Redacción BM Editores.
México continúa importando el 48% de su demanda de carne de cerdo para satisfacer las necesidades de la industria procesadora mexicana, con un crecimiento proyectado del 2.5% para este año, lo que nos llevaría a alcanzar 1.4 millones de toneladas.
Ante esta situación, la Organización de Porcicultores Mexicanos (Opormex), desde un inicio, promovió un juicio de amparo ante las instancias jurisdiccionales y logró frenar las importaciones de carne de cerdo a México desde Brasil, a través de distintas instancias en que se ha ventilado este juicio y han aparecido criterios que se pronunciaron por el riesgo sanitario que el gobierno mexicano desatendió al dejar de observar los lineamientos internacionales pactados.
Recordemos que, a inicios de año pasado, el gobierno mexicano autorizó las importaciones de carne de cerdo desde Brasil bajo el argumento de dejar de depender de Estados Unidos y propiciar una disminución de precios en beneficio de las familias mexicanas.
Ante esta situación, desde el principio la Opormex se opuso, argumentando que la apertura carecía de rigor sanitario y propiciaba una competencia desleal para los productores mexicanos.
El tiempo se encargó de comprobar que ninguno de los dos objetivos económicos planteados por la autoridad sanitaria fue correcto ni alcanzable, es decir, ni se mermó la dependencia del principal proveedor, ni se redujo el precio al consumidor. A la fecha, Brasil exportó 33 mil toneladas de carne de cerdo, con un valor de 57.7 millones de dólares.
En este contexto comercial, el juicio de amparo promovido por los productores mexicanos de cerdo, busca revertir la autorización de importaciones de carne de cerdo provenientes de Santa Catarina, Brasil, sin embargo, hasta la fecha se ha seguido retrasando por una causa de múltiples acciones por parte del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica).
En el Juzgado 11º de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, en donde se ventila este caso no se ha avanzado debido a las diferentes instancias promovidas por la autoridad para evitar la suspensión de las importaciones; ante esto, el 22° Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, conoce de una segunda instancia de este juicio.
No obstante que el Senasica ha presentado a las autoridades judiciales, documentos pretendiendo demostrar la existencia de evaluaciones de riesgo previas a la autorización del año pasado, en el papel, quedó reactivada la entrada de carne porcina desde este destino brasileño, lo cual fue ya impugnado por la Opormex a través del correspondiente Recurso de Revisión.
Si bien, de momento no existe una orden oficial que suspenda la entrada de cárnicos porcinos provenientes de Brasil, las empresas importadoras en nuestro país han detenido sus compras para no sufrir pérdidas en caso de que el fallo judicial sea a favor de los porcicultores mexicanos.
Recordemos que esto ya sucedió cuando cientos de toneladas de carne de cerdo brasileño no pudo entrar a nuestro territorio porque a su llegada a los puertos nacionales, ya había sido otorgada la suspensión provisional en el juicio, lo que podría volver a ocurrir si durante su trayecto de varios días en el mar, se emite un fallo en sentido adverso a los comerciantes de carne.
Finalmente, se mantiene una expectativa conservadora en el sentido de contar con una resolución final, en no menos de 8 meses, aunque este tiempo también depende en gran medida de “los retrasos del Senasica” e inclusive los periodos vacacionales.
Por ello, exhortó a los importadores a dejar de comprar carne de ese país, mientras no se tenga una resolución, de esa manera podrían evitar grandes pérdidas en caso de que el fallo fuera a favor de los porcicultores mexicanos.
México ocupa el octavo lugar en ingesta de proteína de carne de cerdo y tercero en volumen importado, en el mediano plazo se vislumbra que la nación escale una posición en la lista de mayores consumidores, ese avance resulta del incremento de la cobertura con producción nacional.
A nivel nacional se dedican a la porcicultura más de 20 mil productores; la actividad genera más de 350 mil empleos y 1.7 millones de indirectos, además de las compras que realiza a los agricultores de granos y forrajes para la alimentación de los cerdos.