Organizado por la Asociación de Avicultores de Veracruz.
Redacción BM Editores.
En México ha aumentado de manera considerable en los últimos años el consumo de carne de pollo, que ya alcanzan los cuatro millones de toneladas anuales, lo que sitúa al país en el séptimo lugar mundial en este renglón, aseguró el Coordinador General de Ganadería de la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), Arturo Macosay Córdova.
Al inaugurar de manera virtual, el Seminario “Mitos y Beneficios del Consumo de Carne de Ave, Pollo”, organizado por la Asociación de Avicultores de Veracruz, Macosay Córdova precisó que actualmente los mexicanos llevan a sus mesas, como alimento, 32 kilos de carne de pollo por año.
Ante la presencia también virtual de Ernesto de Gasperín, Gerente de la Asociación de Avicultores de Veracruz, el Coordinador General de Ganadería reconoció abiertamente a la actividad avícola como clave para abatir el hambre y aumentar el consumo de proteína animal en la población nacional.
Este sector, dijo, es un segmento productivo y económico con una dinámica en constante crecimiento en el país, y ha logrado una importante sinergia en la producción y en la comercialización que favorece a productores y a mexicanos.
En su intervención, el Gerente de la Asociación de Avicultores de Veracruz, Ing. Ernesto de Gasperín, resaltó el lugar destacado que tiene la entidad por su crecimiento en la avicultura nacional, ya que actualmente se producen 22 millones de pollos por mes, y se tienen en el estado unas condiciones extraordinarias para la producción de pollo.
Reconoció que a nivel nacional la avicultura ha sido una ganadería que se ha distinguido por estar siempre con la tecnología de punta en todas las áreas de producción, lo que hoy la sitúa de manera preponderante en la aportación de proteína animal para el consumo alimentario y saludable de los mexicanos.
En la primera participación en el Seminario, con la conferencia “Mitos sobre el Consumo de Carne de Ave, Pollo”, Gerardo Nava de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) aludió a la necesidad de exponer siempre con respaldo científico el desarrollo de la actividad avícola.
El también presidente del Comité Científico de la Asociación Nacional de Especialistas en Ciencias Avícolas de México, comentó que actualmente a la producción alimenticia, particularmente avícola, la respalda la ciencia, pero además el compromiso de los avicultores es con una industria altamente tecnificada, con una producción sustentable y que atiende la seguridad alimentaria.
La carne de pollo, señaló, es rica en proteínas, vitaminas y minerales, además de que mantiene hidratado el cuerpo y promueve una respuesta inmune, por lo que es una monumental mentira que en el ataque contra este alimento, se difunda el uso y utilización de hormonas para el crecimiento del pollo, cuando que éstas representarían un gasto oneroso e innecesario para el productor por el tiempo de su uso probable frente a la corta vida del animal.
Por ello, exhortó siempre a atender a la ciencia y a partir de ella hacer a un lado o desmitificar la ola de mentiras de un alimento, que como el pollo, ha quedado demostrado es muy saludable como alimento para el ser humano.
En la segunda conferencia, Juan Francisco Ortega Sánchez de Tagle, del Sistema Producto Carne de Ave de la Universidad Nacional Autónoma de México, expuso los beneficios de la ingesta de carne de pollo para la población, y señaló que el bienestar humano será clave para las futuras generaciones.
Para dimensionar esta importancia, Ortega Sánchez de Tagle resaltó que en Estados Unidos el bienestar humano será en los siguientes años un negocio de un trillón de dólares.
Y en este contexto mundial, dijo, la avicultura es la fuente de proteína con mayor crecimiento en la historia de la humanidad y la carne de ave es la carne con mayor consumo en el planeta.
Ortega Sánchez de Tagle subrayó que la popularidad del consumo de la carne de pollo a nivel mundial es el resultado de varios factores, entre los que destacan que resulta saludable para el ser humano, pero que además para su producción se requiere poco espacio y tiempo frente a otros alimentos de origen animal, pero también para producirla su impacto al medio ambiente es diametralmente distinto al que generan otros productos, por lo que lo hace más atractivo y generoso para el consumidor.
Concluyó que en el país, como en otras partes del mundo, ya se trabaja con conceptos que atienden esa línea, salud-producción, con una seguridad e inocuidad alimentaria que responda a una correcta alimentación y que atienda lo que se hace en el campo y se lleva a la mesa.
