La Producción Porcina en Los Altos de Jalisco… Del Huevo al Tocino
Ing. Imelda Sanchéz García
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El presente trabajo tiene como objetivo describir de manera breve el desarrollo de la porcicultura a través del tiempo que se ha tenido en México y en la zona Sur de Los Altos de Jalisco, tomando en cuenta la innovación y la aplicación de nuevas tecnologías pecuarias. El análisis del estado del arte se llevó a cabo a través de censos estadísticos, los cuales fueron elaborados con base a datos proporcionados por páginas oficiales como lo son: SAGARPA, SIAP, DENUE, INEGI, SCIGA; algunas de la gráficas presentadas son de elaboración propia a partir de dichos datos. La información que se presenta fue resultado de un trabajo llevado a cabo en el año 2017.
En los últimos 30 años la porcicultura en México ha presentado un crecimiento considerable, principalmente en algunos estados de la República Mexicana, entre los más importantes se encuentra Jalisco, Sonora y Puebla, siendo los dos primeros los que participan actualmente en liderazgo en producción de cerdo.
En Jalisco se cuenta con un corredor pecuario industrial que abarca desde Zapotlanejo hasta Lagos de Moreno, y donde la producción del Tequila, el huevo para plato y la carne de cerdo son los rubros de mayor influencia en la región, ahora llamado “corredor pecuario de los Altos de Jalisco”, y cuya ubicación geográfica es muy favorable para la producción debido a la cercanía y fácil acceso a ciudades como la Ciudad de México y Guadalajara para la comercialización, y el bajío-centro para la provisión de insumos para la nutrición animal.
Antecedentes
La producción pecuaria representa una de las grandes alternativas para la generación de alimentos y combate al problema del hambre. La introducción de sistemas de producción intensivos a principios de los sesenta convirtió a la porcicultura en una de las actividades más dinámicas del sector. Las producciones se especializaban en la producción de carne, relegando la de grasa, lo cual es fiel reflejo de los cambios en los patrones de consumo de la creciente población urbana. Hacia 1970 en México existían casi 10 millones de cabezas porcinas, quince años después con un incremento promedio anual del 4.2% se llegó a 18.6 millones de cabezas. Entre las regiones con mayor crecimiento se encuentra Jalisco, Michoacán y Guanajuato con un 33%, la zona Centro con un 19% (México, Querétaro, Puebla e Hidalgo), seguida con un 14% en Sonora y Sinaloa, con el 8% el Pacífico (conformado por Guerrero, Chiapas y Oaxaca), Veracruz con la zona del golfo el 7% y el 19% el resto del país (Distribución regional de porcinos, 1989; SAGARPA).
La introducción de mejoras tecnológicas dentro de los sistemas de producción ha sido benéfica para el desarrollo Porcícola, reflejándose en los índices de conversión alimenticia. En 1950 se requerían 5.5 kg promedio de alimento para producir un kilogramo de carne, para 1960 esta relación bajó a 4.5 y en 1985 a 3.5 kg (Sedano Alvarado y Sánchez García, 2017).
Dentro de este sistema de producción se encuentran los sistemas tecnificados, semi- tecnificados y de traspatio. En 1990 se estimaba que el 17% de la piara se explotaba en forma intensiva o tecnificada, generando aproximadamente 35% de la producción de carne. Esta explotación se daba sobre todo en Sonora, aunque también en Querétaro, Jalisco, Guanajuato y Yucatán. En este mismo año, la porcicultura semi-tecnificada comprendía el 30% de los inventarios y aportaba el 35% de la producción de carne, en tanto que la rural explotaba 53% del hato nacional y contribuía el 30% de la carne (Zavala- Cortes, 2016).
La producción en México
Al igual que otros países latinoamericanos, México ha seguido el camino de una producción intensiva, implementando innovaciones biotecnológicas y genéticas en búsqueda de una producción más sustentable sin dejar de lado ser eficientes en la productividad (Zavala- Cortes, 2016). Si bien, en México el sector social de la producción está integrado por ejidatarios y comuneros, es muy importante la porcicultura especializada que se concentra en el sector privado, el cual detenta el 94 por ciento de la piara en unidades de producción de más de 1,000 vientres. Se estima que un 70 por ciento de las unidades privadas son de ciclo completo; el resto son granjas de engorda que producen cantidades limitadas de lechones; las granjas productoras de pie de cría son muy pocas. El sector tecnificado abarca el 46 por ciento de la piara, el semi-tecnificado el 20 por ciento y el de traspatio el 34 por ciento del inventario porcino9. En el primero se produce el 55 por ciento de la producción de carne de cerdo; en el segundo el 20 por ciento, y el resto, que no entra en los circuitos de comercialización formales, lo aporta el sector de traspatio. Como ha sucedido en otras ramas de la actividad económica, en la porcicultura las crisis han provocado una fuerte concentración de la producción (Sedano Alvarado y Sánchez García, 2017).
Gráfico 1. Circuito comercial de la producción porcina.
A partir de 1990 surgieron explotaciones en las que se contaban entre 25,000 y 30,000 vientres. En los años noventa se han introducido los sistemas de tres sitios. En el año de 1991, el 99% de las unidades de producción contaban con una población baja en vientres, lo que representaba el 52% del inventario nacional, mientras que el 1% restante conjuntaba el 48% del inventario. Esta situación trajo como consecuencia un aumento en la capacidad contaminante de las granjas porcinas, en especial, en regiones del país que presentan una alta densidad de población porcina, ya que la porcicultura en México independientemente de ser practicada en todo el país, muestra una gran concentración en pocas entidades, donde la operación de grandes grupos de productores y empresas permite ofertar grandes volúmenes de carne para el abasto interno e inclusive para la exportación, de tal forma que el 68.7% de la producción nacional es generada en 6 entidades del país: Jalisco, Sonora, Guanajuato, Puebla, Yucatán y Michoacán (Sedano Alvarado y Sánchez García, 2017).
La producción en Jalisco
Los primeros cambios tecnológicos introducidos en la porcicultura en Jalisco fueron en los años treinta, anterior a ello esta actividad se realizaba de manera muy rudimentaria, el uso de razas criollas, alimentación con base a pastoreo, desperdicios caseros, maíz y garbanzo. Conforme la mejora de los sistemas de producción se optó por el uso de los alimentos balanceados, que en un primer momento, fueron comercializados por la trasnacional Purina, esto a mediados de los cincuenta y generalizándose su uso dos décadas más tarde, en este mismo tiempo, se desarrolló una importante industria empacadora de embutidos que empezó distribuyendo su producto a nivel local y después regional, con lo cual se logró consolidar la cadena productiva de carne de cerdo. En los años setentas aumentó el tamaño de las granjas y se consolidaron los grandes porcicultores jaliscienses que en los años siguientes destacarían en el desarrollo de la actividad posicionando con esto a Jalisco en primer lugar en inventario, volumen de producción y valor agregado (Sedano Alvarado y Sánchez García, 2017).
Una de las etapas más críticas para la porcicultura nacional y local se vivió en los diez años que van de mediados de la década de los ochenta y mitad de los noventa, ya que se presentó un proceso de depuración de la actividad por la entrada de productos importados, generando altos costos de producción y así quedando fuera del mercado empresas menos consolidadas al no poder competir. Con ello cayeron a casi la mitad los niveles productivos de la porcicultura jalisciense, al pasar de 376 mil toneladas en 1980 a tan solo 196 mil en 1990. En la década siguiente, ya puesto en marcha el proceso de concentración productiva, las granjas que lograron permanecer en la actividad lo hicieron a partir de la elevación de sus niveles de tecnificación y capitalización, con lo que lograron aumentar su productividad y reducir sus costos. Como resultado de ello, aumentó la producción de carne de cerdo de Jalisco, pasando de 196 mil en 1990 a 282 mil toneladas en 2008, lo que significó un crecimiento del 44%, porcentaje importante (Sedano Alvarado y Sánchez García, 2017).
Para el 2017, con base a los datos generados del anuario estadístico de la producción ganadera y del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la estructura de participación estatal en la producción de carne de cerdo en nuestro país ubica a Jalisco como el principal actor en la producción nacional con un total de 380,040.26 toneladas lo que representa el 20.74% de la producción total nacional (Gráfico 2).
Esta región cuenta con una superficie de 6,677 km2, que corresponde al 8.33% de la superficie total del estado de Jalisco, ubicada en la porción noreste del estado. La región Altos Sur se ubica en la región hidrológica RH 12 Lerma–Santiago, con escurrimientos hacia las cuencas de los ríos Verde, Grande, Lerma, Santiago y una pequeña porción del municipio de Yahualica en la cuenca río Juchipila. Fisiográficamente se encuentra en la Provincia del Eje Neovolcánico, subprovincia Altos de Jalisco y una porción pequeña (también del municipio de Yahualica) en la Provincia Sierra Madre Occidental, sub–provincia Sierras y Valles Zacatecanos (Plan de Desarrollo de la Región Sur, 2015-2025).
El Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, en su último reporte de población ganadera 2006-2015, Jalisco ocupó el primer lugar en número de cabezas, teniendo en promedio un crecimiento anual de dos puntos porcentuales (Gráfico 3).
En 2017 la Región Altos Sur se ubicó en primer lugar del valor total de la producción agropecuaria del estado con 143,009.18 toneladas de producción de ganado en pie y un valor total de producción de 3’766,129.79 millones de pesos, por lo que es la primera en importancia en cuanto a valor de la producción pecuaria. El municipio de mayor importancia para la región en cuanto a producción total es Arandas con el 33.18%, seguido por Tepatitlán de Morelos con el 32.95% (Gráfico 4).
De los 2.9 millones de personas que habitaban en 2009 en el estado de Jalisco el 60.5% integra la población económicamente activa, ocupando con esto el séptimo lugar a nivel nacional, la actividad económica con mayor participación es la de servicios con un 62.78%, seguida del sector secundario con un 28.25% y el primario (agropecuario) con un 8.2% (Empleo y Crecimiento. Plan Estatal de Desarrollo Jalisco 2030).
La importancia de la porcicultura en la Región de los Altos se puede medir su impacto desde la generación de empleos directa e indirectamente. La generación de alimentos para consumo animal, en la región en cuanto a remuneraciones se encuentra en la décima posición de los principales sectores, sin embargo ocupa el segundo lugar en importancia de la región en valor agregado, esto es, un número pequeño de empresas es el que genera una cantidad importante de empleos y valor agregado (CESJAL, 2017). Para el 2017, el municipio de Tepatitlán de Morelos con el 54.06%, cuenta con el mayor número de trabajadores en toda la Región de los Altos, el segundo lugar corresponde al municipio de Arandas. El principal producto ganadero es el huevo para plato cuyo valor de producción es de 7,293 millones de pesos, seguido con la producción porcina con 1,565 millones de pesos y bovinos leche con 1,153 millones de pesos (IIEG, 2017).
Retos y oportunidades en la Región Altos Sur
El dinamismo de la industria de la construcción, de las cadenas productivas pecuarias y agrícolas ha hecho de la región Altos Sur una de las más dinámicas del estado. La implementación y desarrollo de nuevas tecnologías será una parte fundamental para tener una mayor productividad y eficiencia en los sistemas de producción de manera general incluyendo los porcícolas, no dejar de lado la sustentabilidad en sus tres pilares: economía, sociedad y producción, es uno de los retos de gran importancia. La reducción de la pobreza rural a través de la creación de más y mejores empleos, educación y salud para la población, además de considerar en mayor medida retos globales como en seguridad alimentaria, bienestar animal y mitigación al impacto ambiente. Conocer las empresas generadoras de empleo en la región será clave para definir estrategias de innovación, formación de recursos humanos capacitados y así garantizar el desarrollo de las cadenas productivas pecuarias en general.
Información del autor:
IMELDA SÁNCHEZ GARCÍA
Estudiante de la Maestría en Producción Animal Sustentable; Técnico Académico. Universidad de Guadalajara.
Centro Universitario de Los Altos, Tepatitlán de Morelos, Jal. Académico de la Universidad de Guadalajara.
Centro Universitario de Los Altos.
Correo: [email protected]
TRABAJOS REVISADOS Y CITADOS
- CESJAL, 2017. Estudio con Recomendación de política pública para la implementación de agendas regionales de innovación y desarrollo tecnológico de Jalisco desde la Educación Superior.
- Dirección de Investigación Económica y Sectorial. Subdirección de Investigación Económica. (31 de junio de 2012). Panorama Agroalimentario. Carne de Porcino 2012. (FIRA).
- Elvira Mazcorro Velarde, Y. T. (2010). La organización de productores. Una vía para dar continuidad al crecimiento de la porcicultura en México. Porto de Galinhas, Brasil, Brasil: Centro de Estudios China-México de la Facultad de Economía de la Universidad.
- Empleo y Crecimiento. Plan Estatal de Desarrollo Jalisco 2030. 2da. Edición.
- Instituto de Información Estadística y Geográfica. Boletín Económico Tepatitlán de Morelos, Diciembre 2017.
- Instituto Nacional de Estadística y Geografía. (2017). Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
- Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (México). (31 de Diciembre de 2002). Reporte de la Iniciativa de la Ganadería, el Medio Ambiente y el Desarrollo (LEAD) – Integración por Zonas de la Ganadería y de la Agricultura Especializadas (AWI) – Opciones para el Manejo de Efluentes de Granjas Porcícolas de la Zona Centro de México. México.
- Plan Regional de Desarrollo de la Región Altos Sur. 2015-2025.
- Sedano-Alvarado, A. y Sánchez García I., (2017). La porcicultura en los Altos de Jalisco, piedra angular en la producción pecuaria en México. Diagnóstico de la Región Altos Sur de Jalisco. Pp.307-336.
- Zavala-Cortes. A., (2016). Estudio transdisciplinario de la Innovación en la porcicultura en países de América Latina.
Artículo publicado en “Los Porcicultores y su Entorno” Septiembre-Octubre 2019