Redacción BM Editores.
La salud humana y la sanidad animal son interdependientes y están vinculadas a los ecosistemas en los cuales coexisten; por ello, se busca la colaboración de múltiples disciplinas, como el personal médico, veterinario, investigadores, entre otros profesionales afines y con ellos realizar un trabajo local, nacionales y global para lograr una salud óptima para las personas, animales y medioambiente, afirmó Paul W. Cardozo.
Al presentar su plática sobre “Nuevos avances en estrategias naturales para mejorar la salud y el rendimiento productivo en un mundo sin dependencia a los antibióticos”, señaló que, en un mundo con crecimiento, con una población cercana a los 7 mil 700 millones de habitantes, la cual se estima que para el 2030 sea superior a los 8 mil 500 millones, la demanda de alimentos aumentará de 35 a 60 por ciento durante el período 2010-2050.
El también investigador participó en el XXXI Congreso de la Asociación de Veterinarios Especialistas en las Ciencias Avícolas (AVECAO) 2023 “Revolucionando la Avicultura”, que se llevó a cabo en el Centro de Convenciones Olimpo, en Tepatitlán, Jalisco, del 16 al 18 de agosto; durante su ponencia resaltó que los hábitos de consumo también están cambiando, por lo que se debe tener mayor conocimiento sobre nutrición, el aumento del poder adquisitivo, a nivel global o una mayor concienciación social tanto en cuestiones de sostenibilidad; en síntesis, dijo, “el enorme reto es abastecer de alimentación a la población con garantías y sin destruir el planeta”.
Subrayó que el papel de la ganadería es abastecer de alimentos a la población creciente sin destruir el planeta, para ello se tienen sistemas de producción intensivo, semi intensivo y extensivo; la ganadería de precisión, utiliza las tecnologías para mejorar la producción ganadera y la calidad de los productos, como es la carne, leche, huevo, entre otros, optimizando recursos, aumentan el rendimiento, controlan el impacto ambiental y mejorar el bienestar animal.
Sin embargo, explicó que la producción de alimentos se enfrenta a diferentes desafíos que tienen que ver con las bacterias, protozoos, hongos, virus -los cuales mutan continuamente para superar la barrera del sistema inmunitario-, helmintos, alimentos para los animales, agua para beber, ventilación, personal capacitado, entre otros que afectan a todo tipo de animales, como son las cabras, gallos, guajolotes, cerdos, vacas, borregos y patos.
Desafortunadamente, para combatir estos problemas, se utilizan antibióticos, que no son malos, pero el uso prolongado o la combinación de los mismos en la alimentación animal puede conducir a la selección de bacterias intestinales resistentes, que pueden transferir genes de resistencia a otras bacterias.
Expresó que la excreción de antibióticos con bacterias resistentes de animales tratados con antibióticos puede contaminar el medioambiente de otros animales; la exposición a bacterias resistentes a los antibióticos puede hacer que los tratamientos médicos sean menos efectivos y aumentar la mortalidad y la morbilidad en la población.
Comentó el plan de acción “una sola salud” de la Unión Europea contra la resistencia a los antimicrobianos (RAM), en la que se prohíbe la aplicación de antibióticos como promotores de crecimiento, publicado en el 2006; la prescripción veterinaria en enero de 2022, prohibición del ZnO como estrategia terapéutica, en el 2023, la reducción selectiva y alternativas a los antibióticos.
Comentó el caso de México contra la resistencia microbiana y dijo que la Norma Oficial Mexicana NOM-031-ZOO-1995, establece medidas para prevenir y controlar enfermedades de animales, incluyendo el uso responsable de los antimicrobianos; la NOM-064-ZOO-2000, para la elaboración, conservación, almacenamiento, transporte y uso de los alimentos para animales; Lay general de Salud, publicada en el 2020, la cual establece las disposiciones para prevenir y controlar las enfermedades transmisibles, incluyendo la resistencia antimicrobiana y las regulaciones de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) de 2018, la cual establece regulaciones para la producción y comercialización de alimentos para animales, incluyendo el uso responsable de los antimicrobianos.
