El manejo seguro y la atención a las necesidades nutricionales aportan bienestar a los animales y mayor calidad a las granjas.
Para aprovechar al máximo el potencial de las aves, es importante mantener la salud animal y seguir las normas de bioseguridad en las granjas. Esto resultará en un mejor rendimiento productivo y contribuirá con la prevención de los desafíos a los que nos enfrentamos actualmente.
Melina Bonato, gerente de I&D de ICC Brazil, empresa pionera en la producción de soluciones innovadoras para la nutrición animal a base de aditivos de levadura, afirma que implantar el manejo correcto y considerar las exigencias nutricionales de los animales, además de los cuidados sanitarios, son medidas que permiten prevenir gran parte de las enfermedades más comunes en la avicultura.
“No cabe duda de que la nutrición es un factor determinante en la producción animal y está directamente relacionada al rendimiento animal y al costo de la producción. Además del uso de ingredientes de calidad que respondan a las exigencias nutricionales en cada fase, también es posible utilizar aditivos alimenticios que puedan tener repercusiones en la nutrición animal, buscando la seguridad alimentaria del producto final”, afirma Melina.
La prevención de enfermedades y contaminaciones es un gran desafío en la avicultura, especialmente considerando el escenario en el que el uso de antibióticos como promotores del crecimiento está prohibido o restringido. Una alternativa es el uso de levaduras, como ImmunoWall® de ICC Brazil, que actúan sobre el sistema inmune, favoreciendo una respuesta más rápida en presencia de un patógeno o antígeno.
TRATAMIENTO DE RESIDUOS DE LA AVICULTURA
Para evitar enfermedades, también es necesario prestar atención a las granjas con los residuos producidos por la avicultura, que pueden ser cama de pollo, excrementos de ponedoras o las carcasas de animales muertos. Todos ellos son factores que causan no solamente un impacto en la salud y el bienestar de los animales, sino también en el medio ambiente cuando no son manejados correctamente y pueden, además, atraer moscas, roedores, cascabeles y provocar enfermedades a través de la propagación de patógenos.
El tratamiento de residuos puede hacerse de dos maneras: compostaje y biodigestión. En el caso de las carcasas, también puede realizarse la incineración, pero en este caso no serán usados los residuos finales.
“Al tratar correctamente los residuos, el compuesto final o biofertilizante procedente de la cama y excrementos puede ser usado en cultivos vegetales – que, pueden convertirse en ingredientes de calidad para la nutrición animal”, explica la Analista de I&D de ICC Brazil, Liliana Borges. “El producto final del compostaje de las carcasas sólo debe ser usado para la fertilización de los cultivos forestales y la jardinería, debido a cuestiones sanitarias. Resaltamos que, en casos de contaminación grave y/o que puedan suponer un riesgo para la salud humana, es preferible la incineración”, afirma.
Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno Agosto- Septiembre 2020