Toni Roca
www.conejos-info.com
El hábitat de un conejar (ambiente, equipo y manejo) debe asegurar el máximo confort sanitario de los animales permitiendo una buena y constante higiene.
La higiene debe ser entendida por los cunicultores como un concepto amplio que comprende el conjunto de procedimientos, normas o medidas aplicables en la explotación cunícola para mantener a los conejos en el mejor estado de salud.
La explotación cunícola se implanta creando un hábitat “limpio” de agentes microbianos. Al iniciar la actividad productiva empieza la suciedad y la contaminación del medio. Son varios los factores que la propician, desde la presencia de los animales, sus deyecciones… hasta el propio manejo.
El máximo escollo de las explotaciones cunícolas suele radicar en las epizootias; de aquí la importancia de la higiene, que de hecho es el cimiento que sostiene los pilares de la estructura económica de la granja: SANIDAD, GENÉTICA y ALIMENTACIÓN, ya que con una higiene bien aplicada se previenen enfermedades o se reducen los problemas patológicos evitando su difusión o transmisión, se aseguran los rendimientos productivos de los animales y no se alteran o contaminan los alimentos.
El cunicultor, que desee realizar una buena higiene debe adoptar toda una serie de medidas de limpieza y atenciones de profilaxis en su explotación aplicándolas al conjunto del hábitat, actuando en las distintas zonas de acción y no descuidando ninguna atención.
División de la higiene: Las variadas actividades que se pueden desarrollar con misión higiénica en el conejar son de distinta naturaleza y pueden referirse al medio, al sujeto y a la alimentación, constituyendo otros tantos capítulos de la higiene.
Higiene del medio
Afecta el entorno de la explotación y el ambiente interior de la granja que comprende el alojamiento, el material y el equipo.
Al realizar la implantación de un conejar es indispensable atender las condiciones necesarias para mantenerlo en constante higiene, ello supone atender toda una serie de requisitos de ubicación, de ejecución y de mantenimiento.
El cunicultor pretende realizar una actividad productiva con un claro objetivo de rentabilidad. Para que ello se produzca debe atender durante el año toda una serie de aspectos que no alteren la productividad de los animales.
Entorno de la explotación
Tipo de alojamiento
Según se instale la explotación en un ambiente al aire libre, natural o controlado, la orientación del local y su aislamiento respecto a otras instalaciones pecuarias repercutirá en el desarrollo productivo y minimizará las atenciones higio-sanitarias.
Climatología
Dependerá, en parte, del tipo de alojamiento. La instalación de una granja en zona con vientos fuertes, lluvias frecuentes, nieblas abundantes, etc., puede ocasionar alteraciones productivas y exaltación de patologías.
Entorno sucio
Una vegetación espontánea no controlada, un material usado amontonado, deyecciones y material del nido esparcidos, etc., en el entorno de la granja contribuirán a potenciar la presencia de roedores, insectos y animales depredadores que pueden ser normales portadores de enfermedades. Así pues una medida higiénica se basará en mantener limpio todo el entorno de la explotación.
Ruidos bruscos
El conejo es un animal muy sensible que requiere un hábitat tranquilo y estable para que se dé una armonía entre el sistema nervioso y el neurovegetativo, lo cual es básico para el logro de una buena producción.
Todo conejar debe ser un lugar tranquilo, entendiéndose por tal el que se halle lo más aislado posible de los ruidos exteriores, especialmente los súbitos o desacostumbrados que los asustan en extremo.
Interior de la explotación
Confort ambiental
Sin duda alguna, el cunicultor obtendrá una alta y regular productividad cuando consiga mantener durante todo el año un ambiente idóneo por lo que se refiere a Temperatura (18ºC) y Humedad (75%). El tipo de alojamiento, su aislamiento interior y el manejo de la ventilación asegurarán el confort requerido que será más o menos alterable según la climatología de la zona.
Densidad
No obstante se deberá tener en cuenta la concentración de animales por metro cúbico de local (mínimo 0’15 m3/Kg. peso vivo), principalmente en locales cerrados y la densidad de Kg. de peso vivo por metro cuadrado de jaula (40 Kg.).
Aire viciado
Hemos significado el manejo de la ventilación para regular la temperatura y sobretodo la humedad ambiental. La renovación del aire ha de permitir además controlar los niveles de amoníaco (máximo 5 ppm.) y de anhídrido carbónico fruto de la respiración (máximo 0’15%), la ausencia de polvillo atmosférico o partículas sólidas en suspensión, más frecuentes en bajas humedades, y el microbismo ambiental que se desarrollará cuando los factores enunciados se alteren. Así pues, el aire debe circular a una velocidad máxima de 0’3 m./segundo y el ambiente debe ser renovado de 0’8 veces (invierno) a 8 veces (verano) por hora.
Material y equipo
El reiterado contacto de los animales con su entorno y los equipos hace que éstos tiendan a ser un vehículo de difusión de los elementos microbianos, lo cual puede incluirse como una modalidad más de contaminación pasiva, por contacto directo o indirecto de elementos estáticos con los animales alojados.
Lo esencial radica en impedir que las deyecciones, líquidas o sólidas, ensucien la comida, la bebida, los utensilios, la jaula y el propio cuerpo del conejo; guardan estrecha relación con la instalación y dependerá de ésta la necesidad de la frecuencia en efectuar la recogida o tratamiento. Los rastrillos, comederos y bebederos se han de mantener esmeradamente limpios, y se limpiarán a fondo previamente a cada desinfección.
De igual forma se actuará con los nidales después de cada parto. No deberán ser olvidados los suelos y las paredes, así como los puntos de luz, ventanas, carretillas, etc.
La utilización de productos germicidas por contacto es selectiva en la actualidad para realizar una correcta desinfección.
Desinfección
La desinfección estriba en el control y la destrucción de los agentes patógenos biológicos del conejar y se puede efectuar por medios físicos o químicos. Los medios químicos presentan, en general, una acción más determinante que los físicos.
Conviene señalar la importancia de poder usar productos en presencia de los animales puesto que en la mayoría de las explotaciones cunícolas la ocupación de la granja es permanente.
Para asegurar una buena desinfección, se debe realizar una limpieza previa ya que los restos de suciedad o matería orgánica, inactivan parte de la acción de los desinfectantes, disminuyendo su poder de penetración.
Los medios químicos de desinfección son muy abundantes y su acción germicida no es determinante para todas las circunstancias. Conviene asesorarse y aplicar en cada caso, el producto idóneo. Entre los más usados citaremos: clorados, yodoforos, amonios cuaternarios, fenoles, cresoles, derivados fenólicos, caústicos, etc.
Las soluciones desinfectantes, se usan de manera diferente en cada caso: lavado, regado, pintado, pulverizado, atomizado o a presión. Cabe determinar la presencia o no de animales en función a su toxicidad, el grado de corrosión frente al material a que se aplican y la protección necesaria a su manejo.
Actuación en las zonas de atención
Alojamiento: techos, paredes, suelos, ventanas, puertas, fosos, canales, etc.
La eliminación del pelo y la recogida de los excrementos y restos de alimento es fundamental. A continuación pueden lavarse con agua abundante, rascando y cepillando bien con agua.
En los fosos de tierra, una vez recogido el estiércol, se procederá a una desinfección superficial mediante productos concentrados aplicados con cuidado a nivel de suelo. Si se observa una contaminación importante o se desea realizar una desinfección a fondo, se cubrirá la fosa con un plástico, cerrando los laterales con tierra, y se aplicará el gas bromuro utilizado para las desinfecciones de los suelos agrícolas intensivos.
Material: jaulas, utensilios, nidales, etc.
En las jaulas la desinfección puede practicarse someramente o a fondo. En el primer caso no hay necesidad de desalojar las jaulas. Se someten a una desinfección de las partes más susceptibles de contaminación, como son el piso y los rincones de forma periódica, por ejemplo, después de cada ciclo productivo.
La desinfección a fondo se aplica en los casos de desocupación de las jaulas por enfermedad o muerte de los animales y en función del método de manejo aplicado.
En los utensilios y equipo donde existan incrustaciones importantes se puede actuar con agua caliente, jabones, detergentes, desincrustantes apropiados para evitar la corrosión del material.
Los nidales reúnen todas las cartas para un excelente desarrollo de los agentes patógenos al disponer de suciedad, temperatura y humedad. Conviene muy mucho separarlos de la jaula y realizar un buen saneado, más cuando pueden ser utilizados por distintas hembras.
En primer lugar se eliminará el nido o cama. Acto seguido se flameará con soplete para eliminar el pelo existente. Con una paleta se rascará la materia pegada, si la hubiere. Con agua a presión o corriente y un cepillo, se limpiará profundamente. Se enjuagará o pulverizará con soluciones desinfectantes y finalmente, una exposición al sol permitirá un secado perfecto.
Vectores animados
Un amplio grupo en el que situamos, en primer lugar, a las personas que circulan o pueden circular por el conejar. Tanto el cunicultor como las visitas (comerciales, matadero, etc.) deben extremar sus precauciones equipándose de botas y batas como medida básica elemental al entrar a la granja. Se evitarán asimismo las entradas innecesarias.
Los animales domésticos, perros y gatos, también deben ser objeto de atención evitando siempre su entrada en el conejar y procurar no alimentarlos con animales muertos ya que podrían convertirse en portadores-transmisores de algunas enfermedades.
Los grupos que requieren una constante acción son los insectos y los roedores. Para ello, el cunicultor, debe establecer sendos programas de desinsectación y desratización.
Desinsectación
Comprende todas las acciones encaminadas a erradicar los ectoparásitos e insectos externos del conejar y sus larvas.
Una buena limpieza junto a la desinfección evitan, en gran medida, la insectación así como la protección de aberturas con telas mosquiteras y el evitar las oquedades en las paredes, pueden ser insuficientes y por ello se recomienda el uso de los desinsectantes que eliminen vectores y parásitos.
Los desinsectantes están elaborados por substancias químicas que suelen aplicarse, diluidas en agua, en pulverización en el alojamiento. Interesa utilizar los productos de forma combinada de manera que unos se apliquen hacia los estados adultos y otros que pretendan romper su ciclo actuando en las formas larvarias.
El éxito de una buena desinsectación estriba en la constancia de la aplicación y a la acción prolongada de los productos.
Desratización
Consiste en la erradicación total de todo tipo de roedores en la explotación cunícola. Los pequeños roedores, ratas y ratones, tienen en los conejares un “modus vivendi” extraordinario. Escondrijos por doquier, comida en abundancia, refugios para reproducirse, etc.
Su presencia entre los lagomorfos (conejos), representa una fuente de problemas que van desde la transmisión de enfermedades a la destrucción de material e instalaciones, sin olvidar los consumos de alimento, crías en nidales, etc.
Es importante utilizar productos de forma permanente y en rotación, si es preciso, para eliminar la presencia de roedores en las instalaciones cunícolas.
Al realizar la desratización se deben tener en cuenta varios detalles:
- La duración del tratamiento ha de ser de más de 30 días, por lo cual se aconseja mantenerlo de forma constante, reponiendo el producto consumido.
- Los productos son tóxicos y se deben colocar de forma que sólo puedan acceder a ellos los roedores.
Higiene del sujeto
Afecta a los conejos en general quienes deben someterse a programas de control rutinario (inspecciones, eliminaciones, tratamientos) y a la profilaxis tanto genética como médica.
Profilaxis genética
Basada en conseguir animales resistentes a distintas afecciones, via que suele ser difícil puesto que los microorganismos tienen una capacidad mutante y de variación muy notoria. También orientada a seleccionar animales sanos, eliminando a los que presentan malformaciones o enfermedades hereditarias (anomalías dentarias, necrosis plantar, etc.).
Su finalidad es conservar al conejo en todo su vigor. El cuerpo del animal tiene sus propios medios de defensa ante los ataques del medio ambiente y de los agentes patógenos, sean de la índole que sean. Este vigor, esta capacidad de conservar la salud o resistencia a las enfermedades, no es idéntica en todos los individuos, así vemos como en muchos casos de epizootia hay conejos que no enferman. Ello constituye una cualidad resultante de un conjunto de factores que se pueden transmitir por herencia. La selección de reproductores puede aprovecharse, pues, como regla higiénica. De aquí que se trabaje en conseguir estirpes de conejos naturalmente inmunes a ciertas enfermedades.
El cruzamiento favorece el vigor y la salud de los animales y la consanguinidad los debilita.
Antes de introducir los nuevos conejos reproductores adquiridos, con cualidades especiales para mejorar la población del conejar, es de elemental prudencia someterlos a una cuarentena. Se observará el estado sanitario de los futuros reproductores no sea que padezcan alguna enfermedad en incubación, así mismo se les examinará detenidamente las orejas, extremidades, hocico y ojos, para ver si aparecen síntomas de sarna o tiña; también se inspeccionarán los órganos genitales, y si se sospecha coccidiosis se recogerán los excrementos y se procederá a su examen microscópico para aclarar la duda.
Profilaxis médica
Basada en un conjunto de medidas, precauciones y tratamientos terapéuticos que intentan evitar la aparición de enfermedades o que tienden a limitar la extensión de los ya aparecidos. Suele incluir los planes vacunales y el empleo de quimioterápicos.
Si una explotación cunícola persigue una sanidad estricta, debe aplicar un buen programa de higiene. Un programa que responda al conocido refrán de: más vale prevenir que curar.
A partir de estas consideraciones, el cunicultor dispondrá de dos productos de primera mano, siempre dispuestos para ser utilizados.
- Antiestrés, cuando se prevé un manejo extraordinario (vacunación, limpieza de la yacija, etc.) una alteración ambiental (tempestad, cambio climático, etc.), y también cuando los animales presentan un cierto nerviosismo (pateo en los pisos de las jaulas, morder los barrotes, etc.).
- Fermentos digestivos, siempre que se observe una posible alteración digestiva con implicación directa o indirecta del alimento: un cambio de partida, un calor o frío extremos, al observar cierta suciedad en las jaulas sin detectar diarreas, cuando liberan cecotrofos…
También establecerá un plan de trabajos y tratamientos que seguirá de forma diaria, semanal o periódica, intensificando o corrigiendo las acciones en función a los consejos, necesidades o problemáticas.
Higiene de la alimentación
La alimentación puede ser el origen de muchas enfermedades. Desde el agua que puede estar contaminada a los piensos que pueden presentar diversas alteraciones y desequilibrios en su composición.
Agua
Debe ser suministrada de forma constante (mejor a través de bebederos automáticos) limpia y potable. Los bebederos no deben verter agua por cuánto modificarán el ambiente del conejar y deben permanecer siempre limpios, así como las tuberías y los depósitos que deberán limpiarse a fondo y desinfectarse periódicamente.
Un análisis químico y bacteriológico del agua, realizado periódicamente a la entrada de la granja y a la salida de los bebederos, determinará su potabilidad.
Entrada
Si el agua captada de un pozo se determina contaminada, se puede actuar de la manera siguiente: se prepara una solución del producto esterilizante elegido, de preferencia hipoclorito
tanto por su escaso coste como por su fácil disponibilidad. Puede utilizarse hipoclorito cálcico en polvo o hipoclorito sódico líquido, es decir, lejía.
Por cada 10 litros de agua, 25 gramos de hipoclorito cálcico o 250 ml. de lejía comercial proporcionan una solución esterilizante manejable.
Se calcula el volumen de agua contenido en el pozo y se vierte el liquido anteriormente preparado, en proporción suficiente para que resulte una concentración de 25 ppm de cloro activo (g. por m3) como mínimo.
Es útil verter dicha solución dejándola resbalar por las paredes del pozo, para así esterilizarlas al mismo tiempo. Se remueve bien procurando que el producto quede homogéneamente mezclado con toda la masa de agua y se deja en reposo durante 12 o 24 horas.
Transcurrido este tiempo, se bombea durante el tiempo necesario para que se renueve totalmente el agua del pozo. Esta agua, fuertemente clorada, deberá desecharse.
Salida
Si observamos contaminación sólo en el agua que sale por los bebederos, es interesante efectuar una limpieza de los mismos y posterior desinfección como sigue: se usan productos químicos que se mezclan en los depósitos de agua a unas concentraciones que no resulten tóxicas.
- Lejía comercial a razón de 5 mg/l. de agua, o sea, 100 ml. de lejía (50% de cloro) en 1000 litros de agua, o 250 ml. (20% de cloro) en 1000 litros de agua.
- Yodoforo, de 0’2 a 0’5 ml. por litro agua según la concentración de yodo activo.
- Amonio cuaternario comercial, a razón de 1ml. por litro de agua.
Granos, henos y forrajes
Aunque cada día son menos usados en la alimentación industrial y racional de los conejos, conviene indicar algunas medidas higiénicas.
- Evitar su contaminación con excrementos o deyecciones de animales (roedores), con pesticidas tóxicos o materias contumaces.
- En los granos vigilar su infestación fitopatológica (royas, caries, carbón, etc.), la contaminación de otros granos (cornezuelo, etc.) o la presencia de gorgojos y otros parásitos.
- No suministrar henos y forrajes fermentados, húmedos o parasitados. Los forrajes verdes una vez recolectados deben esparcirse en capas de poco grosor para que no fermenten y, una vez perdida la humedad externa, ser suministrados antes de las 24 horas de su recolección. Los henos no deben estar recalentados y enmohecidos.
Piensos
Conviene que el alimento seco de la ración sea lo más seguro, fiable y regular posible, así como completo y equilibrado. Ello se consigue con los piensos compuestos en los que se observarán toda una serie de observaciones para garantizar su óptima aceptación y rendimiento.
Dureza
Tanto que no produzcan polvo (máximo 3%) y tan poco que los animales puedan partir el gránulo sin esfuerzo y no provoquen despilfarros (vertido al suelo).
Medida
La longitud del gránulo debe ser el doble más dos (x2 +2) del diámetro. Este suele tener entre 2’5 y 4 mm.
Sabor
El conejo detecta bien los sabores y puede rechazar una partida de pienso con sabor amargo (provocado por la inclusión de algún ingrediente, aditivo o medicamento) y con sabor salado (exceso de ClNa).
Color
No se han encontrado motivos de alteración o rendimiento cuando los piensos varían su color. Aunque las tonalidades más comunes suelen ir desde un verde intenso hasta un amarillo claro, se han realizado pruebas teñiendo granos de rojo sin que se modificara el consumo.
Humedad
Un exceso de humedad en el gránulo o un contacto del pienso con la humedad del suelo, pared, ambiente, etc., puede provocar el enmohecimiento del granulado y con ello motivar la presencia de alteraciones digestivas.
Fabricación
Es importante, para garantizar el correcto estado de los nutrientes y aditivos, conocer la fecha de fabricación y suministrar el pienso a un máximo de tres meses de su elaboración.
Suministro
Para una correcta higiene de la alimentación conviene seguir unas pautas de manejo en cuanto a la distribución del mismo a los animales que debe ser regular. El suministro siempre a la misma hora y aporte. Las antiguas prácticas de doblar la cantidad de pienso el fin de semana para librar un día de fiesta no son aconsejables. Como tampoco se aconseja un cambio brusco de partida de un mismo pienso. El suministro de una nueva partida con la anterior se debe programar en tres días a razón del 25%/75%, 50%/50% y 75%/25%.
Consumo
Cuando el cunicultor observe cualquier anomalía ya sea en cantidad de consumo, despilfarro de pienso, deyecciones alteradas, cecotrofos presentes, etc., es bueno interrumpir inmediatamente el suministro del mismo y cambiar de partida o alimento.
Nutrientes
Se conocen tres tipos de anomalías relacionadas con la alimentación:
- Alteraciones producidas por exceso de algún principio nutritivo normal de la ración (hipervitaminosis, alto contenido de fibra, exceso de proteína, de energía, etc.).
- Alteraciones producidas por carencia de algunos principios nutritivos indispensables (falta de fibra, carencia de aminoácidos, avitaminosis, falta de determinados oligoelementos, etc.).
- Alteraciones producidas por ingestión de substancias anormales, tóxicas o no.
Este capítulo es muy complejo, figurando en el mismo las intoxicaciones medicamentosas, por pesticidas, por aflatoxinas, peróxidos vegetales, saponinas, etc.
La carencia relativa de diversos componentes de la ración conducen a estados anómalos:
- Falta de calidad de pelo (P, AA)
- Alopecia (Ácidos grasos insaturados) * Xeroftalmia (A)
- Raquitismo (D3)
- Esterilidad (E, K)
- Anemia (B12, Colina)
- Bocio (I)
- Hidroencefalia (A)
- Abortos (K)
La alimentación, junto a la sanidad y a los animales, forma parte de los tres pilares fundamentales en toda explotación cunícola. Pilares que deben apoyarse en unas buenas bases del hábitat en las que se tienen en cuenta factores relacionados con la organización del trabajo y el medio, como: el estrés, la distribución, la higiene, el volumen y el estiércol; además de otros factores que determinan el confort: temperatura, humedad, luz y ventilación.
La relación entre los mecanismos de agresión y sus consecuencias patológicas pueden interpretarse también si tenemos en cuenta las interacciones de aquellos con respecto a los factores de equilibrio.
El conejo es un animal predispuesto a trastornos digestivos en forma de diarreas y posterior muerte. De todos es conocida la influencia del estrés en este proceso, pero nadie debe olvidar que tanto el ambiente como el alimento son dos grandes aliados en el mecanismo que, desgraciadamente, se traduce en mortalidad. Es importante que el cunicultor conozca bien la dimensión de un proceso diarreico en cunicultura y la influencia real que en él tiene el alimento, pues de no ser así será difícil conseguir una regularidad en el suministro de un mismo alimento.
Al mínimo problema, el cunicultor dejará de suministrar el alimento habitual, achacándole las culpas de su problema y con el tiempo, volverá a suministrarlo. Habrá entrado en una dinámica rotatoria que en nada beneficia a su explotación y mucho menos a su negocio productivo.
Desde la motricidad intestinal al cambio de pH o acidez estomacal y la estabilidad de la flora bacteriana hasta la desamidación del colon, los cambios de alimentación y climáticos, la composición de la dieta, la bulimia del destete, la calidad del agua, los parásitos internos y el lastre contaminado de la maternidad pueden conllevar a procesos diarreicos basados en heces acuosas, amarillo-claras, que deshidratando los animales estos mueren en poco tiempo.