¿Por qué se justifica el uso de aminoácidos protegidos en la ración de las vacas?

Daniel Luchini PH.D.
Gerente Técnico de Productos Rumiantes para Norte América Adisseo

La adición de aminoácidos a las dietas básicas de las vacas lecheras, es común en los hatos de alta producción. El uso de aminoácidos, en las dietas ofrecidas a los rumiantes, data desde la tercera década del 1900. Científicos en Australia, descubrieron que las ovejas, podrían producir más lana si les ofrecían dietas enriquecidas con aminoácidos. Fue desde entonces que científicos alrededor del mundo comenzaron a estudiar el efecto de estos nutrientes esenciales cuando se incorporaban a las raciones para animales rumiantes. En la década de los ’70, investigadores de la Universidad de Wisconsin, hicieron estudios exhaustivos para determinar cuál de los 20 aminoácidos estándares en las proteínas son requeridos para optimizar la producción de leche. Esta línea de investigación, concluyó en el 2001 con la publicación del Consejo Nacional de Investigaciones de Estado Unidos, titulada Requerimientos Nutricionales de las Vacas Lecheras. Para ese entonces, la comunidad científica ya había establecido que, como en los no rumiantes, los rumiantes también requieren los 10 aminoácidos esenciales que componen las proteínas. Pero es en el 2001, cuando se reconoce globalmente, que la metionina y la lisina son los dos aminoácidos que limitan la producción de leche.

Si bien es cierto que hace muchos años que se demostró fehacientemente que los aminoácidos son nutrientes requeridos para los rumiantes, y que la metionina y la lisina comúnmente son los más limitantes, la práctica de enriquecer las dietas con estos aminoácidos a nivel comercial se afianzó en los últimos 20 años. Esto se debe a que a principios de los ’90 varias empresas comenzaron a ofrecer al mercado metionina y lisina protegidas contra la degradación en el rumen.

El principio por el cual los nutriólogos adicionan aminoácidos a la ración, está basado en los resultados de trabajos de investigadores de diversas partes del mundo en los últimos 50 años y luego comprobados en hatos comerciales. Desde el punto de vista práctico, muchos piensan que sólo las vacas de alta producción requieren la adición de aminoácidos protegidos. La realidad, es que todas las vacas los requieren. En muchos casos, con la dieta básica, se suplen las cantidades adecuadas. Pero hay situaciones que la incorporación de fuentes comerciales de metionina y/o lisina son necesarias.

Es muy importante reconocer que la necesidad de incorporar fuentes comerciales de aminoácidos a la ración, no se debe al nivel de producción actual de las vacas, sino que depende de el potencial genético del hato. En muchos casos la producción de leche del hato no está expresada debido a la falta de estos nutrientes esenciales. Además, la oferta inadecuada de metionina y lisina en la ración, no sólo compromete la producción, sino también afecta la salud y/o reproducción de la vaca.

Son muchos los factores que afectan la producción, como por ejemplo: genética, manejo, instalaciones, clima y por supuesto, la nutrición. De todos estos factores, se puede decir que la genética es la menos limitante. La práctica común de usar “buen semen” por varios años en los hatos, es la base por la cual el potencial de producción de leche no esté expresado cuando algunos de los otros factores no sean adecuados. La pregunta que se debe hacer cuando se considera el agregado de metionina o lisina protegidas no se debe basar simplemente en la producción de leche actual, sino en la producción de leche “potencial” de acuerdo al nivel genético, las instalaciones y el manejo del hato.

Es muy común que los ganaderos cuestionen a los nutriólogos la incorporación de aminoácidos protegidos en las dietas ya que en muchos casos, aunque no siempre, esta práctica aumenta el costo de la ración. También es común asumir que la baja producción de leche es el parámetro que justifica si se deben enriquecer la ración con aminoácidos. Normalmente, el uso de aminoácidos no es considerado en hatos de baja producción. Cuando las condiciones de manejo del hato, calidad de forraje e instalaciones son adecuadas, independientemente de la producción de leche, las vacas tienen el potencial de responder a una dieta balanceada por aminoácidos. Cuando se considera agregar o no aminoácidos a la ración lo primero que hay que tener en cuenta, es el objetivo del productor y luego hacer una revisión de las prácticas de manejo e instalaciones del hato. Una vez que estos parámetros están establecidos, se puede determinar si es económicamente conveniente adicionar aminoácidos a la ración.

¿Por qué se justifica el uso de aminoácidos protegidos en la ración de las vacas? aminoacidos 3Ante una situación similar de instalaciones y de manejo, las vacas con mejor genética producen mejor. La contrapartida de este fenómeno es que vacas con mayor potencial de producción están más predispuestas a padecer enfermedades y/o tener problemas reproductivos si no se les ofrece la dieta nutricionalmente adecuada. Las vacas con mejor genética están diseñadas para producir leche, a veces, inclusive afectando su salud y reproducción. La alta incidencia de enfermedades durante la transición y los bajos índices de reproducción son parcialmente explicados por una nutrición inadecuada. No es extraño que “la mejor vaca del hato se enferme, o se muera”. Muchas veces esto se puede evitar mediante una corrección en la alimentación. El objetivo de un buen nutriólogo es optimizar la función del rumen, no sólo para maximizar el uso de los forrajes sino también para maximizar la producción de la población microbiana. Los aminoácidos de la proteína microbiana son los ideales para la producción de leche. Esto implica que la ración debe incluir forrajes de buena calidad y en cantidad adecuada. Los concentrados complementan la ración para garantizar que no sólo la energía de la dieta sea la adecuada sino que también deben proveer todos los nutrientes requeridos, incluyendo minerales y vitaminas. Aun optimizando la producción de masa microbiana, ésta no es suficiente para suplir todos los aminoácidos que la vaca moderna requiere para maximizar la producción. Es por eso que es común el uso de aminoácidos comerciales en las dietas de los hatos de alta producción.

Otro “mito” es asumir que si se aumenta la producción se corre el riesgo de bajar el porcentaje de grasa o de proteína en la leche. Es decir, pensar que hay un efecto de “dilución”. Es un error pensar que si se aumenta el volumen de leche, el contenido de proteína y/o grasa de la leche disminuye. La vaca moderna tiene capacidad de producir grandes volúmenes de leche con alta concentración de proteína y grasa. La práctica de balancear adecuadamente los aminoácidos de las dietas ofrecidas a vacas lecheras se ha demostrado en estudios controlados en Universidades y en ranchos comerciales. Hatos comerciales de vacas Holstein, con buena genética, pueden producir 45-50 kg de leche con contenido de proteína de más de 3.3% y contenido de grasa de más de 3.7%. Por supuesto que además de buena genética, el manejo, la calidad de forraje y las instalaciones deben ser óptimas. Cuando la genética, el manejo e instalaciones están dadas para lograr alta producción de leche con altos contenidos de grasa y proteína, pero la dieta no permite expresar el potencial genético de las vacas, se está “dejando dinero en la mesa”.

El resultado de una buena nutrición en el corto plazo se ve reflejado en más producción, pero el objetivo del gerente de operaciones no se debe basar sólo en lograr alta producción, el objetivo debe además incluir buena salud, sobre todo, durante la transición y lograr buenos índices de reproducción. Estos resultados, que se deben evaluar al mediano y largo plazo, son los que separan las dietas buenas, de las dietas óptimas. Con buen manejo y calidad de forrajes e instalaciones adecuadas, el potencial genético se ve expresado cuando se ofrece la ración correctamente balanceada. Recuerde, la razón que justifica el uso de aminoácidos protegidos, en la ración de las vacas lecheras, no sólo es para maximizar la producción de leche con alto contenido de grasa y proteína, la razón es asegurar la nutrición adecuada que garantice la expresión del potencial genético de la vaca manteniendo la salud y la reproducción.

Artículo publicado en Entorno Ganadero Diciembre-Enero 2017

Fernando Puga
Fernando Pugahttps://bmeditores.mx/
Editor en BM Editores, empresa editorial líder en información especializada para la Porcicultura, Avicultura y Ganadería.
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