Alimentación de cerdas de alta prolificidad

Rafael Durán Giménez-Rico
Regional Technical Manager
DANISCO ANIMAL NUTRITION
[email protected]
XV Congreso de ABRAVES,
Fortaleza, Brasil.

Introducción

Los avances en la productividad porcina a través de los progresos genéticos se han traducido, con el tiempo, en casi inimaginables años atrás. En los últimos 15 años la eficiencia alimenticia en los periodos de crecimiento y engorda han aumentado cerca del 25%. Pero es que en el terreno de las reproductoras las mejoras han alcanzado cotas parecidas y el potencial biológico de las cerdas, en ocasiones llamadas “hiperprolíficas”, es realmente asombroso. Sin embargo, las necesidades y las recomendaciones que a ellas acompañan desde distintas fuentes científicas y bibliográficas, no siempre están actualizadas y en demasiadas ocasiones, todavía basadas en referencias de trabajos de investigación realizados demasiados años atrás. En su momento fueron trabajos excelentes (lo siguen siendo hoy como referencia), pero hoy día, están algo obsoletos.

Sin duda una pregunta que se nos presenta es: si existe una tecnología que ha permitido mejoras semejantes en la capacidad productiva de las cerdas, incluso al mismo y más bajo costo, y respetando el medio ambiente, ¿no estamos los nutricionistas obligados a reflexionar sobre ello? Deberíamos sin duda tenerlo en cuenta y pensarlo, al tiempo que diseñamos dietas y programas de alimentación más adecuados a la realidad.

La hiperprolificidad es un aspecto que en numerosos países Europeos se considera de forma rutinaria. Y por tanto, otras preguntas podrían surgir: ¿cómo debemos afrontar el manejo de estas cerdas hiperprolíficas? ¿qué dificultades nos podemos encontrar?.

No me cabe duda de que la (r)evolución experimentada durante los años 2000 en relación a una mayor prolificidad de las cerdas es una línea común a cualquier empresa de genética. El año pasado, Kemp (2011) mencionaba las mejoras obtenidas en Holanda durante los últimos 20 años, cercanas al 35%, en lechones destetados por cerda y año (27.5).

Martineau et al. desde Francia (2009) ya mencionaban dos palabras; estrategia y táctica, como elementos fundamentales en la alimentación actual de cerdas de gran potencial. Estrategia para planear a largo plazo, logrando el mejor desarrollo vital de la reproductora en sus distintas fases productivas y táctica para abordar cada una de esas etapas con la alimentación más apropiada al momento.

En definitiva, se trata, ya no de cómo manejar a las cerdas de manera que obtengamos más lechones, sino de qué manera debemos alimentar, nutrir a las madres para conseguir el máximo número de lechones al nacimiento y hasta su destete.

Y para conseguir esto último, los que nos dedicamos a la alimentación de cerdas reproductoras tenemos que ser capaces de lograr la mejor estrategia para estar a la altura de unos animales enormemente capacitados.

Llegados a este punto, al que me veía obligado para pasar a centrar este artículo de revisión, este trabajo no pretende sentar líneas de actuación ni dar recomendaciones a seguir, nada más lejos de la realidad. Mi única intención era y es, cubrir una fase de la alimentación de las cerdas modernas, el periodo de lactación, destacando algunos estudios, trabajos que últimamente se han publicado y me han parecido novedosos.

Por tanto, comenzaré revisando, con lo más actual que he sabido, las necesidades en energía y aminoácidos, de manera que el lector pueda concluir qué alimentos necesita formular para lograr el mejor rendimiento de estos animales. Después, ya he dicho, revisaré varios aspectos que me parecieron novedosos, al menos para mí y que espero sean también de utilidad.

Por adelantado quiero agradecer a todos los que de forma “desinteresada”, en la mayor parte de las ocasiones sin ellos saberlo, prestaron su ciencia y sabiduría para que yo fuera capaz de realizar este breve trabajo de revisión. Y a aquellos a los que contacté para comentar sus trabajos, mi agradecimiento por partida doble.

Cerdas Lactantes en Nuestros Días

Alimentación de cerdas de alta prolificidad Alimentacion cerdas alta prolificidad 1Durante la lactación la mayor parte de las cerdas van a perder grasa y proteína. Las pérdidas tanto de peso como de proteína pueden exceder el 12% y esto reflejarse en problemas reproductivos tales como intervalos destete- celo/cubrición excesivos, menor prolificidad y reducción en el tamaño de camada (Kemp, 2011). Las nuevas líneas genéticas en las que ha primado la selección de animales más magros y de rápido crecimiento han penalizado los consumos voluntarios. Nos enfrentamos en las granjas a cerdas, especialmente las primerizas, con baja capacidad de ingesta y reservas corporales – de grasa y proteína – comprometidas.

A pesar de que la lactación dura 21 días generalmente, el impacto sobre el metabolismo de la cerda es mucho mayor que durante cualquier otro estado fisiológico. De hecho, la lactación supone un estado catabólico de gran magnitud. Las necesidades durante este periodo no son fáciles de estudiar ya que se ven sometidas a cambios diarios afectados por:

  • Producción de leche de la cerda y composición de ésta.
  • Ingestión voluntaria de alimento de la cerda.
  • Pérdida de peso y composición del tejido “usado”.

Alimentación de cerdas de alta prolificidad Alimentacion cerdas alta prolificidad 2Por este motivo, sistemas tales como la acción oxidativa de aminoácidos para el estudio de las necesidades de los mismos y métodos calorimétricos para las necesidades en energía son fundamentales y han venido siendo aplicados por distintos grupos de investigación (Ball et al., 2008).

Uno de los grandes retos de las cerdas lactantes hoy en día es cómo afrontar producciones de leche asociadas al enorme crecimiento que experimentan las camadas (entre 2 y >3 kg al día; Vignola, 2009).

Crecimientos de este nivel se corresponden con producciones de leche de 8 a 12 litros/día e incluso superiores (Noblet et al., 1998). Además los pesos de las cerdas en su madurez – 260 a 290 kg – es superior a la de años atrás; este aumento de tamaño se corresponde con una mayor necesidad de energía para cubrir el mantenimiento energético. No solamente esto, sino que además las cerdas en sus comienzos reproductores se encuentran generalmente con unas reservas grasas inferiores a las de antes (Aherne, 2001).

La realidad de las reservas grasas viene sustentada por los avances genéticos de los últimos tiempos en los que se observa la menor deposición grasa (figura 1) y un aumento en la deposición de magro a edades más tempranas de las líneas modernas (figura 2).

Resumiendo, la larga lista de diferencias elaborada por distintos autores (Close, 2004; Aherne, 2007) entre las cerdas modernas y sus antepasadas de hace 20 y 30 años, señalamos las siguientes como las más significativas:

  • Cambio en su composición corporal: más magro / menos grasa.
  • Peso superior al alcanzar la madurez sexual.
  • Todavía se encuentran depositando tejido magro en los primeros ciclos reproductivos. La cerda está casi en permanente “competencia” por ciertos nutrientes con sus propios fetos en desarrollo.
  • Mayores camadas y de crecimiento superior.
  • Mayor producción lechera.
  • Menor capacidad de ingesta a cualquier peso.
  • Cerdas más sensibles a la nutrición, el medio ambiente y el manejo.

Alimentación de cerdas de alta prolificidad Alimentacion cerdas alta prolificidad 3Todo lo expuesto hasta ahora se traduce en que la cerda de hoy día – “hiperprolífica” – tiene unas necesidades nutricionales muy distintas y superiores a las de hace varios lustros. Y aquí empezamos.

Necesidades Energéticas de la Cerda Lactante

Ya se ha reseñado la capacidad de estos animales, capaces de producir hasta 12 litros leche/día (Noblet et al.,1998; Aherne, 2007), con el pico productivo entorno a los 21 días. De hecho la cerda es capaz de producir más leche por kg de peso vivo que las vacas (Neill y Williams, 2010); si una cerda de 182 kg produce 11 litros de leche/día, esto supondría 0.06 litros/kg PV.; pues bien, una vaca de 909 kg puede llegar a producir 45 litros de leche/día, que supondrían 0.05 litros/kg PV (Neill y Williams, 2010).

Aherne (2007) subraya que las cerdas de hoy día serán incapaces de consumir la energía y resto de nutrientes suficientes para cubrir las necesidades y se ven obligadas a utilizar sus reservas corporales en todos los casos.

Las necesidades de energía y lisina de la cerda lactante dependen del peso de la cerda, de su producción láctea y la composición de la leche y finalmente de los cambios en peso y la composición de éste. Aherne (2007) señala el costo de producción de leche en 2000 kcal ED/litro de leche y que además el 80% de la energía que la cerda consume (y necesita) es para producir leche.

Como regla de oro, se estima que por cada gramo de crecimiento de lechón, la cerda requiere producir 4 gramos de leche (Whittemore y Morgan, 1990; Aherne, 2007); ya hace años se daban cifras muy parecidas a ésta: 4,92 gramos leche/gramo crecimiento (Noblet et al., 1988) y 3,80 litros de leche (0,7 kg de MS de leche) por kg de crecimiento de lechones (Noblet et al., 1988). Por tanto podemos llegar a estimar la necesidad productora de la cerda en función del crecimiento total diario de la camada; así por ejemplo para 10 lechones creciendo con media de 2,5 kg al día (250 g/lechón), la leche que la cerda debe ser capaz de producir es: 4 kg x 2,5= 10 litros/día.

Alimentación de cerdas de alta prolificidad Alimentacion cerdas alta prolificidad 4Además de producir leche y cubrir esa necesidad (EMp), la cerda lactante tiene unas necesidades, un 20% del total, que son las de mantenimiento (EMm); según Beyer y Noblet y Etienne (Noblet et al., 1998) las necesidades de mantenimiento de la cerda lactante son 460 kJ (110 kcal)/ kg peso metabólico (kg PV0.75)/día. Muchos otros valores se han dado con los años, pero las cifras han variado poco y las determinaciones de los 80’s y 90’s se consideran todavía hoy válidas. Los valores del ARC (1981) y el NRC (1998) son 458 y 444 kJ/kg PV0,75 respectivamente, equivalentes a 109 y 106 kcal/kg PV0,75. Más adelante, en el trabajo, se hará referencia a datos más actuales.

Así llegamos al cálculo de las necesidades totales de energía propuesta por Noblet et al. (1998) (ej.: cerda de 200 kg PV, 10 lechones creciendo 2,5 kg/día):

EM lactación (MJ/día) = EM mantenimiento (EMm) +
EM producción (EMp).

EM lactación = 0,460 x 53,2 + 28,6 x 2,5 – 0,52 x 10 =
90,77 MJ/día.

En las tablas, dos ejemplos en los que se ofrecen las necesidades en kcal/día (tabla 1) y MJ/día (tabla 2), mediante la fórmula mostrada arriba.

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Las necesidades energéticas podrían además derivarse, no del crecimiento de la camada, pero de la cantidad de leche que se estima la cerda producirá y del contenido en energía de esa leche. Así se propuso que el contenido energético de la leche es 6,1 MJ (1472 kcal)/litro (20,6% MS) (Fowler y Gill, 1989 en Pluske et al., 1998); en este punto, está desde hace ya años aceptada la eficiencia de transformación dada por ITP y tomado de Noblet (1991) de 0,72% (EM alimento >>>> Energía neta de leche). Otros datos de eficiencia aparecen en la literatura, así encontramos el valor más alto, 79% (Beyer, 1986) y el más bajo (68%) dado por Verstegen et al. (1985; cited by Verstegen , 1998).

Si aceptáramos los 10 litros de arriba como la producción media en una cerda de 200 kg PV:

10 litros x 1472 kcal / 0,72% = 20.444 kcal EM.

Si el alimento de lactación contiene 13 MJ EM/kg (3.107 kcal EM/kg; tabla 2), la cerda debería ingerir 6,6 kg para tener cubiertas sus necesidades energéticas de producción (EMp). No olvidemos las necesidades de mantenimiento que tendrían que añadirse a éstas: 110 x 2000,75 = 5.852 kcal (1,9 kg del alimento de 13 MJ EM/kg).

Es decir, para producir 10 litros/día, una cerda de 200 kg PV, en condiciones óptimas (aceptando que la cerda no perdiera peso), la cerda lactante deberá ingerir 8,5 kg de un alimento de 13 MJ EM/kg, muy en línea con los datos a los que se llega en la tabla 2 a través del crecimiento de la camada.

Alimentación de cerdas de alta prolificidad Alimentacion cerdas alta prolificidad 7Sin embargo y dado que se trata de una cerda prolífica, una cerda más magra que las reproductoras de hace 2-3 lustros, las necesidades de mantenimiento serían superiores; los experimentos para el cálculo de las necesidades de mantenimiento de las cerdas deben realizarse con un plano alimenticio lo más cercano a las necesidades reales de mantenimiento. Ball et al. (2008) recoge en una revisión, trabajos realizados en esta línea por Samuel et al. (2007a, b, c, d). Son datos obtenidos con cerdas modernas, de alto crecimiento magro y elevada prolificidad. Para cerdas alimentadas cercanas a sus necesidades de mantenimiento, 473 kJ/kg PV0,75 (113 kcal), Samuel et al. calculan éstas en 515 +/- 8 kJ/kg PV0,75 (123 kcal) y para cerdas alimentadas cercanas a dos veces las necesidades energéticas de mantenimiento, 925 kJ/kg PV0,75 (221 kcal), entonces el cálculo de la EMm arroja el valor de 495 kJ/kg PV0,75 (118 kcal). La media total de EMm para estas cerdas fue 506 +/- 7 kJ/kg PV0,75 (121 kcal).

Estos datos más actualizados a la cerda moderna nos hace comparar y llegar al cálculo (ej. Cerda de 200 kg):

EMm cerda “clásica” = 460 x 53,2 = 24.472 kJ/cerda
(5.849 kcal o 1,9 kg de un alimento de 3.107 kcal EM/kg)

EMm prolífica = 506 x 53,2 = 26.919 kJ/cerda
(6.434 kcal o 2,1 kg alimento de 3.107 kcal EM/kg).

Se comprueba por tanto que las cerdas hiperprolíficas necesitan un 10% más de alimento tan sólo para cubrir las necesidades de mantenimiento.

Artículo publicado en Los Porcicultores y su Entorno

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