Redacción BM Editores.
Dinamarca promueve una iniciativa para que a partir del 2030 los propietarios de vacas, cerdos y ovejas, entre otros, paguen un impuesto por cada kilogramo de metano que produzcan estos animales; el decreto afirma que durante ese año este impuesto se implemente y será evaluado de forma en que cada tonelada de dióxido de carbono generado será cobrada a 42 dólares y con el paso de los años, hasta llegar al 2035 aumente a 108 dólares por tonelada.
Aunque aún hay detalles por afinar, este impuesto pasará a la historia por ser el primero en apoyar las iniciativas ambientales; además, con los recursos que se obtengan se destinarán a la reforestación de bosques, como una solución para contrarrestar los efectos negativos de los animales.
Con la aplicación de este impuesto y las estrategias ambientales que se pongan en marcha se espera que se reduzca la producción ganadera y por consiguiente los gases de efecto invernadero, que tienen fuertes repercusiones en la atmósfera.
Se espera que Dinamarca sea ejemplo para que otros países empiecen a tomar una decisión similar para combatir los efectos de los gases generados por la actividad ganadera.
Por otro lado, y de acuerdo con el portal Ciencia, se considera en la actualidad que la ganadería es una de las principales fuentes de ingresos y empleos que existen, pues la demanda de productos derivado de los animales es una situación que no parece que vaya a disminuir, por el contrario, se vislumbra una demanda importante a nivel mundial.
Se estima que lo que más se demandará en los próximos años es carne, leche y lana, entre otros productos derivados de los animales, los cuales son de gran beneficio para los seres humanos.
Sin embargo, la ganadería se está empezando a analizar como una situación de contaminación ambiental; de acuerdo con National Geographic, esta actividad es una de las principales fuentes de contaminación debido a que generan un gas altamente contaminante, como el dióxido de carbono.