“El Negrito Campos”, un Ícono de la Porcicultura Nacional

  • “El Negrito Campos”, a sus 73 años sigue contribuyendo para revolucionar a la porcicultura mexicana.

“El Negrito Campos”, un Ícono de la Porcicultura Nacional MVZ Emilio Campos MoralesTodo un cúmulo de virtudes y características como Conocimiento, Experiencia y Compromiso, Inquietud, Creativo, Investigador e Innovador distinguen al MVZ Emilio Campos Morales, propietario del Despacho de Fito Patología y Producción Animal, ubicado en Zapopan, Jalisco.

El Dr. Campos Morales, mejor conocido como “El Negrito Campos” o el “Negro de la Piedad”, en las granjas del país, principalmente en la región del Bajío y de Jalisco, compartió sus experiencias sobre sus andares y aportaciones a la porcicultura nacional y los cambios positivos con trascendencia que hizo por el paso de las diferentes empresas en donde laboró, “siempre dejé una huella de cómo se debe manejar una granja o un laboratorio para que este sector sea un negocio”, expresó orgulloso.

En entrevista exclusiva para la revista Los Porcicultores y su Entorno, de BM Editores, el especialista detalló una breve síntesis de sus largas y extendidas vivencias y sus logros. De esta manera, nos comenta que a la edad de 22 años terminó sus estudios en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, siendo miembro de la generación 1966-1970; durante su estancia en esta institución, vivió en la granja Experimental de la UNAM, ubicada en Zapotitlán, D.F., en aquellos tiempos, ese centro les proporcionaba hospedaje y alimentación a alumnos con buenos promedios y con afinidad al área porcina. Ahí el Dr. realizó diferentes actividades, en especial la engorda de cerdos y maternidad.

Su visión y mentalidad, primero como estudiante y después como profesionista siempre fue buscar que las empresas fueran eficientes, corregir fallas, sin culpar a nadie y, sobre todo, buscar y encontrar y dar las soluciones.

Después de culminar sus estudios inició su peregrinar en busca de mejores opciones y compartir sus conocimientos y experiencias adquiridas en la Facultad, por lo que su primer trabajo profesional, por así decirlo, fue en la dirección General de Salud Animal, en aquel entonces dependiente de la Secretaría de Agricultura y Ganadería.

Lo asignaron en 1972 a la región del Bajío, haciendo diferentes tareas, entre ellas en la Campaña de Erradicación de Brucelosis y Tuberculosis Bovina, en el Laboratorio de Patología de Cerdos que se encuentra ubicado en Irapuato, Guanajuato.

Aquí fue donde inició el muestreo de cerdos para las campañas, como estaba asignado al laboratorio de patología de cerdos inició su carrera, porque había mucho material, tiempo y la inquietud de aprender a diagnosticar a los cerdos, sin ser su especialidad ni lo que prefería en ese entonces.

Su lema ha sido ¿Por qué los cerdos se enferman? o ¿Por qué tantas enfermedades que no se diagnostican? Y eso hizo que se “enganchara” en el Laboratorio en Irapuato, porque veía que los médicos diagnosticaban septicemia, diarrea con sangre (vibriosis) y cólera, era todo lo que conocían, por lo que empezó a buscarle y a sacar otras enfermedades, ya que el cerdo tiene muchas y no las buscaban, estaba muy limitado el diagnóstico, pero la inquietud lo llevó a eso, incluso le decían que estaba “Loco”, porque inventaba muchas cosas.

Por lo que optó por estudiar más en esta especie. Se enganchó y empezó a trabajar para la iniciativa privada e ingresó a la empresa La Hacienda, una compañía de alimentos balanceados con sede en la Ciudad de México y en Guadalajara, pero atendiendo la parte del Bajío y Occidente del país, fue como llegó Guadalajara, Jalisco.

Le gustó mucho el diagnóstico y la clínica, por lo que se involucró mucho también en el tema nutricional; con esta experiencia atendía a los principales clientes que hacían reclamos en el tema de la alimentación.

Uno de ellos eran los Laboratorios Anchor, que fabricaban el Suero Anticolérico Porcino, tenían problemas y culpaban al alimento; sin embargo, demostró que el problema era la clostridiasis, porque extraían la sangre del cerdo y le cortaban la cola, era una herida abierta, con la facilidad de contaminarse, sin embargo empezó a buscar cuál era la causa del problema y lo encontró, era de manejo y exceso de humedad y falta de higiene, por lo que resolvió el problema, por lo que la empresa que reclamaba le pidió incorporarse a su equipo.

Ellos eran especializados en producción de productos veterinarios para cerdos, se quedó como Gerente Técnico, a cargo de la producción de sueros, vacunas y bacterinas durante 4 años; había clientes muy fuertes de la Piedad, Michoacán, y una vez que hubo un problema, supuestamente de una falla en una vacuna, resolvió el problema y no era Fiebre Porcina Clásica, por lo que le tocó hacer el diagnóstico y era la enfermedad conocida como Aujeszky, que en ese tiempo, 1976, no se conocía esa enfermedad en México y fue él el primero en diagnosticarla en El Bajío.

¿Cómo la diagnosticó? Se morían otras especies como: perros, gatos, conejos, ratas, bovinos y cabras, entre otras especies; el Cólera Porcino o Fiebre Porcina Clásica, le da nada más a los cerdos, entonces cuando se presentó una sintomatología, investigó y era Aujeszky, hizo las pruebas biológicas necesarias en conejos y se murieron.

Su afición por los porcinos creció mucho, pero con la empresa Anchor, le tocó estar en la investigación y desarrollo de productos para cerdos, por lo que lo mandaron a resolver todas las reclamaciones de sueros y vacunas, incluso, le tocó viajar a Asia, para visitar clientes en China, Corea, Filipinas, Tailandia y Malasia, viajó prácticamente por todo el sureste asiático.

Ya estando en La Piedad, en 1978-1979, le tocó atender un problema nuevo, el síndrome del Ojo Azul, por lo que fue el primero reportarlo.

Después de este trabajo se quedó en la Piedad, los porcicultores lo contrataron hasta 1987; se hizo cargo de las grandes engordas que había en ese tiempo, llegó a manejar alrededor de casi 4 millones de cerdos.

Se sacaban cerdos de hasta 180 kilos, estos eran utilizados aparte de carne, para producción de manteca y las granjas tenían la inquietud de bajar el tiempo y se abrió un Rastro Tipo Inspección Federal (TIF), propiedad de la empresa Frigoríficos del Bajío (FUD) en Pénjamo, Guanajuato, trabajaban con cerdos ligeros.

Le tocó trabajar con más de cien mil cerdos, 50 mil por granja, con cerdos de compra, por lo que detectaba varias enfermedades, y se logró un cambió de grandes corrales con 250  cerdos a corrales de 25/30 cerdos, empezó a tener engordas de 25 mil puercos y se cambió todo el sistema.

Esto hizo que se vendieran puercos de 105 kilos y el ciclo de ellos era de 10 meses de edad y él los llegó a sacar de 5 meses y se castraban los lechones al llegar, esto provocó que tuviera enemigos, ya que en esa época se castraban los puercos tanto los machos como las hembras a los 110 kilos; enojando a los capadores que cobraban un peso por cerdo y 3 por puerca, y se les bajó el trabajo “les quité el trabajo”, señaló.

Posteriormente trabajó en la empresa Smith Kline Beechan para el desarrollo de la vacuna de Aujeszky, lo mandaron a Nebraska, Estados Unidos, a capacitarse, ya de regreso, estando en La Piedad, en 1978-1979, le tocó atender un problema nuevo, el síndrome del Ojo Azul, por lo que fue el primero reportarlo.

Este trabajo que realizó fue presentado en un Congreso realizado por la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialista en Cerdos (AMVEC), realizado en Ixtapa, Zihuatanejo, Guerrero, en 1981 y se publicó después en el Mundial de Cerdos, celebrado en México en 1982; también publicó otro trabajo sobre un parásito hemático Eperitrozoon que nunca se había diagnosticado en México y también un problema de Micotoxicosis.

En la parte humana, le gusta mucho trabajar con el personal, siempre ha estado en contacto con ellos, porque ha ocupado cargos de gerente de planta y de producción, entre otros, por lo que considera que es el principal recursos que tienen las empresas.

Originalmente cuando lo pusieron en la planta de sueros de una empresa, le dieron hasta una lista negra de trabajadores y le dijeron que los podía correr, pero tenía que dar resultados, producir, de lo contrario se cerraría la empresa.

Le entregaron un déficit de producción, por lo que cambió todo el sistema, no corrió a ningún empleado, porque era el personal de más antigüedad, sin embargo, reconoció que no tenía la experiencia para manejar una planta de sueros y ellos ya traían más de 10 años, entonces los aprovechó y los dirigió.

Señalo que al personal hay que cuidarlo y tratarlo bien; “un obrero es un ser humano y para mí siempre ha sido el éxito, apoyarme con el personal, porque gracias a ellos hace uno el trabajo, porque se llega a las metas y objetivos que se establecen”, comenta con objetividad.

También trabajó durante 34 años en el campo de la docencia tanto en la UNAM, como en la Universidad de Guadalajara, además como Investigador y Profesor de tiempo completo impartiendo las cátedras de Fisiología Veterinaria, Diagnóstico Clínico, Terapéutica, Producción y Clínica de Porcinos y en la Universidad Cuauhtémoc campus Guadalajara.

En el terreno profesional pero independiente, implementó un sistema de producción que se llama ECM 22-22 (significa Emilio Campos Morales) en los que busca que la cerda de vuelta cada 22 semanas, que tiene que completar su ciclo y los cerdos lo mismo, desde que nacen hasta que se envían al rastro, en este tiempo tienen que llegar a los 105 o a los 110 kilos.

La cerda debe durar 114 días de gestación, 12 días promedio abiertos y 28 días de lactancia Ciclo productivo de la cerda. Lo cual se traduce que en 154 días o 22 semanas la cerda debe de cerrar su ciclo.

Ciclo productivo del cerdo de línea: 28 días de lactancia, 14 días en etapa de preiniciación, 28 días de iniciación, 28 días de crecimiento, 28 días de desarrollo y 28 días de finalización o engorda, total 154 días igual a 22 semanas. Por eso la denominación de ECM 22-22.

Con este sistema llevándolo a cabo la cerda debe de tener 2.38 partos por año.

Importante señalar que también ha recibido reconocimientos a nivel nacional e internacional, diplomas en varios congresos a donde ha sido invitado, pero en especial el del “Jabalí Dorado”, en 1993, en el marco del Congreso de la Asociación Latinoamericana de Veterinarios Especialistas en Cerdos (ALVEC) y de la AMVEC; este reconocimiento le fue otorgado por sus aportaciones científicas a las industrias pecuarias.

Actualmente vive con su esposa, tiene dos hijos, uno es médico cirujano, especialista en urgencias y terapia intensiva, y una hija, abogada, especialista en criminología y derecho internacional.

Aún sigue en el campo laboral asesorando empresas porcinas, de la industria química farmacéutica y alimentos.

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