Una gestión a toda prueba

Una gestión a toda prueba Una gestion a toda prueba3Con el cierre de la pasada gestión presidencial, pasaron al menos cuatro décadas para que al frente de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural estuviera un profesionista agrónomo, quien por cierto se sumó al exclusivo número de funcionarios que cumplió seis años al frente de una misma dependencia federal: Víctor Manuel Villalobos Arámbula.

Durante su gestión, por seis años el jalisciense aplicó la nueva visión de la agricultura mexicana para atender los retos en el agro y avanzar hacia la autosuficiencia alimentaria, basada en tres ejes: Mejorar la productividad de la agricultura, una agricultura más sustentable y una agricultura incluyente. En acato al mandato presidencial, Agricultura llevó a cabo una gran transformación social y económica, que siempre buscó la convergencia de voluntades para tener un país más justo y equitativo. Se definió como un proyecto de nación en el que nadie estuviera excluido y en el que prevaleció el interés supremo de un México mejor para todos.

Para transitar a ese futuro desde la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural se trabajó en saldar las cuentas pendientes con el pasado, en el que el campo mexicano acumulaba una deuda social con la mayoría de los habitantes de los territorios rurales, donde la pobreza y la marginación se habían agudizado debido al abandono sistemático de los gobiernos pasados.

Y es que en las últimas décadas el modelo de apertura económica y de inserción en las corrientes comerciales y financieras globales ofreció a los sectores más modernos de la agricultura la oportunidad de ser más productivos y más competitivos en los mercados internacionales. Sin embargo, los beneficios de este modelo no alcanzaron a los productores de pequeña escala, fue incapaz de sacar de la pobreza a millones de personas y agravó la desigualdad y la exclusión.

En este escenario, al inicio de la gestión pasada, en la agricultura mexicana coexistían dos sectores, asimétricos: uno moderno, integrado a procesos globales y generadores de riqueza, y otro en el que se perpetuaban las condiciones de marginación y atraso.

Una gestión a toda prueba Una gestion a toda prueba5Víctor Villalobos Arámbula fue el único titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que enfrentó factores adversos internos y globales que pusieron a prueba la capacidad productiva de México y logró que el campo no se detuviera y se garantizara la producción de alimentos para toda la población

Si bien, pese a las posiciones ideológicas que privaron en un sector del Gobierno de México, en la Secretaría de Agricultura de Villalobos Arámbula no se dejó de respaldar a los sectores más competitivos que contribuyeron a convertir a México en una potencia agroexportadora y siempre se apoyó más a quienes históricamente fueron excluidos.

El sector agroalimentario más desarrollado ha demostrado su capacidad para convertirse en fuente de crecimiento económico, con una plataforma de exportación generadora de divisas, que es altamente productiva y competitiva a nivel global. Ha contribuido a tener un campo mexicano fuerte y con mayor potencial. Las cifras dan cuenta que México es la onceava potencia en la producción mundial de alimentos, de cultivos agrícolas y de ganadería primaria, y está en el lugar 17 de las naciones con mayor producción pesquera y acuícola.

Asimismo, nuestra nación ocupa los tres primeros lugares a nivel internacional en la producción de aguacate, zarzamora, limón, chile verde, espárrago, nuez, fresa y papaya. En el rubro pecuario somos el cuarto productor mundial de huevo de plato y el sexto en carne en canal de ave y de bovino, y en materia pesquera somos uno de los líderes en producción de camarón y pulpo. Sin embargo, fue hasta la pasada gestión que toda esa riqueza se empezó a reflejar en la calidad de vida de todos los que se dedican al cultivo de la tierra, a la crianza de animales o a la pesca en territorios rurales y costeros.

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Auspiciados en los tres ejes, se aplicaron como premisas para el campo la producción de alimentos para alcanzar la autosuficiencia alimentaria y el bienestar; el desarrollo de un campo en el que todos contribuyeran, donde nadie quedara fuera ni nadie quedara atrás; la transición hacia una agricultura sostenible para el bienestar del presente y el futuro, y la recuperación del Estado como rector de la política agroalimentaria para el desarrollo con justicia y bienestar.

La tarea consistió en apoyar de manera directa a quienes menos tienen, a través de una política integral para el campo en la que tuvieron relevancia los programas estratégicos Producción para el Bienestar, que apoyó a los productores con hasta 20 hectáreas de temporal o 5 de riego, para la producción principalmente de maíz, frijol, trigo panificable y arroz; el de Precios de Garantía, dirigido a incrementar el ingreso de los productores agropecuarios de maíz, frijol, trigo panificable, arroz y leche, y mejorar su nivel de vida, y el de Fertilizantes, enmarcado en una política de suelo y agua, que tuvo como objetivo aumentar la disponibilidad oportuna del insumo químico o biológicos en localidades de alto y muy alto grado de marginación.

Con ello, se refrendó que el campo mexicano es fuente de alimentos para nuestra población y opción de desarrollo para los productores rurales y que su transformación contribuye a que las mujeres y hombres de las zonas rurales tengan mejor calidad de vida. Bajo la dirección de Villalobos Arámbula, se trabajó en sentar las bases para lograr un campo pilar del bienestar, ya que se logró que el país produzca de manera sostenible, los alimentos que requiere y que la autosuficiencia alimentaria sea una realidad. Se revaloró el trabajo y los saberes tradicionales de los productores de pequeña y mediana escala y que la agricultura se convirtiera en fuente de ingreso, arraigo y vida digna en las comunidades rurales. Actualmente México es autosuficiente en maíz, carne de res, cerdo, aves y huevos, y se logró reducir sensiblemente las importaciones de leche.

En el México actual, se dejó de depender de otros países para la alimentación de los mexicanos; la balanza comercial agroalimentaria continúa siendo superavitaria; las disparidades productivas y económicas, generadas por años de abandono al campo, se han superado mediante políticas diferenciadas que detonaron el potencial productivo de las regiones. De la misma manera, los productores de pequeña y mediana escala tienen más y mejores ingresos, se redujo la desigualdad social y se bajó la pobreza extrema en las comunidades rurales, que ahora cuentan con una red de abasto más amplia para acceder a una canasta básica más completa.

Se han creado nuevos mercados locales, en los que convergen productores y consumidores, que mediante un comercio justo contribuyen al rescate de los productos tradicionales y el fortalecimiento de la cultura gastronómica y economía local. Tras seis años de gestión al frente de las políticas agroalimentarias del país, con Víctor Villalobos, México se mantiene como destacado productor y exportador de alimentos que atrae divisas a la economía nacional. Las mejores relaciones entre los actores de las cadenas de valor permiten que la riqueza que genera el campo se distribuya de manera más justa y se logren mejores niveles de competitividad.

 

Las empresas sociales y microempresas transforman y comercializan los productos del campo y tanto los habitantes rurales que carecen de tierra como los jóvenes encuentran en ellas arraigo y una fuente local de empleos bien remunerados. Se actúa con base en una nueva ética pública, la participación de la sociedad resulta determinante en un ejercicio de gobierno atento a las demandas de bienestar y justicia de los productores rurales y los pueblos indígenas, quienes habían estado excluidos del desarrollo del campo mexicano. La productividad debe permitir hacer un menor uso de los recursos como el suelo y el agua, produciendo más toneladas por hectárea, pero también más toneladas con menos agua.

UNA GESTIÓN PUESTA A PRUEBA

Víctor Villalobos Arámbula fue el único titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que enfrentó factores adversos internos y globales, sequías, altas temperaturas e inundaciones que pusieron a prueba la capacidad productiva de México y logró que el campo no se detuviera y se garantizara la producción de alimentos para toda la población. Luego de décadas de no tener a un experto al frente de la Secretaría de Agricultura, el agrónomo por Chapingo cumplió la meta de producir en este sexenio 300 millones de toneladas de alimentos al año, lo que ocurrió en 2023 y que se espera al cierre de este año rebasar esa cifra.

El crecimiento continuo de la producción agroalimentaria pasó de 286 millones de toneladas en 2018 a alrededor de 300 millones de toneladas el año pasado. Bajo su dirección, México se adelantó a las consecuencias de un entorno global complicado y se priorizaron apoyos directos, oportunos y sin corrupción a los productores y pescadores de pequeña y mediana escala, a través de programas prioritarios, como los de Fertilizantes, Producción para el Bienestar y Bienpesca, y estratégicos, que benefician la economía rural y alientan la actividad productiva.

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Entre los resultados más significativos de su gestión al frente de la Secretaría de Agricultura también destacan que en seis años no tuvimos crisis alimentaria ni desabasto, ni inflación descontrolada; se incrementó la productividad y se migró hacia una agricultura sustentable, principalmente, con el manejo adecuado de suelos y el uso responsable del agua.

Legado de ello fue la puesta en marcha de acciones en favor del uso racional del agua y el manejo adecuado de suelos, bajo las innovadoras estrategias Nacional de Suelo para la Agricultura Sostenible (ENASAS) y la Nacional para la Conservación y Uso Sustentable de los Polinizadores (ENCUSP), la creación de la primera Dirección General de Suelos y Agua, y la celebración de tres encuentros del Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad. Asimismo, el Producto Interno Bruto agropecuario creció cada año, durante los seis años de gobierno; 10.3 millones de mexicanos dejaron de tener algún grado de inseguridad alimentaria, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); 1.9 millones de personas del medio rural salieron de la pobreza del 2018 a 2022, y se mantuvo el estatus fitozoosanitario del país, el cual garantiza alimentos sanos e inocuos para la población.

México está dentro de las ocho naciones con mejor estatus sanitario al estar libre de las enfermedades más devastadoras y de las casi mil 200 plagas vegetales que hay en el mundo. Se tiene control oportuno de plagas y enfermedades como influenza aviar, gusano barrenador y peste porcina africana.

En materia de salud animal, nos ubicamos dentro de los primeros cinco en servicios sanitarios. Además, el año pasado el país cerró con un superávit de siete mil 576 millones de dólares, es decir, que las y los productores lograron que México vendiera más de lo que se compra, con niveles récord de exportación a más de 190 países. Cumplió con el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador de alcanzar la autosuficiencia en producción de maíz blanco, y en el caso del frijol se logró en 2021; se abrió el mercado de Estados Unidos al aguacate de Jalisco y se apoyó la comercialización en naciones de Medio Oriente. Así, Villalobos Arámbula cumplió seis años al frente de la Sader y dejó paz social en el campo, inclusión productiva de agricultores históricamente rezagados y una mayor participación de la mujer en el sector primario.

IMPACTO EN LAS Y LOS PRODUCTORES

Una gestión a toda prueba Una gestion a toda prueba4Ante un entorno global complicado y factores como sequías y altas temperaturas, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, México se adelantó a este escenario adverso con la aplicación de una serie de acciones en las que se priorizó la entrega de apoyos directos, oportunos y sin corrupción a los productores agropecuarios y acuícolas de pequeña escala y a los pescadores ribereños. Por ejemplo, el año pasado se otorgaron más de cuatro millones de apoyos directos mediante los programas prioritarios ejecutados por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, que representaron una inversión de 39 mil 389 millones de pesos.

Así, Precios de Garantía otorgó 39 mil 785 apoyos a pequeños productores de granos básicos y de leche fluida y Bienpesca benefició a 191 mil 592 pescadores, acuicultores y trabajadores de granjas y unidades acuícolas. Fertilizantes para el Bienestar entregó este insumo en forma directa y a tiempo a 2.2 millones de pequeños productores, para atender 3.5 millones de hectáreas, de los que 37 por ciento fueron mujeres agricultoras, Producción para el Bienestar apoyó a 2 millones 331 mil 463 pequeños productores agrícolas.

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