Las cerdas gestantes están sujetas a una dieta restringida para prevenir que formen reservas de grasa excesivas.
El efecto colateral de esta estrategia es el hambre, que está estrechamente relacionado con la agitación y el estrés, dos indicadores de desgaste de energía para la cerda y de un desarrollo y crecimiento del feto insuficientes.1
Puesto que la cerda presenta una capacidad fermentativa considerable en el intestino grueso, el mayor aporte de fibra fermentable insoluble gracias a OptiCell® durante la gestación estabiliza el nivel de glucosa en sangre, generando una mayor saciedad.
La modulación de la glucosa en sangre reduce la liberación de cortisol, la hormona del estrés. Como consecuencia, el porcicultor observará que las cerdas están más tranquilas, una reducción de la actividad locomotora y menos peleas.

La reducción del estrés en cerdas gestantes mejora el peso de los lechones al nacer, puesto que se dispone de más energía materna para un mejor desarrollo de los fetos en el útero.1

1Amdi, C. et al. (2013):
J. Nutr. Sci. 2 (e1): 1
2de Leeuw, J.A. et al. (2004):
J. Nutr. 134: 1481