Impacto sobre el sector pecuario en las primeras semanas de abril 2020 ante el COVID-19

Staff BM Editores.

De acuerdo con el análisis elaborado por el Lic. Juan Anaya Castellanos, director General del Grupo Consultor de Mercados Agropecuarios (GCMA), con el sacrificio de ganado bovino más pesado, pero en menor cantidad, el pronóstico de importación de carne de res se elevó debido a una mayor necesidad de carne destinada a proceso, entre las que se encuentran las molidas, recortes, productos procesados; en cambio se estima que bajen las exportaciones debido a una débil demanda en el extranjero.

La producción de carne de cerdo en el primer trimestre se incrementó 8% contra el mismo periodo en 2019. Se espera una mayor demanda por parte de China, tan solo en enero se incrementaron los envíos 39%; con lo anterior, se espera que mejoren los precios en la cadena especialmente 4% más para cerdos vivos, aunque seguiría estando debajo del costo de producción de la mayoría de los productores.

De acuerdo al análisis Estados Unidos espera incrementar sus envíos de los tres tipos de proteína a México; en el sector avícola se estima que la oferta continuará presionando a la baja los precios, aun con los brotes de influenza detectados recientemente.

En el caso de los países asiáticos, la Asociación de Industriales de la Alimentación de Asia (FIA por sus siglas en inglés), desarrolló un estudio sobre los desafíos de la producción y la cadena de suministros a raíz de la pandemia, a cargo de la PwC y titulado “Mantener la resiliencia alimentaria en un momento de incertidumbre”.

Entre las recomendaciones del estudio se encuentran proteger a los trabajadores de la industria para garantizar que las fronteras permanezcan abiertas y brindar asistencia financiera a las empresas y consumidores más vulnerables.

También ampliar y fortalecer los sistemas de reducción de riesgos, para garantizar que el sistema alimentario de la región continúe funcionando de manera efectiva y evitar que los gobiernos generen políticas que obstaculicen la producción o la imposición de barreras comerciales.

China ha mostrado una reciente recuperación de sus mercados, las dos primeras semanas de abril demostraron que los precios podrían llegar al nivel de los alcanzados a principios de 2019, haciendo de éste el mercado de exportación más atractivo.

La demanda principal de los consumidores chinos seguirá siendo el cerdo, sin embargo, se observa un incremento importante en la demanda de res, debido principalmente a cambios en los patrones de consumo, donde los temas sanitarios tanto de animales como del humano se están volviendo un tema central.

A nivel mundial, debido a la contingencia del COVID-19, los mercados de carne están siendo empujados en diferentes direcciones, se está transformando la forma en que las personas compran alimentos y al mismo tiempo los productores enfrentan a trabajadores enfermos, cadenas de suministro alteradas y complicaciones en el comercio internacional.

Los precios de la carne y las aves de corral en algunos países han bajado drásticamente, mientras que en otros se han mantenido firmes o incluso han aumentado. Los mercados para diferentes tipos de productos cárnicos también son desiguales: los precios de la carne de res y de cerdo se debilitan en muchas partes del mundo, pero el pollo y el huevo tienden a fortalecerse.

Muchos procesadores de carne en el mundo han manifestado su compromiso por abastecer los mercados y evitar la escasez de alimentos. Esto se está poniendo en peligro por la propagación de Covid-19 entre los trabajadores e inspectores que mantienen en funcionamiento las plantas, lo que podría generar una interrupción aún mayor si la enfermedad continúa propagándose.

En los países de la Unión Europea, se estima que 60% de las ventas de carne a través de los minoristas convencionales fue picada, molida y otros recortes de bajo valor.

Los minoristas en todo el mundo están demandando una cantidad significativa de carne picada y otros cortes de bajo valor, en lugar de su mezcla habitual de carne picada más otros cortes como filetes y cortes para asados, especialmente al reducirse las actividades grupales.

De seguir suspendidas las reuniones sociales durante el verano, muchos países verán reducirse la demanda de cortes y productos para asar, tal como sucedió con la caída en el consumo de alitas en Estados Unidos debido a la suspensión de eventos deportivos.

Lo anterior, generará un conflicto al interior de las empresas, ya que necesitan desplazar todas las piezas y subproductos de los animales, no sólo los productos que actualmente demanda el consumidor que se ha quedado en casa.

Brasil fue uno de los optimistas sobre los impactos de Covid-19, minimizando las preocupaciones sobre las exportaciones y efectivamente los primeros 3 meses del año mostraron que las exportaciones brasileñas de cerdo, res y pollo fueron la de mayor entrada a China, a pesar de la problemática en los puertos.

El tipo de cambio ante la caída del real brasileño les ha hecho aún más competitivos, permitiendo compras de ganado a precios constantes y generando carne de res de bajo costo, accesible a todo el mundo. Mientras que países como Argentina y Uruguay, los cuales dependían principalmente del abasto a la Unión Europea, donde el cierre de restaurantes ha reducido la demanda de cortes de alto valor en fresco.

Después de las compras de pánico muchas empresas en diferentes países productores, especialmente aquellos que tradicionalmente exportan productos de alto valor como Estados Unidos y la Unión Europea, están llenando sus congeladores con los cortes más caros, para los cuales actualmente no hay mercado, por lo tanto, están desvalorizando los productos que usualmente vendían en fresco, con la esperanza de que la demanda regrese en algún momento en el futuro.

Sin embargo, también hay un número significativo de plantas, en Estados Unidos la Unión Europea y el Mercosur, que están cerrando algunas plantas por contagios, lo que traslada el problema al eslabón anterior en la cadena, el productor de ganado, al que le están dejando de comprar.

La situación actual apunta a la disminución de los precios del ganado. En un mercado normal y equilibrado, el empacador esperaría convertir el 40% de una canal en carne picada, molida y cortes de menor valor si a esto le sumamos que los productos de mayor valor van a desvalorizarse al congelarse, como resultado podríamos esperar un menor valor en los productos cárnicos en general con un impacto directo en el bolsillo del empacador.

En todos los escenarios, indudablemente, el productor primario será el que enfrentará el mayor problema tanto de precios a la baja como de demanda de sus animales.

Finalmente, aunque los temas de sanidad e inocuidad seguirán siendo un tema importante para el consumidor, el aumento del desempleo y la recesión económica podrían dañar la demanda en el futuro, especialmente con países productores como Estados Unidos con inventarios altos en sus congeladores.

Fernando Puga
Fernando Pugahttps://bmeditores.mx/
Editor en BM Editores, empresa editorial líder en información especializada para la Porcicultura, Avicultura y Ganadería.
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