Hambre cero, COVID-19 y la respuesta de la industria de proteína animal

¿Qué nos Depara en el Futuro?

Alí A. González Ventura.
Director de Marketing y
Nuevos Negocios.
Lapisa.

Atravesamos un momento extremo que requiere medidas extraordinarias y hemos superado las expectativas. Si algo me ha enseñado el COVID-19 en lo profesional, es el profundo sentimiento de admiración y respeto que siento por mis compañeros, el sector en que nos desenvolvemos y nuestra gente. La base de la sociedad son las personas y en ellas se sostiene la responsabilidad de sacarla adelante; es ese el compromiso que han asumido los ganaderos, porcicultores, avicultores, agricultores, transportistas, vendedores de la industria, técnicos, operadores de manufactura, obreros, etc., que no solo se han mantenido al pie del cañón, como siempre, sino que han incluso multiplicado su esfuerzo convirtiéndose -junto con los médicos y profesionales de la salud- en los héroes, ya no solo de nuestro sector sino de nuestra sociedad en general. Hablar de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas es hablar del futuro próximo que queremos, que deseamos y que necesitamos, y saber que su responsabilidad recae sobre esta generación de héroes del campo incrementa mis niveles de optimismo sobre lo que nos depara el futuro; tenemos que continuar trabajando juntos, organizados, haciendo ajustes donde la coyuntura lo demande, pero manteniendo la meta firme con una visión común.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas son 17 y fueron establecidos el 25 de septiembre de 2015, cuando el organismo internacional a través de sus líderes adoptó un conjunto de metas globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible a ser cumplidos en el transcurso de los próximos 15 años.

Como industria de producción de proteína animal el papel que jugamos en el cumplimiento de estos objetivos no solo es importante, sino que es fundamental. Influimos en buena parte de las 17 metas, pero impactamos con mayor incidencia en la segunda, “Hambre Cero”, que específicamente tiene por tarea “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”.

Para contextualizar nuestra realidad, según datos de la misma Naciones Unidades, consideremos que una de cada nueve personas en el mundo está subalimentada en la actualidad; esto es, alrededor alrededor de 815 millones de personas en el mundo. La malnutrición causa cerca de la mitad de las muertes en los niños menores de 5 años – 3.1 mil niños cada año.

Uno de cuatro niños en el mundo sufre de retraso en el crecimiento. En los países en desarrollo, la proporción puede elevarse a uno de cada tres y 66 millones de niños en edad escolar primaria asisten a clases con hambre en los países en desarrollo. Sin embargo, no todo es negativo, ya que por su parte el sector de la agricultura es el mayor empleador del mundo y proporciona medios de vida al 40% de la población mundial actual. Es la mayor fuente de ingresos y empleos para los hogares rurales pobres. Esto no solo nos debe llenar de orgullo como miembros de un sector que definitivamente es clave en el aseguramiento de la estabilidad en nuestro presente, sino que nos da una posición privilegiada para influir en lo que deberá ser un mejor futuro.

Cada uno de nosotros hoy, que conformamos el sector agropecuario, tenemos la suerte y el placer de poder decir que contribuimos con la producción de alimentos que van del campo a las mesas de nuestras casas, las de nuestras comunidades e incluso de nuestros países. En consecuencia, juntos como industria podemos asegurar, con convicción, que somos los garantes de continuar haciéndolo con responsabilidad de cara al año 2050 -ojalá con mayor equitatividad-, cuando la lista de comensales ascienda a los 9 mil millones de habitantes en todo el mundo.

Este escenario es el que hemos leído en decenas de artículos, escuchado en múltiples foros y congresos y que hemos debatido muchas veces en las instituciones a las que pertenecemos para determinar cuál es el mejor camino que debemos tomar para cumplir con esta importante tarea. Así como cuando analizábamos que se preveía un acelerado incremento de la clase media en el mundo: donde más de 3 mil millones de personas mejorarían su condición económica en los próximos años.

De igual manera, se esperaba que veríamos una mejora en la urbanización de las comunidades que traería consigo cambios en los estilos de vida y en los hábitos de consumo. Esto, en combinación con el incremento de los ingresos, podría acelerar la diversificación en curso de las dietas en los países en desarrollo, en donde la mayor parte de los países latinoamericanos nos hemos encontrado durante muchos años.

Muchos entendimos esta situación, la aceptamos y trabajamos en torno a ella para aportar con soluciones sostenibles, en la medida de lo posible, desde cada uno de nuestros espacios y así acércanos al cumplimiento de la tarea que tenemos en nuestras manos, planteada por Naciones Unidas. Sin embargo, hacia finales del 2019 se reproducía un virus en China que hoy conocemos como Coronavirus (COVID- 19), que llegó para cambiar las vidas de todos en los siguientes meses, mientras fue extendiéndose poco a poco hasta llegar a cada Nación del planeta, modificando posiblemente nuestras vidas, de alguna manera u otra no solo en el presente sino en el futuro. Como industria teníamos, hasta el momento, una ecuación bastante difícil de solucionar, pero clara, que ahora con un nuevo elemento aumenta su complejidad y exigirá que analicemos nuevamente el escenario y redefinamos nuestro camino, sin perder de foco la meta.

Surgen muchas preguntas: ¿Será peor la crisis económica que se derive de esta situación que la misma crisis de salud pública que comenzando el mes de mayo seguramente ya habrá superado la cifra de 3 millones de casos confirmados con más de 200 mil personas fallecidas en el mundo? ¿Cuándo encontraremos la vacuna? pero más importante aún, ¿cuándo podremos llevar la vacuna a todos los rincones del mundo? ¿Qué tanto afectará esta coyuntura el ingreso de las 3 mil millones de personas que Naciones Unidas estimaba estarían ingresando a la clase media en los próximos años?

Ed Young en un trabajo realizado para el The Atlantic, titulado How the Pandemic Will End, que fue recomendado por Barack Obama, afirma que “el costo de llegar a ese punto -donde superemos la pandemia- con la menor cantidad posible de muertes será enorme”. El shock que está sufriendo la economía es “más repentino y severo que lo que alguien vivo haya conocido”. Es probable que la desigualdad social,en un marco de alto desempleo, se agrave: “Las personas con bajos ingresos serán las más afectadas por las medidas de distanciamiento social”.

En este sentido, otra pregunta que surge de manera inevitable como consecuencia de esto es: ¿Cómo el COVID-19 impactará el cumplimiento de los ODS y qué tendremos que hacer nosotros, como miembros de la industria para mitigar su impacto? Estas son solo algunas preguntas que emergen, sin profundizar en otras como las dudas que se generan sobre los cambios en las tendencias de consumo que tendremos, la trazabilidad, el tiempo que tomará recuperar la sensación de seguridad en espacios abiertos para los ciudadanos del mundo, así como su interacción diaria, etc.

Parafraseando e interpretando desde nuestra perspectiva perspectiva un texto desarrollado por Laurie Garrett, periodista y autor científico estadounidense galardonada con el Premio Pulitzer, el choque fundamental para el sistema financiero y económico del mundo es el reconocimiento de que las cadenas de suministro y las redes de distribución globales son profundamente vulnerables a las interrupciones. Es por esta razón que la pandemia de coronavirus no solo tendrá efectos económicos duraderos, sino que conducirá a un cambio más fundamental. La globalización permitió a las empresas cultivar la fabricación en todo el mundo y entregar sus productos a los mercados justo a tiempo, evitando los costos de almacenamiento. De acuerdo a Garret, los inventarios que se almacenaron en los estantes durante más de unos pocos días se consideraron fallas del mercado. El suministro tuvo que obtenerse y distribuirse globalmente en una forma meticulosamente orquestada. El COVID-19 ha demostrado que los patógenos no solo pueden infectar a las personas, sino que también envenenan todo el sistema just-in-time.

Dada la escala de pérdidas en el mercado financiero que el mundo ha experimentado experimentado, es probable que las empresas salgan de esta pandemia desconfiadas sobre este modelo y sobre la producción dispersa a nivel mundial. Esto podría llevarnos incluso a una nueva etapa en el capitalismo global, en la que las cadenas de suministro se acerquen más a casa y se incrementen los inventarios para protegerse contra futuras interrupciones. Eso puede reducir las ganancias a corto plazo de las empresas, pero podría también crear un nuevo sistema más resistente. Solo el tiempo comprobará si estas posibles variaciones, u otras, del sistema son realistas o posibles en nuestra industria.

Por lo pronto, como gremio agropecuario continuaremos haciendo algo que sabemos hacer muy bien y que hemos demostrado con creces: pararnos cada día a trabajar con entusiasmo y compromiso para continuar llevando comida a tantos hogares como sea posible. Estaremos atentos paraque una vez que superemos estasituación, contabilicemos el impacto, nos reubiquemos en el terreno haciendo los ajustes necesarios, garantizando que trabajaremos como siempre lo hemos hecho con la meta clara de alcanzar el objetivo de hambre cero.

Nota: Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores.

Fuentes:

ONU: Objetivos de Desarrollo Sostenible https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/hunger/).
The Atlantic: How the Pandemic Will End by Ed Young, 2020.
https://www.theatlantic.com/health/archive/2020/03/how-will-coronavirus-end/608719/
FP: How the World Will Look After the Coronavirus Pandemic, A Dramatic New Stage in Global Capitalism by Laurie Garrett : https:// foreignpolicy.com/2020/03/20 /world-order-after-coroanvirus-pandemic/

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno Mayo- Junio 2020

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