Método Epi-Dom para la evaluación del bienestar animal

Rosario Martínez-Yáñez
Departamento de Veterinaria y Zootecnia.
Universidad de Guanajuato. Irapuato, Guanajuato, México.
[email protected]

Resumen

Las herramientas epidemiológicas, resultan ser de gran utilidad en la evaluación del bienestar animal, sin embargo, se observa necesario contar con un marco conceptual que facilite la ubicación e identificación en el modelo de los cinco dominios del bienestar animal, de los elementos de riesgo y los diferentes tipos de indicadores que se pueden evaluar en los animales. Por lo anterior mencionado, se presenta el Método EPI-DOM, siendo un enfoque de apoyo conceptual y metodológico para abordar la evaluación y el análisis del bienestar animal. Se describe el marco general que enlaza a la epidemiología con el modelo de los cinco dominios, se identifican a los elementos de riesgo, se caracteriza a los indicadores de bienestar, se indican las acciones de responsabilidad humana y se presentan los aportes del método al estudio del bienestar animal.

Introducción

El bienestar animal es un tema de preocupación general a nivel mundial, tanto de productores como consumidores. Los primeros, buscan que sus animales sean criados bajos ciertas acciones que permitan hacer un uso eficiente de recursos y, al final, obtener un producto de calidad que pueda cubrir la demanda del mercado y obtener ganancias; los segundos, buscan consumir productos donde los animales hayan sido tratados de la mejor forma posible en todo el proceso productivo, sobre todo, sin sufrimiento o maltrato. Por lo tanto, podemos decir que existen reales preocupaciones éticas sobre la calidad de vida de los animales, que inciden en la moral de las diversas sociedades, a pesar de ello, el identificar los elementos o factores de riesgo y cómo evaluar los indicadores de bienestar animal, así como, su impacto en las poblaciones, siempre es un reto.

En la última década, se ha utilizado el enfoque epidemiológico en investigaciones sobre el bienestar de animales de zoológico, como elefantes (Carlstead et al., 2013), y de producción, como bovinos (de Boyer des Roches et al., 2014), aves (Leishman et al., 2022) y peces (Flores et al., 2022). Las herramientas epidemiológicas son fundamentales para comprender, prevenir y controlar enfermedades en poblaciones animales, al proporcionar métodos y enfoques para recopilar, analizar e interpretar datos sobre la salud de dichas poblaciones (Thrusfield, 2018).

Desde la perspectiva del bienestar animal, dicho enfoque resulta esclarecedor y funcional, ya que estas herramientas pueden ser útiles para la recopilación continua de datos sobre la incidencia de “eventos” e identificación de “elementos de riesgo”, lo que permite una evaluación constante de los indicadores de bienestar, y lo más relevante en la gestión y administración de la producción animal, la toma de decisiones, tanto correctivas y preventivas, a tiempo. No obstante, se observa necesario contar con un marco conceptual que facilite la ubicación e identificación de los elementos de riesgo (en la gestión y administración de la producción animal) y los diferentes tipos de indicadores de bienestar que se pueden evaluar en los animales.

Ubicando dichos elementos de riesgo, en los factores relacionados a la supervivencia y los situacionales del modelo de los cinco dominios del bienestar animal, así como, las acciones de responsabilidad humana en la gestión y administración de la producción. En este documento, se presenta el Método EPI-DOM, siendo un enfoque de apoyo metodológico para abordar la evaluación y el análisis del bienestar animal. Se describe el marco conceptual enlazando la epidemiología y los cinco dominios, se identifican los elementos de riesgo, se caracteriza a los indicadores de bienestar, y se presentan los aportes del método al estudio del bienestar animal.

Bienestar Animal

El bienestar animal, se refiere al estado general de salud física y mental de un animal. Fraser et al. (1997), definen el objeto de estudio del bienestar animal, el cual, está representado por la naturalidad, los estados afectivos y el funcionamiento biológico. Los animales deben tener libertad para comportarse con naturalidad de acuerdo con su especie, por su parte, los estados afectivos son un reflejo de la sintiencia y las emociones que experimentan los animales, y a su vez, el funcionamiento biológico se puede medir mediante los índices y resultados productivos (Figura 1), sin embargo, un animal que no esta en bienestar, no podrá producir a los niveles que indica su material genético. El concepto de bienestar animal se fundamenta en la relación equilibrada del animal con su entorno (medio externo e interno), donde su estado físico y psicológico desempeñan un papel crucial (Broom, 2005).

De acuerdo con el Código Terrestre de la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA, antes OIE), el bienestar animal se define como “el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere” (OMSA, 2023). Por consiguiente, es imperativo observar y cuidar del bienestar en todas las etapas de vida de los animales, incluso en el proceso de matanza. Desde un panorama normativo, los animales son seres completamente vulnerables, similares a niños pequeños, en consecuencia, es responsabilidad ética y moral de los seres humanos ofrecer a los animales a nuestro cuidado, las condiciones adecuadas que les posibiliten cumplir con sus necesidades, expresar su conducta natural y emociones, además, debemos respetarles y proporcionar un trato digno y correcto (Arvizu-Tovar y Téllez, 2016).

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Figura 1. Objetivos del Bienestar Animal. Creado en base a información de Fraser et al. (1997).

Gestión y administración

La gestión en producción animal se refiere al conjunto de actividades y procesos que se llevan a cabo para planificar, organizar, integrar, dirigir y controlar las operaciones relacionadas con la cría y producción animal. Este término, abarca  una variedad de aspectos que tienen como objetivo optimizar la eficiencia y productividad (Squires y Bryden, 2019; Phillips, 2018), pero también, debemos tener en cuenta el actuar de las personas en relación con el bienestar de los animales (Webster, 2005).

La administración por su parte se refiere a la planificación, organización, integración, dirección y control de los recursos y actividades de la producción, e implica la aplicación de principios y prácticas de gestión y sostenibilidad de las operaciones (Malik et al., 2015; Shadbot y Martin, 2005; Olson, 2003). Por lo tanto, las acciones de administración y gestión deben ser encaminados a lograr un equilibrio entre la productividad (en unidades y económica) y el bienestar animal, es decir, aumentar la producción, pero garantizando el bienestar de los animales, sumando los requisitos éticos y del ambiente, optimizando la utilización de los recursos, al mismo tiempo, cumplir con diversas normativas y estándares de calidad (Figura 2).

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Figura 2. Responsabilidad humana en la gestión y administración de la producción animal y su relación con el equilibrio entre la eficiencia – productividad y el bienestar animal. Creado en base a información de Squires y Bryden, 2019; Phillips, 2018; Malik et al., 2015; Webster, 2005; Shadbot y Martin, 2005 y Olson, 2003).

Enfoque epidemiológico en la evaluación del bienestar animal: ventajas y desventajas

La evaluación del bienestar animal mediante herramientas epidemiológicas implica la aplicación de métodos y técnicas específicas que permiten recopilar, analizar e interpretar datos de los indicadores de bienestar en los animales, así como la identificación de elementos de riesgo que impactan en dichos indicadores. Aplicando el enfoque de la epidemiología clásica veterinaria (Thrusfield, 2018) en el estudio del bienestar animal, entre las ventajas se pueden mencionar:

1. Abordaje: Un enfoque epidemiológico, puramente cuantitativo, puede ser muy útil al analizar datos de estudios e investigaciones realizadas para evaluar el bienestar animal, en condiciones controladas o de laboratorio.

2. Vigilancia de eventos de bienestar animal: Es factible establecer un sistema de vigilancia para registrar y analizar eventos de interés relacionados con el bienestar animal, por medio de la evaluación de indicadores externos, internos y conductuales.

3. Estudios de distribución en área y tiempo: Análisis de la presencia de eventos en los indicadores de bienestar y su distribución en el espacio y tiempo, puede ayudar a comprender e identificar patrones o tendencias, lo que podría ser valioso para identificar áreas (como un determinado corral o zona) y períodos críticos (de la etapa de vida o del proceso de crianza y actividades de manejo) que requieran atención e intervención específica.

4. Evaluación de programas y prácticas: Evaluación de la efectividad de programas y actividades encaminados a mejorar el bienestar animal. Se pueden medir cambios en la frecuencia de eventos no deseados antes y después de la implementación de intervenciones específicas.

5. Investigación de situaciones críticas: En casos de eventos de bienestar animal que afecten a grupos específicos o una producción en particular, se puede realizar una investigación para controlar situaciones que se pueden considerar críticas, o puntos críticos de control.

En resumen, la aplicación de herramientas epidemiológicas para analizar eventos de bienestar animal, pueden proporcionar información valiosa para mejorar las condiciones de vida de los animales, identificar áreas de mejora y evaluar la efectividad de las intervenciones destinadas a promover el bienestar. Sin embargo, aunque el análisis de indicadores de bienestar con un enfoque epidemiológico puede ser valioso, también puede tener algunas limitaciones y desventajas:

1. Complejidad de la medición: La evaluación del bienestar animal a menudo implica elementos subjetivos y multidimensionales que pueden ser difíciles de medir de manera objetiva. Las herramientas epidemiológicas, pueden no captar completamente la complejidad y sutilezas asociadas con el bienestar animal.

2. Falta de consenso en los indicadores: En la comunidad científica, aún falta desarrollar y llegar a un consenso internacional sobre diversos indicadores específicos que se deben de utilizar para medir el bienestar, los animales acuáticos son un claro ejemplo de dicha situación.

3. Limitación en la identificación de causas subyacentes: Aunque se pueden identificar asociaciones entre eventos y factores de riesgo, a veces, pueden ser limitadas en su capacidad de establecer relaciones causales definitivas debido a la complejidad y diversidad de elementos que pueden contribuir al bienestar animal.

4. Falta de datos consistentes y completos: La disponibilidad y calidad de los datos pueden ser desafíos en la evaluación, ya que se puede afectar la validez y confiabilidad de los resultados. La falta de registros adecuados se presenta con mucha frecuencia en las unidades productivas, pero se tiene un mayor control cuando se llevan a cabo estudios controlados de tipo experimental.

5. Aspectos éticos y valores subjetivos: La evaluación del bienestar animal, puede implicar consideraciones éticas y valores subjetivos, lo que puede ser difícil de incorporar de manera completa con un enfoque epidemiológico puramente cuantitativo, como los aspectos culturales y sociales, o las perspectivas de los investigadores, cuidadores o tutores. A pesar de estas limitaciones y desventajas, las herramientas epidemiológicas pueden ofrecer valiosa información para evaluar y mejorar el bienestar animal cuando se utilizan de forma adecuada y se complementan con otros enfoques más específicos para cada especie. La combinación de abordajes cuantitativos y cualitativos puede proporcionar una visión más completa y precisa del bienestar animal.

El modelo de los cinco dominios del bienestar animal

Se han identificado cinco componentes esenciales, conocidos como “las cinco libertades”, que garantizan el bienestar de los animales:

1) Libertad de hambre, sed o niveles insuficientes de nutrición;

2) Ausencia de dolor, heridas o enfermedades;

3) Libertad de miedo o angustia;

4) Ausencia de incomodidad;

5) Libertad para manifestar comportamientos naturales.

Estas libertades deben regir el bienestar animal (OMSA, 2023). Sin embargo, la percepción de la calidad de vida de los animales no solo implica la ausencia de sufrimiento, sino también la calidad de sus interacciones con el entorno, permitiéndoles satisfacer sus necesidades (Stockman et al., 2011), por lo cual, el bienestar está vinculado a las experiencias y percepciones individuales de los animales, es decir, el bienestar animal es la calidad de vida percibida por el propio animal. Actualmente, y como parte de la evolución de las cinco libertades en el área de bienestar animal, se maneja el modelo de los cinco dominios, siendo el dominio mental el resultado de los primeros cuatro.

Se establece que la suma e interacción de los factores relacionados a la supervivencia (1: nutrición, 2: ambiente y 3: salud) y los factores situacionales (4: comportamiento), infiere de forma directa sobre el estado mental de los individuos (dominio no. 5, de experiencias afectivas, tanto positivas como negativas, es indispensable tomar en cuenta la inteligencia, aprendizaje y memoria de la especie de estudio), lo que permite calificar el estatus o estado de bienestar de los animales en un momento determinado (Mellor et al., 2020; Mellor, 2017) (Figura 3).

Al momento de valorar el bienestar animal, siempre surgen diversas preguntas, ¿cómo evaluar el bienestar de los animales?, ¿qué debo medir?, ¿dónde?, ¿en qué me debo de enfocar?, ¿qué provoca los problemas?, etc. En el presente documento, se propone un marco conceptual de apoyo metodológico para la evaluación de los indicadores de bienestar animal, con un enfoque epidemiológico enlazado al modelo de los cinco dominios, lo que permite que permite tratar diversas preguntas de estudio o investigación. El Método EPI-DOM, proporciona una estructura organizada de abordaje, facilitando el entendimiento de diversos conceptos, y al mismo tiempo, introduce un marco conceptual, coherente y estandarizado en la investigación (lo que permite la comparación entre estudios), facilita la integración e interacción entre indicadores para el análisis de datos y marca las acciones de responsabilidad humana, como elementos de riesgo, que tienen un efecto directo en el bienestar animal.

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Figura 3. Modelo de los 5 Dominios del Bienestar Animal (Mellor, 2017).

Método EPI-DOM: Enlazando la epidemiología y el modelo de los cinco dominios del bienestar animal

La epidemiologia es el estudio de las enfermedades que se presentan en las poblaciones y los factores que determinan su ocurrencia; siendo la palabra clave “población”. La epidemiología veterinaria, además, incluye la investigación y evaluación de otros eventos relacionados a la salud, en particular aquellos que impactan en la producción. Todas estas investigaciones implican observar y hacer inferencias a partir de dichas observaciones (Thrusfield, 2018), en otras palabras, se pueden obtener datos de los factores relacionados a la supervivencia (dominios nutrición, ambiente y salud del bienestar animal), y de los factores situacionales (dominio del comportamiento) presentes en las poblaciones animales y, como resultado de su análisis, poder hacer deducciones del posible estado mental de los individuos (dominio de experiencias afectivas) (Mellor et al., 2020).

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Figura 4. Marco conceptual del Método EPI-DOM. *En perros, está demostrado que tienen sentimientos (Berns, 2013), y aunque en animales de granja no se han realizado estudios similares al respecto, no se puede descartar su presencia, hasta que exista información científica al respecto; en particular por la estructura y función cerebral, y la similitud que existe entre especies animales en términos de conciencia y emociones (Wohlleben, 2017). La salud (dominio 3), como elemento de riesgo, representa las acciones humanas en favor o detrimento de la salud, y el comportamiento (dominio 4) como la libertad o el impedimento que imponen las personas a los animales para expresar su comportamiento natural / ejercicio de la voluntad (ver figura 5).

Como ya se mencionó con anterioridad, las herramientas epidemiológicas resultan útiles al estudiar el estatus general de un grupo determinado, estableciendo criterios diagnósticos para realizar evaluaciones que permitan la prevención, detección, corrección y control de problemas, en particular de salud, pero también de bienestar. Entre las herramientas epidemiológicas, existen cálculos que son usados para determinar la exposición de una población a una enfermedad o daño, es decir la probabilidad de presentación de un evento específico en un tiempo definido.

Por ejemplo, un estudio de cohorte (prospectivo), se basa en la evaluación de la ocurrencia de dicho evento (en términos de presencia / ausencia) como resultado del seguimiento en el tiempo de un grupo, como consecuencia de haber estado expuesto o no (grupos de comparación) a una determinada exposición (elemento de riesgo) (Thrusfield, 2018). Si lo aplicamos en animales, dichos eventos, podrían evaluarse por medio de indicadores de bienestar, como, por ejemplo, zonas corporales con alguna lesión en particular, valores bioquímicos fuera del intervalo normal o comportamientos inadecuados. Tomando esto en cuenta, el Método EPI-DOM agrupa a los dominios 1) Nutrición, 2) Ambiente, 3) Salud y 4) Comportamiento, como “Elementos de Riesgo”, caracterizando a este último como libertad o impedimento del ejercicio de la voluntad (Figura 4), y los indicadores externos, internos y conductuales de bienestar animal se definen como “Eventos” (Tabla 1).

Este método, puede ser aplicado a cualquier tipo de producción animal o cultivo, tanto terrestres como acuáticos. Un ejemplo del desarrollo, aplicación y uso de EPI-DOM se puede consultar en la literatura científica en Flores et al., (2022). Como ya se mencionó con anterioridad, es responsabilidad humana proporcionar a los animales todos los componentes necesarios para que puedan satisfacer sus necesidades (el qué) y cubrir sus requerimientos (el cuánto), por lo tanto, se identifican a los dominios 1) nutrición, 2) ambiente, 3) salud y 4) libertad de comportamiento, como parte de las actividades de la gestión y la administración del cultivo o la producción, por lo que pueden ser modificados y afectados (positiva o negativamente) por las decisiones y el actuar de las personas. En cuanto al dominio 5, el estado mental es posible evaluarlo en base al comportamiento emocional de los animales.

Elementos de riesgo

Un elemento de riesgo es cualquier característica, circunstancia o exposición que aumenta la probabilidad de que un animal o una población, desarrolle una enfermedad, un trastorno o experimente un evento adverso. En el contexto de la epidemiologia veterinaria, se utiliza el término “factor de riesgo” para describir cualquier variable que se asocie de manera estadísticamente significativa con la presencia de una enfermedad o un resultado específico (Thrusfield, 2018).

En el Método EPI-DOM, se ubican como elementos de riesgo todas aquellas variables que están bajo la decisión, control y responsabilidad humana, por lo tanto, son las acciones correspondientes a la gestión y administración del cultivo o la producción animal, es decir, al manejo en general o prácticas zootécnicas. También, se colocan como elementos de riesgo, las condiciones ambientales que, a pesar de la intervención humana, no es posible minimizar el impacto negativo en los animales, como eventos climáticos extremos o contaminación ambiental.

Si aplicamos el modelo de los cinco dominios y lo expresamos en elementos de riesgo, entonces, es factible identificar situaciones adversas que, en su mayoría, están bajo control humano y son resultado de sus decisiones y su interacción con los animales (Mellor et al., 2020), como restricciones en la nutrición, condiciones impuestas ambientales o componentes no disponibles, actividades en detrimento en el ámbito de la salud y, el impedimento del ejercicio de la voluntad (comportamiento con naturalidad) (Figura 5). Es importante mencionar que, aunque el modelo de Mellor (2017), hace mención del dominio de la salud, para el método EPI-DOM aquí presentado, la presencia de enfermedad, lesiones, discapacidad funcional, el deterioro del estado físico y la condición corporal, serán identificados como eventos, y forman parte de los indicadores de bienestar (Tabla 1).

No obstante, manejos relacionados a la salud que son competencia humana como vacunación, desparasitación, castración, atención médica oportuna, etc., serán tratados como elementos de riesgo. En cuanto al factor comportamiento, el elemento de riesgo será la decisión humana de no proporcionar las condiciones para permitir el ejercicio de la voluntad, y las respuestas conductuales del animal serán identificados como eventos (indicadores de bienestar, Tabla 1).

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Figura 5. EPI-DOM: Elementos de riesgo relacionados a los 5 Dominios (parte de la información proviene de Mellor, 2017).

En cuanto al dominio 5 del bienestar animal, el estado mental, puede ser valorado con el comportamiento emocional de los animales. En resumen, todos aquellos elementos donde el humano tiene una injerencia directa o decisión en su relación con los animales y las condiciones ambientales (bajo control o no del ser humano), serán identificados como Elementos de Riesgo, y son el resultado directo con las decisiones humanas y están relacionados con las prácticas que se realizan en la unidad productiva (Figura 6). Por su parte, todas las respuestas que pueden ser medidas de forma directa o indirecta en los animales (indicadores de bienestar), serán identificados como Eventos.

Tabla I. Indicadores de Bienestar Animal de acuerdo con el Método EPI-DOM.

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Indicadores de Bienestar

A continuación, se caracterizan los indicadores de bienestar. En general, en los animales, es factible clasificar a los indicadores de bienestar, los cuales son medidos en el propio animal, en directos (aquellos en los que es necesario realizar un manejo y sujeción del animal) e indirectos (aquellos que no es necesario realizar un manejo en el animal y se determinan mediante la observación).

En base a lo anterior planteado y por sus características, en el Método EPI-DOM, se identifican tres tipos de indicadores de bienestar: Externos, Internos y Conductuales (Tabla 1). Un ejemplo de pensamiento lógico en la ruta de respuesta a un estímulo es: un animal con alguna lesión corporal (indicador externo), puede estar sintiendo dolor e incomodidad, lo que causaría cambios en la concentración de cortisol (indicador interno), y a su vez, puede estar demostrando alteraciones en el comportamiento de descanso, al no dormir de forma adecuada (indicador conductual).

Por lo cual, se recomienda que, al momento de realizar evaluaciones, se tengan datos de las tres categorías y se utilicen la mayor cantidad posible de indicadores. Con dicha información, es factible desarrollar índices específicos que combinen varios indicadores, con el objetivo de lograr una evaluación del bienestar animal de manera integral.

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Figura 6. Dominios del bienestar animal y su relación con las actividades humanas de gestión, administración y manejo de la producción animal.

  1. Indicadores Externos Estos indicadores abarcan aspectos del estado físico y la conformación corporal, se refieren a las características observables y medibles (grados de afectación) relacionadas con la estructura, morfología y la integridad física de un organismo. Se evalúan en el exterior del cuerpo del animal y se relacionan con aspectos físicos corporales, en otras palabras, con la integridad corporal. Se pueden determinar de forma visual y directa al tacto, por lo que se requiere de una sujeción y manejo del animal, o de forma indirecta a simple vista (sin tocar al individuo). A esta categoría pertenecen las lesiones, deformidades, daños visibles y evidentes en el exterior del cuerpo, o alteraciones en la locomoción. Se manifiestan de forma clara a simple vista, pero también son aquellos que pueden ser perceptibles a la palpación.
  2. Indicadores Internos Determinan el impacto a la salud general del animal, abarcan cambios medibles a nivel fisiológico, bioquímico, hematológico o inmunológico, que surgen como respuestas al estrés y al proceso de adaptación del organismo, para disminuir el impacto negativo ante diversas condiciones (estímulos estresantes). Se relacionan con la integridad y función de órganos, tejidos y sistemas homeostáticos, en otras palabras, con la integridad del medio interno. Se pueden determinar, en la gran mayoría, por medio del uso de equipos y/o aparatos, por lo que se requiere de una sujeción y manejo del animal, para obtención de muestras como, por ejemplo, sangre. A esta categoría pertenecen las pruebas fisiológicas, bioquímicas o inmunológicas. Estos indicadores proporcionan una visión de cómo los animales manejan el estrés y cómo afecta su bienestar a lo largo del tiempo.
  3. Indicadores Conductuales Se refieren a las manifestaciones observables y cuantificables del comportamiento de un organismo animal, proporcionando información sobre su bienestar, en particular, el estado emocional y adaptación a su entorno. Estos indicadores abarcan acciones y patrones de conducta que pueden evaluarse para comprender mejor el comportamiento normal y detectar posibles signos de estrés u otros estados emocionales en los animales, así como, de adaptación. Estos pueden incluir actividades como la expresión facial, exploración, juego, interacción social y otros comportamientos que reflejen el bienestar psicológico y emocional de los individuos en su medio, siendo éstos una representación de su condición cognitiva, dicho en otras palabras, de su salud mental.

Aportes del Método EPI-DOM

1. Establecer un marco conceptual de enfoque: Enlazando la epidemiología con el modelo de los cinco dominios, para definir eventos y elementos de riesgo asociados al bienestar animal, facilita la gestión y comunicación en un proyecto o proceso de evaluación, ya sea en el laboratorio o en una granja, y al mismo tiempo, permite unificar un criterio que permita la estandarización y comparación de resultados.

2. Utiliza un lenguaje sencillo en sus conceptos básicos: Indicador externo (del cuerpo) e indicador conductual (comportamiento), son conceptos construidos y enlazados con pocas y sencillas palabras, lo que facilita la comunicación entre las diversas personas que interactúan con los animales y realizan el registro de datos, como cuidadores y tutores.

3. Creación de listas de cotejo: La categorización de los indicadores de bienestar y el lenguaje utilizado, permiten la construcción de listas de cotejo para el registro de datos específicos, que pueden ser utilizadas por propietarios de unidades productivas, investigadores, cuidadores y tutores.

4. Responsabilidad humana: Marca el papel relevante de la interacción humano-animal y la responsabilidad de los primeros para con los animales, así como, el marco de acción de las personas en la gestión y administración de la producción.

5. Identificación de elementos de riesgo: Se pueden identificar elementos de riesgo asociados con eventos adversos en el bienestar como, por ejemplo, prácticas de manejo inapropiadas, condiciones ambientales deficientes, componentes no adecuados que interactúen con los animales (operadores, personal de granja, materiales), decisiones no pertinentes en la gestión y administración de la producción, etc.

6. Relación e interacción entre indicadores: Los indicadores de bienestar animal pueden estar interrelacionados, y los efectos de un indicador podrían tener influencia en otros. Por lo tanto, la categorización aquí planteada, permite visualizar de un modo más amplio los indicadores a evaluar, por lo que se recomienda, en la medida de lo posible, en un mismo estudio se consideren indicadores (como variables) de las tres categorías (externos, internos y conductuales) y se evalúen la mayor cantidad de éstos en la población de estudio.

7. Desarrollo de semáforos de riesgo e índices operacionales propios: Es posible la construcción de semáforos de riesgo en la evaluación del bienestar animal permitiendo tomar decisiones a tiempo, además, desarrollar índices operacionales de bienestar específicos para una unidad de producción (Flores et al., 2022).

Conclusiones y perspectivas

Las herramientas epidemiológicas, son efectivas para identificar elementos de riesgo asociados con eventos adversos en el bienestar animal. La comprensión de estas asociaciones puede ser de gran utilidad para guiar intervenciones específicas y desarrollar e implementar estrategias de manejo. Además, permiten identificar patrones y determinar las posibles causas de manera eficiente. El enfoque epidemiológico en la evaluación del bienestar animal ofrece una perspectiva valiosa, aunque hay que reconocer sus limitaciones.

Con este enfoque, se facilita el monitoreo a largo plazo de las tendencias en el bienestar animal. Dicho análisis de datos a lo largo del tiempo puede revelar cambios significativos y proporcionar información preciada sobre la efectividad en las intervenciones humanas en la gestión y administración de la producción animal, desde el punto de vista del bienestar, no sólo de los aspectos de eficiencia económica. El Método EPI-DOM, proporciona un marco conceptual para el abordaje y evaluación de indicadores de bienestar animal, enlazando el enfoque epidemiológico al modelo de los cinco dominios.

Además, marca claramente el papel que juega la interacción humano animal y, la responsabilidad de los primeros para con los animales. Involucrar a la comunidad en las producciones, como propietarios, cuidadores, gestores, administradores, médicos veterinarios, zootecnistas y demás personas que interactúan con los animales, para recopilar datos sobre los indicadores externos, internos o conductuales de forma constante, con el propósito de llevar registros de forma adecuada, puede mejorar la calidad y la relevancia de la información recopilada, pero también, puede aumentar el grado de responsabilidad y compromiso de las personas para reportar eventos, y en consecuencia, realizar intervenciones correctivas para mejorar las condiciones de los animales, y por ende, su bienestar.

Agradecimientos

Se agradecen las observaciones y comentarios de mejora a la Dra. Patricia Mora Medina, Dra. Cristina Pascual Jiménez y Dr. Jorge Francisco Monroy López.

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• Thrusfield, M 2018, ‘Veterinary Epidemiology’. 4th ed. Edinburg: Wiley Blackwell.

• Webster, J 2005, ‘Animal Welfare: Limping Towards Eden: A Practical Approach to Redressing the Problem of Our Dominion Over the Animals’. Editorial Wiley-Blackwell. Oxford, UK.

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Artículo publicado en “Entorno Ganadero Junio Julio 2024

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