La porcicultura debe ser considerada parte fundamental de la autosuficiencia alimentaria

Redacción BM Editores.

La porcicultura mexicana ofrece no solamente carne o subproductos del cerdo, también energía renovable y materia orgánica para la recomposición de los suelos, entre otros beneficios, comentó el exdirector general de Granjas Carroll de México (GCM), MVZ Víctor Ochoa, quien agregó que desafortunadamente no se han puesto de acuerdo en este tema algunas instituciones del Gobierno Federal y esto, lejos de tener un beneficio, lo catalogan como un problema.

En entrevista para BM Editores, el experto en temas de porcicultura comentó también que no se han tomado en cuenta ni en serio los estudios que indican que estos productos son materia orgánica y que deben ser considerados parte de la autosuficiencia alimentaria, porque se pueden utilizar para la producción de gramíneas (altas consumidoras de nitrógeno y fósforo) y de las que el país es altamente deficitario. “Estos cultivos necesitan una buena cantidad de materia orgánica en el suelo y la porcicultura la tiene”, opina.

Por otro lado, subrayó que la nueva Ley de Aguas Nacionales hace imposible que se pueda utilizar el agua ya tratada con tecnología de fermentación anaeróbica, para el riego de los campos. “Desde hace tiempo estamos de acuerdo que no vamos a estar vertiendo agua tratada en los ríos y arroyos, pero aplicado en el suelo agrícola es totalmente beneficioso, es una estrategia que ayudaría mucho al productor y que se usa en todo el mundo”, señaló.

El médico veterinario zootecnista, calificó estos temas como muy importantes, tanto para el sector porcícola como para las actividades agrícolas.

Durante los últimos 26 años de su vida laboral tuvo “el privilegio de dirigir GCM”, una empresa que hoy es referente a nivel nacional e internacional en el tema de la porcicultura.

Respecto a su visión de la porcicultura nacional y sus perspectivas de desarrollo el Dr. Ochoa, quien lleva más de 50 años de trayectoria en la agroindustria, comentó que ha podido ver la evolución de la porcicultura en México hasta convertirse hoy en una industria moderna y competitiva, en la que cada vez más toman relevancia temas como el bienestar animal, el cuidado del medio ambiente y el desarrollo social, además de los temas de productividad. Sin embargo, opinó, que aún resta mucho por hacer, entre otras cosas establecer un mínimo de requisitos a cumplir en materia de sustentabilidad, para que un productor, independientemente de su tamaño, pueda operar.

Opinó además que “Producir cerdos en México puede ser el paraíso o el infierno”, y eso lleva a que la porcicultura tenga grandes retos, pero también oportunidades; se refirió primero a esta última, ya que es uno de los mercados más atractivos de carne en términos de volumen, el consumo anual es en promedio de 2.8 millones de toneladas de productos de cerdo, con una población de 133 millones de habitantes, la cual crece cada año y por consiguiente el consumo de esta proteína animal.

Esta condición ha generado precios más altos en México de los que hay en Estados Unidos y Canadá, que son nuestros competidores más cercanos en el Acuerdo Comercial, T-MEC, y que en promedio son un 25 por ciento más caro en nuestro país. En lo referente a la mano de obra, es una muy calificada, con mucha vocación para trabajar en el campo, con un costo por hora bajo en comparación con los otros dos países del tratado comercial.

Por otro lado, también señaló que nuestra porcicultura tiene estructuralmente en su cadena de suministro una gran desventaja, “no somos autosuficientes en carne de cerdo por lo que se tiene que importar el faltante para atender la demanda interna y tampoco lo somos en los ingredientes que se requieren para la alimentación de esta especie, como es la soya y el maíz, además de otros insumos; desafortunadamente este último grano representa el 50% del costo de un cerdo vivo y es alrededor del 30 por ciento más caro por el flete que se tiene que pagar para traerlo a México”.

Posteriormente se refirió a otros insumos como la electricidad, la cual, reconoció, “es muy cara en México y desafortunadamente se requieren 22 Kilowatts para producir un cerdo; lo mismo el diésel y casetas, que se utilizan para trasladar a los animales, por lo que éstos generan una gran desventaja”.

Respecto a los ejes que se deben mejorar en el sector porcícola, señaló que fundamentalmente es la salud; “este problema ha generado precios muy altos y una reducción en la oferta, sin embargo, no pueden durar toda la vida”, y opinó que se debe trabajar en este tema.

Agregó, que hay una tecnología ya autorizada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), para la producción de cerdos resistentes a enfermedades, por lo que se debe aplicar en México para ser más competitivos. “Estados Unidos, Canadá y Brasil, entre otros países ya decidieron adoptar esa tecnología, mientras que en nuestro país se va a estar peleando el mercado con una mano amarrada a la espalda, porque no se está utilizando esa tecnología”, sostuvo.

Por otro lado, señaló que se deben revisar los indicadores para asegurar que se está logrando una producción de manera eficiente y competitiva y éstas son grandes oportunidades, “debemos trabajar más en el tema de la salud, y coordinar los esfuerzos de los porcicultores”, añadió.

Mencionó que la porcicultura mexicana está compuesta por grandes empresas que trabajan muy bien de manera individual y apenas están empezando a organizarse de manera colectiva para enfrentar a industrias como la de Estados Unidos, que se alían y se comunican, comparten información para generar decisiones en beneficio de toda la cadena de esta proteína.

Desafortunadamente en México, agregó, “esto no sucede, no se comparte información”, por ello, hizo la recomendación de cambiar la estrategia y la mentalidad, y entender que son competidores y aliados para enfrentar esta lucha que se da en el contexto internacional.

Por otro lado, describió a la porcicultura nacional como una industria pujante, que se encuentra en un proceso de consolidación y de integración, ya que siete u ocho empresas o productores, representan el 60 por ciento de la producción de este país y hoy en día son menos productores, quizás con más cerdos, por lo que se tiene que tomar a todos en cuenta para que la competitividad alcance a todos los tamaños de la industria, no nada más a las grandes economías de escala y así poder enfrentar a una de las más poderosas porciculturas, que es la de Estados Unidos, peleando por uno de los mercados más atractivos, que es el de México.

Sobre este mismo tema comentó que hace algunos años, había muy pocos rastros, en especial los Tipo Inspección Federal (TIF) y que, en la actualidad, las empresas, incluyendo GCM, se integraron y de alguna manera va cambiando su dinámica del mercado y eso fomenta más el consumo de carne mexicana.

Respecto a su consejo, sobre cómo integrar a toda la industria porcina, opinó que tienen que confiar los unos en los otros y trabajar junto con las autoridades en la generación de estadísticas e información económica para una mejor toma de decisiones; “esto lo hacen las grandes, economías como la de Estados Unidos, donde el Departamento de Agricultura (USDA) les ofrece información a sus productores sobre cuál es el inventario de cerdos, cuántas hembras tiene el sector y cuántas toneladas de carne almacenada y con estos datos los industriales, toman decisiones más acertadas”.

Dentro de este tema, consideró importante tomar en cuenta también a los clientes, que al final son los que pagan las facturas, por lo que se tiene que buscar la manera de atenderlos mejor de tal suerte que los sigan prefiriendo como fuente de abasto ya sea de cerdo vivo o de carne; “en mucha ocasiones me ha tocado escuchar algunos comentarios inapropiados sobre ellos y esto es vergonzoso porque son finalmente los que compran los productos y los que generan el ingreso para la compañía o empresa por lo que no se deben referir a ellos de esa manera”.

Después platicó sobre la manera correcta de incrementar el consumo de carne de cerdo en México y comentó que el Instituto Mexicano de Porcicultura (IMP) está haciendo un buen trabajo en este tema, ya que están desmitificando la carne de cerdo e informando a la sociedad, pero también a los que tienen influencia sobre la sociedad, como son los médicos sobre el beneficio que proporciona el consumo de la carne de cerdo.

Sobre este punto, expresó que hay estudios que indican que la manteca de cerdo no es para nada tan mala como nos han dicho y tiene un tremendo valor en el aporte y grasas esenciales para la salud del ser humano.

Puso como ejemplo que él ha platicado con médicos generales y cuando los cuestiona sobre por qué recomiendan a una persona convaleciente de alguna cirugía el no consumir carne de cerdo, con la pregunta “¿me puede usted explicar la fisiopatología de ingerir carne de cerdo en la recuperación de un paciente?, ningún médico me ha podido dar una explicación con base científica, y se dan cuenta que recomiendan algo sin ningún fundamento”. Y señala que hay una gran cantidad de mitos sobre la carne entre los médicos y esto también es común entre los nutriólogos.

Yo hago un comentario, quizás simplista, pero la carne de cerdo es la que más se consume a nivel mundial, por ejemplo, en Europa, tienen un estándar de salud más alto que en México y consumen el doble de la ingesta que en nuestro país, de carne de esta proteína, entonces ¿de dónde sacan que la carne de cerdo es mala?”, cuestiona.

Comentó también que hace algunos años, el proceso para la producción de carne de cerdo era muy distinto, “se utilizaban procesos muy rústicos para alimentar a los cerdos, no era sorpresa que se presentara alguna enfermedad; hoy en la actualidad eso ya no existe, se han mejorado los sistemas de salud en las granjas, pasan por procesos muy rigurosos, comenzando por cuidar qué come el cerdo y de ahí hasta el proceso de sacrificio, que en el caso TIF está certificado por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica); los inspectores, tanto de los rastros como de este organismo no procesan un animal que pudiera presentar alguna sospecha de riesgo para el consumo por mínimo que éste sea”.

Respecto a la digitalización dentro de la porcicultura mexicana, opinó que se tienen que implementar tecnologías que permitan, entre otras cosas, observar el consumo, pesar a los animales, identificar inmediatamente algún problema de tipo respiratorio infeccioso o de manejo con una velocidad que permita actuar lo más rápido posible antes de que se  desencadenen algunos otros problemas; además de éstos, señala, hay instrumentos que ya miden la humedad, concentración de gases y falta de ventilación en las granjas, entre otros inconvenientes que pudieran perjudicar la producción de cerdos vivos o de carne.

Acerca de la capacitación sobre las actividades, tanto en granja como en campo, señaló que las empresas y los productores se deben de acercar a las universidades y escuelas técnicas; que establezcan programas de becarios para que se involucre a los jóvenes en el negocio desde las bases; también es importante establecer sistemas de vinculación y convenios para la capacitación a un nivel de técnicos de campo para que comprendan los cuatro pilares fundamentales que son: salud, genética, nutrición y manejo.

Reconoció que en este rubro hay mucha deficiencia por lo que recomendó trabajar mejor para integrar a más zootecnistas a las granjas, para que se cuente con mejores supervisores, con un criterio técnico muy alto.

También explicó que, es importante considerar a los empleados que en su mayoría tienen únicamente secundaria y preparatoria y que realizan actividades muy importantes, por lo que recomendó capacitarlos a nivel de técnicos con esquemas tipo el del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), que existe en todo el país ya sea de tipo federal, como de estatal e incluso municipal, en las que se establezca una profesionalización para ofrecerles un mejor ingreso pero también una mayor responsabilidad, pero ya con los conocimientos importantes que se requieren para realizar estas actividades.

Sobre esto, dijo que, además del beneficio de los conocimientos y del orgullo de contar con algún reconocimiento por parte de una institución educativa, se le da en la empresa un sentido de confiabilidad de sus actividades porque es un técnico altamente calificado en el manejo de ventilación de casetas, “por poner un ejemplo de alguna actividad en la granja”, concluye.

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