Ante el incremento de precios de ingredientes alimenticios en la industria avícola.
PhD. Elías Salvador T.
Introducción
La producción avícola de huevos y carne, es una actividad económica muy dinámica y en crecimiento, clave para la seguridad alimentaria, como tal, experimenta desafíos y retos. Un principal desafío actual, es el aumento del precio de los principales ingredientes alimenticios que se utilizan en las dietas como son el maíz y la soya, cuyo aumento está alrededor del 50%, lo que impacta grandemente en el costo de la dieta y costo de producción. Este fenómeno es internacional, por ejemplo, el costo de producción avícola en Brasil aumentó en 38.93% en el 2020. El gran reto es aplicar estrategias prácticas que permitan una mejor gestión de este problema. La propuesta principal es mejorar las eficiencias para reducir costo de alimentación y maximizar rentabilidad.
El concepto y método de formulación a mínimo costo debe ser manejado como referencia mas no como estrategia final de aplicación, ya que cuando no es gestionado adecuadamente impacta negativamente sobre las eficiencias, afectando la rentabilidad. Las estrategias deben ser parte de un paquete técnico integral, cuyo propósito principal será mejorar las eficiencias como base de productividad y rentabilidad, para llegar a ello se hace necesario el uso de herramientas efectivas. Cada estrategia tendrá un objetivo de OPTIMIZACIÓN.
En esta línea, el siguiente artículo explica algunos factores y recomendaciones a seguir a nivel de granjas comerciales, para una mejor gestión del impacto del incremento del precio del maíz y soya que aumenta el costo de las dietas. Comprende un resumen de lo más resaltante de cada factor bajo un enfoque integral que en conferencias técnicas anteriores (2020 y 2021) y reuniones técnicas con algunas empresas avícolas fueron propuestos y que considero de importancia difundir a la industria avícola en general como un aporte técnico al manejo del problema.
Dieta balanceada
La primera recomendación es mantener las características básicas de una dieta balanceada. En la figura 1, se presenta las principales características de una dieta balanceada, que es lo que vamos a ir desarrollando en la siguiente presentación. Cualquier alteración de la naturaleza de la dieta puede conducir a un desbalance con excesos o déficit que afectarán negativamente la respuesta productiva y rentabilidad de la producción avícola.
Los desbalances pueden provocar problemas: niveles inadecuados de energía, proteínas o calcio, pueden provocar una caída en la producción de huevos (Jacob et al.., 2017). Dado que se consume una mayor cantidad de alimento cuando se disminuye la energía y una menor cantidad cuando se aumenta la energía, es necesario ajustar el contenido de proteínas de la dieta en relación con el nivel de energía (Scott et al.., 1976).
El nivel de proteínas debe expresarse en términos del contenido energético de la dieta. Una deficiencia de proteínas, también puede denominarse exceso de energía, provoca una mayor deposición de grasa en los tejidos (incapacidad para hacer uso productivo de la energía porque la dieta no contiene suficientes proteínas o AA´s para crecimiento o producción óptima y el animal debe convertir la energía extra en grasa (Scott et al.., 1976). El exceso de proteína, (aun en balance con AA´s esenciales) conduce a una ligera disminución del crecimiento, reducción de la deposición de grasa corporal y aumento de los niveles de ácido úrico en la sangre, camas húmedas y estrés del ave (aumento del tamaño de glándulas suprarrenales y producción de adrenocorticosteroides (Scott et al.., 1976).
La distribución calórica de la dieta impacta sobre las eficiencias. Hay una relación entre el contenido de almidón, proteínas y lípidos. La relación almidón: proteína impacta sobre las eficiencias. Un estudio preliminar de Liu et al.. (2020) encontró que la óptima relación de almidón digestible: proteínas fue de 1.141 lo que optimiza la conversión alimenticia (1.436) en pollos de engorde de 7 a 35 días de edad.
Se hace necesario contar con una buena base de datos de composición química y calidad de ingredientes. Fuente confiable (análisis). Gestionar los márgenes de seguridad, a mayor variabilidad de nutrientes, mayor margen de seguridad, lo que puede impactar negativamente. Una dieta balanceada proporciona a las aves nutrientes y energía para cumplir con los requerimientos en función de óptima densidad nutricional/energética, optimizando la combinación de ingredientes de calidad que asegure el aporte de energía y nutrientes.
Densidad nutricional
La densidad nutricional y energética de la dieta es un factor clave. Debe estar en relación con un adecuado consumo del nutriente que optimice la respuesta productiva. Podemos reducir o aumentar la densidad, dependerá de las condiciones de la granja. Para cualquier condición, el objetivo es OPTIMIZAR la densidad de la dieta, es decir, encontrar el punto óptimo por el que se maximice el margen económico y mantener la respuesta productiva en valores adecuados. En el ejemplo de la figura 2 y 3, le servirá como referencia para mejor comprensión
La relación óptima (densidad energética y nutricional) entre EM y AA’s dependerá de las estrategias que se estén utilizando bajo las condiciones de la granja comercial. Si no existe una relación óptima, entonces se tiene una dieta en desbalance, lo que afecta la respuesta productiva, calidad de huevo y la retribución económica (Salvador, 2018).
En el estudio de Salvador et al.. (2015) en pollitos en fase pre inicial (0-7 días de edad) evaluando diferentes relaciones de lys dig/EM, encontramos que la relación 0.421 logró significativamente la mejor respuesta en peso vivo. Recientemente, Barekataina et al.. (2021) encontraron que la mejor respuesta de peso vivo a los 7 días de edad en pollitos se logró con la relación lis dig/EM= 0.437.
Un aumento del nivel de EM sin considerar relación con nutrientes puede reducir consumo de alimento, aunque se mantiene consumo de EM, pero al reducir consumo de alimento, se reduce consumo de nutrientes y se afecta la eficiencia energética. Cambios en la concentración de energía de la dieta han dado como resultado, indicadores contrastantes con respecto a la ingesta energética, el rendimiento productivo y la tasa de conversión alimenticia de las gallinas (Harms et al.., 2000).
Proteína balanceada (PB)
En el caso de aves de postura, una recomendación del perfil ideal (PI) mínimo de met/lis dig de 47% para máxima masa de huevo (Breghendahl, 2008). Un PI de 91% de met+cist/lisina y una PB de 104% maximiza la respuesta económica para masa de huevo en gallinas de postura (Salvador y Guevara, 2013) como se muestra en la figura 4.
Requerimientos
El alimento constituye entre 65-75% del costo total de producción de huevos. La EM representa ± 60% del costo total del alimento (Barzegan et al.., 2019). El requerimiento de energía debe expresarse en términos de Kcal de EM/animal/día (Scott et al.., 1976). Las gallinas ponedoras parecen tener respuestas similares a diferentes niveles de energía en la dieta, independientemente de la fase de producción (Junqueira et al.., 2006). Dietas altas en EM aumentaron la ingesta de alimento por bajo incremento calórico causado por el mayor contenido de aceite (Colvara et al.., 2002).
En cuanto a los AA’s, valores de 805 a 833 mg/gallina/día de TSAA y 440 a 472 mg/gallina/ día de met para 52-54 g de masa de huevo (Castro et al.., 2019), 756 mg/gallina/día de aminoácidos azufrados (AASD) y 415 mg/ gallina/día de met dig para gallinas ponedoras (Lemme and de la Cruz, 2017) (fase inicial del período de puesta hasta 45 semanas), 693 mg/día de AASD (LOHMANN Brown, 2019). Recientemente se encontró que 676 mg/gallina/día de AASD para gallinas de 80 semanas de edad mantuvo buena respuesta productiva y económica. Sin embargo, en este estudio, la EM de la dieta influyó sobre la respuesta económica a diferentes consumos de AASD. La dosis de 676.88 mg/gallina/día de AASD, 292.78 Kcal/día de EM y 2.311 mg de AASD/Kcal de EM logró el mayor margen sobre costo de alimentación (+16.7%) (Salvador, Narváez, Ríos y Lujan 2021).
Los niveles de PC de las dietas experimentales y su relación con la densidad energética podrían ser un factor que altere los requerimientos de aminoácidos en las gallinas ponedoras debido a los cambios en el balance de aminoácidos y las funciones hepáticas (Rama Rao et al.., 2011).
En el futuro, es más importante completar experimentos para determinar las relaciones ideales de aminoácidos que se requieren para la persistencia de producción de huevos en lugar de una producción óptima. Sin embargo, los requerimientos de aminoácidos para la persistencia de producción de huevos pueden ser más altos que los de la producción normal de huevos, y el desafío es proporcionar dietas de aminoácidos de alta densidad a las gallinas mayores porque el envejecimiento reduce la eficiencia de la función hepática (Macelline et al.., 2021).
Método de formulación de dietas balanceadas
El método de formulación de dietas a mínimo costo, tiene limitaciones bajo los desafíos actuales ya que considera solo una parte de la ecuación económica, lo que podría llevar a reducir el máximo lucro (margen sobre costo de alimentación). Para una mejor efectividad, se debe relacionar con el costo de alimentación por kg de huevo o carne de pollo y tener como objetivo el máximo margen. Dado que las aves para producción de carne o huevos responden a las especificaciones nutricionales y energéticas de la dieta, lo que la hace muy dinámica, por tanto, se hace necesario la utilización de herramientas adecuadas para cuantificar y optimizar la densidad nutricional que maximiza el margen económico. El método de formulación para máximo margen sobre el costo de alimentación, que hace uso de la programación no lineal, integra los precios de ingredientes y la respuesta en función de la densidad nutricional, lo que no es posible con el tradicional método de mínimo costo. La ley de los rendimientos decrecientes se toma en cuenta con este método, ya que la respuesta no es lineal y se debe encontrar el punto óptimo económico. El verdadero requerimiento nutricional se da en términos económicos.
Tomar en cuenta la variabilidad nutricional de los ingredientes. Los valores promedios utilizados deben considerar su desviación estándar, haciendo uso de herramientas estocásticas y ajustando a un valor más real y precisar sin exagerar los márgenes de seguridad. Esto se maneja y adapta de acuerdo con las condiciones de cada granja. Se recomienda hacer uso de modelos matemáticos no lineales para OPTIMIZAR.
Eficiencia alimenticia y conversión calórica
Dado que el principal componente del costo de la dieta es la energía, se recomienda considerar el indicador conversión calórica antes que la conversión alimenticia. Utilizando los datos de la variable masa de huevo del estudio de Ribeiro et al.. (2014), quienes evaluaron 5 niveles de EMn desde 2.70 hasta 3.00 Mcal de EMn/kg de dieta, realizamos cálculos de costos y se comparó el comportamiento de los dos indicadores y se encontró que conforme aumentaba el nivel de EMn mejoraba la conversión alimenticia (desde 1.76 a 1.70), sin embargo, la conversión calórica aumentó (desde 4.75 a 5.11).
Desde el punto de vista económico una dieta con 2.70 Mcal de EMn tiene un costo aproximado de $ 0.3128/kg que multiplicado por la CA 1.76 nos da un costo de $ 0.5505/kg de masa de huevo, mientras que la dieta con mayor EMn que fue de 3.00 Mcal/kg tiene un costo aproximado de $ 0.3536/kg que multiplicado por la CA 1.70 nos da un costo de $ 0.6011/kg de masa de huevo. Por lo tanto, si nos confiamos únicamente por el indicador CA estaríamos produciendo masa de huevo a un mayor costo. Es necesario por tanto optimizar la densidad energética para maximizar el margen económico sobre costo de alimentación tomando en cuenta la conversión calórica como indicador clave. En la gráfica 5 se puede observar dicho comportamiento calculado.
Granulometría de la dieta
Se recomienda considerar una granulometría óptima para cada fase y especie de aves, sea pollos o gallinas. Está comprobada su relación con el desarrollo de órganos como la molleja y la eficiencia en la digestión y absorción de nutrientes, lo que mejora las eficiencias. Sin embargo, también está relacionado con otras características.
Un estudio de Schreiter et al.. (2021) evaluaron la granulometría y encontraron que partículas más gruesas (> 2,00 mm) y menos partículas de alimento medianas y más finas (≤1,60 mm) en la alimentación de las parvadas estaba relacionado al picoteo de las plumas. Los componentes más gruesos contenían niveles más bajos de nutrientes importantes para prevenir el picoteo de las plumas (por ejemplo, metionina, sodio, etc.). El estudio demostró que una estructura de alimentación demasiado gruesa, puede considerarse un factor de riesgo para el picoteo de las plumas. Se demostró una relación entre la estructura del alimento y la aparición de daños en el plumaje a nivel de campo.
Los diferentes contenidos de nutrientes de las fracciones de tamaño de partículas individuales son de crucial importancia para esta relación. Las mezclas de alimentos completas, altamente heterogéneas en forma de harina con proporciones aumentadas de partículas > 2,00 mm representan un factor de riesgo para la aparición de daños en el plumaje de las gallinas ponedoras. Los criadores de gallinas ponedoras deben comprobar regularmente las fracciones de partículas del alimento mediante análisis de tamices.
Es necesario procesar el alimento mediante molienda gruesa o cereales integrales, para estimular la función de la molleja y la peristalsis. Deben implementarse programas de aseguramiento de la calidad de los alimentos más estrictos (Oviedo-Rondón, 2019).
Salud de órganos, salud intestinal
Si la salud de los órganos está afectada, ninguna estrategia será efectiva. Uno de los principales órganos, muy dinámico, que se debe mantener saludable es el hígado. Promover y garantizar una adecuada salud hepática. La base de la salud hepática es una dieta balanceada, con ingredientes altamente digestibles e inocuos, granulometría adecuada, sustancias protectoras, fitogénicos, soporte para la producción de bilis, uso de enzimas exógenas y agua de calidad.
El exceso de grasa en el hígado, surge principalmente de un aumento de la lipogénesis más que de los lípidos de la dieta (Butler, 1975). Dietas de alto contenido energético de maíz o trigo, producen una mayor incidencia de FLHS (Pearson y Butler, 1978; Haghighi y Polin, 1982). Cuando se utilicen ingredientes ricos en carbohidratos simples como: arroz, harinas (pan, galletas, fideos), se debe tener cuidado al definir su nivel de inclusión. Tanto la reducción de lípidos de la dieta y un incorrecto balance de EM:AA’s conduce a hígado graso. La nutrición, factores hormonales, temperatura ambiental (estrés frío-calor), condiciones de alojamiento, genética, factores toxicológicos (estimulen lipogénesis) influyen sobre la etiología del hígado graso (Shini and Bryden, 2009).
Se debe monitorear el hígado a través de sus características y condición estándar. El peso relativo de hígado y vesícula, score de color, contenido de bilis, fragilidad, etc., son algunos indicadores que nos dan información muy importante. Con ciclos de producción más largos, mantener un hígado sano es fundamental para el rendimiento de las gallinas. La salud del hígado está fuertemente relacionada con la masa del huevo, la calidad de la cáscara y la persistencia en la puesta (Lera, 2018).
Existe la necesidad de métodos estandarizados para evaluar el estado de salud intestinal. El sistema de puntuación macroscópico desarrollado por Vetworks (M. De Gussem 2010) combina la evaluación de coccidiosis y disbacteriosis o enteritis bacteriana BE. El sistema de puntuación para BE fue validado por histopatología (E. Teirlynck 2011) y se puede utilizar en condiciones de campo. El sistema de puntuación se utiliza en todo el mundo, en diferentes integraciones, con diferentes piensos y diferentes estrategias anticoccidiales para evaluar la salud intestinal en pollos de engorde.
Promover el balance óptimo de la microbiota a nivel de buche, molleja e intestino, es esencial para la eficiencia y nutrición efectiva. La microbiota realiza funciones: digestión y absorción de nutrientes, salud e integridad intestinal, exclusión competitiva de patógenos, inmunomodulación. Diversos factores causan cambio en la población bacteriana. Es común que se utilicen tratamientos con antibióticos cuando ocurre algún problema de tipo intestinal, considere que hay un tiempo de 15 días para que el ave desarrolle una población microbiana madura, siendo una de las razones por la que la nutrición es importante durante los primeros 15 días de edad.
Mantener la salud intestinal, es el factor más importante ya que está relacionada con la digestión y absorción de los nutrientes y energía, cualquier alteración afectará este proceso y afectará negativamente las eficiencias. Es común encontrar coccidiosis subclínica e incluso parásitos en gallinas de postura, debe evaluar y aplicar las medidas correctivas.
Agua
La dieta debe ser diseñada de acuerdo con la fisiología de transición, al desarrollo de órganos y salud intestinal del ave. Asegure calidad química, física y microbiológica del agua. Una mala gestión del agua, afecta las eficiencias y puede conducir a un aumento de la necesidad de energía requerida para respuesta inmune (inflamación) por consumo de agua contaminada y afecta la salud del ave y las enzimas exógenas y endógenas reducen su eficiencia.
Las aves son más sensibles a los sabores en el agua que en los alimentos. Prefieren agua fría y de sabor ligeramente ácido en lugar de dulce. Tienen un sentido del gusto bien definido y rechazarán ciertos sabores (Universidad Arkansas, 2015). Prefieren el agua ligeramente ácida (Kare, 1970).
Las aves pueden tolerar un rango de pH de 4 a 8. Un rango de pH mayor de 8 podría reducir consumo de agua (Fairchild and Ritz, 2015). Un pH de agua entre 5 y 6 tomando como referencia el nivel nativo del buche es recomendado.
El pH óptimo en cada segmento mejora la salud y la función intestinal. El pH óptimo para el crecimiento bacteriano patógeno es cercano a 7 o ligeramente mayor, mientras que los m.o. beneficiosos viven en un pH ácido (5.8 – 6.2) y compiten con los patógenos (Ferd, 1974).
Según la Dra. Hardy (2020), reporta que las fitasas comerciales actualmente disponibles, funcionan de manera diferente en el laboratorio y, por lo tanto, varían en sus efectos sobre la respuesta animal. Ampliar los rangos de pH de la enzima, asegura una mejor respuesta en ambientes muy ácidos como el tracto digestivo superior. Hidrolizarán el fitato, lo más rápido. Asegurando así una liberación de fósforo más rápida en el sistema digestivo. Reducir eficazmente el efecto antinutricional del fitato.
En esta línea, hay que reevaluar y reconsiderar la gestión aplicada a nivel de buche, proventrículo y molleja donde se manejan pH ácidos.
Artículo publicado en Los Avicultores y su Entorno Febrero- Marzo 2022