Comó enfrentar la sequia en las praderas naturalizadas

Ing. Agr. Alfredo Olivares E.
Universidad de Chile
Facultad de Ciencias Agronómicas
Publicación del Departamento de Producción Animal

Sequías es una normalidad

Comó enfrentar la sequia en las praderas naturalizadas sequia praderas naturalizadas2Una de las razones que puede esgrimirse es que en el presente estamos frente a “la peor sequía del siglo”. Si bien es cierto ésto puede ser una realidad, a mi juicio, no es la única causante del profundo problema. Si se analizan los datos pluviométricos en un período largo se puede comprobar que, en especial en las zonas áridas, semiáridas y sub-húmedas del mediterráneo central, el fenómeno de sequía más o menos periódico es una normalidad y, por lo tanto, se debiera estar preparado para enfrentarlas. Esto último nos debiera llevar a meditar en dos puntos: 1) los problemas de la sequía en estas zonas no pueden resolverse plenamente cuando ya se presentó el año con déficit hídrico, y 2) debemos pensar que lo prudente es comenzar hoy a prepararse para la próxima sequía. Estos dos puntos, naturalmente constituyen un cambio de mentalidad importante que incluyen varios aspectos interrelacionados.

Practicar La Producción Animal En primer lugar, deberíamos cambiar lo que yo llamo la cultura de “hacer ganadería” por la de “practicar la producción animal”. Pues, si uno observa la actitud de un número, importante de productores, e incluso de técnicos, podemos darnos cuenta que es la de preocuparse fundamentalmente del animal, aspecto que si bien es cierto debe ser el centro del quehacer del ganadero, depende, en gran medida, de factores que habitualmente le damos real importancia sólo en los años llamados climáticamente críticos (sequía).

Practicar la producción animal en cambio, significa tener presente siempre todos los aspectos que permiten producir eficientemente proteína animal con rumiantes, es decir los factores y las interrelaciones del complejo SUELOPASTIZAL- CLIMA, en especial cuando se está en terrenos de secano, donde la respuesta animal depende del pastizal cuya disponibilidad en cantidad y calidad dependerá a su vez de la condición del suelo y del régimen pluviométrico, es decir, de la cantidad y distribución de las lluvias, de la fertilidad del suelo y fundamentalmente de la reserva de semillas que el productor, con el manejo histórico de su pastizal, haya contribuido a enriquecer.

Si se acepta lo anterior, lo prioritario que habría que realizar es hacer, o seguir haciendo, una drástica selección de los animales con el propósito de dejar a los mejores adaptados y al mismo tiempo bajar al mínimo posible la carga animal y por ende, la presión de pastoreo en el campo.

Lo indicado anteriormente es muy importante si se considera que es muy probable que gran parte de las mejores especies forrajeras que se desarrollaron en el pastizal anual que creció el año 1997 sin sequía, no haya tenido la oportunidad de producir semillas para lograr una buena resiembra natural, producto de la selectividad animal. Si a lo anterior le agregamos el desgaste de la reserva de semillas del suelo que seguramente se produjo con la germinación y establecimiento de especies que no alcanzaron a cumplir su ciclo vital dado la poca precipitación del año 1998, se puede predecir, con cierta seguridad, que el año 1999, aunque disponga de cierto nivel pluviométrico, desde que la pradera ha sufrido una fuerte degradación su disponibilidad se verá significativamente disminuida.

Mejoramiento futuro de las praderasComó enfrentar la sequia en las praderas naturalizadas sequia praderas naturalizadas1

Lo anterior nos lleva a pensar que es posible y necesario que hoy comencemos a permitir un mejoramiento futuro de las praderas, es decir, que nos preparemos para capitalizar el ciclo de buena precipitación que naturalmente se presentará en los próximos años. Así lograremos mejorar la disponibilidad de la pradera de tal manera que haga posible rezagar parte del pastizal, no sólo para que semille suficientemente, sino para disponer de forraje para los períodos críticos de sequía que, querámoslo o no, volverán a presentarse.

Manejo de potreros

Otra estrategia posible será manejar el campo de manera de lograr una formación vegetal donde se desarrolle un estrato arbóreo, de preferencia el espinal, que permita de alguna manera regular la producción entre años dado su sinergismo con el estrato herbáceo, permitiendo mayor crecimiento y al mismo tiempo constituyendo una interesante fuente de ramoneo. En esta misma dirección se podrán elegir áreas especialmente con relieve pronunciado para introducir arbustos forrajeros o bien mejorar su manejo pues los arbustos, igual que los árboles, son menos sensibles a las variaciones de la precipitación y por lo tanto pueden convertirse en una interesante fuente de alimentación para período crítico o para propósitos especiales.

Además, será conveniente, en aquellos casos que se cuente con pequeñas áreas con disponibilidad de riego pleno o eventual, integrarlas a la actividad general del campo de secano, haciendo cultivos forrajeros suplementarios o bien estableciendo pastizales que permitan obtener altos rendimientos que se destinen a la alimentación de los animales en épocas críticas y al mismo tiempo que hagan posible rezagar o bajar la presión de pastoreo de la pradera naturalizada.

Finalmente, y de acuerdo a nuestra experiencia, si se logra valorar el manejo de los recursos forrajeros tanto como el recurso animal, es muy probable que los períodos de baja pluviometría que son una normalidad no crearán situaciones críticas tan profundas como las actuales.

Artículo publicado en Entorno Ganadero

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