Antonio Palomo Yague
Director Técnico Porcino
Setna Nutrición y Servicios
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INTRODUCCIÓN.
Los virus de la Familia Coronavirus pertenecen al Género Nidoviridales, que contiene a su vez a dos Subfamilias: Coronaviridae que comprende los Géneros Alphacoronavirus, Betacoronavirus, Deltacoronavirus y Gammacoronavirus Toroviridae que comprende el Género Torovirus y Bafinivirus.
En porcino estamos bien familiarizados con dichos virus, centrados en el origen de cinco patologías, que por orden cronológico son:
1. Virus de la gastroenteritis transmisible (GET – 1946).
2. Virus de la encefalomielitis hemo-aglutinante (EHV – 1962).
3. Diarrea epidémica porcina (DEP – 1977).
4. Coronavirus respiratorio porcino (CRPv – 1984).
5. Deltacoronavirus (PDCoV – 2009).
El virus de la encefalitis hemo-aglutinante está ampliamente difundido en la población de cerdos de Norteamérica y Europa, pero la enfermedad clínica es infrecuente. Esto es debido a que la mayoría de las cerdas han sido infectadas, son inmunes y pasan los anticuerpos a sus lechones a través del calostro, que los protege durante el periodo en que son vulnerables. Aunque el virus puede infectar a cerdos susceptibles de cualquier edad solo causa enfermedad clínica en los lechones de menos de 4 semanas. Las cepas varían en virulencia, dando lugar a dos síndromes diferentes, la enfermedad del vómito más desmedro y la encefalomielitis. Ambos empiezan alrededor de los 4 días de edad, de forma súbita y afectan a camadas enteras. De aquí que sea siempre importante diferenciar entre infección y enfermedad. De los otros cuatro coronavirus, tres están asociados a trastornos digestivos (GET, DEP y PDCoV) y tan solo uno a procesos respiratorios (CRPv).
CORONAVIRUS RESPIRATORIO PORCINO
De todos es conocido cómo su incidencia y prevalencia tanto a nivel nacional como internacional es muy baja, teniendo actualmente un leve impacto económico sobre nuestra producción porcina. En el estudio de dicho virus en los años 80 y 90, tenemos tres compañeros muy destacados en nuestro país, como son el Dr. Luis Enjuanes, el Dr. José María Castro y Dr. Ignacio Lanza, teniendo lugar el primer aislamiento por el Dr. Maurice Pensaert en Bélgica en 1984. Dicho virus ARN, con un diámetro de 60-160 nm, es una variante de la Familia Alphacoronavirus (virus gastroenteritis transmisible) que infecta el tracto respiratorio, y que no se elimina vía heces. El coronavirus respiratorio porcino produce anticuerpos que neutralizan al virus GET.
El virus infecta animales de todas las edades, bien por contacto directo o mediante transmisión aérea, siendo más prevalente en áreas de alta densidad porcina. La presentación de los signos clínicos es subclínica, por lo que podemos encontrar muchos animales seropositivos sin ninguna clínica en la mayoría de los países del mundo de forma endémica. Dicho virus ARN es pleomórfico y tiene envoltura, con una estructura genómica y replicación muy similares a los de otras especies animales y a los de humano. La mayoría de los coronavirus contienen cuatro proteínas estructurales:
a) Proteína S.
b) Proteína E pequeña de membrana.
c) Proteína M integrada en la membrana.
d) Nucleocápside N.
Patogénesis
La vía de transmisión directa por contacto oral o indirecta vía aérea. El virus se replica en tracto respiratorio (mucosa nasal y pulmones) e infecta a células del epitelio nasal, tráquea, bronquios, bronquiolos y alveolos. El virus no atraviesa la barrera placentaria, aunque sí se puede encontrar en el semen de verracos infectados a los 6 días posteriores a la misma. Los anticuerpos pasivos suelen durar hasta las 10-15 semanas de vida, por lo que es el momento de la entrada al engorde cuando mezclamos los cerdos, cuando tenemos el mayor riesgo de contagio entre los mismos. La inmunidad calostral pasiva persiste entre 3-4 meses. Después de la infección el tiempo de excreción nasal del virus es de unos 7-15 días. Su prevalencia es estacional, aumentando en los meses fríos y reduciéndose en los cálidos. En estos momentos la seroprevalencia en nuestro país es muy baja.
Clínica
Los signos clínicos incluyen toses, disnea, respiración abdominal, depresión, anorexia y ligero retraso del crecimiento. Como vemos no es nada diferente de una mayoría de los problemas encuadrados dentro del Complejo Respiratorio Porcino (CRP). El agravamiento de la clínica se produce en cuadros clínicos combinados con virus SRRP-PRRS o agentes infecciosos bacterianos, que provocan entonces una neumonía que puede ser severa. El coronavirus respiratorio se puede localizar tanto en el tracto respiratorio superior como inferior. Las lesiones más características, que no son patognomónicas, son:
- Consolidación de pulmones.
- Neumonía bronco-intersticial y bronco-catarral.
- Hiperplasia del epitelio bronquiolar con pérdida de células epiteliales.
- Infiltración en septo alveolar de leucocitos, linfocitos y macrófagos.
Diagnóstico
Los signos clínicos no son patognomónicos y las lesiones pueden ayudarnos en el mismo, pero difícilmente podemos hacer un diagnóstico definitivo basándonos en la clínica. El diagnóstico debemos asegurarlo con el laboratorio mediante el envío de muestras adecuadas para hacer el aislamiento del virus centrado exclusivamente en tejido pulmonar, epitelio de mucosa nasal y fluidos nasales, y en ningún caso a nivel entérico como el virus de la gastroenteritis transmisible. Las técnicas de PCR nos permiten diferenciar el coronavirus digestivo del respiratorio. Las de ELISA y Virus Neutralización detectan anticuerpos neutralizantes que tanto cuantitativa como cualitativamente no podemos discernir si proceden de uno u otro virus. Si nos sirve la serología para chequear cerdas reproductoras que entramos en nuestra granja a efectos de confirmar su negatividad. En el caso de la VN se detectan anticuerpos a la semana posterior a la infección, y los mismos persisten durante los 18 meses posteriores en el caso de la GET, sin conocerse bien el tiempo que duran frente al coronavirus respiratorio.
Prevención y Control
La infección temprana en lechones lactantes y destetados por coronavirus respiratorio nos da lugar a una inmunidad frente a dicho virus, pero también crea una inmunidad parcial frente a problemas digestivos por el coronavirus de la gastroenteritis transmisible. No hay tratamientos antibióticos, ni antivirales. Tan solo los tratamientos paliativos frente a la clínica respiratoria y a los agentes secundarios agravantes pueden tener sentido en el segundo caso y dependiendo de la evolución de la misma, así como de su gravedad y duración. La primera medida preventiva a pie de granja es evitar la entrada en la misma del virus a partir de cerdas de renuevo y verracos, estando seguros de que son negativas mediante gestión con la empresa de genética y analítica previa o durante la fase de cuarentena estricta. Por lo tanto, todas las medidas de bioseguridad tanto internas como externas son una de las mayores garantías para mantenernos libres de la enfermedad. Las pautas de vacío sanitario, sistemas todo dentro- todo fuera, son igualmente recomendables. No se disponen de vacunas comerciales para el coronavirus respiratorio porcino hasta el momento.
VIRUS DE LA GASTROENTERITIS TRANSMISIBLE
El virus de la gastroenteritis transmisible es un coronavirus que raramente lo encontramos en nuestras granjas desde finales del pasado siglo XX. Se describió por primera vez en 1946 en USA por Doyle y Hutchings. Su mayor prevalencia tuvo lugar entre los años 1970-80-90 tanto en Europa como en EEUU, con ratios que llegaron al 25%, siendo más del 95% de las granjas europeas seropositivas en los 80. Es un virus altamente infeccioso causante de diarrea, deshidratación, ocasionalmente vómitos como hecho diferencial, y que provoca una elevada mortalidad en cerdos jóvenes. No se han reportado infecciones en humanos procedentes de cerdos.
Este virus ARN está completamente secuenciado, conociéndose su estructura y las funciones de sus genes. Su mayor estructura proteica es la M. Se conoce un solo serotipo de este coronavirus de la gastroenteritis transmisible. Se describen homologías del mismo con coronavirus de bovinos y humanos, así como con la variante del mismo responsable del coronavirus respiratorio porcino. Desde el punto de vista epidemiológico se describen cuadros epidémicos y endémicos. Es un virus termoestable relativo, y resistente a pH bajo y muchos desinfectantes. A 37ºC se inactiva en menos de dos horas, siendo muy sensible a la luz y altamente resistente a la congelación. El virus permanece en canales congeladas largos periodos de tiempo. Esto hace que los principales focos de enfermedad tuvieran lugar durante los meses fríos – estacionalidad invernal.
Patogénesis
La vía de contagio es la oro-fecal procedente de material fecal. El virus se multiplica sobre todo en las células del tracto gastrointestinal estando presente en el citoplasma de las células infectadas a las 4-5 horas, principalmente en la base de las vellosidades intestinales del intestino delgado, provocando una atrofia de las mismas con una relación negativa vellosidades/criptas que reduce la absorción de nutrientes de forma significativa. Esto provoca una diarrea osmótica que se agrava por un menor transporte de sodio y glucosa, provocando hipoglucemia en los cerdos afectados. Al mismo tiempo se multiplica en diferentes órganos extra-intestinales como los pulmones (macrófagos alveolares), tejido mamario y nódulos linfáticos. La IgA específica en calostro de las cerdas protege a los lechones lactantes hasta las 6-12 semanas de vida. Los anticuerpos activos aparecen a la semana después de la infección, y pueden persistir durante 6 meses en cerdos de engorde y hasta dos años en cerdas reproductoras. El virus puede persistir por tanto en los cerdos posteriormente a que los mismos no tengan ningún signo clínico, pudiendo igualmente excretarlo vía heces durante 10 semanas, y por tanto quedar como portadores asintomáticos con riesgo de infección. Las cerdas reproductoras también pueden transmitir el virus vía láctea. Otras vías de transmisión a tener en cuenta son por lo tanto camiones, botas, purines e incluso por los perros, gatos (el virus persiste dos semanas en su digestivo y puede excretarlo posteriormente). El periodo de incubación es tan corto como de 1-2 días, y la duración del cuadro clínico de entre 7-10 días.
Clínica
Los cuadros más característicos son los sobreagudos y agudos en granjas libres del coronavirus que se infectan por portadores, presentando cuadros clínicos explosivos de diarrea que afectan prácticamente a todas las edades de los cerdos de la granja en pocos días. La diarrea es intensa, acuosa, de color verde amarillento y en ocasiones de olor fétido. En los lechones lactantes son frecuentes los vómitos, inapetencia, sin fiebre ni signos nerviosos, deshidratación con elevada mortalidad en 24-48 horas, que llega al 100% en lechones de menos de una semana, 50% en la segunda semana y hasta 25% en la tercera semana de lactación. Los lechones se mueren deshidratados con el estómago distendido con leche y petequias hemorrágicas en intestino delgado, con las paredes más delgadas y contenido amarillento. Encontramos los ganglios mesentéricos hipertrofiados y atrofia de microvellosidades intestinales (duodeno, yeyuno e ileon). En los lechones no son infrecuentes las co-infecciones con bacterias digestivas como Escherichia coli y Clostridium spp que agravan y prolongan el cuadro clínico. En los lechones las lesiones características se centran en la atrofia de las vellosidades intestinales, necrosis de enterocitos en yeyuno con reducción de la actividad enzimática (lactasa, fosfatasa alcalina).
En los cerdos de más de un mes de vida la clínica es similar pero de mucha menor intensidad, y con una morbilidad elevada y muy baja mortalidad. En granjas donde el coronavirus era enzoótico, la edad a la que se afectaban los cerdos se prolongaba hasta el paso al engorde. Las principales consecuencias en los cerdos de engorde es un retraso del crecimiento y penalización del índice de conversión. En las cerdas reproductoras salvo cuadros de diarrea que se diseminaba rápidamente en cerdas gestantes y lactantes, tan solo se apreciaban un ligero incremento de los abortos y mortalidad de cerdas de forma muy puntual en 1-3 semanas. En cerdas lactantes podemos encontrarnos cerdas con anorexia y agalaxia puntualmente.
Diagnóstico
Los signos clínicos y lesiones son bastante evidentes, aun así, debemos hacer el diagnóstico diferencial con cuadros provocados por cepas de Escherichia coli ETEC enterotóxicas, Clostridium spp, Rotavirus, Coccidios y Criptosporidium. Las edades de los cerdos infectados y evolución del cuadro clínico también nos ayudarán mucho a centrar el diagnóstico en el coronavirus. La confirmación mediante análisis de laboratorio se determina por:
a) ELISA con monoclonales específicos en suero porcino para detectar el antígeno en heces y contenido intestinal.
b) Microscopía electrónica para detectar el virus en contenido intestinal.
c) Suero Neutralización para detectar anticuerpos 7-8 días posteriores a la infección y durante 18 meses posteriores.
d) Inmunoperoxidasa en tejidos intestinales fijados para detectar el virus en lechones en edades muy tempranas.
e) PCR. Aislamiento del virus a partir de intestino, tonsilas y nódulos linfáticos, así como en heces.
Tratamiento
El mismo tan solo puede ser sintomático, ya que no se dispone de vacunas comerciales. En EEUU hubo una vacuna viva atenuada aprobada que hoy tampoco se comercializa. La hidratación es la principal medida y el control de las infecciones concomitantes nos ayuda a reducir el impacto económico en los lechones. No olvidemos lógicamente todas las medidas de bioseguridad, vacíos sanitarios, condiciones ambientales estrictas tan críticas en lechones jóvenes. El objetivo primario es que se infecten lo más rápidamente posible todos los cerdos de la granja y adquirieran inmunidad activa. Para ello las reinfecciones con heces era una práctica habitual para el control del proceso. Así las principales medidas de control están basadas en la prevención, como son:
- Bioseguridad: aislamiento granjas, ropa propia de la granja, control de visitas, transportes de alimento y animales.
- Vacíos sanitarios estrictos en todas las áreas de producción. Limpieza, lavado con agua caliente a 65ºC y desinfección.
- Evitar entrada de perros y gatos en granjas.
- Programas de desinfección, desratización y desinsectación eficaces.
- Entrada de cerdas de renuevo negativas, así como verracos en los centros de inseminación.
- Protocolo higienización del agua de bebida.
- Aislamiento, adaptación y cuarentena de 8-9 semanas de cerdas futuras reproductoras con estricta observación de cualquier cuadro digestivo.
- Encalostramiento de lechones de cada cerda con su propia cerda en las primeras 24 horas de vida previamente a las estrategias de adopciones y cesiones programadas.
DIARREA EPIDÉMICA PORCINA
Es una enfermedad altamente contagiosa provocada por un virus ARN de la Familia Alphacoronavirus que tiene un diámetro medio de 95-150 nm, es pleomórfico y tiene envoltura, con una estructura genómica y replicación muy similares a los de otras especies animales y a los de humano. La virulencia de los virus aislados en diferentes países y continentes durante los 40 años que se vivieron los cuadros clínicos fueron similares, con una mínima dispersión genética. Se conoce un solo serotipo. Dicho virus no tiene ninguna implicación en la salud humana. Los primeros casos en Europa se observaron a principios de los 70 en cerdos de engorde, para posteriormente identificarse cuadros diarreicos en todas las fases de producción a partir de 1977, incluyendo reproductoras y lechones lactantes y destetados. Fue el profesor Pensaert en Bélgica quien propuso el nombre a finales de los 70 cuando el virus se diseminó de forma epidémica por toda Europa originando graves cuadros diarreicos en lechones lactantes y diarreas recurrentes en lechones destetados y cerdos de engorde. Nuevos brotes epidémicos tanto en Europa como en Asia tuvieron lugar en los años 80, 90, 2000 y hasta el 2009 (Italia, Corea, Thailandia), con cuadros intermitentes en gran parte de los países productores de porcino a nivel mundial.
Patogénesis
La vía de transmisión directa o indirecta vía fecal-oral es la principal, siendo la entrada de animales positivos infectados, así como por vehículos contaminados y visitas. La duración de excreción del virus en cerdos infectados es de 7-9 días por las heces, y el tiempo de permanencia del virus en cerdos portadores no es bien conocido. Así, después de un brote agudo de enfermedad, la persistencia o desaparición del virus en una granja es muy variable. El virus se destruye a partir de los 60ºC y es estable a 37ºC. El periodo de incubación es de tan solo un día o día y medio. La replicación del virus tiene lugar en el citoplasma de las células del epitelio de las vellosidades intestinales del intestino delgado. En este parte produce una degeneración de los enterocitos con una marcada atrofia de vellosidades intestinales y una reducción elevada de la capacidad de absorción de nutrientes.
Clínica
La morbilidad en cualquier fase de producción puede llegar al 100%, siendo más variable en las cerdas reproductoras. La mortalidad en lechones lactantes puede llegar al 100%, siendo muy normales las tasas de entre 30-50%. El principal signo clínico es la diarrea acuosa que provoca la muerte por deshidratación en 2-4 días en lechones lactantes, además de vómitos e inapetencia. Los lechones destetados y cerdos de engorde pueden recuperarse de la diarrea después de una semana, observando anorexia, depresión y un elevado retraso del crecimiento. Después de un cuadro clínico en las cerdas reproductoras éstas adquieren una sólida inmunidad, que también transmiten a sus lechones vía calostro. El transcurso de la enfermedad en una granja de reproductoras suele durar un máximo de un mes, variando según el tamaño de granja y el sistema de producción cerrado o abierto. Dicho periodo puede alargarse en el caso de tener complicaciones secundarias por agentes infecciosos digestivos como Escherichia coli, Clostridium perfringens, Rotavirus, Isospora suis, Salmonella spp, Lawsonia intracellularis o Brachispira spp. Debemos tener muy en cuenta que las lesiones se centran exclusivamente en el intestino delgado. El mismo está distendido con contenido acuoso amarillento y el estómago vacío. Presencia de atrofia de vellosidades intestinales hasta un 70% y vacuolización de enterocitos con reducción de la actividad enzimática.
Diagnóstico
Los signos clínicos, aun no siendo patognomónicos, sí son bastante evidentes. El diagnóstico debemos asegurarlo con el laboratorio mediante el envío de muestras adecuadas para hacer el aislamiento antigénico. Las muestras más convenientes son tramos de intestino delgado cerrados y refrigerados en el primer día de la diarrea, y de un número significativo de animales. Es preciso tomar varias edades donde se presenta la clínica. Las técnicas de inmunofluorescencia directa y test de inmunohistoquímica son muy específicos. También técnicas de ELISA detectan el antígeno en heces y PCR que además permiten diferenciar el coronavirus de la diarrea epidémica del de la gastroenteritis transmisible. En las técnicas serológicas para detectar anticuerpos por ELISA son precisas muestras pareadas con un rango de 3 semanas. Los mismos aparecen a partir de la semana después de la infección. El pico de anticuerpos en granjas infectadas está a los cuatro meses de la infección para declinar posteriormente.
Tratamiento
El mismo tan solo es paliativo, debiendo priorizar la hidratación en los lechones lactantes y destetados con suero fisiológico, rehidratantes y sustitutivos lácteos. La transmisión vía calostro de IgA específicas desde la cerda a los lechones es crítica para establecer una sólida inmunidad, por lo que la rápida exposición del virus a las cerdas gestantes infectándolas con heces de lechones para estimular la rápida inmunidad lactogénica (dependiendo de la fase de producción por donde haya comenzado la infección), nos permite acortar al máximo la duración del cuadro clínico y la diseminación en las diferentes áreas de producción. También podemos cortar la transmisión entre fases de producción llevando los lechones al destete a un sitio 2 fuera de la granja, o bien llevar los lechones al final de la transición a un sitio 3 fuera de la granja. No se dispone de vacuna en España, aunque sí hay vacunas en Asia y Estados Unidos.
Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno Julio- Agosto 2020