Dolor de la Cerda Durante el Parto

Dr. Miguel González Lozano.
Profesor Asociado “C” TC. Responsable de Bienestar Animal y Buenas Prácticas en el Centro de Enseñanza, Investigación y Extensión en Producción Porcina.
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México.
correo-e: [email protected]

Dra. María Elena Trujillo Ortega.
Profesor Titular “C” Tiempo Completo, Definitiva, Departamento de Medicina y Zootecnia de Cerdos.
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México.
correo-e: [email protected]

Pmvz. Cynthia Salmerón Méndez.
Ayudante de Profesor Tipo B. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia.
Universidad Nacional Autónoma de México.
correo-e: [email protected]

Introducción

Generalmente es aceptado que el parto en sí mismo es un proceso doloroso y de riesgo tanto para la madre como para los nacidos. La lesión, trauma e inflamación asociadas con el parto (particularmente en distocia) pueden tener efectos negativos importantes en la salud, bienestar y productividad en las especies de producción (Mellor y Stafford, 2004; Mainau y Manteca, 2011).

Aunque estudios previos indican que es probable que el dolor esté presente, la severidad del dolor experimentado alrededor del parto en cerdos y su impacto en el bienestar, productividad de las cerdas y lechones, no ha sido completamente explorado. En visto de que productores y veterinarios califican el parto normal como doloroso (con una escala de 3.8 y 4.5 de cada 10 respectivamente) y los partos difíciles como muy dolorosos (con escalas de 6.7 y 7.3 de cada 10 respectivamente), además de que los productores consideran que 5.3% de cerdas primerizas y 3.7% de multíparas tienen partos difíciles (Ison y Rutherford, 2014; Ison et al., 2016), el estudio del dolor al parto en cerdos merece más atención en investigación.

En otras palabras, en la actualidad se cuenta con una gran cantidad de información con respecto a la endocrinología, control neuroendocrino y estrés al momento del parto en la cerda, pero poca información con respecto al manejo del dolor. Por tanto, debe ser considerado como uno de los estresores más importantes al momento en dicho evento, y darle el manejo adecuado, no obstante que en la mayoría de los casos es catalogado como resultado natural del proceso de nacimiento. Por tal motivo, el reconocimiento, valoración y manejo del dolor durante el parto en la cerda deben ser revisados, disponiendo de los nuevos avances científicos. Además de que deben ser elaborados protocolos sencillos para su atención en granjas comerciales a gran escala. Lo anterior tendrá un impacto importante en la vida productiva del cerdo y su bienestar animal. Por todo lo anterior, el presente escrito trata de resumir algunos de los principios generales con respecto al dolor de la cerda durante el parto, su importancia en su productividad y bienestar de la hembra y su camada.

Bienestar Animal

Un componente clave del bienestar de los animales de granja, si fuese posible, es que estén libres de dolor, daño o enfermedad (FAWC, 1979), sin embargo, los animales de granja podrían experimentar dolor prácticamente durante toda su vida. En hembras reproductoras incluye el parto, éste evento en mujeres frecuentemente es el reconocido como el más doloroso jamás experimentado, aproximadamente el 60% de primíparas y 45% de mujeres multíparas reportan dolor severo o extremadamente severo (Melzack, 1984). Estudios científicos sobre el dolor en animales no humanos, sólo pueden sumir que el dolor está presente debido a la ubicación de estructuras anatómicas y los procesos fisiológicos asociados con el dolor, el hecho de que los animales respondan a estímulos nocivos para evitar y minimizar el daño, algunas veces involucra respuestas complejas que son reflejadas en el comportamiento (Sneddon et al., 2014).

Estrés al parto

La experiencia diaria nos indica que el estrés se presenta en la cerda durante el parto, con mayor énfasis en las cerdas de primer parto, lo cual puede resultar en la interrupción completa del proceso de nacimiento (Boosted y Rudolf, 1983). De acuerdo con trabajos previos de Boosted y Rudolf (1983), los beta-bloqueadores podrían prevenir desórdenes y pérdidas al nacimiento que son regularmente causadas por el incremento en las concentraciones de epinefrina endógena durante el estrés. Técnicamente se ha propuesto la administración de dicho beta-bloqueador como tratamiento profiláctico para que éste se presente a los beta-receptores antes de los eventos estresores como el dolor al parto o cualquier procedimiento obstétrico, sin embargo aún deben ser realizadas más evaluaciones para observar la expresión de dichos receptores.

Por un lado, la oxitocina circulante tiene un rol central en la estimulación de la musculatura del útero para expulsar a los fetos. Por otro lado, se ha demostrado que los opioides tienen un poderoso efecto inhibitorio en el sistema neurosecretor de oxitocina. Particularmente, durante el parto se presenta un incremento súbito de la hormona del estrés el cortisol, además de opioides endógenos y B-endorfinas (Jarvis et al., 1999). Dicho incremento toma lugar independientemente del medio ambiente y con el uso de un antagonista opioide, lo cual indica que el parto es en sí mismo un evento estresante y doloroso. Además, un incremento mediado por opioides en el umbral nociceptivo en respuesta a estímulos térmicos nocivos se presenta en la gestación tardía y parto, lo cual proporciona evidencia de una respuesta endógena frente al dolor del parto (Jarvis et al., 1997).

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FIGURA 1. Cerda en labor de parto, en la imagen de la izquierda se nota relajada mientras que en la imagen de la derecha se observa la retracción de los miembros posteriores al pujar, dicho comportamiento se encuentra relacionado con dolor al parto.

Dolor y tono muscular

La presencia de estructuras anatómicas y fisiológicas asociadas con el dolor, así como el incremento de evidencias científicas a nivel experimental, significa que generalmente cierto número de especies de mamíferos experimentan dolor al parto (Sneddon et al., 2014; Tong et al., 2008; Catheline et al., 2006; Mirza et al., 2013). El dolor al parto, es originado principalmente por las contracciones uterinas, expulsión fetal e inflamación del tracto uterino (Mainau y Manteca, 2011) (Figura 1). Después del parto en mujeres, el dolor es el resultado de las contracciones uterinas intermitentes durante la involución, cuando el útero regresa a su tamaño no grávido y de los daños al tejido asociados con el nacimiento (Deussen et al., 2011). Las evidencias sugieren que las experiencias de dolor post-parto en cerdos, como algunos comportamientos indicativos de dolor continúan seguidos de la fase de expulsión del parto (Ison et al., 2016).

Estudios han demostrado que la actividad miometrial tiene un efecto sobre la fisiología circulatoria y la supervivencia del neonato porcino. Las contracciones uterinas producen una disminución considerable del flujo sanguíneo e intercambio gaseoso hacia la placenta, lo que conduce a un proceso de hipoxia fetal y otros efectos adversos sobre el neonato porcino (Olmos-Hernández et al., 2008).

Para las cerdas con partos sin aplicación de aceleradores del parto o uterotónicos, se obtuvo un rango de 10.30 a 42.70 Unidades Montevideo (UM) en la actividad uterina calculada en cuanto al número de contracciones en 10 min. Por otro lado, los rangos de actividad uterina para cerdas tratadas con un musculotrópico (Clorhidrato de Vetrabutin®), o vasodilatador selectivo van en un rango de 7.27 a 23.43 UML para el cálculo con el número de contracciones en 10 min (González-Lozano et al., 2009a).

Lo anterior tiene efecto tanto en el patrón respiratorio de la cerda como en las contracciones uterinas, además, debido a las propiedades vasodilatadoras del Clorhidrato de Vetrabutin® podría beneficiar la oxigenación de la cerda al favorecer la frecuencia respiratoria, y a su vez el bienestar de la cerda al disminuir el estrés del parto.

Ahora bien, el incremento en la secreción de epinefrina durante el estrés estimula a los betareceptores en las células del miometrio; una disminución del tono muscular y, por lo tanto, una inhibición transitoria de las contracciones, por lo tanto, se sabe que la epinefrina actúa como un antagonista de la oxitocina (Boosted y Rudolf, 1983). Desde hace algunos años se utiliza un beta-bloqueador que evita los efectos tocolíticos de la epinefrina endógena en las células uterinas del músculo liso, que durante el momento del parto se encuentran bajo el dominio de beta-receptores, éste es el carazolol.

Bostedt y Rudloff (1983) caracterizan la presencia de fibras adrenérgicas y colinérgicas en el miometrio de la cerda, de tal manera que siempre existe una acción del sistema simpático sobre la musculatura uterina. La relación entre receptores α y β determina la respuesta del miometrio a los estímulos simpáticos de la epinefrina especialmente, la cual actúa por igual sobre los dos receptores; provocando contracción (α) o relajación uterina (β). De esta manera la acción de la epinefrina depende de la proporción, o número de receptores α y β. Este balance de receptores α y β varía durante el ciclo reproductivo, de tal manera que al momento del celo dominan los receptores α; y a medida que progresa la gestación los receptores β dominan el balance simpático.

La experiencia cotidiana nos demuestra que el estrés al momento del parto (dolor, ruido, etc.), conlleva un aumento de la duración del mismo. Esto es debido al incremento de epinefrina que estimula los receptores β (provocando relajación uterina) en ese momento dominantes sobre los α (Figura 2).

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FIGURA 2. Consecuencias fisiológicas del estrés durante el parto en la cerda.

El efecto tocolítico de la epinefrina es la principal justificación para realizar una intervención obstétrica. Sin embargo, son ignorados los efectos negativos de realizar una manipulación obstétrica, tanto en el patrón de contracciones uterinas, el dolor y malestar que causan a la hembra, además de las consecuencias post-parto que generan debido a la inflamación.

Duración del parto

Se ha observado que los disturbios del entorno pueden interrumpir el proceso de parto en el cerdo, y esta interrupción se encuentra asociada con una disminución de la oxitocina circulante, además el efecto mencionado de la epinefrina. Así mismo, los disturbios medioambientales prolongan el parto mediante la activación de mecanismos opioides que inhiben la liberación de oxitocina. Además existe una relación entre la duración y progreso del parto en el cerdo que determina la proporción de lechones vivos y a término (Randall, 1972).

No obstante, al parecer la duración del parto puede ser modificada después de la administración de un betabloqueador como es el carazolol, en donde dicha duración fue menor y del mismo modo las intervenciones obstétricas en cerdas multíparas fueron necesarias en menor proporción (Boosted y Rudolf, 1983). En mujeres por ejemplo, la ansiedad se encuentra asociada con partos prolongados, y el nivel de ansiedad se correlaciona con la necesidad de administración de oxitocina durante el parto (Erickson, 1976). En ratones y ratas, por su parte se ha demostrado que cuando son cambiadas de nido a mitad del parto, experimentan un incremento en la duración del mismo (Leng et al., 1987). Por otro lado, ratas sometidas a interrupciones a mitad del parto e inyectadas con Naloxone no tienen problemas de alargamiento en la duración del parto, contrario a lo observado en animales tratados con solución salina. Así mismo tienen concentraciones plasmáticas de oxitocina más elevadas en comparación con animales control, sólo tratados con solución salina (Leng et al., 1987).

También se ha sugerido que las jaulas de maternidad podrían interferir con el comportamiento preparto de las cerdas, lo cual ocasiona estrés que a su vez puede resultar en partos prolongados. Además ya se ha demostrado que el estrés agudo durante el parto puede inducir una inhibición de la oxitocina mediada por opioides, lo cual provoca un incremento en la duración del parto. Adicionalmente, se ha observado que las cerdas alojadas en jaulas alrededor del parto y durante la lactancia experimentan una elevación en el cortisol libre en plasma (utilizado comúnmente como indicador de estrés).

Distocia

Aunque estudios previos indican que es probable que el dolor esté presente, la severidad del dolor experimentado alrededor del parto en cerdos y su impacto en el bienestar y productividad de las cerdas y lechones no ha sido completamente explorado. En visto de que los productores y veterinarios califican el parto normal como doloroso (3.8 y 4.5 de cada 10 respectivamente) y los partos difíciles como muy dolorosos (6.7 y 7.3 de cada 10 respectivamente), además de que los productores consideran que 5.3% de cerdas primerizas y 3.7% de multíparas tienen partos difíciles (Ison y Rutherford, 2014; Ison et al., 2016), el estudio del dolor al parto en cerdos merece más atención en investigación.

El dolor es mayor durante la distocia (Dobromylskyj et al., 2000), pero se estima que ésta ocurre sólo en el 0.25 – 1.0% en las granjas comerciales de acuerdo con Jackson (2004), el autor argumenta que este porcentaje tan bajo probablemente se deba a que el tamaño del feto porcino es relativamente pequeño con respecto a la madre y esto facilita su expulsión. No obstante, la determinación o clasificación de distocia en la cerda podría ser distinta entre granjas o entre países, debido a que los criterios considerados para su clasificación podrían tener ciertas variaciones importantes o bien estar sujetos de valoraciones subjetivas.

Como tal, los problemas de distocia en producción y salud animal son complejos y difíciles de detectar y eliminar. La innovación en las medidas de manejo y su control con productos farmacológicos al parto, en ocasiones más allá de corregir el problema de distocia, lo complican con la muerte de los fetos o en casos más graves también con el deceso de la madre. Al margen de la situación, la distocia materno-fetal propicia sufrimiento fetal agudo, así como mortalidad y disminución del vigor del recién nacido afectando el bienestar tanto de la madre como de la camada.

En otros estudios se calcula que aproximadamente tres de cada 100 cerdas presentan distocia de origen materno y en 35 de cada 100 partos se encuentra evidencia de sufrimiento fetal (Mota et al., 1997; Mota y Ramírez, 1997 ). Sin embargo, no está claramente definido, desde el punto de vista clínico, cómo interpretar la distocia. Es decir, no es necesario que la cerda experimente dolor excesivo al incrementar la presión intrauterina o esperar a que muera la mitad de la camada para afirmar que se trata de distocia.

Por otro lado, si consideramos una clasificación para distocia basada en hallazgos científicos, tendríamos que la distocia materno-fetal se presenta cuando al menos uno de los primeros cuatro lechones expulsados nació muerto intra-parto como consecuencia de “sufrimiento fetal agudo” (SFA). Este último se refiere a los recién nacidos que cursaron por un proceso de asfixia en útero y presentaron los siguientes indicadores: algún grado de tinción de meconio en piel; daño severo del cordón umbilical (edema, congestión o hemorragia); acidosis metabólica (pH sanguíneo < 7.2) y reprobar la calificación en la escala de vitalidad neonatal (< 6). Además de que la hembra con distocia debe presentar contracciones uterinas de 30 mm/Hg o más, posterior a ello atonía uterina durante por lo menos 40 min (Mota et al., 2002; González-Lozano et al., 2009b).

En consecuencia y con el propósito de hacer frente a la mortalidad intra-parto en problemas de distocia materno-fetal en las piaras de México y de otras partes del mundo, se ha usado erróneamente el control al parto con el uso de oxitócicos (Pejsak 1984). Estos últimos han solucionado parte del problema al acortar la duración del parto, pues incrementan la contractibilidad miometrial. Sin embargo, las contracciones uterinas disminuyen el flujo sanguíneo del útero al igual que el intercambio gaseoso a través de la placenta (Pernoll y Benson, 1988; Tucker y Hauth, 1990).

Estudios recientes muestran que efectivamente los oxitócicos reducen la duración del parto, pero difícilmente disminuyen la mortalidad durante el nacimiento y los problemas de distocia (Gilbert, 1999). En este sentido, González-Lozano et al. (2009a) comentan sobre el efecto de una dosis baja de oxitocina durante el parto (0.083 UI/kg o 1 UI/12 kg de PV), sobre variables clínicas y de laboratorio en cerdas con y sin distocia. Los resultados de este experimento son evidencia de que la oxitocina no debe ser aplicada en partos con evolución normal sin nacidos muertos, ya que posee efectos adversos sobre el desempeño en la cerda parturienta. Sin embargo, la aplicación de una sola dosis baja de oxitocina (0.083 UI/kg equivalente a 1 UI/12 kg) después del nacimiento del quinto lechón en cerdas con distocia materno-fetal, esultó con los efectos más favorables en los indicadores neonatales y metabólicos de la cerda al parto. Este estudio también demuestra que si fuere requerida, la oxitocina debería ser administrada a dosis bajas en cerdas parturientas, por ejemplo: 0.08 UI/kg (1 UI/12 kg) solamente después del quinto lechón. Esta dosis programada podría no sólo ayudar a reducir los efectos perinatales adversos secundarios a la administración de oxitocina, sino también a disminuir el número de mortinatos durante partos normales y distocia en cerdas.

Comportamiento y dolor al parto

Un buen comportamiento materno es esencial para el crecimiento y supervivencia de los lechones. En cerdas lactantes enjauladas, el comportamiento como los gruñidos, exposición de la glándula mamaria cuando están echadas, mirar a la camada, olfatear y responder rápidamente al llamado de distres de los lechones, parecen ser características importantes de una buena madre (Figura 3). En efecto, una mala madre influye en el comportamiento de los lechones, lo cual resulta en menos amamantamientos, crecimiento disparejo, así como el incremento en las posibilidades de aplastamiento (Andersen et al., 2005; Wischner et al., 2010; Cui et al., 2011).

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FIGURA 3. Habilidad materna, cerdas amamantando a sus lechones, exponen la glándula mamaria aun cuando están lastimadas en esta zona.

Los comportamientos específicos asociados con el dolor del parto ya han sido valorados en otras especies polítocas (rata: Catheline et al., 2006; Tong et al., 2008; ratón: Mirza et al., 2013). Dichos comportamientos incluyen tratar de esconder hacia adentro alguno de los miembros pélvicos, sumir la parte baja del abdomen con las piernas hacia el suelo, contracciones asimétricas de la zona baja abdominal, distensión abdominal y estiramiento de miembros con encorvamiento. Estos comportamientos frecuentemente son relacionados con dolor y no precisamente ayudan a los fetos a pasar por el canal del parto.

No obstante, se ha observado que dichos comportamientos son reducidos de forma significativa después de la administración de morfina por vía epidural en seguida de que los comportamientos mencionados fueron identificados (Catheline et al., 2006). Los comportamientos espontáneos también son reducidos en forma dependiente de la dosis con una infusión de morfina intratecal, administrada un día antes del parto, con excepción de una dosis más baja (Tong et al., 2008).

En ratones, el comportamiento de dolor también fue reducido en una forma dosis dependiente con una infusión sistémica de morfina, sin alteración de conductas consideradas no están relacionadas con el dolor, lo cual indica que el comportamiento normal no fue reducido por el efecto sedante de la droga (Mirza et al., 2013). Estos comportamientos también fueron asociados con el dolor de las contracciones uterinas, ya que comenzaron antes de la expulsión fetal y su frecuencia aumentó con la administración de oxitocina subcutánea, lo que a su vez incrementa la frecuencia y la intensidad de las contracciones (Catheline et al., 2006).

Nuestro conocimiento, en cuanto a potenciales indicadores de comportamiento relacionado con dolor al parto en el cerdo, como los observados en estudios con roedores, no han sido valorados previamente. Sin embargo, recientemente Ison et al. (2016) en un estudio enfocado a identificar posibles indicadores de comportamiento relacionados con el dolor de la cerda al parto, comentan el hecho de que la frecuencia de los comportamientos valorados en su estudio disminuyeron con los nacimientos subsecuentes, especialmente después del nacimiento del primer lechón, lo cual podría estar relacionado con el incremento de mecanismos endógenos en contra del dolor agudo durante el paso de los lechones por el canal del parto.

Adicionalmente, la distensión del canal del parto podría hacer más fácil el paso de los lechones. A la inversa, el comportamiento de temblar incrementa conforme los cerdos siguen naciendo, pero este comportamiento variaba junto con la pierna trasera hacia delante, en la medida en que no incrementaron inmediatamente antes del nacimiento de un lechón. Por lo tanto, el comportamiento de temblar podría indicar un efecto acumulado de inflamación, dolor o fatiga conforme el parto progresa, más que el dolor agudo durante el paso de lechones o contracciones uterinas intensas (Figura 4). También es posible que una disminución general en el comportamiento del dolor con un incremento en el número de lechones nacidos podría estar relacionado con fatiga, adaptaciones por parte de la cerda o el incremento en el comportamiento de amamantamiento con la presencia de los lechones, más que una reducción en el dolor, ya que la expresión de estos comportamientos podría ser energéticamente demandante.

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FIGURA 4. Cerda periparturienta, es visible en su rostro incomodidad, ojos entrecerrados, palidez en la zona dorsal y trompa, congestión ventral (glándula mamaria y miembros), además de notarse aturdida y con pérdida de la orientación.

En el mismo estudio, se propone una caracterización y cuantificación del comportamiento en partos espontáneos como indicadores potenciales de dolor y son discutidos con respecto a estudios previos del parto en cerdos. El patrón longitudinal de expresión de comportamiento y su asociación con la expulsión de lechones, indica una asociación cuantitativa con el dolor. El comportamiento de estiramiento del miembro pélvico hacia delante no fue asociado directamente con el nacimiento individual de los lechones, así como los temblores, que también incrementaron con el orden de nacimiento, poniéndolos como los comportamientos más prometedores para ser utilizados como indicadores de dolor inflamatorio, con el propósito de evaluar los beneficios de la aplicación de AINE ́s post-parto.

Si futuros estudios validan el uso de indicadores de comportamiento para el dolor, estos podrían ser simplificados e incorporados a las unidades de producción como herramientas de valoración para indicar en qué momento deberá realizarse el manejo farmacológico del dolor (Figura 5). Además, dichos comportamientos podrían ser utilizados para probar nuevas drogas con propiedades analgésicas a gran escala en estudios de campo, con el potencial de mejorar el bienestar de la cerda por medio de la evaluación y manejo para la disminución del dolor. La intervención analgésica durante el parto podría validar el comportamiento de arqueo, movimientos de la cola y pata como indicadores de dolor visceral por contracciones uterinas y dolor somático por la expulsión de lechones y el uso de oxitocina podría indicar si el arqueo es un indicador de contracciones uterinas.

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FIGURA 5. Factores asociados a la presentación de dolor al parto en la cerda.

Manejo del dolor

Los medicamentos Anti-inflamatorios No-Esteroidales (AINE ́s) tienen efectos analgésicos, anti-inflamatorios, anti-endotóxicos y anti-piréticos. Como tales, se podría esperar que tuvieran efectos significativos en la madre y su camada durante el periodo post-parto (Laven et al., 2012).

En la vaca, existe cierta atención en la identificación de indicadores del dolor al parto (Barrier et al., 2012) y en el alivio del dolor durante el nacimiento por medio del uso de AINE ́s (Newby et al., 2013). En cerdas, Mainau et al. (2010) identificaron que duraciones cortas del parto, la postura de la cerda (decúbito lateral), y actividad de la hembra (bajo número de cambios de posición) durante el día antes del parto, parecen ser importantes como indicadores para facilitar el parto. Con respecto a la mitigación del dolor durante el parto, una inyección de meloxicam 90 minutos después del parto disminuyó el tiempo total de echarse en las cerdas durante el tercer día después del parto. Lo anterior indica que el alivio de la inflamación y el dolor en el periodo de incomodidad después del parto en cerdas, puede ser reducido (Mainau et al., 2012). En otro estudio, una inyección con ketoprofeno por dos días consecutivos después del parto parece tener beneficios en la cerda durante las primeras dos semanas post-parto. Específicamente, las cerdas tratadas con ketoprofeno mostraron altas calificaciones de condición corporal y medición de grasa dorsal, menos deterioro en hombro, constipación y rehuso a comer comparadas con las cerdas tratadas con placebo (Viitasaari et al., 2013). Sin embargo, el uso de meglumina de flunixin después del parto redujo el porcentaje de cerdas con fiebre desde 61.3 a 22.6% dentro de los dos primeros días. Por otro lado, el porcentaje de cerdas con fiebre no fue disminuido cuando fueron tratadas con dipirona (Tummaruk y Sang-Gassanee, 2013).

Estudios relacionados con el efecto de la administración de AINE ́s en cerdas sanas después del parto sobre la mortalidad de lechones y desempeño, muestran severas discrepancias. Hasta la fecha algunos estudios publicados no han encontrado diferencias en la mortalidad de lechones pre-destete (Mainau et al., 2012) o desempeño de los lechones (Viitasaari et al., 2013). En un estudio a gran escala en granjas comerciales, el ketoprofeno inyectado dentro de las primeras 12 horas después del parto mostró baja mortalidad de lechones durante la lactancia comparados con las hembras no tratadas (Homedes et al., 2014). Sin embargo, Mainau et al. (2012) encontraron que los lechones de cerdas multíparas y con un bajo peso al nacimiento tienen una ganancia diaria alta en el grupo tratado con meloxicam comparado con el tratado con placebo. Debido a la información controversial y ausencia de estudios previos que describan los mecanismos específicos derivados del efecto analgésico de AINE ́s sobre la mortalidad de lechones y su desempeño es necesaria más investigación al respecto.

Por otro lado, además de los efectos del comportamiento materno adecuado, la temprana y suficiente ingesta de inmunoglobulinas ha sido identificada como uno de los factores determinantes para el crecimiento y supervivencia neonatal (Quesnel et al., 2012). Al nacimiento, los lechones tienen reservas corporales muy limitadas (Le Dividich et al., 2005) y debido a la estructura epiteliocorial de la placenta apenas reciben anticuerpos prenatalmente (Salmon et al., 2009). El calostro proporciona nutrientes, factores que promueven el desarrollo del tracto gastrointestinal e inmunidad materna (Le Dividich et al., 2005). La protección por inmunidad materna incluye, inmunidad humoral sistémica específica, en donde está involucrada principalmente la transferencia de inmunoglobulina G materna desde el torrente sanguíneo hacia el calostro y absorbidos generalmente dentro de las primeras 36 horas de vida (Salmon et al., 2009). En este sentido, aunque aún son cuestionables los mecanismos detrás del efecto, los resultados de Mainau et al. (2016), demuestran que la administración de meloxicam de forma oral al inicio del parto en cerdas multíparas incrementa la concentración de IgG en suero de lechones e incrementar su crecimiento pre-destete.

Últimamente, otros estudios recientes han demostrado que la administración de anti-inflamatorios no esteroidales (AINE ́s) post-parto, producen algunas mejorías en la salud de la cerda, el bienestar y productividad (Homedes et al., 2014; Mainau et al., 2012; Sabaté et al., 2012; Viitasaari et al., 2013, 2014).

Implicaciones

Aunque estudios previos indican que es probable que el dolor esté presente, la severidad del dolor experimentado alrededor del parto en cerdos y su impacto en el bienestar y productividad de las cerdas y lechones no ha sido completamente explorado. Comportamientos de la cerda al parto más detallados, podrían ser mejores indicadores de dolor en la valoración de la eficacia de AI E ́s post- parto. Los AINE ́s post-parto al parecer también producen ciertos beneficios para el bienestar de los lechones y su desempeño. Si en futuros estudios es validado el uso de indicadores de comportamiento para el dolor, éstos podrían ser simplificados e incorporados a las unidades de producción como herramientas de valoración para indicar en qué momento deberá realizarse el manejo farmacológico del dolor.

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Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno Mayo-Junio 2017

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