Redacción BM Editores.
Un pavo…Rosa exquisitez gastronómica trajo a la humanidad el descubrimiento del guajolote, originario del Continente Americano, pero de acuerdo a evidencias arqueológicas su domesticación se le atribuye a las culturas que hace más de 2000 años habitaron el centro de México.
El guajolote es el único animal, que junto con el toro, recibe indulto en su vida, bueno, sólo un par de ejemplares de ellos en el Día de Acción de Gracias (el Thanksgiving) en Estados Unidos, por ser él, el protagonista de la famosa cena norteamericana, y el toro, en faena, si muestra nobleza.
Pero más allá de esto, el guajolote es un auténtico y delicioso regalo de México al mundo, y también al huexolotl, en náhuatl, se le conoce también como pípila, pavo, pípilo, huijolo, huilo o totol.
El huexolotl, traducido como “gran ave monstruosa”, es un nombre que no lo define por sus propias y auténticas características, sino es más una evidencia a lo divino.
Los registros más antiguos de su domesticación se han encontrado en lugares como Temamatla y Tlatilco en el centro de México, y de acuerdo al experto Luis F. Cariño, existen dos tipos de guajolote mexicano: el silvestre (Meleagris gallopavo) y el ocelado (Agriocharis ocellata).
El primero se encuentra en las zonas de clima templado desde Canadá hasta Oaxaca y Veracruz. El ocelado, por su parte, se encuentra más hacia el sur. Es posible hallarlo en Campeche, Yucatán, Chiapas, Quintana Roo y Tabasco.
Actualmente, el pavo continúa siendo un ave bastante importante para nuestras comunidades. De hecho, el investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Andrés Medina, ha señalado que en el municipio de Venustiano Carranza, Chiapas, hay una costumbre tzotzil en la cual los pobladores despluman vivo a un guajolote durante una ceremonia para pedir a la novia.
Por otra parte, en la Alcaldía de Milpa Alta, Ciudad de México, se cree que hay un vínculo muy fuerte entre el nahualismo y el pavo. De hecho, se piensa que, por las noches, los nahuales toman la forma de estas aves.
Pero lo más importante, es ¿Por qué la humanidad se ha inclinado por el guajolote como alimento?
En la época prehispánica, el guajolote además de ser domesticado fue consumido. Esto sucedía especialmente durante el Panquetzalitzli que se celebraba en el solsticio de invierno. Esa fiesta se hacía en honor de la victoria de Huitzilopochtli sobre la diosa de la luna.
Tiempo después, durante la Colonia, el guajolote -por su parecido con el pavo real asiático- fue llamado pavo. Esta ave fue utilizada como platillo principal en el festejo de las Navidades por su capacidad para alimentar a muchas personas. Sin embargo, en la Nueva España, el consumo se limitó a la gente de clase alta.
Mientras tanto, un grupo de ingleses hambrientos llegaron a Massachussets, Estados Unidos, en 1620. Estos colonos consumieron por mucho tiempo el guajolote y desde entonces adoptaron la costumbre de celebrar el Día de Acción de Gracias. Posteriormente el consumo del pavo se extendió al resto del Continente Americano incluido México.
Pero lo más destacado, es que el pavo es bajo en calorías a comparación de otras carnes como la de res o cerdo, además de abundante en calcio, yodo, fósforo, magnesio y potasio. Pero si esto fuera poco, es rico en vitaminas como B1, B3, B5 y B6.
Las fiestas no serían lo mismo si no estuvieran presentes los romeritos, el bacalao y sobre todo, pero sobre todo, el pavo. Pero después de las múltiples cenas navideñas, algunos nos llegamos a aburrir un poco del tradicional pavo con puré de papa y el relleno de la abuela. Pero para hacer una cena de fin de año algo diferente y mucho más mexicana hay van algunas, solo algunas, de las miles de recetas que se tienen hoy en día para tener en la mesa de invitado especial al guajolote mexicano: pavo al libio, pavo al tequila o pavo enchilado. ¡Cualquiera en sus formas gastronómicas, el pavo es una delicia saludable!
