Redacción BM Editores.
El Comité Dictaminador de la Iniciativa Mundial contra la Oxidación de BGRI Borlaug, integrado por expertos de universidades e institutos de alrededor del mundo, refirió que el equipo de Huerta Espino se hizo acreedor a la distinción, por su contribución a largo plazo del cultivo de trigo mexicano y sus esfuerzos para expandir los impactos en todo el mundo, al mejorar la resistencia a la roya.
Este consorcio internacional, es una comunidad internacional de miles de combatientes contra el hambre de cientos de instituciones que trabajan juntas para reducir la vulnerabilidad del mundo a las amenazas al trigo, en particular a las enfermedades y al cambio climático; mejorar la productividad mundial para resistir las amenazas globales a la seguridad del trigo; facilitar asociaciones internacionales sostenibles para contener estas amenazas; comprometerse con los agricultores para lograr un mundo seguro para el trigo y capacitar a la próxima generación de luchadores contra el hambre.
El BGRI fue iniciado por Norman E. Borlaug en 2005; las instituciones fundadoras fueron ICAR, ICARDA, CIMMYT, ONU-FAO y la Universidad de Cornell.
La comunicación entre las organizaciones fundadoras condujo a la adopción de una Carta para el BGRI. La Carta exige un Comité Ejecutivo y una composición general integrada por todas las organizaciones que deseen participar.
Desde 1994, los genes de resistencia a la roya con los que ha trabajado el equipo galardonado en México no han presentado fallas, lo que constituye un logro notable en beneficio de millones de productores.
El trabajo de los galardonados se ha centrado en la investigación y mejoramiento de la resistencia a las royas y ha conducido a la liberación de variedades resistentes, lo que ha propiciado la estabilización de esta enfermedad en el trigo harinero. Esto beneficia los ingresos de los productores y al cuidado del ambiente, ya que estas variedades no requieren aplicación de fungicidas.
El trabajo que el equipo del INIFAP y el CIMMYT ha desarrollado por décadas, ha facilitado además el despliegue de variedades de trigo resistentes para frenar la propagación de la enfermedad en Asia y evitar grandes epidemias de roya del tallo en Kenia y Etiopía, mediante alianzas con la Organización para la Agricultura y la Ganadería de Kenia (KALRO) y el Instituto Etíope de Investigación Agrícola (EIAR).
Julio Huerta, patólogo experto en royas del INIFAP, ha sido hospedado como científico adjunto por el CIMMYT, desde finales de la década de los noventa, resaltó la dependencia federal.
Al recibir el premio, el especialista extendió el reconocimiento al equipo formado por ambas instituciones. “Este es un reconocimiento a la labor de muchos años y, por supuesto, es muy importante recalcar que es el trabajo conjunto de INIFAP-CIMMYT. Siempre ha habido una relación muy estrecha entre estas instituciones y Agricultura. Eso le ha dado la fortaleza al programa de trigo mexicano”.
Desde 1960 a la fecha no se ha reportado roya del tallo en México, lo cual es importante porque el país está a la vanguardia en el estudio del patógeno y de los genes de resistencia que se han incorporado en esas variedades. Entonces, es un reconocimiento a la parte científica que es el mejoramiento, y a la parte práctica que es la liberación de las variedades y su cultivo.
Huerta Espino reconoció que, aunque se han logrado controlar las royas o chahuistles en México, han surgido nuevos retos para los mejoradores de trigo. Ahora vienen los retos de liberar variedades con tolerancia a sequía, con tolerancia al calor. “Un reto importante es la falta de agua en distintas regiones, así que debemos seguir pensando en producir más trigo con menos agua”, sostuvo.
El reconocimiento otorgado por la BGRI incluye a Héctor Eduardo Villaseñor Mir, René Hortelano Santa Rosa, Eliel Martínez Cruz, María Florencia Rodríguez García, Ernesto Solís Moya y Jorge Iván Alvarado Padilla. En ediciones anteriores el galardón se ha otorgado a equipos de científicos de Canadá, Estados Unidos, India, Kenia, Etiopía, Australia y Nepal.