Liliana Borges
Melina Bonato
I&D, ICC Brazil.
En estos últimos años, el concepto de seguridad alimentaria se ha vuelto cada vez más evidente en la producción de alimentos, principalmente en lo relacionado a la exportación de productos de origen animal, hecho que constituye un desafío considerable para las industrias que garantizan la seguridad alimentaria.
La demanda de ingredientes más saludables y más naturales en los alimentos crece en Brasil y en el mundo, con inversiones en tecnología y adhesión a la industria. La tecnología en la fabricación de los productos es fundamental e integra técnicas para la estandarización de la producción, el almacenamiento, la distribución y la conservación del potencial nutricional de la materia prima, que además de mejorar la productividad permite alcanzar un nivel de calidad cada vez mayor. Por lo tanto, establecer un vínculo entre la buena calidad, el valor nutricional y la seguridad alimentaria es una tarea que ha exigido mucha investigación por parte de las industrias para garantizar la salud pública. Brasil es uno de los principales productores mundiales de carnes y exporta a diversos países, y también es uno de sus principales consumidores, lo que demuestra la eficacia de las normas sanitarias que actúan desde el campo hasta el producto final.
Pocos agricultores entienden la importancia de la microbiota para el desarrollo y la salud durante la vida de los animales, y cómo influye esto en los controles de patógenos. Este proceso está influenciado por varios factores, como el estrés posterior al destete, el cambio de la dieta líquida a una dieta sólida, la calidad nutricional. Las colonizaciones de la primera definirán la eficiencia funcional, la capacidad de absorción de nutrientes y el desarrollo del sistema inmunológico durante sus vidas. Seleccionar los microorganismos benéficos que deben multiplicarse en los intestinos e inhibir la multiplicación de las bacterias patógenas que causan la inflamación es uno de los puntos críticos para beneficiar a los animales, porque los patógenos causan daños irreversibles a las vellosidades intestinales.
Existen varias listas de probióticos, ácidos orgánicos, extractos de plantas, prebióticos, etc., que actuarán directamente sobre los patógenos o, de forma indirecta, modulando la microbiota y la respuesta del sistema inmunológico, mejorando la integridad intestinal, etc. La pared celular de la levadura (Saccharomyces cerevisiae) es una de las soluciones que pueden ayudar a reducir la contaminación y prevenir el problema. Las paredes celulares de la levadura, además de ser un ingrediente 100% natural, son usadas en la nutrición animal debido a su acción prebiótica e inmunoestimulante, ayudando a reducir los antibióticos.
La levadura puede originarse a partir del proceso de fermentación primaria de etanol, cerveza o panadería. Durante muchos años, las cepas se destacaron como el principal factor importante en el procesamiento. Hoy sabemos que más importante que la cepa de levadura es el ambiente de fermentación, que realmente proporcionará diferencias fundamentales en la composición del producto final. Con base en este concepto, ImmunoWall® se destaca por su producción en un ambiente desafiador donde es obtenido el etanol durante el proceso de fermentación de la caña de azúcar. La levadura pasa por varios ciclos de fermentación, haciendo que su pared celular sea mucho más densa, resultando en una mayor tasa de carbohidratos y un menor contenido de grasa en su composición, y siendo menos digerible en el tracto intestinal (Figura 1).
Los MOS (manano oligosacáridos) son conocidos por su capacidad para aglutinar patógenos (que tienen fimbrias tipo 1), como varias cepas gram negativas (E. coli y Salmonella). Los MOS ofrecen un sitio de unión para que los patógenos eviten la colonización del epitelio intestinal, y estas bacterias aglutinadas serán excretadas junto con la parte no digerible de la fibra. Los β-glucanos son conocidos como moduladores o estimulantes del sistema inmunológico porque cuando entran en contacto con los fagocitos, que reconocen los enlaces β-1,3 y 1,6, los estimulan a producir citoquinas específicas que inician una reacción en cadena para inducir la inmunomodulación y mejorar la capacidad de respuesta del sistema inmune innato.
Cuanto mayor sea la concentración de β-glucanos, menor será la degradación de la pared celular en el tracto gastrointestinal, o sea, mejor será su eficacia como “fibra funcional”. La pared celular de la levadura tiene una relación BG: MOS cercana a 2:1, mientras que las paredes celulares de la levadura primaria tienen una relación BG: MOS de 1:1 (Figura 1).
En el estudio publicado por Alcantara et al. (2015), los lechones destetados con 28 días de edad fueron infectados con E. coli (oralmente, 9.8 X 108 UFC/mL) y divididos en dos grupos, controlados y suplementados con YCW (ImmunoWall® de ICC Brazil Company, con 2 kg/ton). El grupo suplementado presentó una mejoría en la integridad intestinal (Cuadro 1), disminuyó la frecuencia de diarrea, el recuento de E. coli en ayunas (-33%) y heces (-66%), y dio lugar a pocas bacterias adheridas a la superficie de vellosidades (Figura 2 y 3), en comparación al grupo de control. Estos resultados demuestran que la pared celular de la levadura tiene una acción efectiva contra los microorganismos patógenos y, en consecuencia, mejora la salud intestinal de los animales.
La preocupación por la calidad y la seguridad alimentaria de los ingredientes y aditivos utilizados en la alimentación animal es una tendencia global e irreversible, considerando que el consumidor final está cada vez más consciente de la relación entre “nutrición y salud”, eligiendo alimentos cada vez más saludables. ImmunoWall®, además de ser un aditivo natural, ha demostrado ser una solución viable en dosis bajas para mejorar el control de patógenos, la salud intestinal y la seguridad de los alimentos, resultando en una excelente relación costo/beneficio.
Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno
