Recomendaciones sobre el manejo de las parasitosis causadas por helmintos en los rumiantes

Yazmín Alcalá Canto
Profesora Titular “B”, Tiempo Completo. Departamento de Parasitología. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México.

Los agentes patógenos pueden provocar pérdida del apetito, mala absorción de los nutrientes, reducción de la fertilidad, disminución en la ganancia de peso, y en el caso de los animales que tienen comprometidos sus mecanismos de defensa pueden provocar incluso la muerte.

Los parásitos que afectan a los rumiantes causan enfermedades de importancia económica en todo el mundo. Estos agentes patógenos pueden provocar pérdida del apetito, mala absorción de los nutrientes, reducción de la fertilidad, disminución en la ganancia de peso, y en el caso de los animales que tienen comprometidos sus mecanismos de defensa pueden provocar incluso la muerte. Es común que los recursos que tiene un animal para defenderse frente a una infección parasitaria disminuyan a causa de la edad, pues los jóvenes son más susceptibles a las enfermedades porque su sistema inmunológico no ha madurado completamente. Los parásitos también pueden ser letales cuando el animal tiene una mala alimentación, presenta alguna otra enfermedad o se encuentra bajo una situación que le produzca estrés. Los bovinos, ovinos y caprinos son especies que han evolucionado junto con sus parásitos desde hace miles, y en algunos casos, millones de años, por lo que se les considera hospedadores de cientos de especies de parásitos unicelulares (protozoarios), gusanos (helmintos), insectos y ácaros (artrópodos).

El diagnóstico de las enfermedades parasitarias causadas por helmintos (Figura 1) o parásitos microscópicos denominados coccidias (Figura 2) se realiza tradicionalmente a través de la observación de signos clínicos, tales como diarrea. En ocasiones, el Médico Veterinario solicita a un laboratorio o lleva a cabo análisis coprológicos que demuestran la presencia de estos agentes patógenos en el excremento de los hospedadores (Figura 3). Sin embargo, en la mayoría de los casos, los parásitos no provocan signos clínicos observables, pero interfieren con la absorción de los nutrientes y por consiguiente, con la ganancia de peso. De este hecho deriva la importancia de llevar a cabo análisis coprológicos rutinarios que puedan justificar el uso de antihelmínticos o anticoccidianos. Los calendarios de desparasitación no pueden ser generalizados para todos los hatos y rebaños, pues se deben considerar las características particulares, de manejo, bioseguridad e infraestructura de cada unidad productiva. Asimismo, las características epidemiológicas que favorecen la presencia y supervivencia de las especies parásitas que afectan a los rumiantes son muy diferentes en cada área del país, por lo que no existe un esquema de control parasitario universal y cada unidad productiva debe integrar sus propias medidas preventivas basadas en sus registros, manejo, clima e instalaciones.

NEMATODOSIS GASTROINTESTINALES DE LOS RUMIANTES

Se conocen como nematodosis o verminosis gastrointestinales a las infecciones causadas por gusanos redondos o “lombrices”, en el estómago e intestinos. Generalmente se encuentran involucradas varias especies de parásitos en un mismo animal. Dependiendo la especie, los parásitos dañan la mucosa del estómago o del intestino y se alimentan de la sangre o tejidos del animal. El daño que ocasionan a la mucosa, interfiere con la absorción de nutrientes, por lo que un animal parasitado no desarrolla todo su potencial de crecimiento y es más susceptible a contraer otras enfermedades. Los parásitos adultos viven en el tubo gastrointestinal y depositan huevos junto con las heces. Los huevos se desarrollan y forman larvas, las cuales mudan y pasan por tres fases. Las primeras dos fases se alimentan de forma libre en el ambiente, pero la larva de tercer estadio o fase (larva 3) se cubre con una vaina y no se alimenta, sino que sube a la vegetación y es ingerida cuando los rumiantes pastorean. La humedad es el elemento más importante para los estados que se desarrollan en el suelo, ya que es indispensable para sus funciones vitales, además, las larvas infectantes requieren de la presencia de una película de agua para moverse y subir a los pastos, el desplazamiento se favorece cuando hay rocío, niebla o después de la lluvia. En zonas templadas las larvas ascienden al pasto antes de las 9 h y después de las 18 h, mientras que en zonas tropicales húmedas se encuentra una mayor cantidad de larvas aproximadamente a las 12 h.

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Una vez que es ingerida, la larva muda en el organismo del hospedador y se desarrolla el adulto en el tubo gastrointestinal. Hay especies de nematodos que habitan el abomaso y otras se localizan en el intestino.

Una vez que están en su órgano blanco, los nematodos machos y hembras copulan y depositan más huevos en el ambiente. Existen muchos factores tales como la lluvia, temperatura ambiental, tipo de vegetación, manejo del potrero, edad, estado inmunológico, productos previamente utilizados para desparasitar, entre otros, que determinan la severidad del problema parasitario en cada unidad productiva. Es muy importante considerar la carga de nematodos de los animales, ya que los parásitos tienen una dispersión poblacional característica, pues se ha demostrado que los nematodos son abundantes en pocos hospedadores, es decir, muchos animales alojan pocos parásitos y hay muchos parásitos en pocos animales. Es importante señalar que existen casos como la temporada de invierno o sequía en los que las larvas pueden detener su desarrollo dentro del rumiante y posteriormente se reactivan en una época más favorable para poder contaminar las pasturas con una gran cantidad de huevos, lo cual coincide en el caso de los ovinos con el nacimiento de los corderos, los cuales serán hospedadores potenciales para los nematodos.

Actualmente, las enfermedades parasitarias se controlan utilizando, en gran parte, fármacos. La mayoría de ellos son seguros, eficaces y de amplio espectro en cuanto en su actividad. Sin embargo, su uso indiscriminado y excesivo puede inducir la selección de resistencia y adicionalmente, pueden interferir con la capacidad del hospedador para generar una respuesta inmunológica efectiva. Los bovinos, ovinos y caprinos pueden ser infectados por protozoarios, helmintos y artrópodos parásitos. La resistencia a un anti- helmíntico, es una condición genética que le confiere a una población de parásitos, la capacidad para adaptarse exitosamente a un ambiente tóxico a partir de un proceso de selección promovido en la naturaleza o artificialmente. Generalmente se sospecha de resistencia antihelmíntica cuando el tratamiento contra los parásitos falla y la producción comienza a verse mermada. Sin embargo, los signos clínicos del parasitismo o la disminución en la ganancia de peso o producción de leche o carne no deben ser interpretadas inmediatamente como una falla de los productos utilizados, ya que existen factores que podrían haber provocado una baja eficacia antiparasitaria, tales como:

• No haber pesado a los animales antes de tratarlos.
• Almacenamiento inadecuado del producto anti-parasitario.
• Dosis mal calculada.
• Vía de administración errónea.

La cuantificación de los huevos en el excremento de los animales es esencial para determinar la existencia y magnitud del problema parasitario, o bien, para detectar la presencia de resistencia antihelmíntica en cada unidad de producción.

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Las nematodosis gastrointestinales pueden controlarse o prevenirse mediante diferentes estrategias que pueden evitar el aumento de la resistencia antihelmíntica, entre las que resaltan:

• Tratamientos curativos. Consisten en desparasitar a los animales visiblemente enfermos (con anemia o edema). El tratamiento le matará los parásitos, pero es necesario que transcurran varios meses para que el animal recupere su condición corporal.

• Tratamientos estratégicos. Están dirigidos a reducir la carga de parásitos en periodos favo- rables para la transmisión, por ejemplo, durante la época de lluvias, en las cuales aumentan los parásitos. Asimismo, también se orientan contra las larvas en hipobiosis en zonas donde hay una estación seca o climas muy áridos con zonas de pastoreo extensas.

• Tratamientos tácticos. Se utilizan para prevenir un incremento en la carga parasitaria ante situaciones específicas de manejo, como: cuando se traslada animales, se realizan cambios en la dieta, los animales están debilitados. También cuando se cambia a los animales de un potrero muy contaminado a otro menos contaminado. En las primeras lluvias intensas después del periodo de sequía. Requiere de constantes ajustes al sistema de manejo y conocimiento de los periodos de transmisión.

• Tratamientos sistemáticos o represivos. Se aplican a intervalos regulares (menos de 6 semanas), durante un ciclo productivo. No se consideran los niveles de infección, periodo prepatente o hipobiosis y no aprovecha la resistencia natural del huésped Este es el método más costoso, se logran abatir las poblaciones de parásitos por un tiempo, pero conduce a la resistencia mucho más rápido.

El uso de antihelmínticos debe hacerse de manera razonada y acompañarse de medidas de manejo que reduzcan el riesgo de reinfección, como las siguientes:

• Evitar el sobrepastoreo. A mayor número de animales aumenta la contaminación fecal de los pastos, disminuye la cantidad de pasto, los animales se vuelven menos selectivos y consumen el pasto contaminado con heces.

• Rotación de potreros. Para reducir los parásitos es ineficaz ya que las larvas sobreviven varios meses en la pastura, sin embargo, los pastos más nutritivos y abundantes mejoran la resiliencia a los parásitos.

• Barbechar las praderas. El sol elimina una gran cantidad de larvas por deshidratación.

• FAMACHA©. Es un sistema que clasifica al ganado ovino por el grado de anemia (determinado por la coloración de la mucosa conjuntival) e indica si amerita tratamiento o no. Se basa en que uno de los parásitos más importantes, llamado Haemonchus contortus, es hematófago y produce anemia.

• Selección de animales por resistencia o resiliencia a los nematodos. Se pretende aprovechar las diferencias individuales que existen dentro de un rebaño en cuanto a la capacidad para albergar menos parásitos (resistencia) y la capacidad para sobrellevar los efectos del parasitismo (resiliencia).

• Uso de plantas con metabolitos que tengan actividad antihelmíntica y no interfieran con la digestibilidad de los nutrientes.

Uno de los conceptos clave para disminuir el desarrollo de la resistencia antihelmíntica es el mantenimiento del refugio. Los parásitos que están en refugio no tienen genes que les permitan resistir los tratamientos antiparasitarios y por lo tanto son susceptibles a los antihelmínticos. Cuantos más parásitos existan en el refugio, se diluirán más los genes de resistencia de los parásitos y por consiguiente, los tratamientos antihelmínticos serán más efectivos. Los parásitos en refugio pueden estar en el pasto o en el animal.

Cuando se desparasita a todo el hato o rebaño, se eliminan al 100% los parásitos en refugio y los únicos que sobreviven al tratamiento antihelmíntico son los parásitos resistentes, los cuales copulan y producen progenie resistente que se multiplicará en esa unidad de producción. Es entonces cuando el fármaco será ineficaz, pues los parásitos que estaban en refugio y eran susceptibles fueron eliminados cuando se desparasitó al rebaño o hato completo en lugar de desparasitar solamente a los que tenían cargas muy elevadas o signos clínicos de una enfermedad parasitaria.

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Un escenario común para el desarrollo de resistencia antihelmíntica es el de colocar a los animales en pastoreo permanente en combinación con el uso frecuente de anti- parasitarios. Esto es cierto particularmente en el caso de las lactonas macrocíclicas como las ivermectinas que pueden tener un efecto residual que duran semanas. Al principio, las larvas de los parásitos en refugio (susceptibles) y resistentes están mezcladas en la vegetación, pero a medida que los animales pastorean diariamente, las larvas mueren a causa del efecto residual de las ivermectinas en el organismo del animal y solamente sobreviven los parásitos resistentes, los cuales pondrán huevos y provocarán que la población de parásitos que existen tanto en los animales como en el pasto de esa unidad productiva sea en su totalidad resistente a ese fármaco.

Estas situaciones pueden evitarse al tratar de no eliminar a todos los parásitos de una unidad. El productor debe trabajar junto con el Médico Veterinario para encontrar un equilibrio entre el mantener niveles parasitarios que estén por debajo de los que produzcan pérdidas económicas, mientras que al mismo tiempo retienen parásitos en refugio para retardar la selección de genes resistentes a los fármacos desparasitantes.

Asimismo, deben tomarse en cuenta medidas de manejo que coadyuvan a la prevención y control de las nematodosis en los rumiantes, tales como: proporcionar una nutrición equilibrada, alta en proteína de buena calidad para que los animales puedan contrarrestar el efecto negativo de los parásitos y producir una respuesta de defensa apropiada; utilizar otras especies que ayuden a mantener limpio el pasto, tales como los caballos; utilizar diferentes clases de antihelmínticos de conformidad con las recomendaciones del Médico Veterinario, utilizar los fármacos antiparasitarios de acuerdo con la dosis indicada por el fabricante, almacenarlos correctamente y pesar a los animales antes de tratarlos, entre otras consideraciones.

Artículo publicado en Entorno Ganadero

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