Redacción BM Editores.
A finales del mes próximo se estrena en los cines de España la película ‘Una veterinaria en la Borgoña’, largometraje en el que su directora, Julie Manoukian, busca transmitir el abnegado y poco valorado trabajo que realizan los veterinarios rurales, informa en su portal “Animal’s Health, El Diario de la Salud Animal”. https://www.animalshealth.es/profesionales/pelicula-labor-esencial-veterinarios-rurales-sociedad?fbclid=IwAR2NJGAXGbftqm4rJeMFNnI7MVu4NV7AcsArwlOK4SJ4j2B8foz3431yZFA
La directora, de acuerdo al portal, envía un mensaje de enorme importancia, en el sentido de que los veterinarios son personas indispensables y requieren ayuda.
La película se desenvuelve en la región francesa de Borgoña, en la que Nico, el último veterinario de la zona hace esfuerzos por salvar a sus pacientes, su clínica y a su propia familia, de acuerdo a la sinopsis de la película.
Por las exigencias de su entorno hacia Nico, éste busca a una compañera que lo ayude, una recién graduada, brillante, pero con dificultades para la socialización, pero que el mayor problema de este personaje es que no tenía ningún deseo en sepultarse en el pueblo que la vio nacer, lo que hace más interesante la trama.
La directora afirma que la Veterinaria es una profesión que interesa a todas esas personas cada vez más numerosas preocupadas por el bienestar animal. Por eso estaba segura que podría ser una muy buena historia cuando se contara.
Manoukian planteó que cuando empezó a investigar sobre los veterinarios en zonas rurales descubrió sus condiciones de trabajo, la presión creciente, y encontró el mismo humor, la misma pasión y el mismo heroísmo discreto que caracteriza a esta profesión tan sacrificada.
La Veterinaria es una de las carreras más difíciles. Quienes se dedican a esta actividad profesional son personas que “entregan su vida al servicio de los demás”. “Trabajan en condiciones difíciles, con horarios enloquecidos y reciben salarios que no se corresponden con el enorme esfuerzo que han tenido que hacer para conseguir su título”, afirma la cineasta.
La directora asegura que un veterinario rural “debe saber tratar a prácticamente todos los animales, domésticos o no, de compañía o salvajes, sin olvidar las especies exóticas. Debe estar disponible día y noche, tanto para asistir a partos como para otras emergencias”.
Asimismo, apunta que además de ayudar a nacer, también recae sobre ellos la “exorbitante responsabilidad” del derecho a la eutanasia que tienen sus pacientes. “¡Nada más y nada menos! Me enamoré de su profesión, que siguen ejerciendo con pasión y abnegación, a pesar de un estatus en plena descomposición y de unos clientes que les exigen cada vez más”, afirma.
El actor que interpreta a Nico, el último veterinario, Clovis Cornillac, explica sobre la película que en los 35 años que lleva haciendo cine, era la primera vez que veía un proyecto que hablaba de esta profesión.
“Siempre la he admirado por la abnegación que exige a los que la practican, ¡porque los animales no pueden dar las gracias! ¡Que nadie hubiera pensado en convertir a esas personas en protagonistas de una película me pareció alucinante!”, añadió.
Por otro lado, recuerda que ha conocido las dificultades de la profesión. “Es menos lucrativo de lo que se piensa, debido a las dificultades económicas del mundo rural, y extenuante, por la disponibilidad que exige y las largas distancias que hay que recorrer entre dos visitas. ¡No es de extrañar que el abandono del campo por parte de los médicos también afecte a los veterinarios!”, apunta.
Cornillac explica que pasó varios días con un veterinario para hacerse con el papel. “Vi cómo trabajaba, pero sobre todo observé su comportamiento psicológico”, señala. Lo que el actor intentó captar es cómo un veterinario se relaciona con los animales, “cómo les habla”.
Por su parte, Noémie Schmidt asegura que aprendió mucho de los veterinarios que les acompañaron en la filmación, y aprendió cómo trabajan y sus horarios. “Tienen que estar disponibles las veinticuatro horas del día. Son sanitarios y psicólogos. Su trabajo, como el de los médicos, se enmarca en el ámbito del sacerdocio”, afirma.
Además, antes del rodaje trabajó, al igual que Cornillac, con algunos veterinarios. “Fuimos a tratar a un toro que tenía neumonía, a vacunar terneros, a anestesiar gatos, a poner sondas a perros. Me hice una idea de la variedad de su trabajo”, asegura, aunque señala que para inspirarse en cómo los veterinarios se relacionan con los propietarios incluso se basó en el veterinario que cuida de su gato.
Tras el rodaje, la actriz asegura que respeta mucho el trabajo que realizan los veterinarios rurales. “Trabajan sin importar el tiempo que haga y a menudo en condiciones precarias, con frío y barro”.
Su trabajo es muy físico, dijo, muy agotador y muy técnico. “Para ejercerlo, hay que tener muchísimos conocimientos científicos y médicos, pero también mucho sentido común. Y resaltó que es aún más difícil para las mujeres veterinarias que deben hacerse respetar en un entorno mayoritariamente masculino.
La película será sin lugar a dudas un rotundo éxito, al combinar la vocación, dedicación y entrega que cómo a la medicina humana le requiere también a los profesionales que se dedican a la medicina animal.