Redacción BM Editores
En estos 30 días en que se pausó la aplicación del 25 por ciento de aranceles a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, las autoridades y los productores deben de sostener reuniones de trabajo con sus contrapartes y analizar que, en realidad, de llevarse a cabo esta decisión de aplicar aranceles, todos saldrían perdiendo, afirmó Juan Carlos Anaya Castellanos, director General del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
El analista comentó en entrevista con BM Editores que ya se sabía desde que ganó el presidente Donald Trump su decisión de utilizar esta herramienta para presionar al gobierno mexicano a contener la migración y el ingreso de manera ilegal de fentanilo a su país, que son dos cosas meramente políticas.
Expresó que el gobierno mexicano y el sector agropecuario debieron estar preparados ante esta intención que hizo el presidente Donald Trump, en cuanto a cómo nos afectaría el tema de los aranceles en temas que son meramente políticos, en donde no tiene nada que ver el sector agroalimentario.
Como segundo punto, explicó que el sector agroalimentario es estratégico para todos los países y principalmente de Norteamérica, en virtud de que los tres países, México, Canadá y Estados Unidos firmaron el Tratado de Libre Comercio, hoy T-MEC, donde todos se han visto beneficiados; en el caso de nuestro país, las exportaciones crecieron más de mil 153% y se tiene una balanza superavitaria desde el 2015 y el principal mercado es nuestro vecino del norte, ya que el 83% de las exportaciones van a ese mercado.
Por otro lado, México también es un jugador muy importante para Estados Unidos, en virtud de que es su principal comprador de maíz amarillo para consumo pecuario, carne de cerdo, pollo, trigo, segundo comprador de soya y de otros productos.
“Por eso nosotros veíamos que el tema comercial entre Estados Unidos no hay problema ni con Canadá, somos complementarios, pero sabíamos que el presidente Donald Trump iba a usar como instrumento político y de presión, el tema arancelario, para lo cual debiéramos estar preparados”, agregó.
Anaya Castellanos señaló que “nosotros vemos que el presidente Donald Trump tuvo que detener estas medidas derivado de la presión política, pero también de la interna y prueba de ellos son las cartas de los senadores, demócratas y republicanos donde se oponen al tema arancelario, en virtud de que nadie gana con la aplicación de los aranceles, pierden los consumidores de ambos países, la economía, ya que es inflacionario, suben los precios, afecta la parte de crecimiento y no se tiene una razón comercial y económica, el único tema es político”.
Lo que se espera de aquí a los 30 días que se pausó esta decisión, explicó, es demostrar que nadie gana poniendo aranceles y trabajar en una estrategia de cómo construimos una relación más cercana entre los tres países en virtud de que producen el 20% de los alimentos a nivel mundial, “hay que demostrar que no es por ahí y menos con los alimentos, con ellos no se juega, son una parte primordial y lo vimos en el tema de la pandemia, no hubo problemas de desabasto en virtud de que se tiene una relación de logística, por estar pegado y ser socios comerciales con Estados Unidos, además, se comparte una frontera de 3,000 mil kilómetros y que no es por ahí por donde debe presionar el presidente Donald Trump en el tema de aranceles, pero por supuesto nuestro gobierno y los sectores privados y productivos debemos trabajar para mostrar que nadie gana con la aplicación de aranceles”.
Finalmente opinó sobre la reapertura de la frontera de Estados Unidos a la exportación de ganado en pie y carne de bovino, y dijo que es muy buena noticia ya que México es su principal proveedor de ganado por muchos años, y por otro lado, el problema de la sequía en aquella nación, desde hace dos años, ha hecho que los inventarios de ganado sean los más bajos después de muchos años y los precios se hayan ido a la alza, “son los más altos de la historia y eso está provocando que los precios de la carne estén subiendo y estén impactando a los consumidores”.
Por eso, dijo, tanto ganaderos como exportadores e importadores presionaron a sus gobiernos para poder reabrir otra vez a la frontera, pero también esta decisión lleva México a ser cuidadoso con el tema sanitario con los países de Centroamérica para evitar que el gusano barrenador del ganado (GBG) pueda seguir afectando la relación comercial.