Avanzando en la cadena de valor de la proteína animal

Alejandro Romero Herrera.
Director General Geolife Swiss.
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La industria de proteína animal está enfrentando una crisis general debido al cierre de los mercados a causa de la pandemia del coronavirus. Solamente el sector de restaurantes representa un 25% del mercado y al estar cerrado impacta directamente en la demanda. Las proteínas que más afectadas se han visto son la carne de pollo y cerdo, en donde los productores, a pesar de la situación han mantenido la producción con el fin de asegurar la demanda alimentaria del país, pero es claro que si esta situación persiste no será sostenible en el tiempo.

México es altamente deficitario en cuanto a la producción de proteína animal, lo cual obliga a que sea un importador representativo en el mercado. En cuanto a leche, importa el 25% del consumo, en cerdo el 40%, 20% para el pollo y 10% para la carne de res. Para el caso de huevo, es la única proteína en la que el país es independiente para satisfacer la demanda de la población.

De acuerdo a la AMEG, la balanza comercial a noviembre de 2019 en México solo presentó superávit en el caso de la carne de res, en el resto de las proteínas presentó déficit.

México se prepara para entrar una recesión sin precedentes en donde a la fecha, alrededor de 18 millones de mexicanos se encuentran sin empleo. JP Morgan Chase prevé que la economía mexicana se contraerá en 2020, un 10.5%, Bank of America 10% y Evercore ISI México, 9.9%.

Definitivamente esta situación va a afectar directamente los precios de proteína animal. Si bien es cierto que los granos no tendrán una subida representativa y el peso se ha venido recuperando en los últimos meses después que llegó a estar cerca a MXN25 por dólar.

Es fundamental entonces que los agro empresarios empiecen a prepararse para afrontar esta crisis y uno de los aspectos a considerar es buscar dejar de depender de los precios del mercado los cuales no vislumbran un panorama positivo.

Evidentemente esto va a obligar a cambiar la manera en la que se ha venido trabajando, será necesario entonces buscar nuevos socios comerciales e identificar la mejor manera de integrarse en la cadena de valor hacia adelante con el fin de lograr descomoditizar el precio de las proteínas. Existen diversas alternativas y cada agro empresario deberá escoger la que más le convenga.

Lo que es un hecho es que las empresas que no hagan ajustes tenderán a quebrar y la consolidación de la industria se verá aún mucho más marcada.

Artículo publicado en Los Porcicultores Julio- Agosto 2020

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