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Influencia sobre la Reproducción

La repetición de celos infértiles, ocasiona un aumento en la cantidad de servicios necesarios para lograr la preñez, con el consiguiente gasto de toros y semen. Se produce un aumento de tiempo entre celo y preñez, y es mayor el periodo entre dos partos.

En el momento de realizar el diagnóstico de preñez, en rebaños con servicios estacionados, habrá un número mayor de animales vacíos (sólo en novillas cuando es crónica la enfermedad en el establecimiento) y de abortos, en relación con los valores que corresponden a esos animales por su tipo de manejo (alimenticio y sanitario).

Es frecuente que en el momento de retirar los toros del servicio, el productor detecte un número anormal de hembras en celo, y decida prolongar las montas. Esta medida permitirá preñar a los animales autoinmunizados, pero produce una parición extendida, que complica el manejo y dificulta la comercialización de un lote de terneros y novillos poco homogéneo (Rossanigo, 1998).

Este hecho, unido a las variaciones antigénicas de la bacteria, da lugar a que algunas vacas y novillas puedan parir con normalidad pero continúen portando el germen en la vagina. Cuando se produce la entrada de la infección en el hato hay un descenso de la tasa de concepción. En los hatos infectados endémicamente, la tasa de concepción general se aproxima a la normalidad, pero es baja en el grupo de las novillas de reposición. Como las hembras eliminan la infección en diferentes momentos de la estación reproductora, quedarán cubiertas según se van recuperando, y en consecuencia observaremos un periodo de partos muy prolongado. Las lesiones son escasas y poco representativas. La imagen que se observa más frecuentemente es una endometritis progresiva que alcanza su máximo entre las 8 y las 13 semanas (Díaz, 2003).

En Campilobacteriosis es usado el término de “infertilidad enzoótica”, refiriéndose a rebaños en donde una vez que la enfermedad ha sido introducida se manifiesta la constante repetición de celos en un gran número de hembras; posteriormente las vacas pueden alcanzar la preñez, desapareciendo los síntomas agudos de la enfermedad, incluso una alta tasa de hembras logra terminar normalmente la preñez. La estabilidad es producto de que en hembras infectadas la enfermedad es auto-limitante, es decir, se va produciendo una inmunidad, que puede durar de 2 a 3 años (Díaz, 2003).

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Sintomatología Clínica

En el macho La Campilobacteriosis Genital Bovina, no produce ningún cambio en el comportamiento normal del reproductor, ni modificaciones en su libido o en la capacidad fecundante de su semen. Al finalizar el servicio, debido a su mayor trabajo, los toros pueden mostrar, como única alteración, cierto grado de agotamiento reflejado en una pérdida de estado (Stoessel, 1982).

En la hembra

Es una enfermedad que provoca alteraciones sólo en el aparato reproductor y no se detectan perturbaciones en el resto del organismo (Catena et al., 2006). Con la muerte del embrión, a partir del 12° día de gestación, el animal enfermo reinicia los ciclos estruales y sus óvulos no podrán ser fecundados por el medio inhóspito en que se ha convertido la mucosa genital inflamada. No podrá haber gestación, hasta que el proceso inmunitario expulse la bacteria, permitiendo la regeneración del endometrio.

El mecanismo hormonal no está afectado, se producen ciclos normales de ovulación que presentan como característica un aumento en el volumen del mucus cuya coloración es grisácea y contiene en suspensión abundantes C. fetus subsp. venerealis, células inflamatorias y de descamación (Laing et al., 1991).

La repetición de celos infértiles, ocasiona un aumento en la cantidad de servicios necesarios para lograr la preñez, con el consiguiente gasto de toros y semen. Se produce un aumento de tiempo entre celo y preñez y es mayor el periodo entre dos partos.

Esta enfermedad se caracteriza por infertilidad transitoria de las hembras, siendo susceptibles todas las categorías de animales sexualmente maduros. Los signos en el hato se manifiestan como repeticiones de celo (a los 27-60 días del servicio), mayor trabajo de los toros, disminución de los porcentajes de preñez, mayor porcentaje de preñez de cola, gran cantidad de hembras en celo al final de los servicios estacionados, presencia de piometras al tacto (por maceración fetal) y pérdidas tacto-parición. Dichos trastornos reproductivos están ocasionados por la mortalidad embrionaria (antes de los 45 días de gestación) y los abortos antes descriptos (Catena et al., 2006).

Cuando la enfermedad es crónica en el hato, al efectuar el tacto de diagnóstico de preñez llamará la atención el menor porcentaje de gestación en vaquillas y en vacas viejas. En las primeras se debe a la ausencia de respuesta inmune al no haber tenido contacto previo con la enfermedad y en las vacas viejas por el nivel de anticuerpos protectores disminuidos, a pesar de que en algún momento de su vida padecieron la enfermedad (Ketley, 1997). En el caso en que la enfermedad recién haya aparecido en el rodeo, todas las hembras se comportan de igual manera, ya que no ha habido oportunidad para que se inmunizaran.

Sin embargo no hay que sobrestimar el fenómeno de “autoinmunidad” mediante el cual las hembras pueden librarse de la infección, ya que recientes estudios realizados en INTA Balcarce constataron la persistencia de infección de Campylobacteriosis durante períodos que oscilaron entre 2 y 14 meses. Este hecho puede explicar la presencia de “hembras portadoras” en los hatos, las cuales mantienen la infección en su tracto genital permitiendo la supervivencia de la bacteria de un servicio al otro (Catena et al., 2006).

Diagnóstico

La presunción clínica de la enfermedad se basa en la aparición de vacas repetidoras, ciclos irregulares, abortos tempranos de baja incidencia, disminución de la fertilidad y aumento del número de servicios por concepción. El Campylobacter es difícil de cultivar y lo ideal es usar un medio específico para lograr una adecuada sensitividad en el cultivo. El tipo de muestras que debe ser tomada para el diagnóstico se describe en el Cuadro 1. En todos los casos lo más importante es tener cuidado con contaminaciones bacterianas secundarias que puedan entorpecer el éxito del cultivo (Campero et al., 2005).

Cuadro 1. Muestras a tomar para el diagnóstico de Campilobacteriosis.

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Identificación del Agente

La campilobacteriosis se diagnostica bacteriológicamente, ya sea por aislamiento de Campylobacter fetus en cultivo o por inmunofluorescencia. El cultivo bacteriológico puede realizarse bien directamente a partir de muestras o bien después del transporte y/o enriquecimiento de las mismas. En caso de que el procesado de las muestras en laboratorio vaya a realizarse en un plazo superior a las 6 horas desde la recogida de las mismas, será indispensable mantenerlas en un medio especial de transporte. Si no se utiliza dicho medio de transporte, las muestras deben ser remitidas al laboratorio en un recipiente opaco y aislado térmicamente (a una temperatura de entre 4 y 30°C) (Atabay et al., 1998).

Considerando que la infección en el toro es permanente, el diagnóstico se efectúa mediante el análisis de las muestras obtenidas de prepucio. Para la recolección de las mismas se pueden emplear distintos métodos con similar resultado: raspador, aspirador con pipeta de inseminación, lavajes prepuciales, etc. Sin embargo se considera como método más práctico la toma de muestra con raspador y el depósito de la misma en un tubo de centrífuga con solución de transporte. El tubo con solución más opaca tiene mayor cantidad de esmegma arrastrado y por ende mayor concentración de protozoarios o bacterias (Graham et al., 1998).

El transporte al laboratorio debe realizarse al abrigo de la luz y a baja temperatura para evitar el crecimiento de la flora microbiana. No excederse más de 10-12 horas desde la toma de muestra y la llegada al laboratorio. Se centrífuga la solución de transporte con el material de raspaje: con el sedimento se siembra en medios enriquecidos (infusión-caldo base hígado o medio Macrotrix) para la multiplicación y diagnóstico de trichomonas; y con el sobrenadante se realiza el diagnóstico de Campylobacteriosis por inmunofluorescencia directa (IFD), que actualmente permite diferenciar los patógenos de los saprófitos (Campylobacter bubulus) (Dworkin et al., 1995).

Importancia de la campilobacteriosis genital bovina en las unidades de producción animal.II campilobacteriosis genital bovina p2 4También es factible efectuar el diagnóstico en las hembras mediante el análisis del mucus cérvico-vaginal extraído por lavaje con solución fisiológica mediante pipetas.

Asimismo, en los casos en que se pueda disponer de fetos abortados, se utilizará el contenido de abomaso (cuajo) para realizar no sólo el diagnóstico de Campylobacteriosis por IFD, sino el de otros agentes en la problemática reproductiva (brucelosis). En todos los casos la confirmación de la infección de Campylobacteriosis se obtiene mediante el cultivo bacteriológico en centros especializados (Schulze et al., 2006).

Diagnóstico del Feto Abortado

Es un enorme desafío para los veterinarios de campo el diagnóstico correcto de las causales de aborto, para ello debe existir una colaboración mutua entre el laboratorista y el patólogo. La remisión del material adecuado junto a la historia y datos del hato correcto son fundamentales, a veces esto último no es significativo y sólo se cuenta estreptomicon el producto final: el feto abortado, y muchas veces las lesiones fetales están ausentes o enmascaradas por cambios autolíticos (Campero et al., 2005).

Las fetopatías ocasionadas por organismos responsables de infecciones como la Rinotraqueítis Infecciosa Bovina (IBR), Leptospira pomona, Brucella abortus, Listeria monocitogenes, Actinomyces pyogenes, Neospora caninum, ocasionan la muerte fetal 24 a 36 horas antes del aborto sufriendo algún grado de autólisis. Por otro lado los fetos infectados por Campylobacter fetus, y Aspergillus sp., se encuentran bien conservados al momento del aborto (Graham et al., 1998).

Agentes como Brucella, Ureoplasma, Campylobacter suelen provocar lesiones crónicas placentarias. A veces se hallan fetos con menor desarrollo que la edad gestacional verdadera y suelen ocurrir en los casos de lesiones placentarias crónicas como en Brucelosis, DVB, estos hallazgos no se correlacionan con el estado general materno, La brucellas y los hongos producen placentitis severa, difusa y crónica con lesiones tanto en las regiones cotiledónicas, como intercotiledónicas (Atabay et al., 1998).

Importancia de la campilobacteriosis genital bovina en las unidades de producción animal.II campilobacteriosis genital bovina p2 5Prevención y Control

La implementación adecuada de programas de inseminación artificial evita la entrada de la enfermedad y controla los brotes (Fort et al., 2003).

Es recomendable poner en cuarentena y muestrear a los toros que vayan a ser usados por primera vez para el servicio, así como a los animales recién entrados a la explotación. En el caso de las vacas se recomienda la eliminación de las que presenten trastornos o anormalidades en el tracto genital y en el caso de aquellas expuestas, indicar reposo sexual durante 3 meses. Es recomendable muestrear 2 veces al año los toros usados para la monta y 1 vez al año el semen usado para inseminación (Rossanigo, 1998).

El uso de la bacterina es recomendado sobre todo en los casos donde no se use la inseminación artificial; la vacuna provee una inmunidad de 1 año aproximadamente.

En el caso de animales crónicamente afectados, la bacterina permite eliminar la colonización del tracto genital, en este caso se recomienda al mismo tiempo el uso de anti-bióticoterapia (Fort et al., 2003).

Con el objetivo de mantener el rebaño libre de Campilobacteriosis se recomendaba vacunar a las hembras entre 3 y 4 meses antes de la temporada de monta, pero estudios recientes muestran que haciéndolo 10 días antes, se logra aumentar en un 95% la tasa de preñez. Algunos autores no recomiendan el uso de la vacuna en toros, sin embargo, otros estudios sugieren que la vacuna provee protección de la colonización en machos, así como la recuperación rápida de toros infectados, por lo que se sugiere el uso de la vacuna (Fort et al., 2003).

Tratamiento

El mejor sistema para prevenir o erradicar la Campilobacteriosis de un hato es utilizar, como único medio para servir a las hembras, la inseminación artificial con semen extraído de toros negativos (Campero et al., 1993).

La inseminación artificial ha permitido controlar la enfermedad en muchos países, principalmente en el ganado lechero. Se observa que a medida que se incrementa su aplicación en los hatos, decrece la importancia de la enfermedad.

Sin embargo, a pesar de sus indiscutidas virtudes sanitarias y de velocidad en el mejoramiento genético de la población, no siempre es factible aplicarla en todas las unidades de producción donde la monta natural sigue prevaleciendo (Fort et al, 2003).

Cuando se emplea inseminación artificial, se deben utilizar como donantes de semen toros negativos, ya que los Campylobacter fetus sobreviven a las temperaturas del hielo seco (-79°C) y del nitrógeno líquido (-196°C) (Campero et al., 1993).

La aplicación de un tratamiento curativo a todos los machos, cuando sólo se tiene el diagnóstico de hato, es una medida extrema que se debe tomar únicamente cuando las razones económicas o del laboratorio impidan conocer el estado individual de cada reproductor frente a la enfermedad. Se debe tener en cuenta que los animales medicados con antisépticos y antibióticos pueden ser rápidamente reinfectados al cesar el efecto de la droga curativa. La mayor capacidad de curación demostrada por los machos, y el mecanismo inmunitario desarrollado por las hembras debe ser aprovechado en los modelos en que la erradicación se basa en tratamientos (Campero et al., 1993).

Se ha demostrado in vitro la resistencia a la estreptomicina de cepas de C. fetus. Además irradiando cultivos con luz ultravioleta, se han obtenido cepas estreptomicina resistentes, pudiendo transferir esta característica a una cepa sensible por transducción mediada por un bacteriófago. Aunque este tipo de resistencia bacteriana no parece ser un hecho frecuente, se deben extremar las precauciones, para no facilitar la aparición de cepas resistentes (Cobo et al., 2003).

En el caso de los toros se recomienda el uso de estreptomicina para lavado prepucial (5 g en una solución al 50%) e inyección parenteral (20 mg/kg vía subcutánea), al menos por 5 días seguidos (Campero et al., 1993).

La capacidad de la mayoría de las hembras de lograr su autoinmunidad, recobrando su fertilidad, en un periodo de 4-6 meses posteriores al momento de infección, hace poco aconsejable los tratamientos curativos. Sobre todo si tenemos en cuenta: 1) el momento de la infección en que el animal es diagnosticado; 2) que el aislamiento del C. fetus en vagina no significa su presencia en útero; y 3) que su existencia en vagina puede estar acompañada de preñez y un tratamiento provocaría el aborto (Cobo et al., 2004).

En un trabajo sobre tratamiento de hembras preñadas, infectadas artificialmente en vagina, se logró buenos resultados de curación aplicando en el fondo de vagina 1 g de estreptomicina vehiculizado en 20 g de polietilenglicol 1500. Si en los animales con infección natural ocurre lo mismo, se podría intentar curar a los portadores vaginales para evitar que aborten o que eliminen la bacteria luego del parto (Cobo et al., 2003).

En hembras preñadas se recomienda el uso de estreptomicina u oxitetraciclina por 3 días seguidos y en vacas vacías normales se recomiendan los mismos antibióticos pero en infusión intrauterina. En vacas vacías con endometritis y cervicitis se recomienda el tratamiento intrauterino de vacas con endometritis, además de la terapia parenteral (Fort et al., 2003).

Manejo de los Hatos Afectados (Fort et al., 2003).

Es de fundamental importancia considerar recomendaciones de carácter general que hacen al control de estas enfermedades:

• Verificar el estado de las alambradas, especialmente los perimetrales, para evitar el ingreso de animales portadores de estas enfermedades.

• Trabajar con hatos ordenados que tengan servicio estacionado y que realicen anualmente la palpación rectal para el diagnóstico de preñez, facilita la apreciación de síntomas.

• Utilizar toros jóvenes (no más de 5 años) y en un porcentaje de ellos al servicio no mayor al 5% (disminuye el riesgo).

• Evitar la entrada de toros o semen sin previa revisión.

• Aislar a los animales abortados y diagnosticar la causa.

• Realizar los muestreos anuales de control con suficiente antelación, como para efectuar reemplazos o tratamientos necesarios.

• No efectuar rotaciones de toros durante el servicio, para evitar la difusión de la enfermedad.

• Identificar los toros actuantes en cada rodeo del mismo establecimiento.

• No realizar la prueba capacidad de servicio en toros si existen dudas sobre la existencia de enfermedades venéreas.

• Efectuar tacto rectal preservicio para descartar preñeces de robo.

• Descartar las vacas vacías al tacto rectal postservicio y realizar muestreos de mucus cérvicovaginal para intentar la búsqueda de agentes infecciosos.

• Incorporar al plan sanitario anual el diagnóstico por raspaje y la vacunación contra Campylobacteriosis.

Artículo publicado en Entorno Ganadero

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