporte y sacrificio (Bornett-Gauci et al., 2006).
Por ello, el objetivo del presente artículo es evaluar los hallazgos científicos recientes, que determinen la importancia del reconocimiento de los signos del retorno a la sensibilidad y la conciencia, durante la muerte en el búfalo de agua. Del mismo modo, concientizar a los involucrados en el área, de la importancia de no permitir la muerte dolorosa de ningún animal, así como conocer los signos de retorno a la sensibilidad que son una herramienta indispensable para evaluar la calidad del aturdimiento.
Signos de retorno a la sensibilidad
El aturdimiento puede ser reversible o irreversible. En el primer caso, los animales pueden recuperar la sensibilidad antes de que ocurra la muerte. Como ya se mencionó, en la descripción de los intervalos de tiempo necesarios para el sacrificio humanitario, el tiempo entre el aturdimiento y el desangrado es un factor determinante para la eficacia del aturdimiento (Tardio et al., 1999). Por esta razón, es importante señalar que las técnicas de aturdimiento que funcionan para algunos animales, para otros no son recomendables. Por ejemplo, la diferencia en los cráneos de vacas y búfalos hace que el aturdimiento en las vacas se pueda llevar a cabo con pistolas de perno de menos alcance que en el caso de los búfalos de agua (Bubalus bubalis), esto debido a que estos últimos tienen el cráneo más ancho, además de que los huesos y la piel son más duros (Schwenk et al., 2016; Mota-Rojas et al., 2019a,b; Mota-Rojas et al., 2020a,b).
Para asegurar un sacrificio humanitario, los signos de retorno a la sensibilidad deberán estar ausentes y siempre deberán ser monitorizados después del aturdimiento y durante el proceso de desangrado (Gregory et al., 2007).
De acuerdo con Atkinson et al. (2013) y Terlow et al. (2016b), existen signos que orientan al médico veterinario para saber si el aturdimiento ha sido adecuado o inadecuado. Estos signos son detallados en el Cuadro 1, en el cual se describe que cuando un aturdimiento no es correcto, el animal puede ser propenso a sentir dolor y con ello la calidad de la carne puede verse afectada, además de que se le puede llegar a ocasionar sufrimiento innecesario, afectando así la calidad de la muerte.
Dentro de los indicadores de inconsciencia se citan la ausencia tanto de una respiración rítmica como de los reflejos oculares y tono muscular, además de la falta de rotación ocular e inexistencia de nistagmos, acompañados de una carente respuesta a estímulos dolorosos y los movimientos espontáneos de cuello o patas. Dentro de los indicadores de consciencia se describen la postura de pie, vocalizaciones, parpadeo espontáneo, movimientos oculares y el reflejo de respuesta a la amenaza (Terlow et al., 2016b).
Existe una variedad de parámetros de comportamiento, fisiológicos, físicos y patológicos que han sido propuestos para evaluar el bienestar animal y las características de manejo del ganado en las plantas de sacrificio. Dentro de los evaluados en el rubro de comportamiento se describen las vocalizaciones, caídas, resbalones, movimientos de oreja, luchas, erizamiento, temblor o que se queden parados sin avanzar.
Dentro de los parámetros fisiológicos a examinar se encuentran los niveles de cortisol, el ayuno, la deshidratación y los índices de miedo y excitación. Dentro de los eventos físicos se han mencionado las hernias, animales caídos, fracturas, lesiones o contusiones. Y finalmente, entre los índices patológicos que se han propuesto están el índice de condición corporal, prevalencia de enfermedades, indicadores inmunológicos y mortalidad (Romero et al., 2013).
En el Cuadro 2 se mencionan y describen los diferentes reflejos del tronco encefálico y los reflejos espinales que se utilizan para medir el nivel de inconsciencia después del aturdimiento.
La inconsciencia causada por una interrupción permanente o temporal de la comunicación cerebral, generalmente es evaluada por medio de la observación de indicadores conductuales, que pueden estar relacionados con respuestas internas o estímulos externos (Levitis et al., 2009). Dentro de estas respuestas se pueden incluir los reflejos originados en el cerebro, por ejemplo, los reflejos oculares y pupilares o los reflejos de retirada por estímulos dolorosos (Figura 1) y también los originados en la médula espinal, por ejemplo, los reflejos podales.
Por otro lado, se deben incluir los indicadores conductuales como pueden ser la pérdida de la postura, vocalizaciones o respiraciones rítmicas (Cuadro 2) (Verhoeven et al., 2015). Sin embargo, en algunas ocasiones estos indicadores conductuales pudieran no ser específicos, ya que, en un estudio realizado por Miranda et al., (2012), encontraron que el 10% de los animales vocalizaron y solo el 51% de los mismos fueron correctamente insensibilizados mostrando signos de sensibilidad, a pesar de que el 95% de animales colapsaron al primer disparo.
Por ello, los autores recomiendan que los sistemas de sujeción de cabeza deben incluirse como mejoras en las plantas de sacrificio ya que, de este modo, aumentarían la efectividad del método de aturdimiento (Miranda et al., 2012).
En la figura 1 se muestra el reflejo ocular en presencia de luz en la retina, llevada a cabo por medio de los pares craneales II nervio óptico (vía aferente) y III nervio oculomotor (vía eferente) y los músculos oculares. Se trata de un reflejo de poco valor durante el degüelle y la exanguinación porque el aporte sanguíneo a la retina en este periodo es limitado. La dilatación pupilar es considerada un signo de total disfunción cerebral que puede estar presente en animales paralizados pero conscientes. Por otro lado, el reflejo a un estímulo doloroso es un indicador que sirve para determinar consciencia o inconsciencia después de cualquier tipo de aturdimiento.
Para la evaluación de la insensibilidad o inconsciencia, se ha visto que el uso de la electroencefalografía pudiera ser útil, ya que inmediatamente después del disparo para aturdir a los animales, se observan grandes cambios en el electroencefalograma (EEG) (sobre todo en las ondas delta y theta tendiendo a volverse líneas isoeléctricas) ya que se asume que el animal está inconsciente por analogía de las similitudes con el EEG en humanos (EFSA, 2004). En el registro del EEG en animales, se observan ondas relativamente pequeñas que, aumentan su amplitud durante la fase tónica y que disminuyen en frecuencia durante la fase clónica, resultando con ello en un periodo de disminución de la actividad eléctrica (Figura 2), tanto en cerdos como, en borregos y vacas (Anil y McKinstry, 1992; Lambooy, 1982). Pero ¿Cómo saber si un animal está aún inconsciente por medio del EEG? La actividad eléctrica en el EEG se clasifica en ondas delta (de 0 a 4 Hz), theta (de 4 a 7 Hz), alfa (de 8 a 13 Hz) y beta (mayores a 13 Hz). Se considera consciente a un animal que aún presenta ritmos alfa y beta (Kooi et al., 1978) y es por ello que el EEG es una herramienta más que pudiera ayudar a evaluar la calidad del aturdimiento.
¿POR QUÉ EL BÚFALO DE AGUA SE DEBE ATURDIR DE DIFERENTE FORMA QUE UNA RES?
Esto se debe principalmente a las diferencias anatómicas del cráneo entre ambas especies. En el ganado bovino del género Bos (Bos taurus, Bos indicus), el lugar ideal para realizar el disparo con la pistola de perno cautivo para que produzca un aturdimiento efectivo, es la intersección de dos líneas que se dibujan imaginariamente desde la esquina externa del ojo hacia el centro de la base del cuerno opuesto (AVMA, 2019), en la parte frontal, a unos 3 a 5 cm arriba de la intersección de dichas líneas imaginarias (dependiendo de la raza) (Grandin, 2013). Sin embargo, los búfalos de agua (Bubalus bubalis) tienen algunas diferencias anatómicas en la cabeza cuando se les compara con el ganado. Es por ello que, los modelos de perno cautivo utilizados comúnmente en vacas (Bos taurus), en los búfalos (Bubalus bubalis) no funcionan adecuadamente y no se produce la pérdida de consciencia ni el aturdimiento necesarios. Esto debido a la profundidad de sus senos frontales, el grosor de su piel y la dureza de sus placas óseas (Schwenk et al., 2016). Se ha visto que tienen huesos frontales más grandes que los vacunos de entre 4-8 cm de grosor (Gregory, 2008).
En consecuencia, las balas libres son potencialmente adecuadas para aturdir búfalos, pero implican riesgos en la seguridad de los operarios (Schwenk et al., 2016). Debido a estas características en el aturdimiento de los búfalos se deben emplear pistolas de perno cautivo de más de 120 mm. Sin embargo, en algunas ocasiones, las pistolas de hasta 125 mm no resultan efectivas y por ello no se consideran adecuadas para el aturdimiento de los búfalos de agua (Bubalus bubalis) (Glardon et al., 2018; Meichtry et al., 2018).
De acuerdo con Gregory et al. (2009), el disparo con la pistola de perno cautivo posicionado en la región frontal puede ser eficaz para aturdir a los búfalos de agua, pero produce un orificio de profundidad superficial, provocando menor conmoción cerebral que el disparo frontal que se realiza en el ganado. De esta manera, deberá ser dirigido hacia la base de la lengua evitando la sección de la médula espinal, donde los autores mencionan que esto puede sólo ocasionar vértigo agudo y ataxia además de la pérdida del equilibrio y con esto no cubren necesariamente el objetivo de aturdir a los animales. Entonces lo ideal, es la aplicación del disparo en la región de la nuca, en la depresión ubicada por debajo de la protuberancia intercornual y por encima de los puntos de la unión del ligamento de la nuca.
Para mayor información consulta: http://dx.doi.org/10.31893/jabb.21015 y https://doi.org/10.3390/ani11041085
Otra referencia clave es: https://link.springer.com/chapter/10.1007/978-981-16-7531-7_7
CONCLUSIONES
Dentro de los indicadores más importantes que coadyuvan a evaluar si el aturdimiento fue llevado a cabo de manera correcta se encuentran: la postura corporal o los reflejos de enderezamiento, el ritmo respiratorio, la ausencia de vocalizaciones, así como de los reflejos palpebral y corneal, los cuales deberán estar ausentes si el animal fue correctamente aturdido y quedó inconsciente.
Los signos de retorno a la sensibilidad durante la muerte en grandes rumiantes para evaluar la calidad del aturdimiento, se deben determinar y reconocer. Sin embargo, cada una de estas observaciones por sí sola no determina la calidad del aturdimiento, por lo que cualquier especie animal con al menos un signo de retorno a la sensibilidad, se considerará consciente y debe ser aturdido nuevamente. En este sentido, es sumamente importante realizar métodos de aturdimiento y sacrificio que permitan la insensibilidad durante todo el proceso para de este modo evitar el dolor innecesario durante la muerte de los grandes rumiantes.
Finalmente, comentar que el método de aturdimiento es una etapa crítica durante la matanza de reses y búfalos destinados al consumo humano, el cual puede afectar el bienestar animal si no se realiza en la posición anatómica recomendada, con el equipo necesario y capacitación adecuada del operario.
Biografía
Para mayores detalles sobre temas de búfalos de agua consulta la 3ra. Edición GRATIS en español del libro: Fabio Napolitano; Daniel Mota-Rojas, Isabel Guerrero-Legarreta, y Agustín Orihuela. The Latin American River Buffalo, Recent Findings. 3rd ed.; BM Editores: Mexico City, 2020; 1- 1545. https://www.lifescienceglobal.com/journals/journal-of-buffalo-science/97-abstract/jbs/4550-el-bufalo-de-agua-en-latinoamerica-hallazgos-recientes
Artículo publicado en Entorno Ganadero Junio- Julio 2022
