El sistema inmune y resistencia a enfermedades en la búfala de acuerdo al sistema de producción

Fabio Napolitano I Aldo Bertoni I Daniel Mota Rojas I Adolfo Álvarez I Ada Braghieri I Patricia Mora Medina I Armando Morales I Giuseppe De Rosa

INTRODUCCIÓN

La selección de especies o razas resistentes a las enfermedades en las unidades productivas es una constante a nivel mundial con el objetivo de mejorar la salud, el bienestar y la productividad animal (Stear et al., 2001). Los criadores de ganado prestan una atención creciente a esta cuestión debido a las pérdidas económicas que han supuesto las enfermedades por sí mismas, su tratamiento e inclusive, debido al deshecho de animales que no alcanzan los parámetros productivos o reproductivos esperados, debido a las condiciones subclínicas (Izquierdo et al., 2007; Frías et al., 2011). Por ello, resulta vital conocer qué tan resistentes o susceptibles son los búfalos y los bovinos domésticos a las enfermedades que con mayor frecuencia afectan a la industria pecuaria.

La prevalencia de enfermedades en el ganado suele redundar en pérdidas económicas importantes.

El ganado convencional de las zonas tropicales está más expuesto a una elevada incidencia de enfermedades de las pezuñas, mastitis e infecciones ectoparasitarias, debido al exceso de humedad, a las altas temperaturas y a la abundancia de insectos y parásitos. Los búfalos de agua, en cambio, manifiestan alta resistencia a este tipo de enfermedades porque sus hábitos y morfofisiología les confieren una baja susceptibilidad. Por ejemplo, en el búfalo de agua, a diferencia del bovino convencional, predominan hábitos termorreguladores de revolcarse en el lodo o sumergirse en zonas inundadas, lo cual interrumpe el ciclo y desarrollo de parásitos externos (Belmiro, 2006).

Con esta revisión, se pretende explorar el conocimiento disponible para prevenir posibles errores al momento de la crianza o adopción de búfalos en diferentes sistemas productivos, que podrían comprometer su bienestar y en consecuencia generar mermas productivas y reproductivas, que generalmente repercuten en una baja rentabilidad de las unidades de producción de búfala lechera.

MASTITIS

La salud de las ubres de los animales productores de leche reviste especial relevancia, no solo para el productor de lácteos sino también para los consumidores, quienes cada vez más se interesan en conocer cómo se garantiza el bienestar y salud de los animales que producen leche y sus derivados (Hogeveen et al, 2011). Sin embargo, en la cadena de producción de lácteos en general, la mastitis en el ganado lechero y en el búfalo es una condición clínica frecuente que provoca pérdidas económicas significativas y se considera una de las mayores limitaciones para la industria láctea en todo el mundo (Mota-Rojas et al., 2019; El-Ashker et al., 2020). Se ha informado que el Staphylococcus aureus (S. aureus) es uno de los agentes causales más relevantes de esta afección y es responsable de la infección intramamaria contagiosa en los rebaños lecheros (Lozano et al., 2016). La bacteria provoca mastitis clínica y subclínica en ganado lechero y búfalo, y representa un riesgo de salud para los humanos (El-Ashker et al., 2020). En este último estudio, los autores detectaron el agente etiológico de la mastitis en el 34,12% (213/623) y el 9,64% (8/83) de las muestras de leche provenientes de cuartos de vacas y búfalas con síntomas clínicos de la enfermedad. Así, por ejemplo, de la investigación de El-Ashker et al., (2015), donde se analizaron muestras de leche bovinos Holstein-Friesian y búfalos Murrah, derivó un mayor número de muestras con Staphylococcus aureus en bovinos convencionales que en búfalos.

En un estudio que se enfocó en la detección de Clostridium perfingens entre búfala y ganado convencional, resultó una menor presencia del agente de mastitis con 9.6% y 34.1% y el de las muestras de leche provenientes de los cuartos de búfalas y de vacas, respectivamente (Osman et al., 2009), lo anterior coincidiendo con Motta-Giraldo et al., (2014), que detectaron menor variedad de patológicas presentes en la búfala que en el bovino convencional.

Como se mostró previamente, la búfala lechera padece menores problemas de mastitis en comparación con vaca lechera, lo cual se atribuye a las diferencias morfofisiológicas de la búfala que funcionan como barreras que dificultan y/o impiden el acceso a los microorganismos causantes de mastitis como Staphylococcus aureus y Clostridium perfingens. Estos atributos conceden gran resistencia a la colonización de microorganismos; como lo son una mayor concentración de pigmentos de melanina, un canal del pezón con un epitelio de queratina de mayor espesor que el característico en vacas, así mismo la capa muscular del esfínter alrededor del canal del pezón más grueso, con más tono, más vasos sanguíneos y fibras nerviosas, además, el lumen del canal del pezón es más estrecho que el de las vacas lecheras (Sollecito et al., 2011; Espinosa et al., 2011b).

PARASITOSIS

En un estudio realizado por Ybañez et al., (2019), se identificaron diversos ectoparásitos en bovinos lecheros (Holstein) y búfalos de agua (Murrah). Se identificaron Haematopinus spp y Rhipicephalus spp (piojos y garrapatas, respectivamente), especies conocidas como vectores potenciales de Mycoplasma spp. Se encontró que todos los bovinos tenían garrapatas y una ausencia absoluta de piojos, por el contrario, los búfalos contenían piojos y solo uno registró presencia de garrapata. Esta diferencia puede explicarse por el comportamiento del búfalo de agua de revolcarse en el lodo y, también, por el mecanismo de supervivencia de los piojos (capacidad de cerrar orificios respiratorios bajo el agua).

El anterior concuerda con la investigación de Benítez (2012), quien implementó un ensayo de infestación con garrapatas Rhipicephalus, consideradas como el ectoparásito con el mayor impacto negativo a nivel mundial en ganado doméstico; utilizó un bubillo de raza Mediterránea y un novillo de raza Holstein en las mismas condiciones ambientales y de edad. Sus hallazgos indicaron que la cantidad de garrapatas de cada animal fue de 5.4% y 12% de las larvas iniciales, lo cual indica que el grado de resistencia a la infestación corresponde a un 94% para el búfalo y a 88% para el bovino

También se mostró una marcada reacción inflamatoria en el área con adherencia de garrapatas en el búfalo, característica no presentada en el bovino, lo que se debe a que el sistema inmune del búfalo parece ser más reactivo a los componentes alergénicos de la saliva de la garrapata Rhipicephalus (Benítez, 2012). Además, otra posible explicación podría residir en que la piel gruesa del búfalo, en comparación con los bovinos, mina la capacidad de las garrapatas para adherir su hipóstoma.

ALTERACIONES DE LA SALUD REPRODUCTIVA

Motta-Giraldo et al., (2014), llevaron a cabo un estudio donde se identificaron patologías reproductivas de búfalas raza Bufalipso y vacas Holstein Friesian bajo dos sistemas de producción (simple y mixto). La prevalencia en hatos mixtos fue de 15.5% en búfalas y de 55.8% en vacas mientras que en hatos simples de 24.4% y 46.7%, respectivamente, ambos con diferencias significativas entre las especies; además, los vacas presentaron mayor número de patologías reproductivas que las búfalas. También se estimaron indicadores zootécnicos y las búfalas presentaron un mejor desempeño reproductivo que las vacas, expresado en mayor tasa de natalidad (84% búfalos vs. 72% bovinos), menor intervalo entre partos y días abiertos, al igual que la edad al primer parto en la que las búfalas fueron más precoces (34.8 meses) que las vacas (38.59 meses); lo anterior, independientemente del tipo de sistema de producción, aunque fue mucho más marcado en los hatos mixtos que en los simples (Motta-Giraldo et al., 2014).

LAMINITIS

Las enfermedades podales es otro de los padecimientos principales en vacas lecheras, después de la mastitis, generando cuantiosas pérdidas económicas en las unidades de producción pecuaria de bovinos. En Estados Unidos, se estimaron pérdidas que rondan los 21 US dólares por vaca. Sus principales consecuencias directas fueron disminución de la productividad, alto costo de los tratamientos y contracción de la condición corporal; sin contabilizar los costos por eliminación de animales y las pérdidas de leche y sus derivados por los metabolitos de los fármacos terapéuticos utilizados, entre otros (García-Bracho et al., 2009). En contraste, los búfalos parecen más resistentes a este tipo de problemas, tal como lo demostró De Rosa et al., (2009), en un estudio instrumentado en 42 ranchos de búfalos, constatando que las enfermedades podales que derivan en cojera estaban prácticamente ausentes en los animales.

La cojera es un problema mayor que interfiere en el bienestar en el ganado lechero, que a menudo se asocia con dolor e incomodidad de larga duración, sin embargo, la baja frecuencia de cojeras en búfalos puede atribuirse primero a sus características morfológicas. En efecto y cómo se había expuesto previamente, los búfalos poseen grandes pezuñas, corvejones elásticos y extremidades más gruesas que les permiten movilizarse en terrenos fangosos, poco uniformes y sumergirse por amplios lapsos de tiempo en el agua (Barboza, 2011). Otro argumento radica en que los búfalos se benefician de un régimen
de alimentación bajo en concentrados (Napolitano et al., 2013), en comparación con lo que sucede en vacas lecheras, ya que se ha constatado que dietas con bajo contenido de fibra (< 18%) y con un alto porcentaje de carbohidratos y proteínas, podrían inducir la laminitis y claudicación en vacas lecheras (Weaver, 1993). Cabe agregar otra explicación que favorece la resistencia a laminitis y claudicaciones en el búfalo, la cual estaría asociada con diferencias en el propio metabolismo en comparación con el ganado convencional (Napolitano et al., 2013).

NIVEL DE PRODUCCIÓN LÁCTEA DE ACUERDO CON EL SISTEMA PRODUCTIVO

Es importante enfatizar que los búfalos actualmente aportan el 13 por ciento de la producción mundial de leche (Napolitano et al., 2018; Napolitano et al., 2019a,b), aunque su contribución en las Américas sigue siendo marginal, debido a su reciente introducción y a la lenta respuesta de los productores (Bertoni et al., 2019). En zonas tropicales principalmente, las unidades de producción de búfalos tienen un doble objetivo: producir leche y carne simultáneamente y en zonas templadas generalmente se especializan en producir alguno de estos dos productos (Mitat, 2011).

La vaca lechera, a diferencia de la búfala lechera, ha estado inmersa en un intenso proceso de selección genética, lo cual le permite sintetizar mayores volúmenes de leche, sin embargo, la leche de búfala alcanza mayor calidad composicional. En Italia las búfalas mediterráneas mantienen lactancias promedio de 270 días con 2,462 kg/lactancia mientras que las vacas lecheras Holstein aumentan a lactancias promedio de 305 con 9,690 kg/lactancia (AIA, 2018), aunque con curvas de producción diferenciadas (Figura 1).

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FIGURA 1. Lactancias de la búfala lechera mediterránea Vs. vaca Holstein. La búfala lechera muestra menor producción de leche diaria y lactancias más reducidas, debido a que la vaca lechera presenta un complejo mamario con mayor desarrollo que le permite sintetizar y almacenar mayor volumen de leche; no obstante, la calidad composicional favorece a la leche de búfala (Espinosa et al., 2011b).

Tanto con las búfalas como con vacas lecheras se han adoptado diferentes sistemas de producción, los más comunes son los intensivos, semi-intensivos y extensivos. Los primeros predominan en zonas templadas y los extensivos y semi-intensivos son más frecuentes en las zonas tropicales, principalmente bajo los denominados sistemas de doble propósito.

Las características que sustentan la diferenciación de estos sistemas residen en el aprovechamiento de la tierra, nivel tecnológico, orientación zootécnica, razas y canales comerciales (Arriaga et al., 2002; Espinoza et al., 2007; Tinoco et al., 2012). Los búfalos de agua, debido a que presentan características que les confieren rusticidad, generalmente se asociaban a regiones tropicales con zonas inundables, altas temperaturas, humedad y forrajes de mediana y baja calidad nutricional (Mitat, 2011), no obstante, los sistemas de producción de búfalo han evolucionado con cierta rapidez, a tal grado que se aprecia una gran variedad, de acuerdo con la región del mundo en donde se hayan instaurado las fincas de búfalo (De Rosa et al., 2009).

SISTEMAS INTENSIVOS

Las razas de vacunos especializadas en leche tienen mayor presencia en climas templados, bajo sistemas estabulados o confinados la mayor parte del tiempo, menor densidad animal/unidad de superficie y recurrente suplementación nutricional que permite alcanzar altos rendimientos, pero también altos costos de producción (De Rosa et al., 2009), no obstante, existen bovinos convencionales del género Bos en zonas tropicales, que se distinguen por derivar de cruzamientos entre Bos taurus y Bos indicus, buscando resistencia a las condiciones climáticas tropicales, a la infestación de garrapatas y, de manera simultánea, favoreciendo la producción de leche (Romero y Pérez, 2014) (Figura 2).

SISTEMAS EXTENSIVOS

De igual forma, los búfalos de agua se han desarrollado mayormente en climas tropicales con doble fin zootécnico (producción de leche y carne), sin embargo, de igual forma han sido adaptados en climas templados con niveles de intensificación similares a razas especializadas en producción de leche (López et al., 2008). Originalmente estos sistemas se desarrollan con base en pastos nativos e inducidos como principal alimento y con suplementación mínima (Rojo et al., 2009; García-Martínez et al., 2015) (Figura 3 y 4).

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FIGURA 2. Sistemas extensivos versus extensivos. A. Los sistemas de producción extensivos (SPE) priorizan el aprovechamiento de la superficie disponible, con baja composición de fuerza de trabajo e incorporación de tecnología. Se suelen desarrollar en zonas con disponibilidad de agostaderos, como las tropicales y, por ende, se asocian a una oferta forrajera abundante, permitiendo baja dependencia de insumos externos. Inicialmente el búfalo se relacionaba solo a este nivel de producción. B. Los sistemas intensivos (SPI) al contrario de los SPE se vinculan con superficies acotadas, con alta inversión en fuerza de trabajo y en tecnología. En ese contexto, SPI se asocian a grandes volúmenes de producción y amplio uso de insumos externos, relacionados con elevados costos de producción por unidad animal. Los SPI se han expandido principalmente en unidades lecheras especializadas con vacas y, recientemente, se están incorporando los búfalos de agua.

El complejo mamario de la búfala y la vaca lechera presenta diferencias anatómicas; no obstante, con el uso del estímulo sensorial de la cría y la aplicación de oxitocina exógena se obtienen respuestas fisiológicas similares en las dos especies (Espinosa et al., 2011).

Queda mucho por aprender sobre el búfalo de agua en todos los aspectos de la producción y el potencial de la especie para generar productos que puedan insertarse en los mercados de leche, carne y sus derivados (Mitat 2011; Mota-Rojas et al., 2019). Por lo tanto, resulta crucial documentar las ventajas y desafíos que presenta esta especie, ya que estos datos podrían jugar un papel clave para convencer a los funcionarios sobre promover la cría de búfalos y motivar a los ganaderos para que consideren esta especie dentro de sus actividades prioritarias (Napolitano et al., 2020). El sector académico también tiene una responsabilidad relevante en la investigación y difusión de información que aporten opciones para el desarrollo del búfalo de agua como una posible fuente alternativa de ingresos y una opción para apoyar el desarrollo de las regiones tropicales donde esta especie tiene especial potencial, pero a la fecha está recibiendo escasa atención (López, 2013).

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FIGURA 3. Sistema de producción semi-intensivo de doble propósito, producción de leche y carne, los becerros solo acceden al amamantamiento después del ordeño.

ESCENARIOS FUTUROS

La cada vez más elevada y exigente demanda de alimentos exige indagar sobre alternativas de productos que diversifiquen y complementen la dieta y el consumo humano. Aunado a ello, se requiere fomentar formas de producción que sean más eficientes y sustentables en comparación con los esquemas tradicionales.

Es por ello, que la mayoría de los estudios disponibles apuntan a que la introducción del búfalo de agua es una opción con altas posibilidades de desarrollo, dado que se trata de un animal de triple propósito (carne, leche y trabajo), sin embargo, para que ello sea factible, resulta vital profundizar en las características de estos animales para afinar el conocimiento sobre sus particularidades, ventajas y desventajas y una vez, adquirido el conocimiento, ponderar si es posible que los búfalos complementen o sustituyan a las tradicionales especies productivas domésticas.

El sistema inmune y resistencia a enfermedades en la búfala de acuerdo al sistema de producción sistema inmune bufala 5FIGURA 4. Importancia del becerro en la eyección de leche. La bajada de la leche puede ser provocada por diferentes estímulos que facilitan el vaciado de la glándula mamaria. El uso del becerro es frecuente como estímulo sensorial táctil (Espinosa et al., 2011), el cual es trasportando a lo largo de la médula espinal hasta el hipotálamo, neurohipófisis donde se sintetiza y libera oxitocina que induce la contracción de las células mioepiteliales que rodean los alveolos provocando la eyección de leche (Bradley, 2014).

Muchos son los tópicos sobre los que se tiene que investigar aún sobre los búfalos para evitar repetir rutinas aplicadas a los vacunos y que, como se ha mostrado en esta revisión, no siempre son pertinentes. En cambio, estas investigaciones son básicas para poder implementar condiciones que garanticen bienestar y productividad, y diseñar modelos de crianza del búfalo que puedan reducir el impacto ambiental de los sistemas tradicionales de producción

De igual forma es importante profundizar en los aspectos biológicos asociados con la salud de los animales y dar respuesta a preguntas tales como cuáles son los factores de riesgo en el búfalo que propician su susceptibilidad frente a ciertos agentes por ejemplo las garrapatas en el trópico o agentes causantes de infecciones. Sin embargo, para emprender la sustitución de los bovinos domésticos tradicionales por búfalos en una unidad de producción determinada, también se requiere la incorporación de las evaluaciones económicas para determinar en diferentes contextos la viabilidad económica de esta especie.

Para mayores detalles de éstos y otros aspectos de la producción de búfalo de agua en las Américas consulte la figura 4.El sistema inmune y resistencia a enfermedades en la búfala de acuerdo al sistema de producción sistema inmune bufala 6

CONCLUSIONES

Como se ha podido constatar a lo largo de esta contribución, aunque búfalos y bovinos domésticos pertenecen a la misma familia Bovidae y en primera instancia parecieran similares, ahondar en el conocimiento de las diferencias anatómicas, fisiológicas y comportamentales entre Bos taurus, Bos indicus con los búfalos de agua favorecería afinar prácticas como las siguientes:

1. Seleccionar a la especie animal que mejor responda a las condiciones ambientales, económicas y sociales en cada región, determinando alguna orientación que cumpla con las necesidades del productor y su familia, así como con las demandas del mercado, entre leche, carne o trabajo, o la combinación entre dos o tres de ellas.

2. Adaptar las instalaciones y equipo en las unidades productivas, así como adoptar y/o desarrollar tecnologías apropiadas en la rutina del ordeño acordes con las características y la conformación anatómica de los búfalos, en lugar de ocupar las mismas sin la más mínima adaptación de los mismos equipos utilizados para vacas lecheras.

3. Reflexionar sobre las implicaciones técnicas, financieras y ecológicas antes de seguir la ruta de la alta especialización productiva de ganado lechero convencional, que ha conllevado una mayor predisposición a padecer y dispersar enfermedades infecciosas y metabólicas, mayores costos energéticos y económicos, menor bienestar animal y crecientes gradientes de contaminación en comparación con la rusticidad del búfalo de río en sistemas tradicionales en los que se incorporen innovaciones que preserven su racionalidad y sustentabilidad en el largo plazo.

4. Este abordaje integral requiere de un trabajo multi e interdisciplinario, que permitiría delinear estrategias productivas globales que no comprometan ni el bienestar de los animales ni la salud de los consumidores.

Para acceder a las referencias contacte a los autores.

Fabio Napolitano1, Aldo Bertoni
Scuola di Scienze Agrarie, Forestali,
Alimentari ed Ambientali,
Università degli Studi della Basilicata, Italy.

Daniel Mota-rojas
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), México.

Adolfo Álvarez
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), México.

Ada Braghieri
Scuola di Scienze Agrarie, Forestali,
Alimentari ed Ambientali,
Università degli Studi della Basilicata, Italy.

Patricia Mora-medina
Universidad Nacional Autónoma de México. UNAM.
FESC. México.

Armando Morales
Ciencias Agrícolas. Universidad EARTH. Guácimo.
Costa Rica.

Giuseppe de Rosa
Dipartimento di Agraria,
Università degli Studi di Napoli Federico II,
Portici, Naples, Italy.

Artículo publicado en Entorno Ganadero Diciembre -Enero 2021

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