Mayor demanda de “leche” de almendras acaba con abejas

Redacción BM Editores.

Diversos factores están provocando la disminución de las poblaciones de abejas en el planeta, pero uno de ellos con base en los cambios de las costumbres del ser humano está asustando a muchos, propios y extraños, pues la creciente demanda de almendras en el estado de California, el centro de producción de bebidas de almendras más grande de Estados Unidos, está diezmando a las abejas, y las que se utilizan para polinizar las plantaciones de este fruto y muchos otros.

En un Informe de The Guardián, que pone en la mesa está preocupante situación, advierte que la “leche” de almendras que cada vez más demanda el mercado, y que para la fabricación de aquella es necesario contar con el fruto que poliniza el insecto, resulta absurdo que una mayor demanda del producto en el mercado esté acabando con las abejas.

Desde la década de 1990, Europa ha perdido más del 70% de sus insectos voladores. Algunos raros, otros mucho más comunes, pero todos responsables del correcto mantenimiento del ecosistema, asegurado por la polinización.

La apicultura está en peligro de extinción a nivel mundial debido, por ejemplo, al “uso imprudente de pesticidas, a los cambios climáticos, cada vez más evidentes y repentinos, a la explotación del suelo, al agotamiento de los paisajes agrícolas…”

Pero un factor asombroso, además de lamentable, es lo que ocurre en Estados Unidos, donde en los últimos seis años el consumo de ‘leche’ de almendras, el nombre correcto sería “bebida” de almendras, pues por ley en este país sólo las de origen animal pueden denominarse “leches”, aumentó en un 250%, lo que resultó en mil 200 millones de dólares anuales.

Pero ¿Cuál es la causa verdadera de que este líquido de almendra esté siendo más demandado por el mercado? La bebida tiene un índice calórico bajo, contiene fibra, magnesio, zinc, hierro, calcio, fósforo, potasio y vitamina E, y eso la convierte en un alimento nutritivo, sin mencionar que es de fácil digestión.

Además, se puede conservar durante mucho tiempo, no tiene contraindicaciones, al menos en apariencia. Es una pena, sin embargo, que el consumo a gran escala de esta bebida tenga un impacto medioambiental devastador.

Cabe destacar que aproximadamente 50 mil millones de abejas murieron el invierno pasado, o un tercio de la población total de abejas estadounidenses criadas para uso comercial.

Crece exponencialmente el número de apicultores que han tenido que reducir la producción de miel para poder alquilar sus colonias de abejas a los propietarios de plantaciones de almendros.

Y esto es una cuestión meramente de negocios, pues los almendros del Valle Central de California se extienden sobre una vasta área de más de 400 mil hectáreas. Y los agricultores pagan hasta 200 dólares por colmena.

Dennis Arp, apicultor comercial estadounidense, explica que “Casi la mitad de mis ingresos proviene del alquiler de colmenas para polinizar los almendros. Pero ahora estoy perdiendo más del 30% de las abejas y lo mismo les pasa a muchos otros apicultores“.

Lo que se revela es que las muertes de abejas se deben principalmente al uso irresponsable de pesticidas en las plantaciones de almendros. En particular, el uso generalizado de “rodeo”, un producto fitosanitario a base de glifosato que también podría ser cancerígeno para los seres humanos, el cual debilitaría las defensas bacterianas de las abejas, debilitándolas hasta la muerte.

Pero hay más, la polinización de los almendros es particularmente agotadora. Por un lado, obliga a las abejas a interrumpir su descanso invernal uno o dos meses antes de lo esperado, alterando así su biorritmo. Por otro lado, requiere más esfuerzos de mantenimiento que la polinización de otras plantaciones.

Es preciso señalar que la concentración de miles de millones de abejas en un mismo lugar favorece la propagación de cualquier epidemia. Parece, de hecho, que la muerte de las abejas en el penúltimo invierno se debe al varroa destructor, un ácaro parásito que chupa la hemolinfa de estos insectos himenópteros y les provoca la muerte.

Muchos productores estadounidenses están al límite: el fenómeno debe revertirse. Por ejemplo con el uso de programas con bajo uso de plaguicidas. Y con ambientes con mayor biodiversidad y de esta forma las abejas pueden polinizar más plantas.

El de las abejas es un tema complejo que merece mucha atención porque la salud de estos insectos depende de la existencia de todo el sector agroalimentario a nivel mundial, no sólo estadounidense.

Hace tiempo que se crearon las Honey Bee Best Management Practices (BMP), un conjunto de pautas que, desde 2014, brindan recomendaciones importantes a todos los involucrados en el proceso de polinización para garantizar que las plantaciones de almendros sean un lugar seguro y acogedor para las abejas“, asegura el Almond Board of California.

La agricultura responsable está en el corazón de la agenda de los productores de almendras de California. Ya sea por la salud de las abejas, por la eficiencia del agua o por otros factores importantes de sostenibilidad, estamos comprometidos con el cultivo de almendras de una manera cada vez mejor, más segura y más saludable“, añade.

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