La escasez del agua en México y cómo enfrentarla

Redacción BM Editores.

De acuerdo con un artículo elaborado por el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), Dr. Víctor Villalobos Arámbula y publicado por el periódico Excelsior, el desarrollo sustentable de nuestro país depende de una gestión eficiente de los recursos hídricos disponibles, que permita resolver la escasez presente y futura del preciado líquido que es el agua, mientras se atiende su creciente demanda.

En México, como en el resto del mundo, el agua tiene tres grandes destinos; el uso agrícola (75.7%) el abastecimiento público (14.7963) y el uso industrial (9.6%), sin que ninguno de ellos pueda considerarse “más importante” que el otro, por lo que es necesario atender a los tres de manera integral si queremos un desarrollo armónico y sustentable.

Pero cada vez será más difícil satisfacer a estos tres grandes demandantes si no se toman medidas tales como políticas públicas y decisiones económicas adecuadas, nuevos marcos legales y, desde luego, promover la conciencia social sobre la fragilidad e importancia de este recurso natural no renovable y del cual depende la vida sobre la tierra.

Lograr esta transformación requiere de la toma de decisiones complejas y de intervenciones innovadoras que permitan que la agricultura y la industria continúen siendo motores del crecimiento económico y del desarrollo social, a la vez que reducen su huella hídrica y sostienen el progreso de una sociedad cada vez más urbanizada.

Para mejor compresión de este problema, hay que recordar que, en el presente, la disponibilidad total de las aguas en el mundo es de 1,386 billones de hm3, de los cuales 97.5% es agua de mar; 2.5%, agua dulce (de la que 70% pertenece a glaciares, nieve y hielo), y tan sólo el 0.77% es agua accesible al ser humano, entre ríos, lagos, humedales y depósitos subterráneos.

Claramente, el agua es insuficiente en los tiempos actuales y su disponibilidad será extremadamente crítica en el futuro próximo debido, principalmente, al crecimiento demográfico y a factores ambientales adversos. Como antecedente, durante el siglo pasado la población mundial se triplicó y las extracciones de agua de los mantos acuíferos subterráneos se sextuplicaron, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Al respecto, nuestro país ocupa el cuarto lugar mundial con mayor extracción de agua del subsuelo, sólo después de China, Estados Unidos e Indonesia.

Como se señaló, la explotación de los mantos acuíferos se dirige principalmente a las actividades agropecuarias y acuícolas; actualmente, la demanda de este sector se complementa con el aprovechamiento de las lluvias, de las aguas superficiales y de escorrentías para la agricultura de temporal.

Respecto al uso del agua en la agricultura, nuestro país ocupa el séptimo lugar mundial en superficie con sistemas de riego, estimada en seis millones 684 mil hectáreas, que es el 26% de la superficie arable. Si bien la agricultura bajo riego genera una alta productividad de granos y hortalizas, hay la urgente necesidad de mejorar tales sistemas, principalmente la infraestructura hidro­agricola, incluyendo el revestimiento de los canales de distribución del agua en los distritos de riego.

Asimismo, se deberá revisar el uso y los sistemas de suministro de energía eléctrica que permiten operar los sistemas de riego. El resto de los terrenos agrícolas, 74% (de las 25 millones 703 mil hectáreas agropecuarias), son tierras de temporal destinadas principalmente a la producción de granos básicos y a la ganadería extensiva.

Afortunadamente, se cuenta con mucho conocimiento, tecnología e innovación para hacer más eficiente el uso del agua en la agricultura altamente diversificada que se practica en nuestro país y que implica el uso de tecnologías de riego apropiadas, sin reducir la productividad. Algunas de estas buenas prácticas agrícolas ya se utilizan con la asistencia técnica de la Sader y están vinculadas al adecuado manejo de los suelos, la labranza de conservación y la medición de la huella hídrica en las parcelas agrícolas, entre otras medidas.

Además de la agricultura de riego y de temporal, nuestro país ha destacado mundialmente por su producción agrícola bajo techo, que es una alternativa sustentable y muy eficiente para, por medio del riego por goteo, dosificar el agua y el fertilizante, a la vez que se incrementa la productividad. Hoy día, México cuenta con una superficie de 77,417 hectáreas bajo estos sistemas productivos, que contribuyen actualmente a que seamos el undécimo productor de alimentos y el noveno país exportador en el contexto global.

En cuanto al abastecimiento público, es un hecho que la presión por el acceso al agua es directamente proporcional al crecimiento demográfico. Se estima que, en la presente década, la población nacional se incrementará en más de 11 millones de personas y la mitad de ellas se registrará en zonas urbanas donde las regiones hídricas están sobreexplotadas: Lerma­Santiago­Pacífico, Valle de México, Balsas y Río Bravo, lo que implicará un mayor impacto en los recursos hídricos disponibles. Notoriamente, para el 2030 habrá una marcada disminución del agua renovable per cápita, donde, coincidentemente, habrá mayores asentamientos urbanos.

Datos del 2020 señalan que las entidades federativas con menos agua (medida en m3/hab/aflo) son las que, entre otras razones, concentran la mayor población; Ciudad de México, 70; Estado de México, 207; Aguascalientes, 381; Guanajuato, 638; Tlaxcala, 657; Nuevo León, 786; Baja California, 824; Querétaro. 835; Quintana Roo, 942, y Morelos, 952.

En tanto, las cinco con mayor disponibilidad por habitante fueron; Chiapas, 20,996; Oaxaca, 13,903; Tabasco, 13,563; Yucatán, 9,399, y Durango, 7,052. Es de destacar que el agua renovable per cápita para el Valle de México en 2020 fue de 145 m3/hab/año, mientras que en la frontera sur fue de 19,819 m3/hab/año.

Respecto al sector industrial, un tema que deberá ser considerado es el mayor uso de las aguas tratadas de las descargas de las aguas residuales (municipales y no municipales), para lo cual existe la infraestructura. En el 2020 Contábamos con 3,307 plantas de tratamiento de aguas residuales industriales en operación, con una capacidad instalada de 113.60 m3/seg y tratábamos un total de 71.67, lo que es 62.5% de la capacidad.

Adicionalmente, se cuenta con 996 plantas potabilizadoras y de tratamiento de aguas con capacidad de 152.68 m3/seg, se logra potabilizar un caudal de 117.61 m3/seg (el 76.6%), En el 2018. México ocupó el lugar 93 de 200 con mayor capacidad de agua renovable per cápita, con 462 miles de millones de m3. Ante la creciente demanda por el recurso hídrico, se tendrá que fortalecer y hacer más eficiente el reciclado del agua para fines industriales, agrícolas y de diversos servicios públicos en las zonas urbanas.

Nuestro país continuará enfrentando problemas de acceso al agua en la medida que continúe creciendo la población al ritmo actual (somos el onceavo país más poblado del mundo), de ahí la urgencia de tomar medidas que permitan un uso más racional y eficiente del recurso. Es apremiante generar conciencia sobre el consumo del agua en la agricultura, la industria y nuestro estilo de vida.

No olvidemos que, en las condiciones actuales y futuras, el uso del agua para un fin o un proceso se hace a expensas de otro, por lo que será fundamental que las políticas nacionales relativas al uso del agua y su adecuada distribución tomen en cuenta los recursos hídricos de manera integral.

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