Formulación de dietas de pollos de bajo nivel de calcio y fósforo

Prevención de Desórdenes Esqueléticos

Dr. Julián E. Melo.
Gerente de Soporte Técnico Latam en Dietaxon-Francia.
Depto. Tecnología, Universidad Nacional de Luján, Argentina.

Introducción

El calcio y el fósforo son macrominerales de vital importancia y los de mayor proporción en la composición corporal de los pollos, jugando un papel relevante en el desarrollo y mineralización de los huesos. La alta tasa de crecimiento que presentan los pollos de hoy en día sin duda indica que sería esencial contar con adecuados niveles de Ca y P en las dietas, los cuales podrían estar muy por arriba del requerimiento como resultado de un amplio margen de seguridad en la formulación para la prevención de deficiencias. Debido a que el P es el tercer requerimiento de mayor influencia en el costo de una dieta de pollos, luego de la energía y los aminoácidos (Angel y col., 2002; Sacranie y col., 2013), se obtendría un beneficio económico si su nivel de inclusión pudiera ser disminuido sin afectar negativamente el desempeño productivo y la integridad ósea de los animales. Numerosas investigaciones han demostrado que es posible reducir los niveles de Ca y P en las fórmulas de pollos, considerándolos en forma conjunta, ya que su metabolismo se encuentra relacionado en gran medida y el exceso o deficiencia de uno podría interferir con la utilización del otro (Kebreab y Vitti, 2005).

Relación Ca:P

En la formulación de los últimos 30 años se ha utilizado en forma industrial una relación estándar CaT:PDis de 2:1, lo cual en la mayoría de los casos ha llevado a dietas prácticas con un rango de relación entre 1,8 y 2,2. Sin embargo, existe una gran cantidad de citas bibliográficas donde se puede observar un mejor desempeño productivo o una mayor mineralización ósea con una relación Ca:P diferente. Como uno de los ejemplos extremos se puede citar el trabajo de Driver y col. (2005), donde se maximiza el crecimiento y la conversión en un ensayo 0-16 días utilizando una relación CaT:PT de 1:1, mientras que la ceniza de tibia se maximizó con una relación de 1,07 y la incidencia de discondroplasia tibial fue reducida al máximo con una relación de 1,29, utilizando en todos los casos concentraciones de CaT entre 0,89 y 0,98.

En otro estudio del mismo año y de los mismos autores, para el mismo período experimental, se determinaron los requerimientos de Ca utilizando una concentración de PT de 0,63%, dando como resultado relaciones CaT:PT de 0,77, 0,99 y 1,14 para ganancia de peso, conversión y ceniza de tibia, respectivamente, lo cual no estaría muy lejos de relaciones CaT:PDisp de 1,10, 1,40 y 1,60, pero diferiría bastante de una recomendación práctica 2:1. Si bien el exceso de Ca aparentemente no generaría una variación significativa en el costo de la dieta, su interferencia en la digestibilidad del P fítico limitaría su disponibilidad, tal como lo demostraron Tamin y col. (2004), quienes observaron la disminución de digestibilidad del P presente en el fitato de una dieta maíz-soja desde 69 a 25% al subir el CaT de 0,17 a 0,65%, por medio de la inclusión de carbonato de calcio. El exceso de Ca en la relación Ca:P también limita la digestibilidad y absorción de P, de acuerdo a lo que han observado diferentes investigadores (Angel y Tamin, 2003; Selle y col, 2009).

Desórdenes Esqueléticos

En muchas integraciones avícolas la mayoría de los casos de muerte de aves se asocia a desórdenes esqueléticos, lo cual no necesariamente llega a porcentajes de 60% de la mortalidad informada durante la crianza, como fue publicado por Sullivan (1994) hace varios años en los EEUU, pero sin dudas es uno de las causales de mayor prevalencia. Un relevamiento realizado en el Reino Unido en el 2008 (Knowles y col.) sobre 51 mil pollos que representaban a 4,8 millones de 178 lotes diferentes llegó a la conclusión que el 27,6% presentaban problemas de locomoción a los 40 días de edad y observó que un 3,3% ni siquiera podía caminar. Tahamtani y col. (2018) informaron que el 77,4% de los pollos de Dinamarca tenían un paso anormal y que el 5,5% tenían serios problemas de locomoción, siendo un 4,7% afectados por discondroplasia tibial. Este último desórden alcanza valores de prevalencia del 30% en algunos países de Latinoamérica (Pelicia y col., 2012) y ocupa el segundo o tercer lugar entre los desórdenes no infecciosos más frecuentes, siendo junto al raquitismo causales de cojera con una posible etiología de desbalance Ca:P o de alteraciones en el metabolismo de estos minerales (Akyuz y Onbacilar, 2020).

Algunos de estos desórdenes han sido tratados en humanos bajo la indicación de pidolato de calcio (Rico y col., 1994), molécula descubierta hace más de 100 años, pero solo introducida para el uso en animales más recientemente (Haitinger, 1882). El pidolato cálcico mejora la absorción de calcio y la formación de complejos orgánicos de reserva de Ca y P en el hueso, ya que incrementa en forma significativa la síntesis de colágeno, proteína que constituye 30% del tejido óseo. Su inclusión en dietas de pollos de 0 a 21 días en fórmulas con Ca por debajo de 0,8% y PT por debajo de 0,6% a partir del día 10 permitió aumentar en forma significativa el peso vivo y el consumo, disminuir la conversión y obtener mayor resistencia ósea en tibias de machos a los 35 días de edad (Roulleau y col., 2015). Este último ensayo se llevó a cabo incluyendo el pidolato sin realizar reformulación alguna, pero recientemente se llevaron a cabo dos ensayos donde hubo una disminución en los niveles de Ca y P junto a la inclusión de la molécula (Iglesias y col., 2019; Lobera y col., 2020). En el primero de los casos se utilizaron pollos de mayor peso final simulando condiciones de crianza de Argentina y fue realizado en el INTA-Pergamino, mientras que en el segundo caso se realizó un ensayo más corto, pero con mediciones de digestibilidad y de resistencia ósea. Este último se llevó a cabo en la Univ. Politécnica de Madrid bajo la supervisión del Prof. González Mateos.

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Ensayo INTA-Argentina:
Disminución de Ca y PDisp en un 20%

Se utilizaron pollos Cobb, dietas isoenergéticas e isoaminoacídicas de 0 a 41 días de edad, formulando con las recomendaciones de la estirpe (2018) al grupo Control, con una disminución de CaT y PDisp en un 20% en todas las etapas al grupo BCaP, agregando pidolato de calcio de 0 a 21 y fitasa de 0 a 41 días de edad al grupo BCaP+PF. Al finalizar el ensayo se observó que los pollos que consumieron dietas de bajo nivel de Ca y P (BCaP) presentaron menor peso y consumo que los pollos del grupo Control. Sin embargo, cuando se agregó a esta dieta el pidolato de calcio y la fitasa formulada se revirtieron los resultados y los pollos BCaP+PF presentaron los mejores resultados, lo cual se logró sin el aumento de mortalidad y descarte de animales, a lo cual se agrega como positivo la obtención de un menor costo de alimentación por kg de pollo (p<0,05).

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Ensayo UPM-España:
Disminución de Ca, PT y PDig entre un 10 y 20%

En este ensayo de 0 a 21 días de edad se utilizaron pollos Ross, también se formularon dietas isoenergéticas e isoaminoacídicas pero siguiendo las recomendaciones de FEDNA (2018) para el grupo Control. Las dietas experimentales combinaron disminuciones de Ca y P en un 10, 15 y 20% y el agregado de pidolato de calcio a la dieta. Al finalizar el ensayo se observó que los pollos fueron aumentando la conversión de alimento a medida que se iba reduciendo el nivel de los macrominerales (p<0,05), lo cual no sucedió cuando a las mismas dietas se agregó pidolato de calcio. La Digestibilidad Aparente del P fue medida a los 14 días de edad y mejorada con la disminución de los niveles, aunque en mayor medida con el agregado de pidolato (p<0,05). A los 21 días se midió la resistencia ósea y la elasticidad de los huesos de los pollos, viéndose disminuidos sus valores al bajar el Ca y P, pero no ocurrió lo mismo con la inclusión de pidolato en la dieta (p>0,1;p<0,1).

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Consideraciones Finales

Un sistema locomotor saludable sin dudas traerá como consecuencia una mayor frecuencia de acceso a comederos y bebederos con un mejor desempeño productivo al finalizar la crianza, lo cual en la mayoría de los casos se obtiene con un buen trabajo interdisciplinario. La reformulación de dietas con una disminución significativa en los niveles de Ca y P puede realizarse sin comprometer el desempeño productivo y la integridad ósea de los pollos con la utilización estratégica de pidolato de calcio durante las primeras 2-3 semanas de vida. La reducción de niveles de CaT trae como beneficio una mayor actividad enzimática por parte de las fitasas y una mayor digestibilidad del P, por lo cual un nivel inicial de CaT de 0,8% y de PDisp de 0,4% tendría que ser más que suficiente si se utilizan fuentes de alta digestibilidad, se maximiza su absorción y se refuerza el colágeno óseo, lo cual puede lograrse sin aumentar el costo de alimentación por kg de pollo.

Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno Junio- Julio 2023

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