Analiza el CEDRSSA el desarrollo de la Industria Avícola

Redacción BM Editores

Con el propósito de atender con mayor amplitud el desarrollo de la industria avícola en México, sobre todo para que incida en los segmentos de menor ingreso de la población, el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y de la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la Cámara de Diputados, llevó a cabo un análisis de este sector productivo, particularmente para comprender su posible expansión y alinearlo al Proyecto de Nación para el 2024, con el propósito que contribuya a la reducción de la pobreza y las desigualdades sociales, además de avanzar hacia la autosuficiencia alimentaria.

En una Prospectiva de “La Industria Avícola en México y su Contribución a los Objetivos de la Política Alimentaria 2019-2024”, señala que la industria avícola registra en el contexto del sector alimentario del país la mayor tasa de crecimiento de todas las actividades agrícolas, pecuarias y pesqueras, y es de suma importancia para la dieta de los mexicanos y para el combate a la pobreza.

El documento del CEDRSSA establece que en estudios de los últimos años del INEGI se confirma que el mayor gasto de alimentos de la población en lo que se refiere a cárnicos se destina a la adquisición de carne de ave, con el 7.41% del gasto total de estos productos y el 6.21% al consumo de huevo, cifras que contrastan y son superiores al 4.98% destinado a la carne bovina y del 2.28 a la porcina. 

Pero a pesar del crecimiento a la producción de ave, con el 166.4% de 1994 al 2018, el consumo nacional solo registra un avance del 179.5% en ese periodo, cifra que contrasta con un aumento acelerado de importaciones complementarias.

De acuerdo a datos de EU y de continuar la actual tendencia, para el 2025 se requerirá enviar a México más de un millón de toneladas de carne de ave, lo que implicaría tener una dependencia de cerca del 25%. En lo que se refiere al huevo, México por décadas ha sido autosuficiente. 

Cabe destacar, señala el estudio CEDRSSA que al igual que ocurre en la mayor parte de la producción agropecuaria, una considerable proporción se concentra en un reducido número de entidades federativas, y en el caso de la carne de ave en 2018 el 52.9% de la oferta interna se registró sólo en cinco estados, proporción que en el 2020 se ubicó en el 39.7%, lo que implicó un continuo proceso de concentración territorial.

En 2017, el estado de Jalisco reportó una producción de 373.6 millones de toneladas de carne de ave, de las 3.209.2 millones de toneladas obtenidas a nivel nacional, siguiendo la aportación de Veracruz, Querétaro y Aguascalientes. En un segundo plano, figuran Durango con un volumen de 276.6 millones de toneladas, seguido de Guanajuato con 210.1 millones de toneladas, y Puebla y Chiapas arriba de las 170.0 millones de toneladas.

En lo relativo a la producción de huevo de plato, la concentración territorial de la producción interna cobra mayores proporciones, ya que en Jalisco, con datos del 2017, se produce el 54.6 por ciento de la oferta total, proporción que creció al 77.2% al sumar la aportación de las otras dos principales entidades productoras de este alimento. 

Por ésta y otras razones y para combatir al hambre como la expresión más clara de la pobreza, y con datos del 2016, se deberá reducir en términos graduales, pero constantes, los indicadores de Carencia Alimentaria para atender con mayor proporción la Canasta Básica Alimentaria, donde la carne de ave y el huevo de plato juegan un papel importante.

Derivado de todos estos estudios se puede plantear que ante una menor presión inflacionaria, aumento del empleo y un mayor poder adquisitivo del ingreso familiar, se puede elevar de forma importante la producción y el consumo nacional de carne de ave y huevo.  

Con una visión de prospectiva, y con estimaciones realizadas por CEDRSSA, se llega a un primer escenario que implica elevar la oferta interna de carne de ave a 4,350.0 millones de toneladas para el 2025, cifra que significa un incremento de 940 mil toneladas respecto a lo obtenido en el 2018, además de reducir las importaciones a solo 200 mil toneladas, lo que representa la mitad del actual volumen adquirido del exterior.

Como apoyos complementarios para la expansión de la industria avícola para el 2025 se encuentra el de introducir programas institucionales de fomento productivo y construcción de infraestructura que permitan ampliar la oferta interna.

También introducir procedimientos financieros que permitan ampliar las coberturas de aseguramiento contra riesgos climáticos o sanitarios, así como ampliar las fuentes crediticias preferenciales. 

Finalmente, se recomienda inhibir el flujo de importaciones con deficiencias sanitarias y a precios desleales, que se contrapongan al objetivo de lograr la autosuficiencia.

Fernando Puga
Fernando Pugahttps://bmeditores.mx/
Editor en BM Editores, empresa editorial líder en información especializada para la Porcicultura, Avicultura y Ganadería.
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