Importaciones y APECIC, ponen en riesgo la sanidad animal porcícola

Redacción BM Editores.

Los resultados prometidos de apoyar a la población con un mayor acceso a la proteína cárnica no se cumplió, los precios en los anaqueles de los supermercados siguen a la alza y las importaciones indiscriminadas tampoco cumplieron su objetivo; no obstante, esta ocurrencia trajo daños colaterales: compromete a la sanidad de los animales que abastecen al pueblo de México y pone de rodillas a los productores primarios, es decir, se empodera a los empresarios cárnicos que comercian y se castiga a los productores porcícolas que trabajan por México.

En un afán de controlar la inflación, el gobierno ofreció dos beneficios a los participantes del Acuerdo de Apertura Contra la Inflación y la Carestía (APECIC), la exención arancelaria, es decir, eliminar el pago de impuestos al comercio exterior y confiar en ellas para no inspeccionarlas sanitariamente al importar sus productos por nuestras fronteras.

Heriberto Hernández Cárdenas, presidente de la Organización de Porcicultores Mexicanos (OPORMEX), señaló tajantemente lo anterior y dijo que, en paralelo a estas facilidades, el gobierno también decidió abrir mercados para la carne de cerdo sin contar con los análisis de riesgo exigidos por la regla internacional, regresándonos a ese pasado cuando México no había entendido la importancia de cuidar la integridad de sus alimentos y que nos hizo pagar altos costos por no protegernos de enfermedades transfronterizas.

Un sencillo análisis costo beneficio, nos dice que México está perdiendo por donde se le vea. Hay mayor oferta de carne de cerdo, pero el precio al consumidor continúa en aumento; millonarias mermas a la industria porcina ejemplificadas con la quiebra de productores en Sonora que eliminan 25 mil vientres para subsistir o, la ruina económica de pequeños y medianos porcicultores en la zona centro con un total desamparo de la Administración Pública Federal.

Esto ha dejado a miles de mexicanos sin empleo socavando a una industria que ha estado alimentando a nuestro país durante muchos años haciendo inviable la tan anunciada soberanía alimentaria. Un libertinaje comercial relevó a la agencia sanitaria que nos cuidó durante más de dos décadas con su función primordial, la redujo a privilegios comerciales para enriquecer a empresas que especulan con el trabajo de productores mexicanos.

La Organización de Porcicultores Mexicanos ha buscado establecer un diálogo formal y responsable con la autoridad, sin embargo, aun y cuando suscribimos la iniciativa del gobierno para paliar la inflación y apoyar con nuestros productos al pueblo de México, no estamos siendo escuchados. Exigimos nuestro derecho de audiencia a la secretaria de Economía, Mtra. Raquel Buenrostro, como cualquier mexicano que defiende su patrimonio y el de muchos empleos que dependen de nuestra actividad”, afirmó el líder de los porcicultores.

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