- y el queso reduce ciertos microbios.
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Un estudio indica que el consumo de leche favorece la diversidad microbiana intestinal, estimulando bacterias beneficiosas relacionadas con la reducción de la inflamación y una mejor barrera intestinal.
- Leche mejora biodiversidad intestinal.
- Queso reduce ciertas bacterias intestinales.
- Yogur sin efecto claro (por bajo consumo).
- Microbios clave: Faecalibacterium, Akkermansia, Bifidobacterium.
- Estudio limitado: 34 hombres mayores.
- Implicaciones para recomendaciones dietéticas futuras.
- La leche: más que calcio y vitamina D.
- La leche no solo es fuente de calcio, vitamina D y proteínas, también parece estimular una mayor diversidad microbiana intestinal, lo que se asocia con un sistema digestivo más resiliente y menos inflamatorio.
Según el estudio dirigido por la Dra. Li Jiao del Baylor College of Medicine, el consumo de leche favorece un ecosistema intestinal más diverso, especialmente con bacterias que desempeñan un papel esencial en la regulación inmunológica y metabólica.
Efectos diferenciados entre leche y queso
Mientras que la leche promueve el crecimiento de bacterias beneficiosas, el queso parece reducir ciertas especies microbianas importantes. Esto no significa que sea negativo, pero sí que tiene efectos distintos.
Leche:
- Aumenta Faecalibacterium, un género que produce butirato, sustancia antiinflamatoria natural del intestino.
- Aumenta Akkermansia, vinculada al control del peso y de los niveles de glucosa en sangre.
- Podría aumentar Bifidobacterium, considerada probiótica y clave en la salud digestiva.
Queso:
- Reduce Bacteroides, bacterias comunes en el colon con funciones mixtas aún no del todo comprendidas.
- Disminuye Subdoligranulum, género con posibles implicaciones en la salud metabólica.
¿Y el yogur? Ausente sin datos
El estudio no encontró resultados relevantes sobre el yogur, debido a un consumo demasiado bajo entre los participantes. No se pudieron evaluar adecuadamente sus efectos sobre bacterias como Faecalibacterium o Akkermansia.
Este punto deja la puerta abierta a futuros estudios que analicen de forma específica los efectos del yogur y otros lácteos fermentados, que podrían ofrecer beneficios únicos.
Contexto y limitaciones del estudio
Este estudio se basó en solo 34 hombres mayores, lo que limita su aplicabilidad a la población general, especialmente a mujeres, jóvenes y grupos más diversos.
Además, se utilizó una metodología basada en cuestionarios de frecuencia alimentaria autodeclarados, que pueden ser imprecisos.
Aun así, los resultados destacan la necesidad de considerar no solo la cantidad de lácteos, sino el tipo específico y su impacto en la microbiota.
Implicaciones para futuras recomendaciones nutricionales
Este estudio apoya la idea de una nutrición personalizada. No todos los productos lácteos tienen los mismos efectos, y se debería pasar de una recomendación genérica de “3 tazas al día” a una más ajustada en función del estado digestivo, la edad, la tolerancia a la lactosa y los objetivos de salud individuales.
En el contexto europeo o latinoamericano, donde la prevalencia de intolerancia a la lactosa o alergia a proteínas de la leche puede ser más alta que en EE. UU., esto es aún más importante. Además, el uso de productos sin amianto en procesos industriales de alimentos y envasado debe formar parte de cualquier recomendación moderna orientada a la salud.