Staff BM Editores.
Expresan Avicultores preocupación por impacto económico por COVID-19 a este segmento productivo; proponen al Gobierno federal medidas para no descapitalizar al sector.
La Unión Nacional de Avicultores (UNA), le expresó al Gobierno Federal su preocupación por el impacto económico a este segmento productivo, derivado de la pandemia del COVID-19 que afecta al mundo entero y de la que México no es la excepción.
En carta a la secretaria de Economía, Dra. Graciela Márquez Colín, el presidente del Consejo de la UNA, Lic. Juan Manuel Gutiérrez Martín, puntualiza que el mes de abril del 2020 lo reconocen como el peor mes de la avicultura mexicana en su historia desde que se mantienen registros estadísticos.
Gutiérrez Martín expresa que lo que la industria observa en el futuro inmediato para este año es muy negativo, con una alta volatilidad en los precios, descapitalización y falta de liquidez, además de un aumento en los costos por la depreciación del tipo de cambio, escenario que provocará cierre de varias empresas, independientemente del riesgo que se corre de que las inversiones previstas para 2020 sean canceladas o diferidas.
La situación difícil, añadió, podría provocar que el sector quede concentrado en empresas con mayor capacidad para enfrentar la crisis, o en manos de importadores que no crean empleos fijos e inversiones de largo plazo y que no adquieren cosechas nacionales.
Recordaron qué, si bien es cierto que durante unas semanas el precio del huevo se mantuvo en niveles elevados, provocados principalmente por las compras de pánico, actualmente los precios se han deprimido tanto que ya se encuentran por debajo del punto de equilibrio.
Señaló que igualmente, el mercado de pollo ha estado sujeto a presiones muy fuertes por el hecho mismo de no poder comercializar aproximadamente el 30 por ciento de la producción, que se destinaba al sector restaurantero y hotelero, y que se ve profundizado por la incapacidad que se tiene en los canales de venta que aún permanecen abiertos por desplazar esa oferta.
Por todo esto, los avicultores proponen una serie de medidas que permitan atenuar el impacto económico que tendrá el COVID-19 en la avicultura nacional, la cual provee 6.3 de cada 10 kilogramos de proteína animal que consume cada mexicano, que además invierte en zonas muy y altamente marginadas, genera más de 1.3 millones de empleos directos e indirectos y que es el segundo principal comprador de las cosechas nacionales de granos, solo después de la industria de la tortilla.
En primer lugar, proponen que se destinen recursos públicos para retirar del mercado los excedentes de huevo que no pueden desplazarse en el mercado tradicional, producto que podría destinarse a esquemas de apoyo en las poblaciones más desfavorecidas.
Solicitan también que con carácter de emergente y de forma provisional se cierren las fronteras a la importación de carne de pollo originarias de cualquier país, y es qué con el excedente provocado por esta crisis sanitaria, se necesita dar un espacio de tiempo para permitir que se desahogue el mercado nacional.
Plantean qué si la petición anterior no se concretara a la brevedad, entonces solicitan de inmediato se inicie el cobro de las cuotas antidumping a las importaciones de piernas y muslos originarias y procedentes de los Estados Unidos de América.
Paralelamente, piden no dar acceso a terceros países a través de cupos unilaterales, ya que la industria mexicana requiere desplazar los excedentes provocados por el cierre del canal restaurantero y hotelero, que hoy no tiene salida.
También exhortan a evaluar las compras institucionales del gobierno para desahogar parte de la producción de pollo fresco, así como apresurar, junto con la SADER, los reconocimientos de estados libres de influenza aviar, con la finalidad de contar con la posibilidad de exportar carne de ave a países con necesidades de proteínas cárnicas.
Finalmente, además de requerir respuesta a esta serie de medidas urgentes, piden establecer una mesa de trabajo con la SADER en donde se pueda definir de manera conjunta una visión de país con respecto a la industria avícola, de forma que la actual falta de convergencia entre la política de fomento productivo con la política comercial sea congruente.
